Bueno, este es otro fic que tengo desde hace mucho pero que no he subido hasta ahorita y que probablemente actualice tarde (?) porque soy tan inepta que tengo clases de verano *llora mil años* pero juro actualizar la siguiente semana.

Este es uno de los tantos KuroTsukki's que tengo planeados y no he hecho porque o me da sueño o no me inspiro o pasa equis o yé.

Espero les agrade.

¡Gracias por leer!


Prólogo

Y es así como bajo este lluvioso cielo grisáceo puedo observar con claridad la brisa que finalmente deja caer ese último pétalo del jacinto rojo que alguna vez simbolizó algo más que el trágico final de un amante caído por el error de enamorarse por el que su corazón latía.

— ¿No se te hace estúpido? —Susurré pero ¿A quién? ¿A ti? ¿A la nada? Probablemente a la brisa que se llevaba con su frío y húmedo aliento los restos del humo de mi cigarro que exhalaba tratando de matar lentamente el dolor que mi alma profesaba al saberse ya sin su otra mitad para completar el andrógino perfecto.

Y es que todas esas memorias viniendo a mi cabeza a raudales, tan estrepitosamente y con una furiosa rapidez que podría jurar que mi cerebro podría romperse por tratar de codificar información tan rápido además de retener esas lágrimas que poco a poco se deslizaban entre mis rojas mejillas humedecidas previamente por la lluvia que me caía en las mesas afuera del café donde ahogaba mis penas en un café bien cargado con alcohol, esperando que la mezcla de cafeína y etanol fueran lo suficientemente fuertes para dejarme llegar a casa sin ir corriendo a la tuya de rodillas.

Divertido porque siempre creí que quien se arrastraría a la casa ajena pidiendo perdón o auxilio serías tú y no yo pero veme aquí, terminando la segunda cajetilla mentolada de la noche mientras pasa frente a mí el quinto carro rojo con direccionales prendidas que contabilizo para ocuparme en otra cosa que no sea esta bastarda tarde donde volví a ser nada.

Una calada de humo y un recuerdo arrancado.

Un sorbo y un beso borrado.

Un sollozo y otro pedazo de alma tirado en la negruzca acera, seguramente dirigiéndose junto al agua rumbo a las alcantarillas pero ya no habría diferencia porque ya estaba podrido.

Tan podrido como seguramente lo estaré alguna vez en cuerpo.

Quizá pase un siglo para cuando llegue al nivel de mi putrefacción interna y ni así podré sacarte de mi corazón.