Yo sé que diran... ¿!Sunako, acabas de terminar una historia y nos vienes con otra!? y si, aquí vengo con otra porque no podía esperar más... he esperado mucho tiempo para subir esta historia y aunque muchos digan: pues que más da esperar unos días más. Lo cierto es que quizás ya no deseaba esperar más.
Mis niños hermosos en esta ocasión no es un barco, o un avión, o una de mis disparatadas ideas que se me ocurren porque perdí más que un tornillo... esta historia... va a ser lo que ustedes quieran que sea... desde un barco hasta una nave espacial.
Esta historia pienso yo (porque estoy muy loca) que es de esas historias que a gritos piden ser contadas, y que a gritos piden ser leídas... es algo diferente a lo que yo estoy acostumbrada a escribir.
La escribí hace muchos años, y jamás la había subido porque no la sentía "lista" pero aquí la traigo, después de tanto tiempo esperando en mi computadora, aquí la triago y es una guerrera porque... en la primera computadora donde la comencé a escribir... esa computadora sin duda ya no existe (se hecho a perder :c) y luego la laptop que me robaron hace poco, ahí estaba tambien... pero tuve la suerte de que la tenía respaldada en mi celular. En fin... como verán esta historia tiene mucho que contar porque una autora muy especial hace muchos años, la misma que me inspiró a comenzar a escribir, esa hermosa mujer ha sido mi ejemplo a seguir y por ella comencé a escribir y más este fic mi queridísima Susuna, esa mujer me ha impulsado mucho y enseñado tanto. Es mi heroína y la amodoro :)
Se preguntarán porque hago tanto drama por esta historia pero es que he dejado mucho tiempo y sentimientos en ella... y quiero compartirla con ustedes, espero les guste y como siempre... saben que estoy a su completa dispocisión. Mil gracias mis niños y los dejo con mi primer fic que he escrito, aquella historia que pide a gritos ser leída...
Esta historia es tan especial que una hermosa chica le hizo una imagen especialmente para este fic. Mi querida Princess Dark Amy. Mi niña te lo dije el dia que me la diste pero te lo repito... ame la imagen, gracias por hacerla para este fic el cual es muy especial para mi, te quiero mi pastelito andante, con todo mi corazón :3
Antes de comenzar quiero decir algo último. Esta historia... que es tan especial para mi, se la quiero dedicar a alguien aún más especial, es una amiga que ha pasó por momentos muy difíciles, la considero mi primera fan porque así se llamaba el correo que me envio hace un par de años, en realidad... fue mi primera fan y aquel correo me lo mandó cuando yo aún estaba empezando a escribir... creo que por eso esa chica es muy especial para mi. Mi querida peque… aquí te dejo lo más preciado que he escrito en mi vida… que sea preciado no quiere decir exactamente que sea del todo bueno, y quizás esta historia no sea del todo buena pero… le tengo mucho cariño a pesar de eso, ha sido el primer fic que he escrito en mi vida y al que le he puesto tanto cariño y tiempo, sería maravilloso para mí que te encantara pero de no ser así pues tendré que disculparme contigo :(
Este fic siempre ha pedido a gritos ser leído pero digamos… que no había encontrado a la persona correcta, ahora ya la encontré… no sé si es bueno pero al menos deseo que alguien a parte de mi lo lea. Te quiero mucho peque, eres una persona sumamente importante para mí y esto puede que no sea mucho pero te lo ofrezco con todo mi corazón. Te quiero, gracias por estar ahí para mí ;)
Y no sé donde estas Ayame Hikari Atsushi no sé si aún sigues leyendo fics, no sé que ha sido de ti porque una vez más... has desaparecido, pero no importa, espero que sepas con esta historia que pienso en ti amiga, y que esta historia es para ti, te quiero mucho donde quiera que estes. Cuídate y que la vida te trate como tú te lo mereces, gracias por creer siempre en mí, gracias.
Capítulo 1: Aquel odioso rubio...
Estaba en un lugar que no reconocía, en un sitio que jamás en su vida había visto, un espacio que nunca había pisado. Se encontraba reverendamente extraviada, tan solo ladeaba la mirada de un lado a otro en busca de algún rastro de vida. Sintió entonces su respiración chocar contra su nuca… sin duda ese gesto comenzó a perturbar sus sentidos poco a poco, lentamente, de una manera tan abrumadora que se tornaba casi imperceptible, sentía entonces como la piel del cuerpo se enchinaba al sutil contacto, sentía un inmenso haz de sensaciones recorrer su columna vertebral. La calidez de su cuerpo era algo incomparable, indescriptible; sintió sus labios susurrarle algo al oído: una frase muy suave tanto que no podía percibirla por completo, era como un melodioso susurro fugitivo, tan solo sabía que le gustaba el cosquilleo que le provocaba en el oído. Sus brazos entonces la estrujaban con fuerza y de manera tan protectora que se sintió segura a pesar de no tener ni la más mínima conciencia de donde se hallaba varada.
No podía verlo porque él la abrazaba por detrás: rodeando con sus brazos su cintura. Le preocupaba lo que estaba sintiendo: tantas inexplicables sensaciones innumerables. Entonces él tomo la iniciativa y la tomó de los hombros, ella dio un respingo y al entender el mudo mensaje prosiguió a cerrar los ojos con mucha lentitud en espera del roce… sintió como él se acercaba hacia ella, su corazón se alebrestaba mientras lo sentía cortar la distancia que los separaba… era inevitable no sentir su respiración entre cortada chocar con su mejilla, su respiración; anhelaba ese roce, y sus ansias comenzaban a consumirla por el deseo de besarlo…
El despertador sonó sacándola de ese sueño tan abrumador y al mismo tiempo tan irreal. Despertó con pesadez. Apagó la alarma con molestia, mientras posaba la mano sobre su cabeza. Siempre era lo mismo: su príncipe azul no alcanzaba a besarla, nunca, ni por todas las veces que había caído sucumbida bajo el mismo monótono sueño… se sentó un momento en su cama mientras tocaba sus labios con la yema de sus dedos, ese sueño siempre le dejaba una extraña sensación en la boca, como si en sus labios hubiera un vacío, un hueco sin cubrir, como si algo les faltara… Suspiro quedante y lastimosamente mientras se ponía de pie.
