¡Hola a todos! Por fin voy entendiendo cómo funciona publicar en FF, me siento orgullosa de mí misma, solo me tomó 3 OS (?) Ja, odio la tecnología y cambiar de plataforma de publicación es duro. En fin, estoy feliz porque ya sé cómo escribir mis notitas de autora *O* Esta vez, como dice el resumen, se trata de un RETO OTP de la página de Facebook de ATTACK ON FANFICS. Es la primera vez que participo en algo así pero me ayudará a mejorar y porque amo escribir sobre Jean y Mikasa, así, unilateral y todo, es bien bonito 3. Serán 10 One shots que estarán recopilados en este fic. Son ONE SHOTS, es decir, ninguno tiene NADA que ver con el anterior, lo aclaro aquí y lo seguiré aclarando en cada uno que publique c: Ojala alguien me lea :'v
Sin más, ojalá sea de su agrado ~ Ubicado en el canon, en el mundo cruel pero hermoso de SNK. Nada me pertenece, ni los personajes, ni la trama original de SNK, todo es de Isayama, yo solo escribo historias bien pinche cursis porque me gusta jugar con mis monitos chinos (?)
Jean solo pudo ver como Mikasa acababa de ser lanzada contra un árbol. Escuchó el sonido sordo de su espalda chocando estrepitosamente contra el tronco grueso y como ella caía derribada al suelo. La mujer no tuvo tiempo de poder ponerse de pie o agarrar bien sus cuchillas cuando algo, con la velocidad de un rayo, se dirigió hacia ella.
Sus ojos marrones fueron incapaces de distinguirlo, solo después de que cayera en picada contra Mikasa, Jean pudo apreciar de qué se trataba. El sonido metálico de cuchillas chocando contra cuchillas cortó el silencio del entrenamiento. A su lado, vio a Sasha abrir los ojos desmesuradamente y a Connie palidecer.
Los nuevos reclutas, que observaban detrás de ellos, no estaban mejor. Parecían incapaces de creer lo que veían.
Levi Ackerman tenía acorralada a Mikasa, sus cuchillas chochaban contra las de ella, Jean sintió un pequeño alivio, había temido que la joven mujer fuera incapaz de alzar su defensa, después de todo, el contraataque del capitán había sido brutal. La postura rígida, los músculos tensos y los pies fuertemente enterrados en la tierra eran la prueba de que no era fácil, que Mikasa no lo estaba pasando nada bien.
Por otro lado estaba la expresión de Levi, tan indescifrable, sus manos sostenían con fuerza el mango de sus cuchillas pero de ninguna forma se veía tenso, era como si sostener ese enfrentamiento con la Ackerman fuera fácil.
Tonterías, Mikasa es un soldado que vale por 100.
Jean gruñó, la mujer de bufanda roja comenzó a perder terreno, sus cuchillas se veían retroceder ante la fuerza sobrehumana de Levi, poco a poco él parecía acercarse más a ella y eso hizo a Jean sudar frío.
- ¿Cómo es posible que esto sea un entrenamiento? – dijo aterrado Connie.
- No nos harán hacer esto también a nosotros ¿verdad, Jean? – Sasha lo jaló de la manga del uniforme.
Jean esperaba que no porque estaba seguro que Levi podría acabar con todos usando solo una mano.
Quizás con un solo dedo.
Entonces, Mikasa decidió avanzar, empujó al capitán, por un minúsculo instante Kirstein sonrió, la vio alzar sus cuchillas y hacer una maniobra para librarse de él, la vio lanzar su ataque con la determinación en los ojos grises que tanto amaba. Pero fue inútil. Levi vio el ataque, solo necesitó un segundo para desarmarla, otro segundo para hacer una maniobra con el equipo 3D, saltar sobre ella, aprovechar que la tenía de espaldas y lanzar una cuchillada hacia el delgado cuello de la mujer.
- ¡Mikasa! – Jean gritó, estaba a punto de echarse a correr hacia ella, pero la mano de Sasha lo detuvo.
- Estás muerta.
