Disclaimer: los personajes son de Stephenie Meyer, la historia es MIA

ESCENAS CON TODOS LOS PERSONAJES INVOLUCRADOS, CERO ROMANTICISMO

Advertencias: CONTENIDO DE SEXO Y DROGAS EXPLICITO


TÓXICOS DOCE HORAS DEBAJO DEL INFIERNO


¿Ves a un tóxico? Denúncialo, te robaran tus mas bajos instintos. Dejarás de ser tu mismo. Ellos son Edward, Bella, Jacob, Alice y Jasper. ¿Quieres seguir jugando? Corre por tu propia cuenta.


DOS HORAS ANTES

¡BELLA MARIE SWAN SUBE INMEDIATAMENTE!el grito de Reneé retumbo en la elegante residencia Swan. Es más podría decirse, que resonó en toda las Residencias Privadas de Tres Cruces. Estaba empezando a odiar a esa mujer como nunca.

NO, ¿ME OISTE MAMÁ?, NOgrité enfurecida al pie de las escaleras. Jamás iba a saludar a la reina de Tres Cruces, Rosalie Hale, y mi madre no me iba a obligar. ¿Qué acaso esta mujer no entendía que Rosalie me resultaba odiosa? Con sus aires de diva, y que se haya considerado la "reina" y la chica "mas bonita" de Tres Cruces.

¡Charlie has algo con tu hija! – rechinó Reneé.

No pienso ir a esa estúpida fiesta aunque me tuvieran que crucificarCharlie era un blandengue. Por favor, era casi un chiste que el tuviera autoridad sobre mí.

Reneé enrojeció de ira y mi padre, dicho sea de paso, alcalde de Tres Cruces, encogió sus hombros y se desentendió del problema. ¿Porqué ella no podía tomar esa actitud?

Si no vas a la reunión de los Hale, pues no saldrás de aquí hasta navidad, ¿me oíste Isabella Swan?

Estas demente si crees que me pienso pudrir en esta casa en MIS vacaciones escolares-


SEIS HORAS ANTES

-Alice, apúrate, quiero llegar a mi casa temprano- comentó Bella mientras recogía sus cosas de la escuela privada de la residencia. Era el último día del año escolar. La castaña tenía un uniforme casi de monja según la visualización de Alice: Falda sobre la rodilla, y una campera lila que la salvaba completamente de ser nerd. Encima con sus dos lentes grandes de carey y su plantilla para mantener en su sitio sus dientes blancos.

Alice se miró a si misma en retrospectiva: un tatuaje en el cuello, dejaba adivinar que su piel no estaba desnuda. Su cabello negro corto y en puntas, su falda que fácilmente podría hacerse pasar por una micro falda de quince centímetros. ¿En serio era amiga de esa ñoña?

– ¿Tienes que usar esa plantillasiempre? – le discutió la pelinegra.

– ¿Qué tiene? – pregunto Bella distraída mientras seguía guardando sus cosas en el maletín.

– En que te ves ño-ña–

– Eso no me interesa Alice– dijo Bella rápidamente – Solo quiero llegar a mi casa y ser feliz el resto de mis vacaciones–

–Espera…– dijo Alice pausándola – ¿Qué no te han invitado? – preguntó incrédula. Bella dio un suspiró y sacó de sus cosas una invitación dorada.

–A quién no–

–Con ese animo, juraría que no vas a ir– apuntó Alice.

–Es que NO voy a ir– le corrigió la castaña

–¿ESTAS LOCA? Es "la" fiesta de Rosalie Hale, va a ir Jasper y los hermanos chulos

–Si quieres rebajarte a ir a una fiesta de Rosalie, solo por Jasper, pues tienes mi apoyo moral, compañera– ironizó Bella.

La fiesta de Rosalie no era un magno evento. Siempre ella hacía reuniones sociales, y Bella había tenido que soportar ya alguna de ellas.

Rosalie Hale era la chica más bonita según los hombres de la escuela privada a la que asistían. Era rubia curvilínea, incluso más que Bella. Y obviamente se pavoneaba más que Bella. Bella solo quería pasar desapercibida.

–No seas idiota– trató de razonar Alice – Si no vas, serías cadáver social–

–Alice, YA SOY cadáver social y no me importa–

Alice la miró incrédula y luego cruzó sus brazos.

