¡Hola! ¿Cómo están? Eh aquí yo, miren lo que les tengo una adaptación de una de mis novelas favoritas, de mi escritora favorita: LYNNE GRAHAM

Traición cruel

Disclaimer: los personajes y la historia son propiedad de su respectivo creador

Advertencias: Au, Ooc

CAPÍTULO I

— Y esta es mi asistente ejecutiva, Hermione Granger. —

Mione apretó la mano de la persona que le fue presentada por su jefe, Ludo Bagman. Elegantemente vestida, con el cabello castaño atado en la nuca, ella podría muy bien ser confundida con una señora millonaria, en vez de ser vista como una simple organizadora de fiestas de caridad.

Nadie adivinaría que aquella era la primera vez que Mione fue designada para desempeñar un papel bastante importante, y que había sido invitada en el último minuto a sustituir una funcionaria, ahora enferma.

Alguien la tomó del codo, conduciéndola a un lado.— ¿Dónde compraste el traje que estás usando? —Angelina, su colega de trabajo, preguntó. — ¿Asaltaste algún banco? —

— Es de mi mejor amiga—Mione susurró.

— Como me gustaría tener una amiga así — Angelina rumió.— Aunque estuviese loca en pedir algo prestado a mi mejor amiga, tendría que luchar para convencerla. Tu amiga debe ser un ángel.—

— No tanto así, no exageres. — la castaña rió. Ella frunció la frente al notar que el buffet estaba sin tocar. Hizo señas al mesero. — ¿Por qué será que la comida no fue servida, Angelina? —le preguntó a su amiga.

— El personaje más importante aún no llegó —le respondió la morena. — Ah, ahora me acuerdo. Estuviste de vacaciones, y no conoces a nuestro nuevo patrocinador. —

— Debe ser una persona muy importante, Angelina, para que el señor Bagman no comience la fiesta antes que él llegue. —

— Si, es muy prominente, riquísimo, descendiente de familia filantrópica —dijo Angie con una sonrisa. — Un manjar caído del cielo. Nuestros directores hicieron de todo para agradarlo. Hasta la señora McGonogall, que detesta dar sus homenajes a los hombres, entró con una contribución. —

— ¿La señora McGonogall? ¡Estás bromeando! —protestó la castaña.

— Es verdad —insistió Angelina. — La señora se dio el trabajo de salir a comprar una torta especial para él y... —

— ¡Estás bromeando! —Mione repitió con los ojos color caramelos abiertos sin creerlo del todo

— No lo estoy, el hombre es colosalmente atractivo. Subí en el mismo elevador, y recé para que se parara en el camino... No porque espere que ese hombre se aprovechase de la oportunidad. —la mujer suspiró y la castaña la miro suspicaz. — Pero, nunca se sabe. A los búlgaros les gustan las mujeres llenas de formas, y tú no puedes decir que yo no sea de ese tipo. —

— ¿Es búlgaro? —indagó Mione.

— ¡Ahí está el hombre! —exclamó la morena.

— ¿Dónde? —

— Dios, ¿no lo ves? —

Mione se deparó, de súbito, con un hombre alto, de cabellos oscuros, que acababa de entrar en la sala, acompañado de dos directores de la compañía

La castaña tuvo un shock tan grande que quedó paralizada.

— Es Viktor Krum—susurró su amiga. — De las Industrias Krum. Un hombre guapo, ¿no? Por lo que supe, el señor. Lupin le dio una copia del boletín del Daly Prophet en una cena, y nuestro hombre quedó tan interesado que manifestó deseo de comparecer a una reunión nuestra, en esa misma semana. —

¡¿Viktor?!

La castaña repitió mentalmente, sintiendo que el aire se hacía pesado.

Sintiendo un nudo en el pecho, se retiró de la sala. Fue al vestuario. Felizmente no había nadie allí. Ver a Viktor de nuevo, donde menos esperaba encontrarlo, fue un verdadero shock para ella.

