Hola.

Free! Iwatobi Swim Club / Eternal Summer no me pertenecen.


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Puntos extra por una receta de macarela

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Advertencias:

-Universo Alterno o What if? o ambas

-Age Gap

-Relación Profesor/Estudiante

-No hay sirenas.


Resumen: Ecología marina era como decir "Makoto y Haruka", porque Makoto era el mar y Haruka era lo que habitaba el mar. Estudiar ecología marina era como estudiar a Haru, ¿no?


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Puntos extra por una receta de macarela

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Capítulo I

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Su sonido le relajaba, su vista le asombraba y nadar en su inmensidad le hacía feliz, le hacía creer que podría llegar a cualquier lugar. Sin embargo, con el tiempo, su percepción del mar cambió. Empezó a temer su bramido, su inquietud, su profundidad. Había una criatura en la oscuridad del mar, refugiada en su inmensidad.

Estaba seguro de que algo, peligroso, acechaba en las profundidades del mar, y aunque su instinto le decía que huyera, quería descubrir aquello que lo cautivó cuando niño, quería hallar a la criatura.

Makoto Tachibana cursaba su segundo año en la carrera de Ecología Marina en la Universidad de Tokio. El primer día de clases le preguntaron por qué escogió esa carrera, él respondió que siempre se había considerado un fanático de los cetáceos, en especial de los delfines. Algunas muchachas se rieron y lo llamaron lindo.

Ya habían pasado dos semestres completos desde aquel primer día, y su gusto por los delfines y su deseo secreto de descubrir lo que había en el agua, seguían igual. Lo que había aprendido en su primer año de universidad realmente hacía que el sacrificio en secundaria valiera la pena.

Sin embargo, aun había situaciones de Tokio y de su vida universitaria que lo hacían sentir como un niño asustado de algo que era mucho más grande que él.

Lo más difícil para Makoto era estar lejos de su familia, de sus dos hermanos pequeños y de sus padres, y de su ciudad natal. Las visitas los fines de semana, las llamadas, los mensajes, no eran ni nunca serían suficientes para él, y a veces llegaba a extrañarlos tanto que perdía el apetito. Inclusive, extrañaba a la anciana Tamura, su vecina de la casa de abajo, y a la silenciosa y solitaria casa de arriba, cuyos habitantes nunca estaban, pero que él encontraba misteriosamente reconfortantes.

La vida en Tokio para Makoto transcurría entre sus clases, los viajes en los abarrotados vagones del metro, las prácticas de baloncesto, los puestos de comida callejeros, su apartamento en el piso octavo de una residencia para pensionados, los cat-café, su trabajo en una cafetería y el campus universitario.

En una exhaustiva revisión de su plan de estudios, hacía unos meses, había encontrado un seminario de Cetáceos, parte del Programa de Investigación y Conservación Marina. No era un curso obligatorio, pero se consideraba un curso de repertorio que podría servirle para completar su malla curricular.

Y la decisión, rápida, al hacer la matrícula y escoger el Seminario de Cetáceos para su tercer semestre, lo llevó a conocer al excéntrico profesor Haruka Nanase. Oh. Por supuesto, en Ecología Marina eran muchos los excéntricos, estudiados en Europa o en América, tostados por el sol y doblegados por el vaivén de las olas, pero Haruka Nanase era un tipo extraño, cuyo curso de Cetáceos se centraba únicamente en delfines, y en macarela.

No eran muchos los estudiantes matriculados, después de todo, era un curso opcional y con una de las más bajas tasas de aprobación. Pero a Makoto también le gustaban las orcas, y desestimó los comentarios de sus amigos cuando le dijeron que las orcas, a pesar de pertenecer a la familia de los delfines oceánicos, no eran estudiados por el profesor Nanase por la simple razón de que los delfines son parte de su dieta, y en general cualquiera que consumiera carne de delfín era enemigo de Haruka Nanase.

Al final, fue eso lo que impactó a Makoto y reafirmó su decisión de matricular el Seminario. Admiró la abierta oposición del señor Nanase Haruka hacia la explotación de los delfines, cuya carne era consumida por un gran porcentaje de la población japonesa.

Desestimó las advertencias, convencido de que el profesor Nanase no podía ser tan malo, y escogió un asiento esquinero en el amplio salón, separada por un par de asientos de las otras seis personas que matricularon el curso.