–A ti lo que te falta es follar–arremetió Alice- Y no hablo de besitos con Mike Newton-

Bella soltó una risa irónica.

–No pienso follar nunca–

–¿Qué se supone que eres? ¿La virgen Bella? ¡Por favor! –

–Alice que te hayas tirado a Jasper Withlock no es mi problema–

La pelinegra se ofendió y luego se acercó mas a Bella susurrándole

–Créeme que ese sureño te lleva hasta el norte, virgen Bella- Bella le dio un empujón con asco

– Egh. Aléjate de mí y deja de decir cochinadas–

–Oh sí, tu pobre oído virgen– siguió fastidiando Alice –Van a ir probablemente los hermanos chulos–

Emmett & Edward Masen. Dos hombres con pintas de motociclistas y chicos duros. Una sensación entre las mujeres. Ambos iban en moto al colegio privado y usaban casacas de cuero. Todos sabían quienes eran los hermanos chulos. O mejor dicho, todas. Porque casi todas las muchachas del colegio habían pasado por la cama de alguno de esos capullos. Los pensamientos de Bella solo le hacían decidirse más a no ir.

– Eh, te quedaste pensando en ello– Alice entrecerró sus ojos – A que sí–

–Por favor Alice, dime que no te has enrollado a uno de ellos- le suplicó Bella aunque creía ya saber la respuesta. Alice sonrió de oreja a oreja.

–Emmett tiene un pedazo de…–

–SHHHHHHHH, no digas esas cosas- Bella terminó de alistar su maleta. Alice rió.

–Me pregunto como será el hermano menor– dijo pensativa la pelinegra mientras ella y Bella caminaban hacia la salida.

–Yo no quisiera averiguar eso– farfulló Bella.

–Yo pienso ir a esa fiesta para probar al famoso Edward–

–Alice, eres una puerca– Bella miró con cariño a su amiga.

–Gracias–


CUATRO HORAS DESPUÉS

Bella pateando su puerta, Bella tirando sus peluches por todo lado, Bella furiosa. Bella encerrada.

–¡Me vale una mierda todo! – y le hubiese encantado que su voz tuviera un amplificador para que Reneé escuchará su rabia, su furia.

Bella respiró varias veces y miró a su alrededor. Era casi irrisoria su situación. La habían encerrado por no querer salir. Una ironía de la vida total. No, definitivamente no. Abrió la puerta de su balcón y trató de medir la distancia que daba hacia el jardín, miró las enredaderas. Debía de escapar de su casa. Por lo menos unas cuantas horas. Vio los riesgos y se sacó los lentes de Carey. Con cuidado trepó a una de las enredaderas y se deslizó sin hacer ruido lo más rápido posible. Cayó suavemente sobre el jardín y con mucho cuidado atravesó las puertas enrejadas de su casa, trepándose con gran habilidad y cayendo esta vez, pesadamente al concreto.

– Oye guapa, ¿sabías que me has enseñado tu braga de florcitas? – Bella escuchó una voz masculina. Alzó su cabeza y vio a un imponente hombre vestido en cuero negro y fumando un cigarro. Él le tendió la mano y la ayudo a pararse. ¿Pero quien cojones era ese tío?

– eh gracias…–

– ¿quieres un cigarro? – le ofreció amablemente. Bella lo miró confundida

–Quién coño eres–

–Te ayudo a pararte, te ofrezco un cigarro y me sales con una estupidez…vale, niña– y el hombre giró en sus talones en dirección opuesta.

–¡No! – Bella se sorprendió a si misma. El hombre se detuvo. Era realmente guapo y guarro - ¿Conoces algún sitio donde pueda quedarme unas doce horas?- Bella calculaba en que momento Reneé se daría cuenta que ella había salido.

El extraño la miró de abajo hacia arriba. Una escolar. Esbozó una media sonrisa deliciosa y asintió con su cabeza.

–Podemos ir a mi casa, esta cerca de aquí y no están mis padres– el habló con una voz sedosa, casi irresistible. Bella lo miró indecisa.