¡Santo Dios! ¡Como podía ser cruel la vida a veces!

Una rabia inmensa se apodero de ella haciendo que se llenara de odio. Hacía cuatro años, cuando apenas había salido de la universidad, con excelentes notas además, encontró un excelente empleo en una industria internacional, que tenía una de sus más importantes sedes en Londres. Viktor Krum la contrató como su asistente ejecutiva.

Tiempo más tarde fue despedida, pasando por la humillación que le prohibieran entrar a sus Industrias. Y, como si eso no bastase, le fue negada una carta de referencia. Ese rechazo consistió en un punto negativo en su currículum.

A la castaña le llevó más de un año encontrar otro empleo, y tuvo que conformarse con una posición muy inferior, y un salario igualmente inferior. Viktor Krum destruyó su carrera profesional. Pero la culpa no fue sólo de él.

Mione cerró los ojos, intentando borrar los recuerdos del pasado. Un paso en falso... un error... Ella se enamoró de su empleador y, como siempre pasa en esos casos, quedó vulnerable. Su corazón ocupó el lugar de su cerebro. Y ahora la castaña de rizos rebeldes se odiaba por haber sido tan ingenua, tan imprudente, tan tonta. Ella que siempre había predicado su prudencia y sensatez, su prioridad por la formalidad y la responsabilidad

Temblaba sólo de recordar.

Salió del vestuario consciente, de que en algún momento en aquella noche sería forzada a encarar a Viktor de nuevo.

Ludo Bagman daba un pequeño discurso cuando ella volvió a la sala del banquete. Todos ya estaban sentados a la mesa, y ya habían sido servidos. Angelina le señaló una mesa próxima.

La castaña aun perturbada, se sentó al lado de su amiga, que notó su palidez y dijo:

— Espero que no hayas contraído el virus de la gripe. Tienes un aspecto horrible. —

— Apenas y estoy un poco cansada. —

Krum se sentaba a la cabecera da mesa principal. Hermione procuraba no mirar para aquel lado, pero un impulso más fuerte la forzaba a eso. Con esfuerzo, se concentró en el presente, en el desempeño de los camareros, en el menú. Sin embargo descubrió que continuaba mirando a Viktor, que su atención se concentraba en el perfil firme y familiar de él. A pesar de todo el tiempo transcurrido, aún no podía creer lo que había pasado.

Naturalmente que aquellos trazos le eran familiares. ¿Cómo podrían no serlo?

¡Convivió con aquellos ojos negros y profundos por más de tres años!

— Debes estar nerviosa por causa de la reunión de los directores de mañana —dijo la morena, notando al final que Mione no comía absolutamente nada. — Si yo fuera tú, no me preocuparía. Tu promoción es un hecho. —

— Nada es un hecho, Angelina. —ella suspiró.

— El señor. Bagman está muy inclinado a proponerte para la gerencia de la sección de finanzas, y los demás directores aceptarán su recomendación. —

—Si lo sé, pero aun hay otros candidatos muy competentes. —

— Dudo que tengan las mismas calificaciones que tú. —

La castaña deseaba mucho que su amiga Angelina tuviese razón. Mientras pasó sus dos semanas de vacaciones en la casa de su mejor amiga y su casi hermano Harry, rezó para conseguir esa promoción. No por desear el estatus, sino simplemente por causa del aumento de salario.

Ludo se levantó de la mesa, conduciendo al invitado de honor al podio. Bajo los luces, el cabello negro de Viktor parecía de seda, y Mione se encontró recordando el pasado, ella pasando los dedos por aquella cabellera oscura. La piel de ella se prendió de fuego, y sus dedos se pusieron trémulos mientras sostenían la copa. A pesar de intentar controlarse, no entendió una palabra del discurso de Viktor. Pero debía haber sido divertido, aunque él nunca fue un hombre de contar chistes, pues las carcajadas hacían eco por la sala.

