Disclaimer: Inuyasha pertenece a Rumiko Takahashi. Fanfiction escrito sin fines lucrativos.
Línea Temporal: Durante la búsqueda de la Perla de Shikon.
MANÍAS
Capítulo Único
Inuyasha no pudo evitar recordar a Kikyo cuando vio a Kagome leyendo un pergamino acerca de plantas medicinales que Kaede le había obsequiado. Que Kagome estuviera vestida igual que la Kikyo de su recuerdo no tenía un rábano qué ver, lo importante allí era lo que hacían: leer.
Sí, leer.
Gracias a ese simple hábito (o necesidad, depende de cómo se le viera), Inuyasha pudo darse cuenta más que nunca de lo diferentes que eran ambas mujeres. No importaba que una fuera la reencarnación de la otra, las diferencias eran casi tangibles.
Por ejemplo, ahora Kagome sostenía el pergamino a una distancia considerablemente cercana, lo que hacía pensar que padecía de algún problema ocular. Llevaba el entrecejo fruncido, símbolo de que trataba de entender y memorizar lo que ponía el texto, y hacía ruiditos tontos y notas "mentales" en voz alta. Por su parte, cuando Kikyo leía, lo hacía con el rostro apacible, en perfecta postura y en completo silencio. Si eso no las volvía diferentes, entonces él no estaba buscando desesperadamente la perla de Shikon.
—¿Qué me miras? —espetó Kagome, levantando la vista del pergamino.
—¡Ahhh! Nada, mujer, ¿qué hay para mirar, en todo caso? —respondió fingiendo molestia, la verdad era que estaba avergonzado de haber sido pillado.
—¡Pues entonces largo!
¡Zaz! Le lanzó otro pergamino que tenía a su lado. El hanyou dejó la pequeña choza sobándose la cabeza y gruñendo maldiciones en contra de la mujer, empero, estaba internamente agradecido de que Kagome no hubiera utilizado el siempre mortífero "siéntate".
Ya echado en la fresca hierba verde del campo, Inuyasha se preguntó cómo era posible que, siendo las dos tan diferentes, se enamoró él de ambas. Como no encontró respuesta, decidió hacer algo más productivo: ir a golpear a Shippo.
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Última Edición: 06/01/2013