Levi soltó el brazo derecho de Mikasa. Había detenido su cuchilla a escasos centímetros del cuello de la mujer. Hizo un movimiento elegante para enfundar sus cuchillas mientras miraba con desinterés la expresión pasmada de su subordinada.
Jean sintió un alivio en el pecho, se había detenido. Agradeció a cualquier Dios por eso.
- Se terminó el entrenamiento – sentenció Levi.
- Aún puedo continuar – Mikasa parpadeó varias veces para recobrar la compostura de su expresión, cuando recobró su estoicismo avanzó un paso hacia Levi – sigamos con el entrenamiento.
- No, ya estás muerta.
- No estoy muerta – la mujer entrecerró los ojos con esa mirada que solo Levi podía sacar en ella. Una mezcla entre frustración y resentimiento hacia el mayor.
El capitán sacó nuevamente una de sus cuchillas, Jean que seguía como un simple espectador volvió a tensarse. El Ackerman acercó la hoja afilada hacia el cuello de la mujer, hacia el mismo lugar donde segundos antes se había detenido.
- Un milímetro más y tu cabeza hubiera rodado hacia los demás reclutas ¿Habrá alguna diferencia si lo intentamos de nuevo? Un muerto es un muerto. Tal vez mañana puedas asesinarme a mí, pero hoy tú fuiste decapitada.
No dijo más, volvió a enfundar la cuchilla y se alejó de Mikasa, caminó hacia ellos, los jóvenes novatos estaban asustados, incluso Sasha y Connie temblaban, se supone que eran los veteranos pero el temblor de sus piernas no demostraba ello.
- Seguirán entrenando con el nuevo equipo tridimensional. Será su último día, mañana veré su avance. Yo mismo me encargaré de darles caza, prepárense.
Fue lo último que dijo Levi antes de dejar a sus aterrorizados subordinados que solo atinaron a hacer el saludo respectivo. Jean siempre consideraría increíble la facilidad que tenía el capitán para provocar esa reacción. Aunque no era para menos, desvió su rostro hacia Mikasa que seguía en el mismo lugar donde la había dejado Levi, acababan de presenciar un "entrenamiento" que le hubiera costado la cabeza a cualquiera, nadie hubiera aguantado eso, solo Mikasa.
- ¿Darnos caza? ¿A qué se refiere con darnos caza? – chilló Sasha.
- Exactamente a lo que significa cazar a alguien, deberías saberlo – Jean agradeció internamente tener mañana obligaciones con la comandante Hanji, no participaría de todo le entrenamiento – deberíamos darles instrucciones.
- S-si – Sasha asintió y jaló a Connie hacia el pequeño grupo de reclutas que les tocaba a ellos.
El resto del entrenamiento transcurrió con normalidad, Jean se obligó a mostrarse amable a pesar de que sintiera cierta desesperación al notar los lentos avances de los novatos ¿Así de desesperados se debieron sentir con ellos los veteranos? Estaba seguro que sí, pero también estaba seguro que debía de mostrarse más exigente, no había tiempo que perder. Una gran guerra se avecinaba, necesitaban estar preparados.
Mikasa después de su entrenamiento con el capitán Levi se mantuvo alejada, entrenando por su cuenta, Jean estaba seguro que no era solo por su derrota, sabía que también estaba preocupada, y no era para menos. Ese día Hanji había decidido salir a experimentar las nuevas habilidades de Eren y Armin, solos. La Ackerman había tratado de acompañarlos pero la fuerte voz de Levi se lo impidió, la apuesta fue simple, si vencía a Levi ella podría acompañarlos en cualquier otra oportunidad, pero no fue así. No había podido contra la fuerza abrumadora del hombre más fuerte de la humanidad.
Al final de la jornada, cuando los hombres y mujeres novatos se encaminaban hacia sus dormitorios, dispuestos a disfrutar la pequeña libertad que les había entregado Jean, él se vio solo. Mikasa había desaparecido mientras que Sasha y Connie habían salido juntos.
Sintió un poco de celos, no podía creer que el enano de Connie pudiera tener una relación antes que él. Pero tampoco era algo descabellado, Connie no estaba enamorado de un imposible, ni siquiera el estúpido enano era tan patético como Jean.