— No me extraña el hecho que los directores se hayan preocupado tanto por nuestro invitado. Ve como la sala está repleta de periodistas —comentó su amiga.

Bagman hizo una seña a Hermione para que se acercara.

Así cuando ella llegó cerca, dijo:

— Un discurso formidable, ¿no te parece? —Ludo pasó un brazo por los hombros de ella.

Mione se sorprendió.

— Buen discurso, si —concordó, aunque no hubiera prestado la más mínima atención.

— ¿Dónde se metiste horas atrás? Quería que te sentaras con nosotros en la mesa principal. —

— No tenía idea de que me estaba buscando. Disculpe. —

Cuéntale ahora, una voz interior le decía. Cuéntale a Bagman que un día trabajaste para Viktor, aunque ese detalle no haya sido mencionado en su currículum.

— Creo que la culpa fue mía —dijo el hombre. — Debería haberte prevenido antes que quería que te quedaras con nosotros en la mesa principal. —

Tomando coraje, Hermione comenzó a decir:

— Ludo... —

— ¿Te diste cuenta que es la primera vez que me llamas por mi nombre? —el rió.

Hermione se sonrojó. Siempre fue muy formal con sus directores.

— Pero no me pidas disculpas. Ser llamado todo el tiempo señor Bagman, señor en vez de tú, me hace sentir viejo como Matusalén.—

— Lo que está lejos de ser —dijo ella dijo cortésmente, un poco avergonzada por la mirada de interés que leyó en los ojos de él.

— ¿Señor Bagman? —alguien los interrumpió.

Ambos miraron al recién llegado que agregó, mirando a Hermione:

— ¿Dónde te escondiste toda la noche, Mila?—

En ese instante, un funcionario de la firma llamó a Ludo, que se alejó súbitamente.

— ¿Viktor...? —la castaña susurró en un hilo de voz.

— Si, Viktor... que se acuerrda muy bien de ti. ¿Serrá que debo prrevenir a tu jefe que está cayendo en la cueva de la serrpiente? ¿Ó es mejorr que mantenga mi boca cerrada? —

— ¿Cómo? —Hermione estaba atónita. No sabía que decir.

— Por lo visto, ya estás durrmiendo con tu jefe—

Con la guardia baja para un ataque tan ofensivo, Mione lo miró y susurró:

— Como te atreves... —

— En la mesa, Bagman estuvo todo el tiempo afligido buscando a su parreja. Pero no se me ocurrió que fuerras tú. Debe haber una razón muy buena para que estés trrabajando por tan poco dinerro, Hermione Granger, ¿en una institución de carridad.?—

— ¿Por qué me estás tratando así? ¿Qué te pasa?—Mione balbuceó sin tomar en cuenta que ahora, él decía su nombre correctamente.

— ¿Por qué? Soy Viktor Krum, no te olvides de eso. Y, si no hubierras desaparecido hace cuatro años, te habrría reducido a pedazos, porr lo que me hiciste. —

— ¿Por lo que te hice? —la castaña repitió, trémula.

— Un búlgaro nunca se olvida de la ofensa de serr atacado por la espalda. Aunque él tenga que esperrar un año ó dos... El tiempo no imporrta. Al contrarrio, el deseo de venganza se torrna aún más intenso. Voy acabarr contigo. Huir fue tu grran error. —

¿Venganza? ¿Desde cuándo Viktor Krum era un hombre vengativo?

— Veo que ya se encontraron, Hermione y el Señor. Krum. —

Ludo volvía, y se juntó a ellos.

—Hermione y yo no prrecisamos prresentaciones —dijo el azabache, muy amablemente ahora. — ¿Ella nunca mencionó que ya nos conocíamos? —

— No tuve oportunidad... —Mione consiguió susurrar.