Pero es que ni siquiera conocía al hombre con el que soñaba, jamás le alcanzaba a mirar el rostro, jamás alcanzaba a mirar tantito el color de su pupila o escuchar el seductor tono de su masculina voz, era un hombre anónimo que solo se incursionaba en sus sueños, sin permiso ni gloria dejándola a ella un poco aturdida por soñar lo mismo casi a diario… -Tengo que dejar de ver tantas películas…- se regañó así misma mientras repisaba con pesadez, se levantó y caminó al baño: ya se le estaba haciendo tarde para llegar al trabajo…
Larga cabellera azul oscuro, ojos perlas, alta, delgada y encantadora, una chica ciertamente muy poco común y bastante singular. Llevaba el nombre de: Hinata Hyuga. Su trabajo era sencillo, era sencillo porque ella lo hacía sencillo, es fácil hacer insulso algo que te gusta hacer día a día y algunas veces se convierte monótonamente placentero. Trabajaba en una revista de moda, y su sueño… ser diseñadora de modas, no era sencillo y más cuando tienes que competir con gente que posee talento y coraje, no es fácil pero… ¿Qué es fácil en esta vida? ¡Muy pocas cosas! Y ahí estaba ella… luchando día a día por perseguir un sueño que para muchos podría parecer irreal o imposible… y no importaba cuanto tiempo, dedicación, días, lágrimas, sudor, cansancio, ojeras o regaños costara… nada era importante si era por cumplir su sueño… porque día a día alimentaba a su alma y corazón con esa hermosa ilusión. Es fácil rendirse, es fácil ser derrotado y las caídas duelen… duelen más de lo que uno imagina o desearía… pero duele más… darse por vencido, porque es como traicionar a tu alma, a ti mismo, por eso es mejor luchar y luchar hasta el cansancio. Ella era así, luchaba y corría detrás de aquello que su pecho anhelaba con tanto furor y muy poco le importaban los obstáculos, si era para cumplir su sueño entonces… ¡Bienvenido sea!
Salió del baño completamente empapada mientras dejaba un rastro de agua recorrer su departamento, abrió el closet, y posó un dedo en sus labios mientras sus ojos se tornaban dudosos, repentinamente sonrió, tomó varios ganchos con ropa. Cierto que era una novata, pero… ser una principiante no le restaba talento ni crédito. Su genio realmente la llevaría alto lo más alto. Sin embargo, a pesar de tener el don de jugar con colores, formas y texturas tenía un gusto muy modesto al momento de vestirse, después de todo ella… era tímida. Así que tomó su sencilla pero bonita ropa y se vistió tan rápido como pudo.
Salió de casa presurosa mientras miraba el reloj de mano en su muñeca derecha. Lo observaba a cada minúsculo instante como si deseara detener el tiempo con el poder de sus ojos perlas. Hizo una mueca y se subió a su auto mientras trataba de apresurarse, el tráfico la sofocaba… decidió entonces prender la radio y relajarse un poco mientras los autos se movilizaban.
Supo que su destino se hallaba muy cerca de ella cuando visualizo el enorme edificio. Con su impresionante fachada y su lujosa complejidad arquitectónica… con ese exuberante anuncio: "Just Girl´s"
-¡Buen día Yamato!- exclamó mientras saludaba al hombre de la caseta del estacionamiento.
-¡Hola señorita! ¿Cómo amaneció hoy?- cuestionó un sonriente hombre.
-Estupendamente, gracias- sonrió, tomó el boleto que le dio y prosiguió a estacionarse. Estacionó el coche y se bajó de éste mientras se disponía a caminar hasta su oficina. Entro al elevador que la llevo a su destino.
-Muy buenos días señorita Hinata- exclamó Tenten, su secretaria, al verla aproximarse.
–Muy buenos días Tenten- Dijo Hinata muy alegre – ¿Hay algún recado para mí?-
–mmm… Si, le llamó la señorita Ino…- confirió esta mientras miraba su bitácora.
Hinata hizo una mueca de felicidad –Ya le llamo, gracias Tenten…- comentó mientras entraba a su oficina, se sentó en su cómoda silla mientras miraba a su alrededor. El lugar era espacioso mas no enorme, era un sitio armonioso y placentero para trabajar, para dejar que sus ideas fluyan.
Tomo su agenda, no podía vivir sin ella. La abrió con cuidado mientras posaba un lápiz en el labio –mmm…- murmuró para sí misma, ¡Tenía mucho trabajo! se acercaba el fin de mes y estaba en la temporada: primavera – verano, su jefa: Shion, la estaba presionando para sacar los trajes de baño de la temporada, los vestidos, entre otros accesorios, claro… para ella era fácil, ¡Era una profesional! solo necesitaba un poco de inspiración para crear su propio arte. Estaba concentrada: trazando figurillas y mezclando colores en su mente, se hallaba envuelta en el nudo de su imaginación, absorta de lo que pasaba afuera, cuando escucho su celular retumbar sus tímpanos y traerla arrastras al mundo real, sacudió un poco la cabeza mientras salía completamente de la hipnosis –Bueno…- contestó la chica.
–Hinata amiga, me alegra que me contestes…- exclamó la chica con una voz muy fuerte.
-¡Ah! ¿Ino, que pasa?- cuestionó mientras posaba la muñeca sobre la frente.
– ¡Hoy es sábado! O sea eso significa que…- dijo la chica esperando que Hinata completara la frase.
–Que… ¿yo vaya al parque a leer un poco?- exclamó dudosa. –Es una armoniosa tarde, creo que eso haré ¿Quieres acompañarme?-
¿Parque? ¿Leer? ¡No mujer hoy es sábado de cacería!- expuso con una voz sensual –vamos por algunos hombres…- comentó la hiperactiva Ino con una lasciva voz entre sus labios carnosos.
–No gracias yo paso, eso a mi no se me da…- contestó Hinata un poco fastidiada.
–Vamos mujer tienes que divertirte ¿o quieres cuidar gatos el resto de tu vida?- la peliazul hizo un mohín.
–No Ino, me quiero quedar en casa…- argumentó insistente Hinata.
Ino infló los cachetes enojada, de pronto… se le ocurrió una fantástica idea: – ¿Qué, que… dices…? así claro… entonces paso por ti a las diez ¿te parece?... si, excelente entonces… nos vemos- y le colgó aplicando la táctica de: demencia total. Hinata estaba estupefacta "maldita Ino" pensó en silencio, ya le había arruinado los planes de pasar una pacífica tarde. Suspiro resignada, vio sus dibujos y regreso al trabajo.