A pesar de que su cuerpo pidiera descanso, Jean decidió ir primero a comer algo, sus pasos lo llevaron hacia el comedor, aprovechó que no era tan tarde y que aún había algo del almuerzo y se sirvió en su bandeja. Los nuevos cuarteles eran un poco más grandes que los anteriores, había un poco más de comodidades, y a veces, entre esas cosas buenas, estaba la comida, era más abundante y era un poco más comestible.
Se sentó en una mesa alejado de un par de novatos, comió lento mientras sacaba una de las libretas donde debía apuntar los puntos positivos y negativos del entrenamiento de los novatos y del uso del nuevo equipo tridimensional. No era completamente nuevo, pero las pequeñas mejoras ayudarían mucho para lo que Hanji denominaba un nuevo uniforme y armamento contra humanos.
Se necesitaba mucho trabajo, aún eran mocosos como lo fueron ellos alguna vez antes de ver los horrores que vieron, aún necesitaban aprender a dejar atrás todo lo que amaban para entregarlo todo a una causa que era movida por un deseo de sobrevivencia y de descubrir la verdad más allá del mar. Jean no se sentía capaz de pedirles eso, él no era el comandante Erwin que lo dejó todo por la humanidad, Jean no podía dejar su ética moral del todo y menos sacrificarlo. Había algo que deseaba proteger más que a su propia vida.
Más bien, alguien a quien proteger así sea a costa de su vida.
Mikasa…
Y allí iba a lo mismo, hace dos años que habían abierto los ojos, ver el mar los hizo entender que su pequeño mundo era una mota de polvo en comparación con la inmensidad que los rodeaba y engullía. Hace dos años que se alistaban para morir en un enfrentamiento inevitable, era morir o morir. Quedarse esperándolos era una sentencia de muerte pero aventurarse a lo desconocido no era tampoco diferente, solo era apresurar las cosas y tratar de domar el destino, de romper la rueda y deshacer lo inevitable.
- No estamos preparados, aún no – mordió una pieza de pan y siguió escribiendo con mayor rapidez.
Necesitaba documentarlo todo, la comandante Hanji necesitaría saber todas sus fortalezas y falencias para cambiar el ritmo del entrenamiento, lo mismo el capitán Levi, aunque estaba seguro que este último solo reconsideraría el ponerse serio y darles una verdadera caza.
Cuando pensó en el capitán Levi, llegó a la conclusión de que también necesitaba documentar el entrenamiento de los Ackerman a pesar de que no deseara hacerlo, no realmente y menos si eso conllevaba relatar las deficiencias de Mikasa, ella ante sus ojos era perfecta, como mujer, como persona y como soldado, pero esos errores que cometía debían reducirse. Ella era perfectamente capaz de superar al capitán, pero a veces, a veces sus emociones la traicionaban.
Dejó el lápiz y alzó el rostro, los novatos no estaban pero la figura de una mujer de cabello precioso y bufanda roja interrumpió la estancia, sostenía solo una taza y un pedazo de pan entre sus manos. La vio sentarse en la mesa donde antes estuvieron los nuevos miembros de la Legión, seguía sola, se veía tan sola sin Eren ni Armin.
Sintió un deseo de levantarse y acompañarla, pero no consiguió pararse, no deseaba ser molesto, no deseaba incomodar a la mujer de sus sueños. Ellos solo eran compañeros y quizás amigos fuera una palabra muy grande, Mikasa necesitaba la compañía de Eren y de Armin, y por más que Jean sufriera con ello, también lo aceptaba, él solo era una figura lejana dentro del mundo de la Ackerman.
Bajó su vista nuevamente a sus apuntes. Pero no continuó, en su lugar, sacó otra libreta de su bolsillo, esta era de forro negro, se veía vieja, era vieja, la tenía desde que se inscribió en el ejército y la había usado mucho cuando era un novato que no sabía nada, luego la había dejado olvidada, hace apenas algunos años la había encontrado entre sus cosas cuando se mudaron a ese cuartel.
