Despierto estrepitosamente debido a un ruido sordo, un alarido agonizante. El miedo me invade. Tengo que ser valiente y ver que esta sucediendo. Pegando un pequeño salto salgo de la cama y sigilosamente me dirijo hacia donde provenían los sonidos.
Tengo miedo, mucho miedo, no siento el cuerpo y mi mente se encuentra paralizada por el temor.
Me acerco más y más hacia el sonido hueco, se oía como si algo chocara contra la carne.
Llegando a la habitación de mis padres me arrimo muy silenciosamente para lograr ver que sucedía.

Todo fue muy rápido.

Lo único que logre estipular fue un pequeño grito y caí de rodillas al suelo con la cara empapada con lagrimas que fluían incontrolablemente.
Allí en la habitación, en el suelo, se encontraban los cuerpos de mis padres totalmente ensangrentados, con el estomago abierto de par en par, bañados en sus fluidos e intestinos y una macabra sonrisa tallada en el rostro.

Horrorizada con esta escena que estaba presenciando, siento un dolor punzante en la parte baja de la espalda, todo se volvió oscuro. Lo último que logre escuchar es:

Vete a dormir…