Después de unas horas de dibujar, otras de mandar correos, de enviar papeleo a su "querida jefa" y después de un par de tazas de café, ya era hora de irse a casa. Salió de la oficina con ese sonrisa de satisfacción con la que salía cuando sentía que ese había sido un extraordinario día productivo – ¿Listo señorita, Hinata?- preguntó Tenten.
– ¡Tenten!- gritó la ojiperla irritada.
– ¿Qué pasa?- cuestionó asustada la simpática muchacha mientras tecleaba algunas palabras en su ordenador.
– ¿Acaso no somos amigas?- Preguntó dulcemente la Hyuga.
–Claro que lo somos- sonrió Tenten nerviosa –Entonces… solo dime Hinata, no, señorita Hinata, por favor- sonrío dulcemente la muchacha
–Lo siento, ¡entiendo Hinata!- clamó enfatizando el nombre de la chica.
–Me alegro… nos vemos Tenten, hasta el lunes- aseguró antes de salir de ahí con esa enorme sonrisa acompañándola.
–Si Hinata- expuso con timidez la chica de chongos con lentes.
Ya había manejado por varios minutos hasta que llego a su departamento, ese acogedor lugar que tanto le encantaba, entró y se apoyó en la puerta, como extrañaba su hogar. Miro el reloj de muñeca que tenía –ocho treinta, creo que me tomare mi tiempo- exclamó con una sonrisa, se acerco a la nevera emocionada –He esperado por ti toda el día- murmuró mientras hablaba con un bote de helado de chocolate, el chocolate era sin duda su sabor favorito además… tenía la bonita costumbre de que cuando terminaba su semana se premiaba con un poco de chocolate. Tomo la cuchara y la implanto en el helado mientras se llevaba a la boca el primer bocado –mmm….- degustó mientras cerraba los ojos extasiando sus papilas gustativas con su sabor – ¡Que rico esta!- clamó mientras comía más. Un rígido sonido la saco de su hermoso paraíso – ¿Visita? ¿Quién podría ser?- preguntó extrañada mientras se acercaba a la puerta, la abrió y pegó el grito al cielo – ¡KYA!- chilló como si hubiera visto algo peor que un fantasma.
– ¿Que tan malo es verme?- cuestionó la rubia de Ino mientras Hinata la miraba con su minifalda, tacones altos y blusa escotada, maquillada, cabello suelto y con un perfume delicioso.
-No es malo verte solo es que no te esperaba tan temprano, ¿qué haces aquí?- cuestionó la chica mientras tomaba su corazón desenfrenado.
–Te conozco y vine a prepararte para nuestra fiesta de hoy…- decía Ino mientras entraba y le quitaba el bote de helado dejándola estupefacta de la impresión.
– ¿A qué te refieres…?- preguntó una confundida ojiperla mientras monitoreaba a la hermosa figura de Ino entrar a su departamento.
–Blusas con manga larga y pantalones feos… eso eres Hinata Hyuga…- exclamo juzgándola y era cierto el que sea una diseñadora ligeramente prestigiada no significaba que sabía como vestirse y es que a la hora de escoger un guardarropa era todo un desastre.
–No te hubieras molestado Ino, además…-
-¿Además que?- preguntó la rubia mientras se cruzaba de brazos y la miraba fijamente.
-¿Puedes devolverme mi helado?- preguntó suplicante.
-¡No! ¿No sabes que le hace esto a tu cuerpo?- exclamó despectivamente la Yamanaka mientras apuntaba el enorme bote de helado de chocolate.
– ¡Que importa esta rico! Además… yo no soy la modelo que tiene que cuidarse - comentó Hinata ofendida.
Ino se rió –Si, si yo no te cuido tú no lo haces. ¿Y por qué no te has vestido para ir a bailar mujer? ¡Necesito que te busques un novio!- exclamó con sorna la modelo.
– ¡No gracias! ¿Yo para que quiero uno de esos? ¡No, así estoy bien!- contestó enojada mientras ladeaba la mirada hacía otra parte.
- Pues fíjate que todos necesitamos un poco de amor, incluso las diseñadoras de moda necesitan un lindo novio para que las proteja- argumento Ino mientras miraba con tibieza a su amiga.
–No, pues esta no, esta diseñadora novata sabe cuidarse muy bien solita- masculló con burla la peliazul.
-¡Ay ya! ¡Déjate de tonterías y vete a bañar!-
-Ino no quiero ir…- murmuró bajito la Hyuga.
– ¡Es una orden!- gritó Ino mientras la empujaba al baño, Hinata hizo una cara de fastidio y se introdujo al baño sin argumentar nada más al respecto.
Comenzó a desvestirse con mucha lentitud para hacer tiempo, y después de unos largos minutos Ino grito: -¿Hinata estas bien? No escucho el agua-
La peliazul se echó a reír y le contesto – ¡Sí!- después de que se terminó de bañar salió con fastidio, y miro que en su cama estaban tendidas unas prendas muy provocativas: faldas cortas y blusas escotadas – ¡Ino sino vamos a la playa!- exclamó seriamente preocupada Hinata.
– ¡Que graciosa señorita Hyuga pero lo que usted no sabe es que esto se va a poner hoy!- exclamó la chica de ojos verdes con un tono lleno de mofa.
– ¿Estás loca? en ti se ve bien, muy bien, pero no en mi- musitó una Hinata cabizbaja.
– ¡Ay Hina! Pero si tienes unas piernas muy bonitas y una cintura muy definida, incluso podrías ser modelo si lo quisieras a pesar de que siempre te la pasas comiendo cosas dulces-
Hinata se burló – ¿Modelo? cómo no…- exclamó con sorna.
-¡Vamos Hina! Póntelo, por favor- exclamó la Ino poniendo una de esas miradas suyas que sabía muy bien que funcionarían con el benévolo corazón de la Hyuga.
–No Ino, no uses esa técnica conmigo…- sabia que Hinata era como su hermanita y siempre que la intentaba convencer de algo cambiaba su tono de voz a una mas infantil para poder convencerla de sus macabros caprichos, a claro… poniendo una caria tierna y haciendo un dulce puchero. –Por favor Hina… por fis, por fis…- exclamó renuente y persistente.
