CAPÍTULO 1
¡Maldita sea! ¿Qué estoy haciendo? Tendría que pedir refuerzos en vez de ir sola... Pero si lo hago Castle podría… No, no debo pensar en eso, tengo que concentrarme en lo que estoy haciendo. Solo así podré lograr que volvamos los dos a salvo.
Mientras tanto…
¡Dios! Me duele la cabeza… ¿Dónde demonios estoy? No veo nada… tengo una especie de capucha en la cabeza… Estoy atado, tanto en los pies como en las manos, creo que a una silla… ¿Cómo terminé aquí?... El caso… parece que íbamos por la pista correcta.
- ¡Kate! – me escucho gritar, mi boca es más rápida que mi mente.
No oigo nada. ¿La habrán atrapado también? Recuerdo que nos habíamos separado. Espero que esté bien.
- ¡Kate! ¿Estás ahí? ¿Hay alguien? – grito de nuevo.
Necesito estar seguro. Kate no responde… pero oigo pasos, ¿serán mis captores?
- ¿Quién anda ahí? – pregunto disimulando el miedo que empieza a crecer dentro mío. – Dé la cara, no sea cobarde. – lo provoco. Quiero que me saque la capucha, necesito ver dónde estoy.
Lo escucho cada vez más cerca. Intento pararme para hacerle frente pero las ataduras me devuelven al suelo, apenas puedo moverme.
- ¡Mierda! – maldigo sin poder evitarlo.
Escucho su risa resonando por el lugar… es un hombre, y está a escasos metros de distancia, aunque no puedo precisar en qué dirección, la capucha me cubre los oídos y me confunde. Hay eco… eso significa que es un lugar grande, pero vacío.
- Veo que ha despertado. – dice. Su acento no es de acá, no me suena familiar.
- ¿Dónde estoy? – pregunto. Sé que no me contestará pero tal vez logre sacarle algo de información. Se ríe.
- Si piensa que se lo diré, está muy equivocado. – me contesta finalmente.
- ¿Por qué estoy aquí?
- Por meter las narices dónde no debe.
- Si quiere dinero, puedo dárselo. – le ofrezco. Otra vez la risa.
- No nos tome por idiotas, Sr. Castle. – me dice. Sabe quién soy… y por lo visto no está solo.
- ¿Qué harán conmigo? – quiero saber.
- Su destino todavía no está decidido así que lo mejor será que se porte bien. Ahora… dígame donde está su amiga.
Kate… qué bueno que no la atraparon, pero saben de ella, la están buscando… Esto no me gusta.
- No sé de qué me habla… - le digo fingiendo ignorancia.
- Sr. Castle, es inútil que lo niegue, los tenemos grabados. Sabemos que vinieron juntos.
- Debe ser una fan que me vio y me siguió para pedirme un autógrafo. – Su estruendosa risa llena el lugar.
- ¿Realmente piensa que creeré eso? ¡No sea imbécil! ¡Dígame dónde está! – su tono empieza a elevarse aunque todavía no llega a ser un grito.
- ¿Acaso sus fabulosas cámaras no logran encontrarla? – me burlo. – ¡Si cree que le diré algo el imbécil es usted!
Apenas termino la frase siento su mano en mi cuello... Siento como me levanta de la silla… Me está ahorcando, me cuesta respirar.
- ¡Aaaggg! – murmuro. - ¡Si me mata… no… conseguirá… nada…! - le advierto. Y creo que no cederá… empiezo a ver estrellas, estoy a punto de desmayarme… pero entonces me suelta y lo hace con tal brutalidad que me tira al suelo y caigo con la silla de espaldas. Toso una y otra vez mientras intento recuperar el aire.
- Volveré cuando esté más cooperativo. – dice, su voz suena tranquila de nuevo.
- ¡Entonces no vuelvas nunca, maldito hijo de perra! – grito con todas mis fuerzas.
Escucho sus pasos cerca y firmes.
- ¡Ya verás lo que te sucede por impertinente! – me dice y entonces mi mejilla estalla de dolor.
- ¡Ah! – grito y siento como el dolor se irradia a todo mi rostro. ¡Me ha pegado una patada! - ¡Maldito maniático! ¡Espera sentado!
Sé que podría pegarme de nuevo pero no me importa.
- Eso haré… - dice repentinamente calmado. - Y cuando se muera de hambre y sed, o cuando quiera ir al baño rogará por hablar. – me dice confiado.
- Puedes meterte la comid— ¡Ah! – el dolor interrumpe mi frase. Es muy fuerte, me obliga a cerrar los ojos.
Escucho su risa de nuevo, que empieza a desvanecerse, me siento mareado… todo se pone nebuloso…
A varios cientos de metros de allí
Todavía me falta para llegar a él. Sé que está en alguno de los galpones que se divisan al fondo pero todavía no sé en cual.
Esto es más grave de lo que pensé. Los galpones están lejos de aquí y ya veo guardias. Creo que Castle tenía razón, encontramos el centro de operaciones. Si aquí ya hay guardias, no quiero imaginar lo que hay más adelante. No puedo seguir, tengo que pedir refuerzos o no llegaré a ningún lado.
¡Maldito sea el guardia que me encontró! Si tan solo hubiese podido inmovilizarlo antes de que me sacara las cosas y las tirara al agua. Por suerte pude quedarme con su arma pero no tenía teléfono. Ahora tendré que buscar uno.
Creo recordar haber visto una gasolinera a un kilómetro de aquí cuando veníamos para acá. Son sólo 10 manzanas, si me apuro no tardaré tanto. Pero debo ir con cuidado o será todo en vano.
