¡Hola! Me agarró el hype pre-Endgame y antes de que me partan el corazón, aquí vengo a deshagarme. He de decir que esta historia nació por mi amor a la novela Jane the Virgin y la última temporada que me está matando lentamente. Así que ¡spoiler alert!
Esta historia contiene Ironstrage, por si a alguien no le gusta mejor les aviso antes de que me linchen (?)
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Tony recordaba el día como si hubiese pasado ayer. El vacío que sintió cuando Thanos empuñó su mano para asestarle un golpe que debería haberlo matado. Recordaba el miedo que sintió, la vida pasando frente a sus ojos y el rostro de Steve tan claro como el agua. Muchas veces había pensado en la manera en que moriría pero había sido más fácil pensarlo que estar viviéndolo en carne propia. El universo parecía haberse detenido al sonido de la nada porque por más que contaba los segundos, el golpe nunca llegó.
Tony regresó a la realidad cuando el grito adolorido de Thor resonó por todos lados. Tony sintió querer morir al momento que vio el cuerpo inmóvil de Steve frente a él y todas las piezas encajaron perfectamente como engranes de reloj. El golpe nunca llegó porque quién lo recibió fue Steve. El soldado se entrometió en el camino de Thanos para recibir toda la fuerza del impacto.
¡Imbécil!
Tony pensó mientras se abalanzaba al cuerpo inerte de Steve.
¿¡Cómo pudiste!?
Se maldijo a sí mismo mientras abrazaba a Steve y pegaba su rostro al pecho herido del contrario. Y ahí estaba, sin vida o algún rastro de que fuera a despertar, con los parpados cerrados y ningún latido de su corazón, la persona que amó desde el momento en que lo vio, quién a pesar de todo siempre había deseado lo mejor para todos. Esto debía de ser una pesadilla, no podía ser real…
Pero el dolor, la tristeza y la soledad se sentían tan palpable como su propia existencia.
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Tony despertó agitado de un mal sueño. A pesar de que los años ya habían curado algunas heridas, las cicatrices siempre iban a acompañarlo.
Inhala, exhala.
Pensó mientras se acomodaba mejor sobre la cama para sentarse. Una de sus manos se estiró para alcanzar una botella con agua que estaba sobre la mesita a un costado de su cama. Destapó la botella y bebió como si no hubiese probado trago alguno en muchísimo tiempo. El recuerdo de aquella vez que pasó meses en una cueva en Afganistán pintó su mente de manera repentina. Había sido una experiencia terrible, estar lejos de los que amaba, esperando la muerte y sobre todo el miedo de no volver a ver a Steve. Todo eso parecía insignificante si lo comparaba a la gran imagen que la vida le regaló muchos años después.
Había noches en las que perdía el sentido de la realidad y sus demonios internos lo arrastraban a ese fatal día en donde todo su mundo cambió. Pero gracias al cielo, el universo lo había recompensado con la maravillosa compañía de un ser que, a pesar de no tener ninguna responsabilidad alguna con él, había decidido quedarse a su lado.
Stephen.
Tony sabía que nunca iba a amar a alguien con la misma intensidad con la que amó a Steve, pero su corazón se no se rendía a esa posibilidad. Sabía que lo que Steve deseaba era verlo feliz y por eso Tony se esforzaba cada día. Aún dolía su recuerdo, ese siempre sería un vacío que jamás se iba a llenar a pesar de que los años pasaran y el mundo se volviera a terminar, Steve estaría con él hasta el último momento en que su corazón dejara de latir.
Y Stephen lo entendía ¿qué más podía pedir Tony?
Pero esa noche el hechicero no se encontraba a su lado. Tony estiró una mano para tocar el lado de la cama de su amante y se llevó una sorpresa al encontrar que el lugar estaba frío. Tony alcanzó su bata que estaba tirada en el suelo y se la puso.
"Friday, localiza a Stephen por favor." Pidió y la inteligencia artificial le contestó en cuestión de segundos.
"El señor Strange se encuentra en la sala de misiones."
"Gracias."
Mierda.
Tony pensó, si Stephen estaba allá era porque la misión se había complicado. Maldijo internamente al hechicero y su manía de dejarlo de lado en cuanto las cosas se tornaban feas.
