Advertencias: Ninguna en realidad.

Rating: K.

Pairing: Ninguno. Una relación Madre/Hijas.

Palabras: 356.

Notas: Algo fuera del cannon, no recuerdo que haya sido invierno el día del recital de Diva, y estaba lloviendo. Así que lo arreglé para que se centrara en ésta época, disculpe las molestias. Es una reflexión de ella sobre la Navidad, o más bien, el árbol. Imagínenla en uno de esos centros comerciales donde siempre ponen un enorme árbol navideño.

Disclaimer: Blood+ no me pertenece.


Grande. Brillante, adornado de una manera soberbia que le agradó. Las cosas redondas que colgaban de él le parecieron graciosas, y la lluvia de luces que se extendía a lo largo de él lo hacía muy llamativo. Los humanos sí que eran quisquillosos en cosas tan vagas. Pero lo que más llamó su atención, fue la enorme estrella dorada que estaba hasta arriba de él.

Era excelso, y por alguna razón llamaba la atención de toda la gente que pasaba por ahí, y se sonreían. Algunos hasta abrazaban a su acompañante, o si iban solos, su expresión se relajaba en una más amigable. Lo que le pareció muy extraño. Miró fijamente a la cosa esa, que le dañaba un poco la vista, y se preguntó qué sería y porqué tendría ese efecto en los humanos.

Algo le había dicho Nathan, acerca de un viejo gordo que dejaba regalos debajo de él a los niños que se portaban bien. Una celebración humana un tanto ridícula, según Amshell; como en la que tenían que regalar chocolates a montones en un día rosa y cursi, ó cuando se vestían de brujas y magos para ir a pedir dulces a las casas ajenas (Diva pensó que eran tan pobres que no podían comprarlos ellos mismos, y le divirtió la idea).

Árbol de Navidad, así se llamaba.

Acarició su vientre y pensó en la sonrisa de sus hijas al ver por primera vez unos despampanantes regalos bajo un bello, hermoso árbol adornado por ellas mismas. Imaginó al viejo gordo sonriéndoles mientras acariciaba sus cabellos negros, y la mirada de diversión de ellas al abrir sus obsequios. Irían a ella, emocionadas, y le pedirían que las abrazara. Así como lo hacían los niños que pasaban junto a ella, en el centro comercial.

Diva estaba segura de que el Árbol de Navidad estaría esperándola al terminar el recital de aquella noche.


Muchas gracias por leer.