–Bueno–

–Ven muñeca– la instó el extraño a caminar con él. Caminaron una cuadra hasta una moto. El chulo se subió y le indicó que se sentará detrás de él. Cogiéndole el abdomen por supuesto. Llegaron hasta una casa que Bella solía ver de reojo siempre que iba al colegio. Entonces se dio cuenta, mientras la moto paraba y ellos dos se bajaban

– Tú– dijo ella acusadoramente– Tú eres uno de los hermanos…– el castaño la miró alzando la ceja con soberbia.

–¿uno de los qué? –su voz sonó hosca y Bella apretó sus labios.

– ¿Eres…un Masen? –

–Que no es obvio, dulzura- dijo Edward despeinándose el cabello y sacando sus llaves. Ahora Bella sentía que estaba entrando a la boca del lobo.

–No…–empezó Bella – ¿no vas a ir a la fiesta de Rosalie Hale? – se sentía tonta preguntando por eso. El castaño se rió.

–¿A la fiesta de esa guarra? Tal vez, no me gustan las cosas usadas – respondió con tranquilidad Edward.

–A qué te refieres– Edward abrió la puerta de su casa y caballerosamente dejó que Bella entrara dubitativamente. Cerrando tras de sí, el habló con su voz sedosa.

–A que mi hermano se la ha cargado demasiadas veces. Quiero evitar comparaciones, ¿si me entiendes no dulzura? –

–Me llamo Bella– la castaña dijo en voz alta. "Dulzura" no le gustaba en lo más mínimo.

–Y yo me llamo Edward, cariño – y el castaño no se dio ni por enterado.

Bella se exasperó y miró la casa de Edward: totalmente moderna. Simplemente contrastaba demasiado con los exteriores de la casa. Sintió que una mano cogía a la suya.

–Vamos a mi habitación– la voz de Edward la escuchó lejana y subió junto a él. Subieron los escalones y entraron a la primera habitación de la casa. El cuarto era espacioso y había una cama grande en el centro, totalmente moderna. Bella apretó sus labios incómoda.

–¿Qué vamos a hacer?- inquirió Bella con voz apenas audible.

Sin darle un segundo Edward la atrapó contra una pared y suavemente le mordió el lóbulo de la oreja a la castaña. Bella se estremeció al mismo tiempo que él le susurraba.

–Lo que tu quieras, muñeca– Bella sintió que su piel se erizaba.

–Por favor– dijo con voz de súplica – no me vayas a violar–

Edward se alejó riendo de ella – Nunca he estado con una mujer que no sienta deseo por mí – y le dio un beso rápido en la boca – Descuida no serás la primera–

Bella se quedó estática contra la pared y Edward se sentó en la cama rebuscando algo en los cajones de su velador. Entonces sacó un porro.

Bella seguía inmóvil.

–¿Eso es droga? – dijo con la voz débil

–Es marihuana– la corrigió él tranquilamente mientras le daba una pitada. Y extendió el porro hacia ella – Si quieres dale una pitada–

–Yo no consumo drogas. Es malo– agregó Bella. Edward se rió.

–Coño, tía, para ti todo es malo. Acércate– Bella lo miró asustada– No te voy a comer…aún, acércate que quiero hacerte una pregunta–

–Vale– Bella se movió de su sitio y se sentó al costado de Edward.

–¿Quién dice que es malo la marihuana? – preguntó él, expectante.

–Pues todo el mundo– contestó Bella

–A mi me vale madres todo el mundo. Dime alguien concreto–

–Pues mi vieja–

–O sea…–Edward dio otra pitada – lo dice la señora que te encerró en tu casa– dijo él con ironía

–¡Tú como coño sabes que me encerraron! –

–Por dios, dulzura, mírate– dijo Edward riéndose sin motivo alguno – Estas vestida como una pre-escolar y tienes puesta una plantilla de dientes…que por cierto quítatela o te botó de mi casa–

Bella se sacó la plantilla. No sabía si las amenazas de ese tipo eran ciertas.

–Ahora dale una pitada al porro– dijo el con voz fuerte. Bella lo miró dubitativa – Dale–

Bella cogió el porro y dio una profunda pitada. Empezó a toser y quiso devolvérselo en la mano. Edward se negó.

–Hazlo otra vez– dijo él con una media sonrisa. Bella lo miró incrédula pero acató su orden y le dio otra pitada fuerte. Sus oídos se sentían entumecidos y ella empezó a reírse con él.

