Disclamer: no, sigo sin ser Jotaká y no lo voy a ser hasta que encuentre una lámpara maravillosa como la de Aladín. Esto se me ocurrió justo a la una de la mañana mientras intentaba dormir y pensé que podría hacerlo. Voy aprovechando para decir que se me ha ocurrido un one shot de un libro maravilloso que me he fijado que no tiene ni un solo fic y puede que sea pionera en ello. El libro se llama El descubrimiento de las brujas y lo recomiendo. Y ahora, el fic.

Había una vez un niño llamado Peter Pan. Era de madera y cuando mentía, su nariz crecía y crecía, cosa que aprovechó para hacerse una varita mágica. Se dedicaba a robar a los ricos para dárselo a los pobres y, a veces, a ayudar a ciudadanos normales y corrientes.

Un día, mientras caminaba por el bosque buscando algo con lo que entretenerse, se encontró a tres cerditos y hablando con ellos descubrió que le llevaban la cesta a su abuelita. Como sabía que el leñador podría querer cazarlos para comérselos, decidió acompañarlos. A medio camino, vieron un torreón altísimo, y en un cartel de advertencia se podía leer ''cuidado con el dragón, no vayas a por Rapuncel''. Se acercaron al torreón pero no vieron ninguna puerta que les llevase hasta la habitación de Rapuncel. Aladín, el niño de madera...

—¿Pero no era Peter Pan?

—¿Quién está contando la historia aquí?

Como íbamos, el niño de madera se dio cuenta de que no había forma de llegar hasta la ventana que era visible unos metros por encima de sus cabezas. Entonces, recordó las habichuelas mágicas que le habían dado en el país de los liliputienses, y plantándolas en el suelo, observó una planta crecer y crecer, hasta que alcanzó la suficiente altura como para llegar sin problemas. Comenzó a escalar hasta poder saltar por dentro de la ventana y encontró, en la cama, el cuerpo de una mujer, mas o menos de su edad, dormida. Había escuchado la leyenda de la princesa a la que habían dormido hasta que un beso de amor eterno la despertase. Se propuso besarla y descubrió que la princesa tenía una barra de labios, marca amor eterno (su madre era la única que usaba), entre las manos. Le pintó los labios y mientras se inclinaba para besarla, sintió como algo se estampaba contra su espalda. No, él se había estampado contra la pared. Una muchacha enfadada y roja se había levantado de un salto. Después de hablar con ella y explicarle que hacía allí, la muchacha prácticamente le obligó a llevarla con el. No quería seguir encerrada en un sitio tan deprimente. Cuando el chico, intrigado, le preguntó acerca del dragón, la chica le enseñó un dragón en miniatura que dormía en su jaula.

Ya abajo, marcharon hacía la casa de la abuelita,que era de chocolate, y después de comer un montón de chuches, tuvo que ir el hijo del mago con su cazo saltarín para curarles. Y colorín colorado... no recuerdo el resto.

—¡Otro, otro!

—Chicos, hora de irse a la cama —exclamó una mujer castaña, mirando a su marido que, con el pequeño Hugo en sus piernas, se disponía a contar otro cuento.

—Uno más —casi suplicó Ron, con voz mas infantil que sus sobrinos e hijos. Aunque no lo pareciera, él tenía casi más ganas de contar la historia que los niños de escucharla. Al ver el suspiro de su mujer, supo que tenía vía libre.

Había una vez...

Explico. El mago y el cazo saltarín es uno de los cuentos de Beedle el bardo, donde un mago egoísta hereda un cazo viejo de su padre y el cazo le persigue con todas las dolencias que sufre su aldea, hasta que harto, el mago cura una por una las enfermedades y dolencias. Espero que os haya gustado.