Renuncia de derechos:
Naruto no me pertenece, casi todos los personajes y las técnicas que aparecen en esta historia de principio a fin pertenecen al Sr. Masashi Kishimoto.
Aparecen algunos elementos de otras series que pertenecen a sus respectivos creadores.
_diálogos_
_Biju hablando_
´´pensamientos``
Prólogo
Naruto Uzumaki no era una persona feliz, iba caminando a través del bosque cercano a la aldea de Konoha. Era una noche oscura y el frío del invierno le seguía los pasos como el aliento de una maldición. Había decidido no acampar esa noche porque ya estaba suficientemente cerca de la aldea y no quería quedarse en el bosque esa noche con el clima siniestro que se avecinaba. Sonrió para sí, habían pasado tres años desde que se hubiera ido para entrenar con su padrino Jiraiya y ahora había vuelto. Ya un poco más sabio, un poco más viejo y muchísimo más fuerte. Solo cuando pudo ver la silueta de los imponentes muros que rodeaban Konoha, alzándose monumental sobre la niebla baja que emergía del bosque, le invadió una nostalgia enorme. Solo entonces comprendió que sin importar todos los malos recuerdos que se quedaron en ese lugar, jamás habría otro al que pudiera llamar hogar. ´´Estoy en casa`` pensó el rubio.
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Naruto caminaba rumbo a su apartamento. La reunión con el Hokage fue corta, más de lo que esperaba. De todos modos su padre -el cuarto Hokage- siempre había sido muy pragmático y no le gustaban los prolegómenos innecesarios. No había demostrado ninguna emoción al verle y él mismo había hecho lo propio. Nunca había podido llevarse bien con su padre Minato. El Hokage siempre había preferido -y lo demostraba siempre que podía- a la hermana de Naruto, Kasumi Namikaze. Esa, entre otras, era una de las razones por las cuales se cambió al apellido de su madre en el momento en que se volvió genin.
Su madre había muerto el día en que los dio a luz, y nunca llegó a conocerla, decían que de verdad era una mujer hermosa. Llegó a verla en fotos. Pero un día, cuando él y su hermana tenían 4 años su padre mandó destruir todas las fotografías de Kushina Uzumaki. Naruto sospechaba que fue por el dolor que le provocaba mirarla en una imagen, el recuerdo de una sombra perdida. Era como un veneno que se expandía por sus venas y le corroía el alma. Un año después él había despertado sollozando, al darse cuenta que de su mente se había esfumado la memoria del rostro de su madre y ya nunca podría recuperarla. Cuando se lo contó a su padre, este solo le abrazó con fuerza, tal vez para consolarlo o tal vez para ocultar las lágrimas que querían escapar de sus ojos. Fue el último abrazo que recibió de su padre. Poco después, el Cuarto empezó a mostrarse con él más frío de lo normal. Fue en esos tiempos que con su hermana, iniciaron la academia ninja y el Cuarto empezó a entrenar a su hermana para controlar el chakra de la bestia que dormía en su interior.
El rumor de la destrucción de las fotografías se expandió poco después como un reguero de pólvora quemada. Fue una semana después, en uno de los días en que Naruto estaba desanimado en un rincón apartado de la aldea cuando de modo inesperado obtuvo una imagen de su madre. Después se enteraría él, que la hermosa mujer que depositó en sus manos aquella imagen de un distante pasado era nada más y nada menos que Mikoto Uchiha, la matriarca del por entonces inigualable clan Uchiha y que ella que había sido íntima amiga de su Kushina. Desde entonces, se iba constantemente al distrito Uchiha para escuchar de Mikoto historias sobre aquella mujer de cabellos rojos y brillantes de quien solo podía ver un retazo congelado en el tiempo en un pedazo de papel.
Por entonces ya casi ni hablaba con su padre. Su hermana, que siempre lo había adorado, empezaba a mostrarse cada vez más distante y Naruto se volvió un muchacho solitario. No tenía amigos en la academia, opacado terriblemente por el natural talento que demostraba su hermana. Ni siquiera los hijos mellizos de MIkoto, Sasuke y Nami aceptaban sus tentativas de entablar amistad. Él no se concentraba en clases y su mundo giraba en torno a las tardes en de sábado en el barrio Uchiha escuchando historias sobre su madre.