Hinata se enojó, maldición caería en su maldito juego, apretó el labio tratando de resistirse ¡No pudo más! Esa chica peliazul era demasiado dulce. –Está bien…- concluyó rendida y asimilando su derrota frente a la rubia.
– ¡Genial! esta noche… yo te arreglaré- rio macabramente.
Hinata se compadeció de si misma –A eso si Ino, ni creas que voy a ponerme esa falda, o intento de falda, es más… como un pedazo de tela con forma- exclamo señalando la provocadora prenda.
– ¡Ay! bueno ya… ya… veamos que hay en tu guardarropa…- comentó acercándose al closet de la chica –Veamos…- murmuró. -No hay mucho surtido en tu closet, pero encontré esto…- dijo mientras volteaba para observar a Hinata limpiando el rastro de agua que había dejado detrás de sí al salir del baño.
– ¡Por Dios Hinata! ¡Que no limpies un día no te matara!- exclamó enojada tratando de arrebatarle el instrumento con el que limpiaba.
– ¡Déjame Ino!...- la rubia logro quitarle el jalador.
– ¡Pareces una niña!- exclamo enojada. –Inhala exhala…- se decía Ino mientras lo ponía en práctica, Hinata hizo un puchero de molestia. -¡Bueno ya está! Ahora vístete… que se nos hace tarde…- pero no escucho ruido después de terminar su dialogo sola – ¡Hinata!- gritó cuando la observo durmiendo en la cama.
– ¿Qué?- contesto con una voz pastosa.
– ¡No te duermas!- rezongó la rubia mientras se frotaba la sien enojada.
–Es que mi hora de dormir es a las 9:30 y ya son las 9:40…- murmuró mientras se tallaba sus ojos
– ¡Ay! pero si eres peor que una niña… ¡Vamos ya vístete!- gritó estresada.
Hinata se levanto con pesadez y se dirigió al vestidor, después de un momento salió ya lista, Ino la miro y gritó.
-¡Te queda perfecto! Con esto si que conquistaras chicos…- argumentó la Yamanaka con un cierto aire de picardía en sus palabras.
–Ino tengo frío ¿no me puedo poner un suéter?- preguntó la chica tapándose con las manos el cuerpo.
– ¡No! Arruinaras el escote, además la belleza cuesta…- Hinata se quedó atónita.
– ¿Que belleza?-
-La tuya querida ¿o qué? ¿Sigues pensando que eres fea?- le dijo directamente a los ojos, Hinata solo bajo la mirada. – ¡Ay por Dios! ¡No me digas que aun tienes ese trauma!- la cuestionó.
-Quizá…- fue lo único que le contestó.
–Vamos te demostrare que estas equivocada… mmm… ¿y si te sueltas el cabello? me molesta tu coleta…-
Hinata la miro enojada. – ¡No! Ni lo sueñes…-
-Bueno ya…- dijo Ino tratando de bajar la molestia de la peli azul
– ¿Cada quien en su coche?- pregunto Hinata mientras tomaban el elevador para bajar al estacionamiento.
–No, en el mío...- mascullo Ino.
– Mejor cada quien en su coche…- lo dijo porque sabía que si iba con Ino se tendría que quitar con ella y eso seria hasta como a las cuatro de la mañana.
–!Ya dije que en mi coche!- regañó la rubia.
Hinata suspiro resignada. –Está bien…- susurró sumisamente. Ambas chicas se subieron al convertible negro.
-¿Hinata… que llevas en el bolso?- preguntó la rubia señalando el bolso negro.
¡Ah! es solo mi agenda, el celular, llaves, mi cartera, pimienta rociadora, ungüento y una pluma…- sonrío dulcemente.
–Por Dios si pareces una mama…-
-¡Aaaah Ino!...- reprochó Hinata.
Después de varios minutos de manejar Ino reaccionó – ¿Pimienta rociadora?- preguntó.
– ¡Sí!, no se a donde me llevas y es mejor estar bien prevenida- argumento apretando el puño.
– ¡Ay Hinata! no puedes huir de los hombres toda la vida, sabes, estoy segura de que debe a ver un chico super guapo que te esté esperando- le guiñó el ojo y le dio una de sus mejores sonrisas.
-Sí y seguro en un antro de mala muerte debe estar sentado esperándome…- contestó la chica de los ojos perla con sorna.
– ¡Ay Hinata! me voy a reír mucho cuando te enamores…- exclamó mientras apretaba un poco más el acelerador, la chica poso su mano en la orilla de la ventana abierta y mientras el aire empapaba sus mejillas de su fragancia dijo:
–No lo creo…- con un aire fugazmente triste, fue un susurro audible para si misma, pero no para su compañera.
– ¿eh? ¿Hinata, dijiste algo?- preguntó Ino.
–No, no, yo no he dicha palabra alguna…- contestó muy nerviosa.
Ino manejó un poco más hacia su destino, un estrepitoso edificio bastante moderno, del cual resplandecientes luces brotaban de la puerta provocando los mareos de algunos y anunciando el inicio de la fiesta para otros jóvenes enfiestados y ese no era un antro cualquiera se llamaba el:" Cielo", era un antro exclusivo para personas con dinero y algunas celebridades, uno de los antros mas sonados de todo Nueva York. La ironía y el juego recaída en la boca de quien decía: "Vamos al cielo".
Allí estaba nuestra Hinata tratando de soportar a la loca de su amiga Ino y sus disparates de: -Tienes que conseguirte un novio- ¿A quién le importaba eso cuando tienes tanto trabajo y sueños por cumplir? Pero después de todo ahí seguía ella, varada en una isla desconocida y pensaba que tres minutos en la puerta ya habían sido suficientes para volver a casa y decir: ¡Qué larga noche! Ino bajó del auto tan campantemente, con una gracia infinita, precedida de la mano de un joven ballet parking que la ayudaba a reincorporarse mejor.
–Gracias…- fue lo único que le contesto al guapo muchacho y le guióo el ojo dejándole su auto para que lo pudiera estacionar, Hinata se bajo comó si nada del auto, nadie la ayudó pero tampoco lo necesitó, tenia una cara de fastidio pero trataba de disimularlo –¿Lista Hinata?- preguntó Ino.