Makoto observó el reloj que guindaba en la pared del frente. El profesor tenía al menos diez minutos de retraso, pero no se estresó por eso. Así tendría tiempo para prepararse mentalmente.

Lo primero que sus amigos le advirtieron fue que cuidara la forma en que se dirigía al profesor. Según le informaron, no le gustaba que lo llamaran por su nombre de pila ni que lo confundieran con una mujer.

—Eso será fácil para mí—les dijo Makoto a sus compañeros la misma tarde que les contó de su horario y de sus próximos cursos—. Mi nombre y los de mis mejores amigos del colegio también parecen de chica.

Pero sus amigos no quisieron darle esperanzas, más bien trataron de hacerlo renunciar del curso cuando aun había tiempo.

—No creas que la tendrás fácil con él. Después de todo, eres de Iwatobi.

Oh. Haruka Nanase tambiéra era oriundo de Iwatobi. De hecho, era vecino de Makoto; sin embargo, no se conocían. O para ser precisos, el profesor no sabía nada de Makoto. Pues Makoto conocía bien la trayectoria deportiva y olímpica del prodigio en natación Haruka Nanase, ganador de varias medallas olímpicas de bronce, plata y oro en natación estilo libre tanto en Pekín 2008 como en Londres 2012. Y que dio a conocer mundialmente a su pequeña ciudad natal.

Sin embargo, Haruka Nanase se había retirado en el mejor momento de su carrera, y al parecer le enfurecía que le consultaran sobre sus motivos. Se decía que todo lo que tuviera que ver con exigencias le enfurecía, así que nadie entendía exactamente cómo funcionaba la calificación de su curso, pues horarios, evaluaciones, trabajos y asignaciones no eran algo que le importara.

El profesor Haruka Nanase entró al salón vestido con bermudas, sandalias y una ligera camiseta, y Makoto sintió frío por él, porque el otoño parecía estar dándole paso a un temprano invierno. Y la temperatura no estaba para esas ropas.

Makoto también se fijó en el cabello mojado de su profesor, y pensó que ya entendía por qué una compañera le dijo que los labios del profesor eran morados. No tendrían que esperar mucho para que Nanase estuviera temblando de frío.

Los tres segundos que el profesor tardó en ir de la puerta al frente del grupo, le recordaron a Makoto la primera vez que lo vio. Había sido hace muchísimos años, en las honras fúnebres de un grupo de pescadores que fallecieron cuando su barco naufragó a tres kilómetros de la costa.

Sus movimientos le parecieron gráciles y se notaba que el ejercicio había esculpido su cuerpo; sin embargo, derrochaba un aura de frivolidad.

Makoto pensó que aparentaba menos años y estaba seguro de que no era el único del salón con esa idea, pero a diferencia de su compañera de al lado que enrojeció después de lanzarle una mirada de pies a cabeza al profesor, Makoto sabía que era 11 años mayor que él.

La voz del profesor fue tal como la imaginó, suave y lejana.

—Nanase—Sus ojos azules no se fijaron en ninguno, sino que asintió y continuó hablando con un tono levemente apático—. Scomber scombrus, mejor conocida en el mundo culinario como macarela, puede ser encontrada en el Océano Atlántico y es importante diferenciarla del verdel, su sabor no es igual, tampoco su apariencia física, pues la macarela posee…

Cuando Makoto se dio cuenta de que el profesor ya había iniciado con su clase, y de que simplemente no sucedería nada de lo que se suele esperar del primer día de clases de un curso normal, cuando les explicaban los objetivos, la forma de evaluación y se hacía una presentación, se le cayeron al suelo el lapicero, el cuaderno y su botella de agua, cada una con su respectivo estruendo.

Por otro lado, Makoto casi podía escuchar los pensamientos de la chica de al lado, que se lamentaba por no haber podido presentarse y aprovechar el momento para llamar la atención del profesor, quien por cierto, ante el ruido causado por Makoto, tensó el rostro y pareció ligeramente ofendido, sin embargo, no se detuvo en su explicación. Inclusive, se mostró satisfecho cuando Makoto empezó a tomar apuntes rápidamente.

.O.o.O.

Transcurrieron cuarenta y cinco minutos de explicaciones de técnicas para pescar Macarela, sin someterla a presión innecesaria, con la monótona voz de Nanase, cuando apareció una mujer que entró estrepitosamente al salón. Se aclaró la garganta, e inmediatamente Nanase guardó silencio y se sentó en su silla, sin abrir la boca para explicar la intromisión de la mujer, quien avanzó hasta estar al frente de los siete estudiantes, dándole la espalda al profesor.