–Mi madre me va a matar– soltó Bella entre carcajadas

–No lo sabrá– le prometió él y con su mano empujo a Bella suavemente hacia la cama. Ella se rió más. Entonces Edward se recostó a su costado contemplándola.

–Te ves sexy con el uniforme escolar puesto – comentó él con su voz sedosa. Bella se rió.

–Quién habla, el chulo de cuero negro- y se siguió riendo como una maníaca. Edward no comentó nada y movió sus dedos suavemente hacia la pierna de la castaña

– ¿Te molesta? – le susurró suavemente. Bella negó con una sonrisa en sus labios. Edward traviesamente hizo un recorrido de su pierna hasta llegar a su muslo. Suavemente con la mano deslizó la falda, haciéndola subir hasta llegar a la cintura. Bella gimió íntimamente.

Edward sonrió autosuficiente –estás mojada–

– ¿y? – dijo Bella mordiéndose los labios y dándole otra pitada al cigarro. Él se la quito de la boca y dejando al costado el porro, empezó a besarla, primero de una manera casta, caricias de labio a labio, luego Bella sintió que le inyectaban fuego líquido cuando su lengua conoció a la lengua escurridiza y penetrante de Edward Masen. Su boca le estaba haciendo el amor a la suya.

Bella sintió los impulsos sexuales que ella tenía y sentía que le temblaban las piernas, que estaban bien sujetadas por Edward. Él profesionalmente deslizó su otra mano a la blusa de Bella y empezó a sobarle sus senos con la ropa encima. Bella sentía que la ropa le quemaba. Con sus brazos atrajó más hacia ella el cuerpo de Masen. Sentía la imperiosa necesidad de estar cerca de él, de que la tocará, de sentir cascadas en su punto más sensible. Edward separó su boca de la de ella y ella gimió libidinosamente en respuesta.

-Espera dulzura- le ronroneó en la oreja a Bella. Suavemente y atrayendo su otra mano hacia el pecho de la castaña, el empezó a abrirle la blusa suavemente, dejando al descubierto el sostén de la castaña. De otro tirón la despojó de su falda escolar quedando en bragas. El se paró sobre la cama y la ayuda a ella pararse, mientras que tiraba de la blusa por los hombros tratando de sacársela. Ella esta vez lo besó a él, atrayéndole a su cuerpo que solo estaba en interiores hacia ella. Edward se sacó rápida y livianamente su casaca de cuero y Bella le ayudó a dejarlo sin polo.

La castaña se mordió los labios. Ese hombre tenía los músculos marcados y tonificados. Se sintió que la parte inferior se derretía. El hombre le beso los labios y después las mejillas llegando a su cuello, le arrancó un par de gemidos a Isabella Swan, mientras sus manos se posaban en la parte baja de la espalda de ella. Bella torpemente se concentró en la cintura de él. Escuchó una risita sofocada de él mientras que recogía sus manos hacia su cintura, abriéndole y desabrochándole la bragueta y el cinturón. Bella de un tirón hacia debajo de su ropa lo dejó desnudo.

Ella nunca había visto un vivo y en directo, pero que semejante pedazo de polla tenía ese hombre. Trato que sus ojos no la delataran. Y eso que ella aún no sabía que Edward no estaba en su máxima expresión. Hábilmente él le desabrochó el sostén, dejando sus pechos libres. Paró de besarla y empezó a succionar los erguidos pezones de la castaña. Ella sentía desfallecer de placer

– Oh DIOS– gimió fuertemente cuando él tiro suavemente con sus dientes uno de sus pezones.

– Dios no tiene nada que ver con esto, dulzura– dijo el con la voz ronca de placer. Y de nuevo arremetió contra los pequeños senos de la castaña. Ella gemía cada vez más fuerte. Su voz era tan estimulante como su cuerpo, pensó Edward, sentía que su erección aún no iba acorde a lo que sentía revolvérsele en la parte inferior de su cuerpo. Bella atrajo su rostro con ambas manos, haciéndoles caer suavemente en la cama, uno encima del otro. Edward le separó las bragas hacia un lado y se dispuso a penetrarla.