Seguía como la recordaba, llena de dibujos de Mikasa, de perfil, de cuerpo completo, de frente. La había dibujado tantas veces que si alguien encontraba la libreta, creería que se trataba de un acosador. Jean no era un acosador pero adoraba dibujarla, había dejado olvidado su pasatiempo favorito y así, como recuperó la libreta, decidió recuperar lo único que lo ayudaba a relajarse, desconectarse un momento de la crueldad del mundo no podía ser algo malo, no si su cabeza se permitía un descanso de tan angustiosa existencia.
Decidió dibujarla en esos momentos, hizo trazos suaves, rápidos, no la detallaría mucho, bueno, quizás su cabello, le gustaba mucho su cabello oscuro. Aunque, Jean estaba seguro que le gustaría más dibujarla sonriendo, ella nunca sonreía, siempre tenía esa expresión de tristeza en el rostro que lo consternaba. Si pudiera deshacer solo un poco su pena, Jean daría todo por poder dibujar una sonrisa en tan bonito rostro.
Quizás no debió verla tan descaradamente mientras la plasmaba a carbón en su libreta porque cuando volvió a alzar el rostro, sus ojos marrones chocharon con los grises. Jean sintió como el color subía a su cara y hasta sus orejas se encendían, la vergüenza lo hizo soltar el lápiz y su cabeza trató de inventar la más creíble excusa, pero falló.
Entonces, se levantó tomó sus libretas, su bandeja y decidió caminar hacia ella, debía comportarse como un hombre y asumir que Mikasa lo había atrapado dibujándola sin su permiso. Sentía sus manos nerviosas, y quizás sus piernas temblaran pero no le importó.
- Perdón, Mikasa, no quise incomodarte – dijo sentándose a su lado, estaba seguro que el color rojo de la vergüenza aún seguía en su rostro – no debí verte de esa manera.
- Está bien – respondió ella.
- ¿Han regresado Eren y Armin? – Jean quiso golpearse, no necesitaba sacar el tema de Eren, pero no sabía cómo iniciar una conversación con una meditabunda Mikasa. Y menos una conversación que no involucrara por qué la miraba tanto.
La mujer negó con la cabeza, él supuso que esa debía ser la razón por la que ella estaba sola comiendo.
- Los retrasos son normales, se alejaron bastante para el entrenamiento – Jean sacó la libreta donde anotaba sus informes – pero no te deberías preocupar, Hanji-san sabe controlarse, no los va a sobreexigir.
- Espero – la mujer bajó la vista y Jean se sintió idiota, sus palabras no llegaban a Mikasa.
- ¿Sabes? Estuve observando el desempeño de los nuevos reclutas, el uso del nuevo equipo tridimensional ha generado algunos avances pero me gustaría saber tu opinión – los ojos grises de Mikasa se dirigieron a él al escuchar lo último.
Tan grises, tan parecidos a los del capitán Levi ¿Será algo de familia? ¿Todos los Ackerman habrán tenido esos ojos?
- ¿Mi opinión?
- Hanji-san está diseñando un prototipo de nuevo uniforme, eso incluye también las armas y el equipo tridimensional. Probablemente ella te pida en estos días que lo uses para ayudarla con las mejoras. No está terminado completamente, solo es un esbozo de lo que podría ser – Jean posó la punta de su lápiz en la hoja blanca de su libreta – si bien el nuevo equipo tiene mejoras, estoy seguro que también debiste encontrar alguna deficiencia…
- No es tan rápido – interrumpió rápidamente Mikasa – es más ligero pero le falta potencia. El capitán Levi estaba usando el anterior equipo que es más pesado y aun así, era más rápido que yo.
Jean asintió, apuntó eso en la libreta pero no estaba seguro que eso fuera culpa completamente de las mejoras, la rapidez de Levi era innata. Quizás si pudiera convencer al capitán de usar el nuevo equipo podrían comparar resultados.
- Le pediré a Hanji-san que haga que el capitán Levi use el nuevo equipo – Jean creía que eso también sería lo mejor para él.
Mikasa negó.
- No, eso solo aumentará la brecha entre nosotros.
- No creo que exista una brecha tan grande entre ustedes.