- Eso creo…- contestó un poco fastidiada, ¡Cómo odiaba esos lugares concurridos! llenos de niños adinerados y pesados, lleno de alcohol y luces fluorescentes que le lastimaban la vista hasta causarle dolor de cabeza como si tuviera una resaca.
Dos gorilas, custodiaban la entrada como si fuera un gran tesoro, Hinata pensó que no la dejarían incursionarse al exclusivo lugar, ya que solo era para gente que le gustaba divertirse de esa forma y ella no poseía ninguna de esa características… la fila estaba bastante larga sin embargo Ino fue directo hacia los guardias, los grandulones abrieron la cadena –Buenas noches señoritas…- profirió uno de ellos.
– ¿Cómo estas Erick?- preguntó Ino.
–Muy bien señorita Ino, espero que se divierta…- exclamo mientras las miraba entrar.
–Gracias…- argumento la rubia sonriente.
Hinata estaba boquiabierta –Se ve que vienes mucho por aquí…- dijo un poco intrigada.
–Sí, algo…-contestó la rubia modesta. La ojiperla de pronto sintió el golpe estrepitoso de la escandalosa música inundando sus tímpanos, amenazándolos con reventarlos de un momento a otro sin oportunidad de defenderse, el arco iris de las luces la mareaban y el humo del cigarro estaba presente en su olfato costándole trabajo acostumbrar sus sentidos a tan grande y radical cambio de ambiente, sentía que no podía respirar; bueno, era oficial, tal vez estaba siendo muy dramática y exagerada, pero se sentía tan fuera de lugar, tanta gente y todos se veían como niños ricos, niños adinerados tratando de desahogarse con copas y baile, como si allá afuera no hubiera un inmenso mundo lleno de problemas; se desconectaban de la vida, muchos bailando, otros ligando, algunos otros desahogando sus penas con alcohol y otros más solo bebiéndolo por gusto.
-Ino…- murmuró una voz masculina detrás de ellas, Ino voltio y Hinata lo hizo por inercia para encontrarse con un apuesto muchacho.
–ah hola Sai…- exclamó mientras Hinata notaba el cambio de su voz de uno normal a uno más coqueto.
– ¿Es necesario que te diga lo hermosa que estas esta noche?- exclamó el chico mientras la observaba de pies a cabeza.
La ojiperla se desconcertó al escuchar aquel cumplido emerger de sus labios, Ino tan solo alcanzó a sonreír pícaramente mientras le clavaba la mirada en sus oscuros ojos. –Bueno… puedes decirlo si quieres…- contestó la muchacha coqueta.
-Entonces fácilmente puedo asegurar que estás preciosa esta noche- continuó con el cumplido.
-Gracias…- sonrió dulcemente de pronto Ino volteo y le hizo una seña con los ojos a la Hyuga y eso fue un claro:
-Déjanos solos…- pensó Hinata en su interior. Cuando se percató… la Yamanaka y aquel joven ya se habían alejado de ella. Sin remedio se giró y comenzó a caminar entre la multitud de gente -¡Maldición!- pensó en sus adentros la chica. Seguramente… ese era el muchacho del que Ino se la pasaba hablando con tanta ilusión sobre sus preciosas pupilas. Por la descripción y por la manera en la que se miraban, por la manera en la que sus miradas se tornaron profundas y hechizadas supo… que ese era el chico del que la rubia tanto hablaba. Sin remedio… decidió alejarse de ahí. Comenzó entonces a buscar un rincón donde esconderse hasta que las horas transcurrieron y llegara entonces el momento de regresar a los brazos de su hogar. -¿Qué hago?- exclamó en un leve susurro que ni ella misma alcanzo a percibir por la presencia del estrepitoso y odioso ruido. Había una vereda… todo derecho de donde ella se encontraba parada, era el camino para llegar a la barra, había un perfecto lugar vacío y apartado, el problema era… que ella no consumía alcohol, su cuerpo no asimilaba bien el alcohol y en las pocas veces que lo intento acabo derrumbada al suelo como un tronco senil, esas… habían sido muy malas experiencias que no deseaba repetir por ningún motivo -¿Qué hare?- volvió a murmurar perdida. –Un… una gaseosa… pediré una gaseosa- pensó al querer acercarse a ese lugar vacío que la llamaba a silenciosos gritos, acelero el pasó pero… ni eso fue suficiente para ganarle al muchacho que se sentó en ese lugar vacío que decía su nombre, el chico le dijo al barman:
-Una gaseosa, por favor- expresó tratando de que el hombre lo escuchara a pesar del escándalo de lugar. Le sorprendió aquello… ella bien sabía que no podía consumir alcohol porque siempre al primer minúsculo sorbo acababa en el suelo tirada como si hubiera tomado hasta no más… pero que un chico de New York pidiera lo mismo que ella… eso si no era de esperarse… intentó inútilmente agudizar la vista para intentar ver al dueño de la voz, pero… había tanta oscuridad que apenas pudo ver un mechón… un mechón que no distinguía bien el color de su tono ¿castaño claro? La Hyuga escucho otra voz, una más dulce… la voz de una mujer:
-Un Martini para mí, por favor… Naruto- Susurró al oído del muchacho la preciosa mujer pelirroja que se colgaba del brazo del hombre que estaba ahí sentado.
-Y un Martini- confirió con un dejo de fastidio en su voz, mientras intentaba en vano alejarse de la empalagosa mujer.
-¿Naruto?- pensó en silencio -¡No puede ser!- pensó para sus adentros. ¡Maldición! Ese nombre le traía malos recuerdos, amargos y malos recuerdos – ¡Tengo que salir de aquí!- se dijo mientras frenaba el paso, se giraba sobre su propio eje y comenzaba a retroceder sin la menor intención de llamar la atención.
-¿Hyuga? ¿Hinata Hyuga?- exclamó el muchacho rubio que decía llamarse: Naruto.
-¡Maldición!- pensó mientras apretaba más el paso disimulando no haberlo escuchado por culpa del maldito y escandaloso ruido del lugar.
-¡¿Hinata Hyuga!?- volvió a exclamar el muchacho más reciamente tratando que su voz llegara hasta ella. Ella sin embargo continúo ignorando su llamado mientras se ponía nerviosa sintiéndose como una presa perseguida por su poderoso depredador. Pensó que se libraría… hasta que se dio cuenta de lo muy equivocada que estaba, el chico la sujeto el brazo y tiró con fuerza tratando de que ella le diera la cara. –Sabía que eras tú- sonrió el rubio ojiazul. –Ese tono azul oscuro de tú cabello te delata…- le argumentó mientras la miraba con el rostro petrificado.