— ¿Fingiéndote inocente, Mila? —el pelinegro la interrumpió. — Con certeza no dijo que trrabajó para mí, y que fue echada de las Industrrias Krum. —

Ludo pasó la mano por la espalda de ella, en un gesto protector. E insistió:

— Desde el primer día que Hermione Granger comenzó a trabajar con nosotros, probó ser excelente funcionaria. —

— Sé de eso —Viktor admitió. — Perro, infelizmente, ella es un peligrro, donde quiera que esté trrabajando. Es un rriesgo para todos. —

— Si me dan permiso... —dijo la castaña, intentando retirarse.

— Lo tienes todo, Mila. —

— Por favor, dennos permiso a los dos, Señor Krum—pidió Ludo.

Irguiendo el rostro, ahora blanco como una hoja de papel, Mione agregó:— Creo que es la hora de retirarme. —

— Te acompaño a casa —se ofreció Ludo.

— No va a ser necesario —la castaña protestó, dando un paso en dirección a la puerta.

— No la deje salirr así —sugirió Krum, con la misma calma que mostró desde el principio, el único de los tres en absoluto control. — Ella está acorralada y no quiere responder prreguntas ahora. —

— ¡¿Cómo se atreve hablar como si yo no estuviese presente?!—Mione protestó.

— ¿Te pusiste mucho más valiente después que te alejaste de mí, no Mila?—el búlgaro la encaró con una mirada helado. — Se pierden los viejos hábitos deprisa.—

— Señor Krum... —Ludo comenzó a hablar.

Hermione se alejó, aquel fue el momento más difícil de su vida. ¿Realmente querría Viktor ofenderla? ¿Cómo podía hablarle de aquel modo, frente a su jefe? ¿Por qué desearía humillarla en público? ¿Por qué destruir su reputación? ¿Y, por qué la acusaba de haber huido, hacía cuatro años? La castaña creía estar teniendo una pesadilla.

Y se preguntaba por qué el búlgaro la odiaría. Él la odiaba.

Si, la odiaba. ¿Por qué? Pero... ¿por qué la odiaría tanto? Él no tenía motivo para eso. Ella, sin embargo tenía todos los motivos del mundo para odiar a Viktor Krum. Además de lo que hizo para arruinar su carrera, era el hombre que una vez amo y quien la hirió terriblemente. En aquella fatídica noche, la hizo sentir como la más vil de las criaturas.

— Nunca mezclo negocios con placer, Mila —él murmuró aquella noche.

Pero Hermione no sospechaba que, al mismo tiempo en que le hacía el amor, planeaba despedirla.

Recordó cuando su mejor amiga, Ginevra, le dijo:

— ¿Cómo puedes trabajar con él después de eso? —

Aquella noche fue decisiva. Mione reconoció que no podría continuar trabajando para él.

Pero creyó que, si él no la quería más en la oficina, podría al menos ofrecerle una transferencia. Las Industrias Krum poseían filiales en muchos países. Santo Dios, ¿ya no había sufrido lo suficiente? ¿Por qué desearía Viktor causarle más sufrimiento aún? El encargado de vestuario le preguntó:

— ¿Quiere su frac? —

— Por favor. —

Mione se vestía cuando Ludo Bagman apareció, con aire perturbado.

—Hermione... ¿ya te vas? —

— Pienso que es la mejor solución —ella respondió.

— Quedé sorprendido con la rudeza de aquel hombre, es imperdonable. Pero, ¿cuándo trabajaste para él? —

— Ni bien terminé la universidad. Pero, déjeme explicarle que mi salida de Industrias Krum no tuvo nada que ver con mi habilidad profesional. Fui despedida por motivos personales. —

— Siento mucho todo por lo que pasaste —comentó Ludo.— espero que el señor Krum no haga comentarios de ese tipo en presencia de los directores. Quedarían preocupados. El señor. Krum es el más poderoso contribuyente de nuestra campaña y, naturalmente, no deseamos problemas entre él y los miembros del equipo. —

Más pálida que antes, la castaña respondió:

— Entiendo. —

— Te veo mañana.—

La oferta de él para llevarla a casa no duró mucho. No es que la castaña fuese a aceptar. Pero entendía que la vieja amistad murió, después de los comentarios del búlgaro.