Mikasa dejó de verlo por un momento, bajó la vista hacia sus piernas. Jean vio como alzó una de sus manos y la llevó a su abdomen, los ojos grises estaban pensativos y parecía rodearla un aura pesada.
- Me pateó para derribarme, solo necesitó patearme – Mikasa no alzó la vista – no estaba yendo en serio conmigo. Lo sé porque he visto que tan rápido puede ser cuando ataca a un titán, solo trataba de presionarme.
Jean dejó de escribir.
- Nadie hubiera podido aguantar o seguir el ritmo al cual él te sometió, Mikasa. Yo creo que eres verdaderamente increíble.
- ¿Por qué no lo usan a él como modelo para el prototipo de traje? Es más fuerte que yo – Mikasa alzó su rostro, se veía cansada, muy cansada.
- Porque Hanji-san considera que tú eres perfecta para usarlo. Anteriormente fuiste la primera en usar la nueva arma que ella diseñó para herir al titán acorazado. Necesita saber que tan eficientes son las mejoras comparando con el anterior mecanismo. Además…
Jean no sabía si debía decir lo último, las razones de Hanji eran muy coherentes, pero las últimas que le dio eran básicamente… ridículas.
- ¿Qué? – Mikasa se veía curiosa a pesar que tratara de ocultarlo.
- Bueno, necesita un tamaño promedio del traje y el capitán Levi es… pequeño – Jean sintió cierto miedo, si fuera escuchado por Levi podía darse por muerto – Hanji-san cree que las lanzas pueden que no sean la mejor arma para él.
Los ojos de Mikasa se abrieron levemente, desvió su rostro y Jean pudo jurar que vio una sonrisa aletear en sus labios. Eso lo reconfortó un momento.
- Si es pequeño, pero es muy rápido.
Jean estaba completamente seguro de que esa rapidez estaba basada en dos puntos claros: en el tamaño y en el peso del capitán Levi. Era menudo en su contextura y eso suponía una menor resistencia contra el aire y la gravedad, sumado a la facilidad que tenía para flexionar sus músculos y aprovechar su tamaño. Un cuerpo así y la suficiente capacidad para controlar cada centímetro de él hacía que el tiempo de maniobra fuera mínimo.
Nadie podría igualarlo en velocidad, pero no era invencible. Cada cualidad bien analizada tenía un punto débil.
- Es pequeño pero también es delgado. La fuerza recae en la masa muscular, Mikasa – Jean posó su mano en su mentón, necesitaba analizar e imaginar algún punto débil – tú tienes mayor masa muscular que él, físicamente podrías ser mucho más fuerte que él.
Mikasa negó.
- También es fuerte – ella alzó su mano derecha – mi mano aún tiembla, tratar de aguantar su embiste no fue fácil.
- Pero lo contrarrestaste ¿no?
Los ojos de la Ackerman se abrieron levemente. Parecía no haberse percatado de ello o de no haberlo considerado algo trascendental.
- No podrás ser más rápida que él, lo creo físicamente imposible. Eres más alta y tu peso es mayor que el del capitán… - Jean se sonrojó al entender lo último que le había dicho ¿Acababa de llamar gorda a Mikasa? – N-no… no es lo que tú piensas, Mikasa ¡Yo creo que tu cuerpo es perfecto!
Entonces el color se intensificó.
- Y-yo…
Pero el rostro de Mikasa se veía levemente sorprendido.
- ¿Debería bajar de peso?
- ¡No! – Jean golpeó la mesa en su vehemencia – me refiero a la contextura. La del capitán Levi es delgada y está proporcionada a su altura. La tuya también debe estar proporcionada a tu altura, eres más alta, debes pesar más. Si dejas de comer solo para ser más liviana, no conseguirás progresos, podrías bajar tu rendimiento. Tu salud es importante.
Mikasa asintió.
- No tienes que ser más rápida que él, debes aprovechar tus propias fortalezas…
- Mi fortaleza es cortar carne – respondió estoica Mikasa.
Jean sonrió nervioso, sabía que esa era la especialidad de la mujer pero también estaba seguro que esa era una de las especialidades de Levi.