-Sí, soy yo…- exclamó mirando sus inmensos ojos azules. El muchacho esbozó una inmensa sonrisa.
-¿Y cómo has estado?- cuestionó tratando de salir de su trance.
-Bien…- contestó a medias.
-¿Quieres tomar algo?- cuestionó desesperado.
Bueno… yo…- murmuró un poco confundida, después de todo no tenía con quien pasar la noche, ya que según Ino fue a divertirse, pero ella no se estaba divirtiendo, solo buscaba matar la horas, para volver a su cama a dormir…
–Vamos no seas tímida…ven…- incitó mientras la tomaba del brazo y la dirigía a una mesa un poco alejada de la joven con la que él estaba –Siéntate…- le dijo el chico cortésmente, mientras la ayudaba a acomodarse.
–Gracias…- comentó ella mientras tomaba asiento con timidez, luego el chico se sentó enfrente de ella y cuando estaba a punto de abrir la boca, alguien lo llamo.
– ¡Ah Naruto que travieso eres! intentas darme celos con otra chica…- exclamo la pelirroja que lo acompañaba hace un momento, era una hermosa joven que portaba el vestido más corto que pudiera existir, Naruto se molestó y la miró enojado, cambió su semblante y dijo:
–No pretendía nada tan solo me encontré a esta solitaria chica…- musitó mientras le acariciaba la mejilla y la miraba abobado, trataba de que con eso la pelirroja desistiera de perseguirlo con tanta locura.
La Hyuga se molestó y bruscamente alejo su mano de su pálido pómulo – ¡Eres un idiota!- gritó mientras se levantaba tan de prisa como pudo y retomaba su camino dejando al rubio con la hermosa pelirroja, -Después de todo siempre ha sido un idiota…- murmuro furiosa, mientras caminaba entre la multitud sin ver su camino, la furia que sentía le había segado las pupilas, caminó tan de prisa y con tanta carencia de cuidado que… choco con alguien, por desgracia y por culpa del rubio y sus tonterías acababa de chocar con una odiosa muchacha que se estaba tomando la fiesta bastante enserio, seguramente tenía bastantes copas de más como el resto de sus amigas que la acompañaban – ¡Estúpida!- exclamo mientras la chica intentaba reincorporarse.
–Lo siento mucho… - se disculpó una apenadísima Hinata.
–Casi arruinas mi vestido…- exclamó la muchacha quien le estaba armando pelea a la oji blanca.
–Lo siento ¿te lastime?…- cuestionó con los ojos preocupados mientras le tocaba el brazo para intentar ayudarla a terminar de levantarse.
¡Ay no me toques… que horror!...- gritó con estrépito.
–No estoy sucia- pensó Hinata indignada.
–Eres una tonta…- exclamó despectivamente aquella muchacha mientras empujaba a la Hyuga con saña, aquel empujón provocó que retrocediera unos pasos y por ende choco contra alguien, por inercia entonces la ojiperla ladeó la mirada hacia atrás y pidió disculpas lo más pronto posible antes de que el problema se le hiciera más grande.
-Lo siento- murmuró apenada, de pronto… se percató que se trataba del ojos azules que la había perseguido, el semblante de la Hyuga entonces… se tensó drásticamente al toparse con sus ojos zafiros.
-Estoy bien, no te preocupes por mí…- susurró con esa voz dulce y misteriosa que poseía. Tuvo el cinismo de rozar su mejilla, ella enojada retrocedió tantito huyendo de su contacto.
-Ese…- balbucearon las chicas -¡¿Es… Naruto Uzumaki?!- exclamaron las muchachas completamente sorprendidas.
-Sabía que eras guapo… pero no pensé que tanto- murmuró una de ellas, el rubio dio un respingo.
-¿Guapo?- preguntó Hinata en voz alta mientras alzaba la ceja extrañada por ese cumplido tan súbito. La peliazul entonces… alzo la mirada, quería comprobar aquello de lo que lo acusaban: guapo. -¿Es guapo?- preguntó para sus adentros mientras trataba de enfocar sus pupilas en su semblante azul a pesar de la falta de luz en el lugar, al toparse con sus intensos ojos… mejor bajo la mirada hacía el suelo… quizás el contacto había sido muy súbito…
El blondo se percató de aquello y curioso la tomó del mentón procurando que ella viera sus ojos, sus intensos ojos -¿Qué pasa Hinata?- cuestionó dulcemente con esa embriagadora voz que poseía -¿Acaso…- murmuró -…soy guapo?- le cuestionó a la chica mientras le clavaba la mirada.
Sus ojos perla se dilataron velozmente al escuchar esas palabras emerger de sus labios, retrocedió nerviosa -¡No, yo no dije nada!- se justificó lo más pronto que pudo, de pronto… todo ese montón de modelos lo rodearon.
-¿Estás solo?- le preguntaron con una intensa voz lasciva.
-Yo…- comenzó a balbucear el rubio.
-¿No te gustaría acompañarnos?- preguntó otra con una voz seductora mientras jugaba con el escote de su ya escotada blusa. La Hyuga… se percató de la situación digo, después de todo… era hombre… y tener alrededor de él una manada de preciosas modelos era probablemente… el delirio de cualquier hombre. Ella sin embargo… se aprovecharía de la situación y entonces con una tremenda astucia, con una cuidadosa cautela comenzó a retroceder tantos pasos como su sutileza se lo permitieran. Sintió el aire circular por su cuerpo cuando se vio fuera de esa bochornosa situación.
-Lo siento chicas…- murmuro el rubio. –En estos momentos… estoy en una cita con la chica que se acaba de ir- exclamó utilizando a la Hyuga como pretexto para escurrirse de las garras de esas depredadoras. Comenzó a buscar su cabellera con la mirada… -¡Nos vemos!- exclamó el blondo al visualizar a la chica.
-Qué escurridizo eres… Uzumaki Naruto… pero… que guapo estás…- murmuró aquella pelirroja mientras se mordía el dedo y lo observaba alejarse con tanto desenfreno.