Dejó de lado la bata para ponerse su traje de director, nadie lo iba a dejar de lado por más que trataran de protegerlo. Él era el líder de los vengadores y por Tesla que lo iba a hacer saber.
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Tony interrumpió en la sala de misiones un par de minutos después. Natasha estaba sentada en una de las sillas que estaba alrededor de la mesa del lugar, Tony le dirigió un saludo pero lo único que vio en su rostro fue… ¿pena? Su corazón comenzó a latir desembocado.
"¿Qué pasa aquí?" Tony preguntó mientras intercalaba su mirada entre Stephen y Natasha. Fue ahí en ese momento en donde se dio cuenta que el hechicero se encontraba en trance junto a la gema del tiempo.
"Friday, reporte de la misión ¡Ahora!" Comenzaba a exaltarse ante tanto misterio. Sam y Bucky habían ido a una misión que se había complicado un poco al momento de escapar del territorio de un traficante de armas en Rusia. Tony sabía que los dos eran capaces de cuidarse solos pero no por eso era menos riesgoso, pues a pesar de los intentos por ayudarlos, sus compañeros se habían negado rotundamente alegando que con los dos era más que suficiente.
"Reporte de la misión número 210-3 en proceso…"
La IA desplegó la información en pantalla y sus ojos se concentraron en la última grabación que el equipo había mandado, era de una hora atrás. La grabación comenzaba con Sam mirando a la cámara fijamente, un suspiro de frustración escapó de sus labios al ver que existía interferencia. Natasha se paró a su lado y sujetó su brazo a manera de apoyo y el video se detuvo.
"Tony, espera a que Stephen regrese." Ella le pidió y su vista se dirigió hasta donde estaba el hechicero, meditó las palabras por un segundo pero mandó al carajo todo, necesitaba saber qué demonios estaba pasando.
"Friday, continua." Ordenó y el video volvió a reproducirse.
"Cielos… chicos, estamos jodidos." Sam había dicho y Tony comenzaba a exasperarse. "no sé cómo decir esto, pero es que ¡demonios! Ni yo mismo me lo creo, no hay explicación lógica a todo esto." Un sonido de frustración escapó de la boca de Sam y el corazón de Tony parecía que quería escapar de su pecho. "No hay palabras chicos, solo miren esto…" Sam había tomado la cámara del quinjet y se había puesto de pie para dirigirse a la cabina de atrás, Tony pudo notar que iba temblando y dándose aliento a sí mismo. Bucky estaba tirado en el suelo, de rodillas junto a otro cuerpo que yacía inerte. Por un momento el pánico lo atrapó cuando escuchó leves sollozos de parte de su compañero vengador. Tony sintió como el agarre de Natasha en su brazo se intensificaba. "Buck… mírame, ellos tienen que saber." Sam pidió y pudo ver como el soldado alzaba la cabeza y dejaba ver el rostro del segundo cuerpo.
Tony sintió que su alma había viajado al mismo abismo y había regresado a la tierra en ese mismo momento. Sus manos comenzaron a temblar y su respiración agitada comenzó a hacerse presente. Su rostro buscó a Natasha como si ella pudiese darle una respuesta pero se dio cuenta que la espía estaba igual o más rota que él mismo.
Era Steve…
Quien estaba tirado en el suelo entre los brazos de Bucky era Steve. Su Steve, el mismo Steve que había perdido en aquella encarnizada batalla, el mismo hombre que amó con tanto esmero desde la primera vez que lo había visto en aquel ataúd de hielo, quien le había tendido la mano en sus momentos más oscuros, con quién había soñado una vida plena y feliz en cuanto la guerra acabara pero el destino se lo había arrebatado. Steve, su Steve, estaba ahí ¿qué clase de mala broma le estaba jugando la vida?
"Está respirando." Fueron las últimas palabras de la transmisión de Sam y Tony sintió morir, soltó el agarre de Natasha y dos pasos, lo único que alcanzó a caminar fueron dos pasos antes de que las emociones terminaran por comerlo vivo y sumirlo en la inconsciencia. Sintió que cayó pero el golpe nunca llegó. En la lucha entre la consciencia y la inevitable oscuridad pudo distinguir el rostro de Stephen que preocupado, repetía su nombre una y otra vez.
Pero en todo lo que Tony podía pensar era en Steve.