—Mi nombre es Kou Matsouka, pueden llamarme Matsouka-sensei, y estoy aquí para aclarar la información del curso. Cualquier consulta administrativa o del horario de las actividades a desarrollar deberán hacérmela a mí—Sacó siete carpetas y verificó la identidad de los estudiantes—. Encontrarán las fechas de los exámenes, las giras y las tareas. Deberán apegarse a la información que les entrego—Los miró con fiereza, sus rojos ojos parecían resplandecer. Makoto hasta sintió un nudo en la garganta—. Si el profesor Nanase, en algún momento les dice que pueden cambiar alguna de las actividades programadas por traerle una receta para preparar macarela, no le hagan caso. ¿Entendido?

Tímidamente, los estudiantes asintieron, y por la rápida ojeada que le dieron a los documentos que les entregaron, se dieron cuenta de que la clase no terminaría pronto.

La mujer salió sin mayores explicaciones y dejó que el profesor continuara. Así que fue hasta que el reloj marcó las tres de la tarde, que el profesor Nanase detuvo su monólogo sobre la macarela.

El hombre ignoró los suspiros de alivio de sus estudiantes, y les dijo:

—Tendrán puntos extra, si traen para la próxima clase una receta para preparar macarela.

Makoto sonrió, porque le pareció conmovedora la manera en que lo dijo, y asintió alegre cuando los ojos del profesor se clavaron en él.

.O.o.O.

Tres días después de su primera clase con el profesor Nanase, fue cuando Makoto aceptó el error que había cometido, y lo mucho que lo lamentaba.

Puntos extra por una receta de macarela. Já. Qué iluso.

Él ni sabía cocinar, menos un plato para alguien que se veía muy exigente con la comida y que amaba la macarela. Makoto tenía la impresión de que si el profesor se daba cuenta de que echó a perder tres filetes de macarela, se enojaría bastante.

Pero qué le importaba a él lo que el profesor pudiera pensar, cuando por estar perdiendo el tiempo imaginando recetas para comer macarela, había perdido el tiempo y tenía lecturas y tareas de sus otros cursos pendientes.

Suspiró. Al entrar al salón, dos de sus compañeros tenían bentos sobre sus escritorios y comentaban la receta que habían preparado. Sus otros compañeros tan solo llevaban las recetas impresas... y Makoto se sintió como un imbécil. Hasta que el profesor ingresó, y empezó a sentirse avergonzado y peor que un imbécil.

Una vez más, vestía ropa ligera, sandalias y traía el cabello mojado. Sin embargo, venía acompañado con un par de palillos. Makoto se llevó una mano a la boca para ahogar su gemido y observó con desesperación la sonrisa placentera del profesor cuando se llevó a la boca un jugoso trozo de macarela. El olor de la comida, a pesar de ser agradable, y la manera tan rápida en que la comida desapareció en la boca del profesor le causaron náusea a Makoto. Cuando los dos bento estuvieron vacíos, Nanase recogió las recetas impresas.

Se detuvo frente al escritorio de Makoto, y al asegurarse de que no había nada para él, preguntó:

—¿Apellido?

—¿Eh? Ta… ¡Tachibana!

—Tachibana—repitió el profesor, con los ojos entrecerrados; y todos tuvieron la impresión de que acababa de escribir el nombre en su piel con un cuchillo—. No tendrás puntos extra.

Y eso sonó como una declaración de guerra.

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Continuará...


¡Hola!

¿Qué pasaría si Haru es profesor y Makoto, su estudiante? ¿Qué mejor que enamorarse de un profesor raro? Esa es la idea del fic. Espero haber capturado su atención y que puedan darme su opinión.

Es un capítulo introductorio, así que más adelante se explicará qué pasó con la carrera deportiva de Haru, cómo llegó a ser profesor y por qué todavía lo es, a pesar de su poca habilidad, qué hace Gou y, por supuesto, el desarrollo de la relación profesor-estudiante, a pesar de la incapacidad de Makoto de cocinar y de nadar en el mar, ah... porque como no puede ser diferente, Makoto le tiene miedo al mar.

Muchas gracias por leer y espero puedan darme su opinión.

Nos leemos

n.n