- Tu fuerza, Mikasa. Si solo por un momento lo bloquearas o consiguieras hacer que pierda el equilibrio creo que el resto sería fácil. Córtalo, demuéstrale que puedes hacerlo. – Jean le sonrió – Tú podrías ser tan e incluso más fuerte que él. Solo es cuestión de tiempo, entrenamiento y mayor control sobre ti misma.
La mujer lo escuchó silenciosa, apretó el puño de su mano derecha, su rostro se suavizó y parecía estar meditando sobre lo que Jean acababa de decirle.
- ¿Crees realmente eso? – preguntó dudosa.
- No lo dudo ni un poco. Eres un soldado que vale por 100, no existe nadie como tú…
- El capitán Levi… - Mikasa intentó interrumpirlo pero Jean negó fuertemente.
- Para mí, nadie se te puede comparar, ni el capitán Levi. Para mí, tú eres perfecta.
Jean sintió el sonrojo en sus mejillas, acababa de decir exactamente lo que pensaba desde hace mucho tiempo, desde el primer momento en que la conoció. Pensó en agregar más cosas pero la mirada gris no le permitía pensar con claridad, no era una declaración propiamente dicha, aún no se había declarado completamente, no era el momento ni era el tiempo correcto para eso. Solo esperaba que sus palabras hayan llegado a ella, que no sea tomado como algo superficial todos sus sentimientos más profundos.
Mikasa se veía confundida, la vio bajar la mano y nuevamente el rostro, como pensando qué responder. Ella no necesitaba responder a nada.
- C-cuando entrenes nuevamente contra él, piensa en cada movimiento que hagas, ayudará bastante. Recuerda que debe haber un punto débil, siempre lo hay.
La mujer iba a decir algo pero el sonido fuerte de una carcajada la interrumpió. Ambos volvieron su rostro y vieron a Sasha entrar riendo, la muchacha andaba del brazo de Connie pero su rostro risueño cambió a uno de asombro cuando los vio sentados juntos. Solos.
Completamente solos.
- ¡No puede ser! ¡Por fin lo hiciste, Jean! – gritó conteniendo la respiración, luego volteó su vista hacia Connie a quien comenzó a jalonear - ¡Debemos irnos, Connie! ¡Hemos interrumpido su primera cita!
Era lo que menos necesita en esos momentos Jean.
- ¡Lárgate, chica patata! ¡Esto no es una maldita primera cita! – gritó enfadado, se había puesto de pie y sentía hasta las orejas rojas, esa maldita mujer merecía ser perseguida y quedarse sin cena por los próximos días.
Sasha salió disparada con Connie detrás preguntándole en voz alta si Jean había dejado de ser un virgen que no había besado nunca a una chica. Jean anotó mentalmente el insulto, luego se las cobraría con creces.
- Una cita…
- N-no es una cita – Jean volteó su rostro hacia Mikasa – una cita es un encuentro acordado entre dos personas, para conversar, reconfortarse o cu-cualquier otra cosa.
Una cita era más que eso pero Jean no deseaba profundizar en el tema, no podía hacerlo sin tartamudear en el proceso y sentir que cada palabra lo ponía más y más rojo. Una primera cita con Mikasa era algo demasiado hermoso, tanto que ni siquiera se sentía capaz de poder imaginarlo.
- Pero conversamos y me reconfortaste – la mujer lo vio seriamente – no fue un encuentro acordado pero lo agradezco – Mikasa se puso de pie también, con la taza en sus manos.
- No fue nada, cualquiera podría haberlo hecho.
- No cualquiera, lo hiciste tú. Gracias – Ackerman alzó su rostro y una muy pero muy sutil sonrisa se formó en los delgados labios femeninos.
Jean no necesitaba nada más que eso para sentirse el hombre más afortunado del planeta.
- Mikasa ¿Quisiera…? – apretó los puños y reunió valor - ¿Quisieras tener alguna vez una verdadera cita conmigo?
La mujer sostuvo su mirada por un instante antes de asentir.
