Castiel Novak pensaba que era el hombre más normal del mundo a sus 20 años, tenía un buen trabajo, una hermosa esposa a la que respetaba mucho, lamentablemente en su primera vez había dejado preñada a su no aun esposa, unos bellos padres y unos suegros que trataban de no entrometerse en la vida de su hija, un hijo hermoso de 4 años, poco a poco pagaba la casa que ambos habían escogido con la ayuda de la familia de ambos, era amigo del vecindario, iba a la iglesia y ayudaba en ella cuando podía, pos todas esas suponía que debía sentirse afortunado por todas las cosas que tenía a su corta edad. Un día antes de regresar del trabajo recibe una llamada de su madre que le avisa que su esposa le dejo al niño argumentando que tenía algo urgente que hacer y si podía hacer el favor de cuidar del pequeño, como buen esposo trato de contactar a su mujer pero su teléfono se encontraba apagado, despreocupado espero hasta llegar a casa junto con su pequeño pero nada lo había preparado para lo que iba a encontrar.

Dejo a su pequeño en cama, acaricio su frente, deposito un beso en ella y arropo al pequeño, dejo la habitación y se dispuso a llamar a su esposa con el móvil, pero desafortunadamente volvió a pasar lo mismo, fue enviado al buzón, ahora estaba empezando a preocuparse, bajo las escaleras lleno al teléfono de pared para llamar a sus suegros

-Buenas- respondió una voz mayor

-Buenas noches suegro, ¿disculpe Anna se encuentra con ustedes?- pregunto

-No Castiel, hemos intentado contactarla todo el día y nada, estábamos a punto de llamarte por que hemos empezado a preocuparnos – continuo

-Yo tampoco eh podido contactarla, le dejo el niño a mi madre y se fue, no se que le halla pasado o que estuviera pensando- siguió

-No te preocupes, tal vez tuvo algo que hacer, descansa y cuida al pequeño ya llegara- finalizo el mayor

Castiel colgó el teléfono e hizo caso a su suegro, se quito los zapatos y prendió la televisión para tratar de calmarse un poco, afortunadamente encontró caricaturas que lograron relajarle un poco, decidió ir con un refrigerio para aguantar el tiempo esperando a su esposa, al llegar a la cocina y encender la luz pudo ver una pequeña nota en medio de la mesa, Castiel sintió alivio al ver el papel tal vez debía haber revisado antes de preocuparse, se sentía tonto en ese momento, con una sonrisa tomo el papel y comenzó a leer

Querido Castiel, he escrito esta nota para al fin confesarme

Sabes que siempre te eh querido mucho, desde pequeños,

Pero fue un error terrible haber sido novios y un mas quedarme embarazada

Amo con toda mi alma a mi hijo por eso lo dejo contigo, ya no aguanto más

Esta atrapada con un hombre al que quiero pero no amo, de no haber podido realizar mis sueños, de dejar la escuela para cuidar al niño mientras tú te partías el alma estudiando y trabajando para ambos, de estar tan frustrada siempre, de llorar a escondidas lamentándome, por eso mismo me voy y te dejo a nuestro hijo por que se que lo cuidaras y serás mejor madre de lo que yo podre ser.

Perdóname por no aguantar una vida de lágrimas y frustración a tu lado

Con amor… Anna

En ese momento la sonrisa que tenía en su cara se había esfumado por completo, ahora no sabía si estar enojado, llorar o entrar en pánico, solo fue a su sillón y se tiro a ver televisión hasta que el sueño le venció poco a poco. A la mañana siguiente llevo a su hijo a la escuela, después fue a ver sus suegros a los cuales les enseño la nota, estos dieron un salto de la impresión pero Castiel pudo ver que ellos no tenían idea de nada, después fue a ver a sus padres pero nada de lo que le dijera podía remediar las cosas, su madre se ofreció a cuidar al niño en lo que salía del trabajo e ir a la escuela por él, su padre dijo lo mismo se turnarían para ayudar a su hijo a sobrellevar esto.

-No sé cómo voy a trabajar hoy- pensó Castiel mientras subía a su auto en dirección a su oficina, ¿Cómo le podía haber hecho eso?, tenían problemas como todos los matrimonios pero nada para que le abandonaran así como ella lo hizo, esas preguntas sonaban en su cabeza una y otra vez, decidió detenerse en una calle, las lagrimas comenzaron a caer por su cara no por ser ahora un "abandonado" si no de cómo le diría a su hijo que su madre se había ido a no sé dónde y que no volvería -Perra egoísta- pensó con furia mientras lloraba

3 años habían pasado desde que le dejo su esposa muchas cosas habían cambiado pero por suerte sus aun suegros y sus padres le ayudaban en lo que podían.

Anna seguía sin aparecer