El rubio corrió tan de prisa como pudo hacía la barra más cercana -¡Un vodka, por favor!- pidió desesperado al barman. Lo atendieron como su desesperación lo ameritaba. Vio la copita con miedo y sin arrepentimiento la tomó de golpe procurando que ninguna gota se escapara de sus labios, odiaba el alcohol pero… necesitaba mucho valor, y pensaba que quizás aquella copa pudiera otorgarle un poco, un poco de aquello que requería. Dejó el vaso sobre la barra y corrió tras el rastro de la muchacha.
Había huido victoriosa y milagrosamente de aquella engorrosa situación que se tornaba cada vez más estresante. Salió al balcón mientras trataba inútilmente de desintoxicar sus pulmones y su alma de tanto humo y de tanta tensión. Sintió el fresco aire y como este trataba de consolarla con su ligera frescura, hechó un inmenso suspiro como si deseara quitarse un enorme peso de los hombros, alzo tantito la mirada… y observo aquello que tanto le gustaba de las noches como esas… la luna, enorme y radiante, compañera en la soledad y cómplice. Se dejó hipnotizar por su evidente belleza plata mientras internamente se reprochaba el haber accedido ante las exigencias de Ino que a rastras la habían llevado a ese lugar tan inhóspito para una chica tan tranquila y serena como lo era ella. Se recargó en el barandal mientras intentaba con sus fervientes deseos de ir a casa que el tiempo transcurriera más rápido. –Y todo por culpa de Ino…- dejo salir un ligero hilillo de voz casi imperceptible.
-¿Culpa de quién?- cuestionó ese masculino tono de voz que se posó justo y de espaldas a ella.
Ladeó la mirada… y se encontró nuevamente con ese muchacho de ladares dorados y ojos zafiros. –Otra vez tú…- murmuró cansada mientras lo observaba mirarla apoyado del barandal con el semblante en la mano y la pupila clavaba sobre las suyas. -¿Por qué no vas con tus admiradoras? Señor misterioso…- rezongó con mofa.
-Suenas… celosa…- sugirió él con ese tono sexy.
-¡Ja! ¿Celosa yo? ¿Te crees tan guapo?- exclamó enojada y con ironía.
-En realidad no… sé que no lo soy- le respondió el blondo. Ella quedo ensimismada pensó que quizás encendería su llama de super ego. –Dime Hinata… ¿Qué haces aquí en Nueva York?- interrogó interesado.
-¿Yo? Estoy trabajando aquí- le contestó -¿Y tú?-
-Lo habitual, trabajar…- sonrió –Pero… por favor, olvidémonos de mí y mejor… hablemos de ti ¿En que trabajas? ¿En dónde trabajas? ¿Tienes novio?-
-Trabajo como diseñadora de modas en la revista: "Just Girl´s"-
-¡Ah si la conozco!- exclamó. -¡Diseñadora de modas! ¡Wou!- exclamó impresionado. -¿Qué tanto hace una diseñadora de modas?-
-Bueno… tengo mi propia área: un artículo semanal con lo mejor de la moda de la temporada y cosas por el estilo-
-¿Te gusta tú trabajo, verdad?-
-¿Se nota tanto?- preguntó con una inmensa sonrisa. –Me gusta mucho- contestó. -¿Y tú, que has hecho?-
El rubio sonrió –Discúlpeme tantito mi querida diseñadora de moda pero… no me ha contestado mi última pregunta-
-¿Última pregunta?- murmuró.
-Sigues igual de distraída, como hace años…- se burló.
-¡Pensé que ya no serías tan malo conmigo!- exclamó un poco enojada.
-Hay cosas… que no cambian pero dime: ¿Tienes novio?- cuestionó directamente.
-¿Yo?- pregunto irónica.
-Sí, usted… la preciosa señorita de los enormes ojos-
La muchacha se echó a reír –No, no tengo-
-Quizás entonces… hoy… es mi día de suerte…- le anunció acercándose más a ella.
-¿Disculpa?-
-Nada, olvídalo- se rió.
-Sabes… no has cambiado nada… pero dime… ¿No vas a corretearme verdad? ¿A burlarte de mí? ¿O fastidiarme, cierto?-
-Quizás si… quizás no…- contestó con una misteriosa voz.
-Aunque… nunca entendí porque me fastidiabas tanto…- cuestionó ella con los ojos llenos de dudas.
-¡Soy fotógrafo!- exclamó viéndose acorralado por sus pupilas. -¡Estudie fotografía profesional y artística y trabajo en la revista: "Vogue"!- exclamó tratando de soslayar sus cuestionamientos tan repentinos y llenos de razón. Se quedó anonadada mientras lo escuchaba hablar tan rápido.
-Ya veo…- bajo la mirada. Definitivamente "Vogue" era el lugar donde ella siempre había soñado trabajar. –Entonces eres fotógrafo de…- dejó el espacio para que él lo completara.
-De modelos…- contestó al fin.
-Debes disfrutarlo mucho…- argumentó ella.
– ¿A qué te refieres?- preguntó muy confundido el ojos zafiro mientras enfocaba su completa atención en las facciones de su rostro.
-Solo digo que para un hombre debe ser muy interesante trabajar en un lugar repleto de bellas mujeres…- le informó con sorna y altanería.
El rubio hizo un gesto insatisfecho, ella estaba tornando de él una impresión equivocada de su profesión… quiso desmentir aquello que parecía interrogarle con sus hermosos ojos pálidos. Estaba a punto de poner un enfatiz en su voz, en sus palabras y contestarle, decirle y desmentirle la mala apariencia que estaba teniendo de él… pero en ese momento tenía que interrumpir…
-Naruto ya es hora de irse…- pidió un hombre pelirrojo.
El Uzumaki salió de su shock y lo miro –Si, ya voy dame unos minutos…- suplico haciendo un ademan con sus manos.
– ¡Ah lo siento! Ya veo que estas en una conquista… después de que me dio mucho trabajo conseguirte a Zara, la dejas, aunque… esta muchacha… también es linda, Naruto tú siempre tienes buenos gustos en tus conquistas… que envidia…- exclamó Gaara con una inmensa sonrisa. ¡Maldición! Con eso confirmaba las sospechas de la Hyuga, con eso Gaara confirmaba lo que el rubio trataba de desmentir.
Hinata evidentemente se enojó – ¿Conquista?- cuestionó refunfuñando
–No Hinata no es lo que piensas…- exclamó suplicante - ¡Cállate Gaara…!- grito mientras le dirigía el semblante a su amigo.