- Si, me gusta hablar contigo… - la vio dudar, parecía que deseara añadir algo. La delgada mano de la mujer se acercó a la bufanda roja y Jean entendió que era lo que no podía decir pero estaba grabado en sus ojos grises.
- No ahora, no mañana, algún día, Mikasa. Cuando todo sea mejor, cuando el mundo no sea nuestro enemigo, cuando tú seas libre y cuando yo sea lo suficientemente bueno para ti. Tiene que haber paz en algún momento, ese día permíteme salir contigo por primera vez en una cita verdadera.
La mujer asintió y eso fue todo lo que Jean quería ver.
Al día siguiente, el entrenamiento siguió, Jean se encargó de ayudar a los nuevos reclutas y estuvo todo el día nervioso pensando en cómo se encontraría Mikasa, quizás fue su pensamiento lo que terminó llamando a los Ackerman. El sonido de un árbol cayendo estrepitosamente llamó la atención de todos.
En medio del polvo que fue levantado por la pesada y tupida copa, dos figuras se debatían en un duelo de cuchillas, los movimientos rápidos y ágiles de Levi contra los movimientos precisos y fuertes de Mikasa. Vio a Levi tratar de patear nuevamente a la mujer pero esta lo esquivó, y consiguió aprovechar la baja defensa del capitán para asestarle un golpe directo en sus costillas con el mango de las cuchillas.
Jean sonrió para sí mismo, esa era la Mikasa que le gustaba ver.
Levi perdió el equilibrio, no previó el golpe. La mujer aprovechó la baja defensa para seguir asestando golpes, las cuchillas chocaban pero esta vez quien llevaba la ventaja era Mikasa, se veía fuerte, se veía decidida, se veía capaz de hacer lo que hasta ayer podía sonar increíble y hasta imposible. Cuando Jean creyó que Mikasa podría asestar el golpe final y cortarlo tal y como había sugerido ayer, vio a Levi entrecerrar los ojos y lanzarse hacia ella.
Oh, no. Va a hacer lo mismo que ayer.
Pero Mikasa lo vio antes, ella también saltó hacia atrás, no parecía estar dispuesta a permitir que él la tomara con la guardia baja nuevamente. Levi comprendió y desistió. Se escuchaba perfectamente a Sasha y a Connie hacer apuestas con los demás reclutas, Jean estaba seguro de que si ella lograba sostenerle la lucha por un poco más de tiempo podría ganar, Levi se cansaría más rápido.
Eren y Armin no deben tardar en llegar, estarás feliz de que te vean ganar.
Mikasa saltó, usó el equipo para sostenerse de un árbol cercano, la vio muy alto, con las cuchillas brillando filosas, dispuesta a cortarlo, dispuesta a traspasar la defensa sólida de Levi. Pero la cara siempre sin emociones de Levi no mostraba temor, había sorpresa pero también una mueca que podría considerarse de satisfacción.
Todos se quedaron en silencio cuando lo vieron a él también saltar contra Mikasa, fue un movimiento rápido, veloz, giró sobre sí mismo pero al momento de acercarse a la mujer, él no chocó sus cuchillas contra las de ella, no. Maniobró para evitarla, fueron apenas unos milímetros lo que lo separó del ataque de Mikasa, pero fue más que suficiente para permitir que él atacara. Un golpe en la nuca de la mujer aprovechando su defensa baja fue lo que la lanzó contra el suelo.
Jean maldijo.
Levi cayó luego como un haz de luz contra Mikasa que apenas había logrado ponerse de pie, solo necesitó un segundo para acercar peligrosamente sus cuchillas hacia el cuerpo de la mujer. La cuchilla derecha se detuvo nuevamente antes de tocar la bufanda roja que protegía el cuello blanco mientras que la izquierda estaba en el abdomen de la Ackerman, tocándola y rasgando su uniforme.
- Estás muerta – dijo con esa voz tan libre de sentimientos – pero esta vez, no sabría decir que hubiera sido primero, si tu cabeza o tus entrañas.
- Mis entrañas – respondió Mikasa – siento la hoja contra mi piel.
Levi recobró la postura relajada, alejó sus cuchillas y fue consciente de que si había hecho un corte en la ropa de la mujer. Jean miró horrorizado el lugar donde la tela había sido rasgada en la camisa de Mikasa.