Bella sintió una oleada de calor cuando la punta empezó a rozar con su propia intimidad. Ella quería que él estuviera adentro con ambos pies lo empujó hacia adentro. Edward no pasó inadvertida esa acción. Y entonces la penetró de una sola estocada

–Mierda– gruñó él –estas tan…apretada – y caliente. Bella también dejo escapar un ruido. Pero algo no estaba bien de por sí. Edward hizo un esfuerzo por mirar el rostro de Bella: era dolor. Y ella estaba estrecha, caliente y húmeda que lo único que provoca fue que su erección alcanzara el tope máximo rompiendo la barrera de toda mujer virgen.

–Eres idiota o ¿qué?- siseó el por debajo de todo. Bella seguía contraída por el dolor, y trato de ignorarlo. Edward se debatía con su instinto, no podía con vírgenes, sin embargo estaba tan dentro y a gusto con ella, diferente a cualquier otra mujer que había pasado por su cama. Trató de retirar su pene pero el movimiento más la fricción le hizo perder la cabeza y empezó a embestirla con rapidez.

Bella se retorció de dolor en las primeras estocadas, luego poco a poco se unió al frenesí de movimientos pélvicos. Se acopló a él y ambos jadearon de manera sincronizada.

Entonces Edward con un sonoro gruñido, estalló en placer, eyaculando.

–mierda, parezco fuente– dijo él recuperando la voz. Bella se apretó los labios. Ambos estaban sudorosos.

–¿estás enojado? – Bella estaba desnuda pero tapada con la frazada de la cama del Masen Menor. Se atrevió a preguntar luego de que él se retirara de ella y fumara cigarros demasiado pensativo, dándole la espalda a la castaña

–¿tu que coño crees? – ironizó el, dando una pitada al cigarro – debiste decirme que eras virgen, estúpida–

–¿esto no debería ser un plus? – dijo Bella entrecerrando sus ojos. El efecto de la marihuana había disminuido notablemente, y el niñato de porquería se quejaba de que ella era virgen ¡Ja!

–no es mi estilo princesa– dijo con ironía Edward mientras se levantaba y apagaba el cigarro en el cenicero.

– ¿A dónde vas? – inquirió la castaña. Edward la ignoró y entro al cuarto de baño. Bella suavemente salió de la cama y entró al baño sin hacer ruido. Corrió un poco las cortinas y se metió junto a él. Edward la miró alzando las cejas

– Que carajo, te acabo de joder duro y fuerte ¿y quieres más? Ya sabía que las modositas son las mas putas– Bella le dio un codazo a sus abdominales perfectos.

–Sabes muy bien que no soy puta– gruñó Bella mientras se unía a la ducha caliente. Edward rió complacido.

–Tienes tu carácter jodido…pero es cierto, yo mismo he comprobado que de puta no tienes nada–

–Gracias- añadió la castaña mientras se bañaba sin pudor junto a él. Edward se jabonó y se le resbaló el jabón al piso.

– Yo lo recojo– añadió la castaña arrodillándose en las lozetas. Edward asintió hasta que sintió una sensación extraña en su polla. Bella le estaba dando una tremenda mamada.

–¿Qué haces? – gruño él con lujuria. Bella seguía una y otra vez chupando. Se demoró en contestar.

– Jugando como la niña buena que soy– dijo ella desde su posición con una sonrisa. Y prosiguió haciéndole sexo oral a Edward Masen hasta que este la detuvo en seco y sin mediar palabra la alzó en vilo y empezó otra vez a tener sexo salvaje y duro con ella. Bella gemía sin parar

–¡Joder! –

–Eso es lo que tanto te gusta ¿no?- dijo el cargado de calentura – que te joda.

Bella sostuvo los glúteos de Edward mientras este la penetraba otra vez más. Su boca se topo con la de él en un beso sin frenos y sin obstáculos, el empezó a besarle el cuello y la oreja y ella hizo lo propio con él, marcándolo. Una embestida más y Edward gruñó de placer al mismo tiempo que Bella llegaba a la felicidad pura. Dejo que ella descansará sobre su pecho húmedo y desnudo como ninguna otra mujer lo había hecho antes..

"Porque simplemente es una más de mi lista y ya…" Ya tendría tiempo para pensar después.


SIGUE: TÓXICA BELLA

PERO ANTES EN MEMORIA.