Y eso no le causaba desconcierto, el azabache la trató como se trata a una cualquiera. Ludo quedó sorprendido e inicialmente, la defendió. Pero, después de algunos minutos de reflexión, comenzó a sospechar de ella. Sería preciso tomar en consideración que Viktor Krum era muy respetado en el mundo de los negocios, hombre de gran proyección y éxito en el ámbito industrial.

Naturalmente Ludo se preguntaba ahora qué tipo de comportamiento fue el de ella, para provocar aquel ataque tan directo por parte de un hombre de fina educación, como Viktor.

Mione sentía martillazos en la cabeza, estaba tensa. Creía que probablemente perdiera todas las oportunidades de la promoción tan esperada.

¿Cómo podría Ludo recomendarla sabiendo que Viktor Krum la despreciaba?

El portero del edificio le preguntó si quería que llamara un taxi, la castaña sacudió la cabeza, en un gesto negativo. No estaba en condiciones financieras de tomar un taxi.

Ella vivía modestamente, habitaba un cubículo, y dormía durante la semana en un cuarto no más grande que un armario empotrado. Los fines de semana los pasaba con su mejor amiga, en Oxfordshire . El tren le costaba una fortuna, pero Mione jamás perdía un fin de semana en la casa de Ginny y Harry.

El domingo de noche volvía a la ciudad, con el corazón en un puño.

¡Como le gustaría vivir con Marion las dos juntas en una casa propia!

Un auto paró a 20 metros adelante. La puerta del pasajero se abrió. Como Hermione dudó, Viktor descendió de su Masseratti, y ordenó:

— Entra, te llevare a tu casa. —

Mione no sabía si llorar ó reír. Pero concluyó que nada de lo que hiciese tendría efecto en el azabache.

— No terrminamos de arreglar nuestrras cuentas —le dijo él.

— ¡Déjame en paz! — al fin gritó.

— Me intentaste lanzarr al ostracismo —la acusó Krum. — Nada me impedirá ajustar cuentas contigo ahora. ¡Entra en el auto! —

La castaña no entendió bien lo que él quería decir con "ajustar cuentas". Intentó calmarse.

Viktor siempre fue un hombre tranquilo, pero cuando se enfadaba era tan peligroso como un tiburón asesino que percibe sangre, pero tampoco era un loco.

—Vete al infierno…—le susurro

El apretó la mandíbula e igualmente susurro en medio de una orden—Entra que estoy perrdiendo la paciencia—

Y entró en el auto.

— Te voy a prroponerr una opción —declaró él, pero continuando con el auto estacionado.

— ¿Una opción? — repitió la castaña.

— Pide la dimisión en tu empleo actual. —

—¡¿Pedir la demisión? ¿Estás loco?!—

— Si no lo haces, mi conciencia exige que te denuncie a la dirrección —Viktor la amenazó. — Gerente de finanzas, ¿tú? ¡Imposible! Sé que estás en la lista de prromociones. Pero no podré permitir que pongas tus manos ambiciosas en los fondos de carridad.

— ¿Estás acaso insinuando que no soy de confianza tratándose de dinero? —

— No lo estoy insinuando. Sé que no lo erres. Y no me vas a imprresionar más con ese airre tuyo de niña inocente y correcta. Cometiste un crimen cuatrro años atrás. La ley puede no haber sido bastante rápida para atrraparrte in fraganti, pero yo lo fui. El azabache le lanzó una mirada de amenaza. — aun conservo la evidencia de los hechos que podrrán llevarte a la cárrcel... —

— ¿La cárcel? —La palabra "cárcel" explotó de sus labios secos, mientras lo encaraba, incrédula.

— Tú puedes ser juzgada aún porr lo que hiciste. ¿Sabías? — insistió Viktor.