- Para ser justos, tú también trataste de cortarme – la mueca de su rostro parecía querer asemejarse a una sonrisa.
- Si, lo intenté – Mikasa llevó su mano a su abdomen – mañana lo volveré a intentar.
- Lo sé. Moriste pero fue mejor que ayer, mucho mejor. Me tomó más tiempo – sentenció Levi enfundado sus cuchillas.
Jean sintió un estúpido orgullo al escuchar eso, el orgullo que le brotaba del pecho al escuchar esa especie de elogio del capitán Levi dirigido hacia Mikasa, le llenó de calidez y sintió que ese podía ser el primer paso para mejorar y que ella pudiera convertirse en una mejor soldado.
Deseaba con todo su corazón que ella fuera más fuerte.
Lo último que Levi le dijo no pudo escucharlo, ellos habían bajado la voz pero si vio como los ojos grises de Mikasa se desviaron de Levi y pasaron a él, a Jean. Kirstein sintió una corriente eléctrica recorrerle la espina dorsal cuando no solo los ojos grises de la mujer lo vieron, sino cuando a estos se le sumaron los del capitán ¿Qué había dicho Mikasa?
Levi desvió la vista, le hizo una señal a Mikasa y ella asintió. Vio como la mujer le daba una última mirada entre incómoda y dubitativa antes de voltearse y caminar hacia el interior del bosque, la hubiera seguido con la mirada pero notó que unos ojos grises lo observaban serios y una figura delgada y pequeña caminaba hacia él.
El capitán Levi estaba cruzado de brazos parado frente a él. Jean sintió un sudor frío bajarle de la sien y mayor nerviosismo ante ese par de ojos grises que ante los de Mikasa ¿Había escuchado que lo llamó "pequeño"? No, no podía haber escuchado eso o quizás…
- Así que le dijiste que buscara mi punto débil.
Jean palideció ¿Por qué Mikasa le había dicho eso? ¿Acaso quería que lo cortaran a él? No había sido con mala intención, no podía interpretarlo mal.
- También le dijiste que me cortara.
Quizás si podía interpretarlo mal, bueno ¿Debería comenzar a correr ya? No, eso solo podría enojar más a Levi.
- L-lo siento, señor. Solo quería ayudarla, Mi-Mikasa estaba deprimida.
Levi parecía poder atravesar con su mirada a Jean, por completo, sentía que hasta podía verle el alma. Estaba totalmente desarmado frente a él y ya comenzaba a imaginarse lo que vendría después, probablemente lo golpearía, recordaba un golpe que una vez recibió cuando estaba peleando contra Eren y solo bastó un derechazo en su mandíbula para dejarlo inconsciente durante horas.
¿Cómo podía infundirle tanto miedo alguien tan pequeñito?
- Buen consejo. Debe pensar antes de atacar, eso le ayudará a mantener la cabeza fría – Levi llevó una de sus delgadas manos a su cadera – y debe atacar con intención de matarme, sino no servirá de nada el entrenamiento.
Jean parpadeó confundido.
- Sigue hablando con ella, infúndele confianza, la necesita y mucha – Levi alzó su mano y le mostró como la manga estaba desgarrada. Mikasa si había llegado a cortarle la ropa aunque no tocara la blanca piel.
- S-si, señor. La ayudaré en todo lo que pueda.
- Hablar contigo le hace bien.
Dicho eso bajó su mano y caminó hacia los demás reclutas que inmediatamente formaron fila e hicieron el saludo respectivo. Jean sintió un leve sonrojo en sus mejillas ¿Él le hacía bien a Mikasa? Era demasiado bonito pensar así, pero si por un solo momento se pudiera permitir creer ello, juró que daría todo con tal de ayudarla. Con tal de infundirle esa confianza que Levi decía que le faltaba.
Le daría su alma con tal de que fuera feliz y pudiera proteger a quienes amaba. Y sus ojos, le daría sus ojos para pudiera verse a través de ellos y entender lo perfecta que era.
¡Muchas gracias por leer!
Kyo
