Ahí estaban ambos, sanos y salvos después de lo ocurrido en Sokovia pero esta vez, estaban mucho más unidos. Vivían en la Torre de Stark, en realidad cada Vengador tenía su espacio en ella había una habitación con baño además de una sala de entretenimiento y una cocina, una para cada uno; a nadie les sorprendió que los mellizos se negaran el vivir en habitaciones separadas.
Ahora estaban juntos acostados en la misma cama, como ya era normal Pietro se encontraba consolando a Wanda, ella solía despertarse al rededor de las dos de la mañana y culparse por todo lo sucedido.
— Fue mi culpa, no me informan de sí es que alguien murió, nosotros condenamos a los nuestros.— Murmuró la castaña tratando de no llorar pero fue imposible después de haber sentido eso mismo que sintió cuando sus padres murieron, su hermano estaba justo enfrente acariciando su mejilla y negando con la cabeza..la atrajo hacía él y comenzó a dar cariñosos besos, intentaba borrar esas lágrimas que le rompían el corazón. Colocó una mano en la barbilla de la ojiverde para así mismo levantarla un poco, asegurándose que lo mirara.
— No tienes la culpa ¿entendido? fue Ultrón que nos utilizo como si fuéramos sus marionetas, aprovechándose de que estábamos ciegos de venganza.— Su hermana detuvo su lamento y colocó ambas manos en las mejillas del peliplateado.— Mi mayor miedo era perderte, pude sentir eso por unos segundos y fueron los peores de mi vida, nunca había sentido tal dolor, fue mucho peor de cuando perdimos a nuestros padres.— Después de eso otra vez lágrimas recorrieron su mejilla. Su hermano solo pudo sentir culpa por ser él la razón del sufrimiento de su hermana. Amaba cuando ella reía, le hacía creer que la vida no era una mierda, sería capaz de hacer cualquier cosa para hacerla reír, en ese preciso momento no tuvo otra idea más que comenzar a hacerle cosquillas. Esto sorprendió por completo a Wanda. Sí ella reía, entonces él reía, no pararía de hacerle cosquillas hasta que ella dijera las palabras mágicas, le sorprendió que su hermana no sé diera por vencida tan fácilmente como eran las otras veces. En un rápido movimiento él ya estaba arriba de ella, siguiendo la misma acción, es entonces que derrepente quedo completamente hipnotizado por aquella risa.
—¡Me rindo! — La joven muy apenas pudo decir aquellas palabras, aún recobraba el aliento, después de ver a su hermano arriba de ella un cálido rubor se dejo mostrar por todo su rostro.— Pietro, estás pesado ¿puedes bajarte?— Mentía, él estaba en una posición dónde muy apenas podía sentir el peso, pero debía decirle cualquier cosa para que terminara con aquella escena.
— Sabes que te amo, ¿verdad?— Después de aquellas palabras Pietro con rapidez y a regañadientes terminaba haciéndole caso quedando acostado a un lado de ella mientras envolvía un solo brazo alrededor de la cintura de la castaña.
— Sí, lo sé y espero que sepas que yo te amo pero mucho más.— Después de aquellas palabras, la bruja quedo plenamente dormida y como todas las noches, él velaba su sueño. Acariciaba levemente la cabellera castaña, casi temiendo en despertarla, sabía que ella era la única mujer que él podía amar para siempre, que no importará que, nada podía hacer que ese amor se desvaneciera.