El la acusaba de haber usado informaciones confidenciales en su propio beneficio. Y esa práctica era ilegal.

— Estás loco, Viktor... Nunca habría hecho nada de lo que me acusas — protestó la castaña. ¿Cómo era posible que el azabache creyera que cometió un acto tan indigno?

— Habrría hecho lo mismo otra vez, si te hubiese dado una oporrtunidad. Pero no te la di. Te despedí, y tú desaparreciste de la faz de la tierra, con lo que ganaste deshonestamente. —

— No es verdad. ¡No gané nada deshonestamente! —ella exclamó, su corazón latiendo con violencia. Sentía asco y miedo al mismo tiempo. — ¡Pensé que me habías mandado lejos porque había dormido contigo! —

— ¡Bozhe moi! ¿Y quién crrees que te crreería eso? Está archivado en nuestras oficinas que fuiste despedida por mala conducta. —

— Lo sé, pero... No puedo ir presa. ¡No hice nada de malo! —

— Bien, pero de cualquierr modo nunca más podrás trrabajar recaudando fondos para obras sociales —Viktor dijo fríamente. — Con tu talento para la contabilidad, puedes cometerr toda suerrte de desastres. Te quiero fuera de eso ya, de lo contrrarrio... —

— Pero no hice nada... ¡No soy deshonesta! —Hermione repetía, desesperada y aprehensivamente.

— Si insistes que no cometiste ningún desliz, me verré obligado a contar todo a Bagman. Y prresentaré las evidencias. Y, un hombrre como Bagman, con sus prrincipios morrales rígidos, se sentirrá obligado a reporrtar todo a las autorridades...—

— Pero, si tú estabas tan convencido que era culpable, ¿por qué motivo no llamaste a la policía inmediatamente? — indagó Mione, intentando encontrar un medio dedefenderse.

— ¡Imposible! Serría lo mismo que reportar un asesinato sin las prruebas, que no tenía en ese momento. Y luego tú desaparreciste, como un ladrón en la oscurridad de la noche. —Krum inclinó el cuerpo para atrás, en un gesto de relajación, y su mirada fue congelada. — Y yo me satisfice sólo con imaginarte en la cárrcel. Sólo imaginarrte en la cárcel me daba placerr. Pero, más tarde, me parreció que merrecías un castigo severo por tu crrimen...—

— No cometí ningún crimen —la castaña protestaba. — ¿Por qué no me crees? —

— Porrque eres falsa. Prreparaste muy bien tú defensa. —

— ¿Preparé mi defensa? —

— Si, como una prrofesional. Me hiciste pasarr por idiota. Podría haber sido llevado a la ruina por ti. Podría haber sido acusado por estafa. No tengo duda que dirrías que negociara en mi favor, si fuerras atrrapada. —el azabache hablaba pausadamente, acentuando cada palabra. — Estoy seguro que harías tu teatrrito, declarrando no saber que estabas actuando contrra la ley. —

— ¡Debes estar loco! —ella exclamó, lívida y con dificultad de hablar.

— Estoy segurro que dirías que fuiste seducida, usada. —el búlgaro prosiguió, con énfasis, mirándola severamente. — Si fuerras hombre, te habrría matado. Pero... como eres una mujerr, pretendo usarrte como me usaste a mí... —

Notas finales:

¡Wow! ¿Qué les parece?

En el grupo Krum© les comente a las chicas la idea de hacer esta adaptación, pero luego me dio flojera subirlo, aunque ya hubiera hecho este capítulo hace tiempo y lo tuviera guardado, pero justo ahorita fue que me anime hacerlo. Que dicen ¿Les gusto? Si lo hizo, no se olviden de dejar su comentario donde me expresan su opinión.

p.d: para los que siguen mis demás historias, no sé cuando pueda actualizarlas, planeo editar primero el capítulo de "Que queda después de ti" leí lo que hice y me di cuenta que fue un asco total, si actualizo tal vez sea "Descubriendo secretos"

Chaito un besito :3