Naruto seguía caminando perdido en sus recuerdos, su aliento formaba vaho al chocar con el aire frío, aún así notaba perfectamente que alguien lo seguía oculto en las sombras, apenas perceptible para cualquiera, pero él no era cualquiera. Vivir tres años con quien era considerado el mejor espía de Konoha conllevaba algunas ventajas, sobre todo en el ámbito de la detección. De todos modos, sabía quién lo estaba siguiendo, más bien, sabía quién lo mandaba. Su rostro adquirió una expresión indescifrable. ´´Danzo`` pensó el rubio en el hombre que manejaba las sombras de Konoha.
Y pensando en él. Nunca supo por qué, pero era de cultura general que Danzo despreciaba a los Uchiha con vehemencia. Ese pensamiento lo condujo al recuerdo de la masacre de dicho clan a manos de Itachi Uchiha, el prodigio del clan. Solo sobrevivieron Sasuke y su hermana Nami. El resto había sido aniquilado en una sola noche. Fue uno de los acontecimientos más tristes sucedidos en Konoha durante ese tiempo. Naruto había asistido al funeral a despedir a la única persona viva, amén de su hermana melliza, que había aprendido a querer con determinación. Después de esos sucesos Sasuke se había vuelto una persona fría con el alma impregnada de deseos de venganza. Nami, por otra parte, se había quedado un tiempo en shock, luego su impresión se volvió en una fría arrogancia e indiferencia para todo y para todos que se volvió parte de su usual conducta desde entonces.
Poco después Naruto habría de conocer al hombre que sería su abuelo, una persona a la que de verdad había apreciado, Hiruzen Sarutobi, Sandaime Hokage de Konoha. El conocerlo fue de casualidad, como casi todo lo bueno en el mundo, cuando estaba llorando sobre el monte Hokage. Él le enseñó a Naruto sobre la vida, sobre la voluntad de fuego de los shinobi de la Hoja, le enseñó que la felicidad puede encontrarse aún en los tiempos más oscuros. Se convirtió en su modelo a seguir.
Cuando llegó el momento de graduarse para ser genin, Naruto ya tenía muy claro que su sueño era ser Hokage de la aldea de la Hoja, debido a la gran admiración que sentía por el Sandaime. Cuestión aparte era su pericia para poder lograrlo. Ingresó en el Ultimo puesto, nunca se le dieron bien las prácticas de la Academia y si lo logró fue solo gracias a su abuelo, como llamaba al Sandaime, quien al ver su predicamento con un jutsu básico de clones imprescindible para aprobar, le había enseñado una versión más avanzada pero que logró con mucha mayor facilidad, y que hasta ahora consideraba uno de los jutsus más útiles jamás creados.
En aquel entonces, con 14 años y ya siendo genin, seguía sin tener amigos, su hermana estaba más distante que nunca y tenía encantado a todo aquel que la conocía, además era una chica prodigio, al mismo nivel que Nami o Sasuke. Cada día que pasaba se notaba más el parecido que tenía con Kushina, era tan parecida a su madre que se dedicaba a mirarla todo el tiempo que ella no lo advirtiera, imaginando en ella a una mujer que nunca conocería. Veía la misma mirada en los ojos de su padre pero terriblemente más dolorosa, adoraba a su hija y en ella veía la memoria viva de Kushina, y eso lo estaba consumiendo lentamente. Tal vez por eso pudo aprender a perdonarlo. La relación que tenía con él jamás mejoró y solo lo trataba como el Hokage, pero ya podía mirarlo sin dolor. Después de un tiempo se había mudado a un apartamento en la zona pobre de la aldea, alejándose así de un hombre que se convirtió en un recuerdo conservado en la vida de lo que alguna vez fue y de su hermana, a quien quería con adoración, pero que ya estaba en un mundo diferente.
Naruto dibujó una suave sonrisa en su rostro. "Sin duda era una generación bastante especial" eran los pensamientos del rubio. Casi todos los herederos de clanes estaban allí. Su hermana había quedado en un equipo con un chico de palidez enferma llamado Sai y con Nami. quien en ese entonces desagradaba bastante a Naruto que pensaba que los hermanos Uchiha, al menos en el ámbito del carácter habían heredado todo de su padre y nada de Mikoto. Él había sido colocado en un equipo con Sakura Haruno y Sasuke Uchiha, su sensei, un hombre cuyo nombre después sabría que era legendario: Kakashi Hatake. Más allá de las peripecias que les llevo a convertirse en un equipo de verdad, Sasuke y Sakura habían sido lo más cercano que tuvo a un amigo de su edad. Allí había descubierto una de sus habilidades más útiles, la capacidad sensorial fenomenal de los Uzumaki. Pero todo lo bueno tiene un fin.
