Disclaimer: HTTYD no me pertenece, pertenece a Cressida Crowell y DreamWorks

Autor: ColorsInTheSky

Resumen: No, Hipo no creía en el destino o la suerte, pero en esos momentos definitivamente pensó que algún ser todopoderoso lo odiaba—Chimuelo…—murmuro a su perro—creo que acabo de atropellar a alguien.

Género: Romance/Drama/Humor.

Rated: K+

Nota: Bueno el primer capítulo de esta idea que me viene rondando la cabeza desde hace varios días, se que le primer capítulo esta cortito, pero el segundo es mucho más largo, es un Hiccstrid y la idea me vino cuando estaba viendo la película "de bodas y mentiras" espero que les guste, y pues no está basado en la película, de hecho creo que no tiene casi nada que ver con esa película, solamente la idea.


Fátum

El destino baraja y nosotros jugamos.
Arthur Schopenhauer

Capítulo I: Encuentro destinado.

La lluvia caía con fuerza sobre la ciudad, la noche parecía tranquila, vacía, la mayoría de la gente se encontraba a en sus casa, durmiendo, tratando de recuperarse de sus agitadas rutinas semanales, todos excepto Henry Haddok, que se encontraba conduciendo su lujoso auto nuevo.

Berk era una ciudad un tanto pequeña, pero tenía cierto encanto que parecía atraer a las personas y en su mayoría las que estaban ahí no parecían tener deseos de salir nunca de ella, pero de todas formas no dejaba de ser un lugar pequeño y a veces asfixiante o al menos Henry así lo sentía.

Apretando el acelerador dio vuelta en una desviación que lo llevaría a las afueras de Berk, a un bosque cercano que rodeaba la ciudad, andar por esos caminos podría ser peligroso a esas horas, por el hecho de que si ocurría un accidente no había nadie, pero al joven no pareció importarle.

Henry mejor conocido como Hipo-apodo dado por su madre- era un doctor reconocido en la ciudad y gran parte del país, al igual que su padre, aunque su vida no era exactamente la más interesante parecía que todo el mundo lo conocía y hablaba de él, como si se tratase de una súper estrella que todos admiran, aunque él no se sentía así en lo absoluto.

Los truenos resonaron haciendo que su perro gimiera levemente—Esta bien amigo—murmuro amorosamente mientras acariciaba la cabeza del can.

Chimuelo era el nombre que le había dado a su perro cuando lo encontró, en ese entonces tenía 15 años, fue un poco antes del accidente, en donde había perdido parte de su pierna izquierda, ahora llevaba una prótesis, pero aun así no le era difícil manejar y es que era algo que a él le encantaba, siempre que se sentía estresado y no parecía encontrar solución a nada basta ir a dar una vuelta en su coche junto con su perro para despejar su mente.

Hoy era un día en que realmente lo necesitaba, pese a que Bocón-amigo de su padre y padrino de él- había tratado de impedirlo, había decidido desobedecer y correr al auto y arrancar antes de que si quiera se diera cuenta, con la excusa de una llamada telefónica.

La lluvia golpeaba con fuerza el parabrisas impidiendo le ver, pero eso no le importo en lo más mínimo mientras seguía acelerando, casi podía sentir las lagrimas resbalándole por las mejillas, quemando en sus ojos, queriendo escarpar, pero en vez de eso se limito a pisar el acelerador y dar vuelta por las curvas de la carretera, la tormenta parecía aumentar conforme se adentraba por los oscuros caminos del bosque.

Hoy su padre le había dado la noticia antes de marcharse a esa importante operación que tenía que realizar en el extranjero, entonces las cosas se salieron de control. Hipo apenas y podía hablar, había dicho mil cosas de las que su padre objetó, y es que era cierto…no hay cura para una enfermedad en fase terminal.

Chimuelo chillaba asustado a su lado, pero nuevamente Hipo ignoro todo y apretó el acelerador adentrándose a lo más profundo del bosque, el camino era oscuro y lo único que permitía ver algo eran las luces del auto, pero con tremenda lluvia no había nada que ver realmente, en su mayoría era que él se sabía el camino de memoria.

Las lagrimas y la lluvia empañaban su visión por lo que apenas se percato de una persona corriendo por la carretera, trato de desviar el coche, pero era demasiado tarde incluso para frenar y lo que quiera que fuera la mancha se estrello contra el parabrisas con fuerza y callo con un ruido sordo al pavimento nuevamente.

—¡Oh dioses!—exclamo Henry, usando esa vieja forma de expresar que había aprendido-quién sabe dónde-cuando más joven.

Hipo sintió que toda la sangre había sido succionada de su cuerpo repentinamente, no podía ser cierto, no ahora, no en este preciso momento cuando su mundo se había derrumbado hace tan solo unas horas atrás.

No, Hipo no creía en el destino o la suerte, pero en esos momentos definitivamente pensó que algún ser todopoderoso lo odiaba—Chimuelo…—murmuro a su perro—creo que acabo de atropellar a alguien.