-¿Por qué? ¿No pudiste conseguirla? Entonces me debes una botella de vino… Naruto… Ese fue el acuerdo… ¿Recuerdas?- exclamó burlándose de él mientras le sonreía maliciosamente al rubio.
-¿Acaso yo era una apuesta? ¡¿Y por una botella de vino?! ¡Eres un imbécil! ¡Siempre lo fuiste!- enojada se dejó guiar por sus impulsos y sin pensarlo dos veces le propino una estrepitosa cachetada en el pómulo dejándole la mejilla enrojecida en carmín. Procedió a salir de ahí lo más pronto posible… ya había tenido suficiente en una sola noche.
-Adiós hermosa…- murmuró Gaara cuando la vio pasar junto a él. La Hyuga aceleró el paso tratando de huir de ese lugar. Sentía la ira fluirle por las venas, sentía enojo, coraje, frustración; apretó los nudillos mientras aligeraba el paso tratando de maldecir a ese maldito rubio que siempre se burlaba de ella…
Naruto quedó pasmado ante ese inesperado golpe, sintió ligeramente un hilillo de sangre recorrerle el mentón, toco su labio inferior: se había roto ante el contacto de su piel y su dentadura. -¡Maldición, si estaba enojada!- exclamó frustrado mientras se consolaba la mejilla enrojecida. -¡Gaara! ¡Eres un idiota! ¡¿Por qué hiciste eso?!- bramó mientras se acercaba a él inmensamente furioso.
-¡Ay! ¡Cálmate Romeo! Mira…- anunció sonriente mientras le mostraba una libreta.
-¡¿Qué es eso?!- gritó al tomarlo entre sus manos. -¡¿Es su agenda!? ¡Es su agenda!- anunció. -¿En qué momento tú…-
-Ese es un secreto que no puedo revelarte… solo te diré: que por eso… las mujeres me persiguen- sonrió con malicia.
El rubio negó con la cabeza. -¡Rayos!- despabiló -¡Tengo que devolvérsela antes de que se vaya!- exclamó furtivo mientras comenzaba a buscarla con la mirada.
– ¡No seas idiota!, deja que se vaya…- calmó mientras lo sujetaba de la camisa negra.
–Pero…- repuso él.
–Pero nada, esto mi querido amigo…- afirmó mientras alzaba la mano con la agenda. -Esto es tu pase para volver a verla… ¿o acaso no quieres volver a encontrarte con esa preciosa muchacha de bellas curvas?- comento el pelirrojo con una voz lasciva.
– ¡Cállate! ¡Ni se te ocurra mirarla con ojos de libidinoso, por que te mato Gaara! ¡Y no me va importar que seas mi amigo!- grito el blondo muy enojado.
– Cálmate Romeo y mejor planea como le vas a dar su agenda…-
-Su agenda…- dijo el chico mientras la tomaba entre sus manos con mucha delicadeza.
Ella estaba furiosa caminando entre tanta gente – ¡Que estúpida! ¡Y él es un imbécil! ¡Y pensar que creí que había cambiado… sigue siendo el mismo niño infantil! Pero me lo tengo merecido por venir a este tipo de lugares…- seguía caminando entre la gente, procurando esquivar a las personas que se encontraban ahí bailando en la pista y algún otro tipo pasado de copas, estaba muy enojada, se sentía su aura negativa vislumbrar su cuerpo, ya se quería ir. Llego un momento en el que sentía que ya no podía pasar ni un misero segundo en ese espacio, su aire comenzaba a reducirse – ¿Dónde estará Ino? ¡Ya me quiero ir de aquí!- se dijo así misma mirando por lo alto entre tanta multitud, la chica saco el celular y le marco al notar su ausencia en el local, timbro una, dos, tres veces y le contesto el buzón de voz… -¡Rayos Ino!- se dijo a si misma –Ahora me siento más estúpida que nunca, ¡seguro se fue con Sai!-Suspiro resignada - ¡No pasare ni un solo segundo más en este lugar!- profirió eso y salió tan rápido como sus piernas se lo permitieron.
Ya afuera, sintió como si su alma se purificara de toda la gente, del humo del cigarrillo, del alcohol y del extremista escándalo, respiro agradeciendo haber salido de ese agujero lleno de niños ricos y alcohol –Ahora conseguiré un taxi…- se dijo así misma, por suerte en ese momento estaba pasando uno vacío, le hizo la mano y este de prisa le dio parada.
–Buenas noches señorita ¿a dónde se dirige?- cuestionó el gentil taxista que aparentaba unos cuarenta y cinco años.
–Por favor al edificio Rosevelt- dijo Hinata muy cortésmente al notar la amabilidad de ese buen hombre.
–Claro… llegaremos en un momento…- la chica sonrío con tristeza, esa fue una mala noche…
Estaba en el elevador, camino a su departamento con pesadez, buscó las llaves en su bolso y abrió la puerta, todo seguía igual, nada había cambiado y no tenía por qué cambiar, nadie más que ella habitaba ese departamento, entro y cerro la puerta agradeciendo ya estar en su casa, el poder respirar aire puro sin sentir que los pulmones se le contaminaban con hollín. Camino hacia su closet buscando su pijama favorito, una suave y calientita, se cambio y soltó la coleta de su cabello, se recostó en su cama y suspiro angustiada –Eres un estúpido Naruto Uzumaki…- dijo en un susurro muy suave, se arropó y minutos después se durmió.
En otra parte, en la oscuridad de un departamento acompañado de la suave luz de la luna, se encontraba un chico recostado en el sofá de su departamento, un suspiro indescriptible brotó de sus labios siendo acompañado por un sonido gutural provocado de su garganta, estaba cansado eso era cierto, pero en sus labios había el rastro de una sonrisa y en sus manos una agenda azul que no se atrevía a abrir –Esta vez no te escaparas…- fue lo único que pronunció para si mismo, sonido que quedo atrapado entre la oscuridad que lo cubría con su manto negro.
Les gustó mis niños? lo siento si no u.u
Espero mucho sus reviews, los quiero con todo mi corazón... y esta vez no prometeré subir semanalmente ya ven que luego se me va el tiempo ¬¬ pero prometo hacer todo lo posible por subirlo semanalmente, pero no es una promesa si?, los amo, nos vemos :)
Atte: Sunako.