Seis meses después de estos acontecimientos se habían celebrado en la aldea los exámenes de ascenso a Chunin en los que ellos y todos los novatos participaron. Él tuvo que enfrentarse a su propia hermana en la fase preliminar después de la segunda etapa del examen. Él había entrenado hasta el cansancio y se había esmerado por primera vez en su vida. La batalla fue muy igualada sorprendiendo a todos por el despliegue de habilidad.
Recordando esto Naruto agravó su expresión. Estaba grabado en su memoria con el cincel de los malos recuerdos. Iban parejos hasta que detuvo ese golpe de su hermana, la miró a los ojos y estos habian abandonado su celeste oscuro para transformarse en un carmín incandescente con la pupila en modo vertical. Había mirado por un momento la mano con que detuvo el golpe solo para ver que adquiría un tono negro enfermizo. "El veneno del chakra del Kyubi" pensó mientras era lanzado contra la pared por un zarpazo de las manos hechas garras de su hermana. Gritó el nombre de Kasumi mientras veía el implacable avance de aquella mano gigantesca de chakra rojo y corrosivo. Solo vio un destello amarillo detrás de su hermana. Luego todo fue negro.
Despertó seis meses después solo para enterarse que Orochimaru había atacado la aldea matando a su abuelo, el Sandaime y que su compañero de equipo había abandonado la aldea para obtener poder con el Sannin de las serpientes. Todo esto se lo comunicó Jiraiya, a quien él no conocía en ese momento. También le dijo que había acompañado a Kasumi en un viaje para traer a la sannin Tsunade para que lo curara, entonces Naruto palpó su pecho y pudo sentir la enorme cicatriz causada por garras que pasaba por sus pectorales.
Naruto lloró la muerte del Sandaime, lloró con la tristeza de quien llora por un viejo amigo, una tristeza profunda y desconsolada. Lloró porque se había ido la única persona que de verdad lo acompañaba. Esa tarde, mientras estaba en el cementerio memorial, mirando la tumba que solo despedía tristeza, pensaba en las cosas que le hubo contado el Sannin de los sapos. Se enteró de que se había quedado en coma, no por la fuerza de los golpes ni la gravedad de las heridas sino por el chakra maligno del Kyubi que había envenenado su sistema. De hecho, solo había sobrevivido por el chakra Uzumaki que corría por su cuerpo. Sin embargo, sus congéneres no sabían de todo esto, así que lo que todos asumían era que el rubii solo era demasiado débil como para quedar en tal estado después de ese ataque.
Esa tarde cubierta de nubes de tormenta frente a la tumba de Sandaime Naruto había tomado la decisión que lo trajo hasta este momento. Cuando se enteró de que la única persona que aún quería de verdad en la aldea estaba en el hospital tras haber sido atacada por Akatsuki. Tomó la decisión de aceptar la propuesta de Jiraiya. Juró sobre la tumba de aquel hombre que protegería su voluntad de fuego.
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Naruto sonrió de forma melancólica cuando llegó a su apartamento en las afueras. Estaba más limpio de lo que pensaba. El frío no había hecho más que aumentar a medida que avanzaba la noche y al abrir la puerta vio la luz de la luna que se filtraba a través de los cortinajes ajados formando un halo de claridad nocturna. Fue entonces que la vio, parada en su apartamento radiante e infinitamente más hermosa que en su imagen, Kushina Uzumaki estaba mirándolo con una traicionera lágrima bajando sobre su nívea mejilla. El cerebro de Naruto no pudo reaccionar cuando fue aprisionado por un abrazo demoledor _Naruto. Por favor perdóname_ escuchó el susurro. Cuando su cerebro funcionó de nuevo y se dio cuenta de que no era su madre sólo pudo decir _No hay nada que perdonar... Kasumi-chan_ y la abrazó como hacía años que no lo hacía.
Me gustaría que dejen sus opiniones. Es mi primera historia y quiero escuchar sus consejos para saber si tiene futuro y poder mejorar. Dejen sus comentarios
