-Cat ¿estás bien? -preguntó la enmascarada a su amigo, quien solo había ido a sentarse al borde de la torre Eiffel para procesar lo que había ocurrido –Cat, si es una broma, no me gusta -sentenció la chica.

En efecto, su compañero, el joven rubio de ojos esmeralda estaba turbado. No podía describir lo que era para él esa situación. Solo estaba callado, pero en su mente, la confusión y el asco no podían ser más claros. Habían vencido a Hawk Moth.

Y con ello, descubierto su identidad.

Con un gran respiro, el chico del traje negro se levantó y volteó a verla. La sonrisa, rota como su interior, se asomó ladina, y una lágrima pudo fugarse sin darle tiempo suficiente para limpiarla.

Recorrió sus pómulos, mejillas y entonces cayó al piso, fuerte, recia, como gota de lluvia.

-Estoy bien, mi Lady -respondió mientras levantaba su pulgar, sin embargo, ella siguió sin creerle.

Era demasiada información para él, y era mucha confusión para ella, porque el shock de saber al padre de Adrien Agreste el villano al que habían confrontado durante años desde que obtuvieron sus miraculous, era difícil de procesar.

Parecía imposible.

Era imposible.

-Espero que Adrien no se entere de la peor forma -sentenció la chica de motas negras. Cat dio un respiro.

-Si es que no se enteró ya –su voz era baja, profunda, triste –y si está derrotado, solo puede significar una cosa.

-¿Qué París no vivirá más problemas? -dijo la muchacha con una risa, pero él no correspondió.

-Que no te volveré a ver –y con ello, tuvo para confundir a Ladybug, quien empezaba a creer que la derrota de Hawk Moth había tenido un resentimiento a nivel personal en su compañero, y de algún modo, lo había tenido. Sin embargo, ella creía que se debía a otros motivos, no al hecho de aferrarse.

Aferrarse.

Instintivamente tocó sus miraculous y pensó en Tikki, quien ya no iba a estar a su lado una vez se los devolvieran al Maestro Fu.

-Creo que no había pensado en eso –dijo con voz tensa, pero Cat le tomó la mano.

-Creo que si nos dieron los miraculous y nos encontramos ahora, podemos encontrarnos después.

-¿Revelar nuestras identidades? -de inmediato pensó en ello como una opción. Por primera vez, la chica de cabellos azabachados pensaría en romper su primera –y única- regla en cuanto a su relación con Cat Noir se refería.

-Me dijo mi kwami que debemos hacerlo tarde o temprano, en especial cuando devolvemos un miraculous; que ese es nuestro derecho.

-Tikki no me ha dicho nada al respecto.

Se levantó rápida y le dio un abrazo a su fiel compañero, a su escudero, a su gato negro de la mala suerte, a quien sería el amor de su vida si un modelo de ropa no se hubiera cruzado en su salón de clases.

Entonces se fue.

Rápidamente y sin hacer más preguntas, ella tomó rumbo hasta su balcón, donde deshizo su transformación y habló con Tikki.

-Sí, Marinette. Una vez que la labor del portador ha terminado, los miraculous son devueltos y tienes el derecho de conocer la identidad de tu compañero, e igualmente éste puede conocer la tuya. Es obligatorio saber con quién has compartido tantos momentos.

-¿Tengo que saber quién es Cat Noir a la fuerza? -dijo no tan entusiasmada. Se había hecho a la idea de que tener un amigo del que no sabía nada, y al mismo tiempo poder confiar en él era de lo más fantástico que le pudo haber pasado, por ello fue que la noticia de Cat y Tikki no le fue tan agradable.

Prefería dejar eso en el pasado, no porque quien fuera detrás de la máscara del gato se fuera a decepcionar, porque ella es Ladybug con o sin antifaz, sino porque ese era un episodio de su vida que quería mantener en secreto, incluso para su protector.

-Créeme. Muchos portadores se han sorprendido de saber quién es su compañero -sentenció Tikki con una risa –y tú no pareces ser la excepción a esa regla.

-¿Por qué, Tikki? ¿podrías explicarte?

-¡Seguro! -río más fuerte –el Maestro Fu no se equivoca al dar los miraculous, de hecho es muy raro que lo haga, y cuando entrega el de la mariquita y el del gato negro, generalmente lo hace a personas que están destinadas a estar juntas por toda la eternidad.

Con ello, Marinette casi cayó de espaldas al suelo con los ojos más que abiertos, casi hechos un plato.

-¡O sea que estoy destinada a casarme con quien sea Cat Noir?

-No -corrigió -pueden vivir en unión libre.

-Oh, gracias, Tikki.

-Oye, no hago las reglas. Solo las sigo. Cada uno de los portadores de los miraculous han terminado juntos y siendo las personas que menos esperaban, podría decirse que es un destino del que no se puede escapar.

-Seguramente Cat está en este momento siendo feliz por la noticia -recordó Marinette, quien no podía dejar de recordar las ocasiones en las que él se le había confesado o declarado, mismas que ella utilizó para rechazarle –bueno ¿cuándo hay que hacer la entrega? ¿y cómo puede saber que estamos hechos 'el uno para el otro'?

-Cuando el Maestro mande la señal, y solo es instintivo. Cuando elige a los portadores, lee sus almas, y con ello, hace las entregas.

-¿Nuestras almas? -todo ello se le hacía muy confuso a Marinette -¿cómo? ¿qué? Me estoy perdiendo, Tikki.

-¿No lo sabías? ¡Reencarnas! Tú y Cat Noir reencarnan para poder ser portadores del miraculous cuando la situación lo amerite. Y si no es necesario portarlo y solucionar algún problema, podrán encontrarse de algún otro modo, pero no pueden escapar de estar juntos. Todo está predestinado para ustedes dos.

-¡Oh, genial! No soy original y estoy atrapada a escuchar chistes malos sobre gatos por toda la eternidad.

-No es tan malo como parece, Marinette. De hecho creo que podrías alegrarte de saber de quién se trata.

-¿Y si no los entrego? -hablaba ella de los miraculous, a lo que Tikki le recriminó con la mirada –ok ok, bueno. Los regresaré.


Adrien, por su parte, estaba confundido. No podía volver a ver a su padre a los ojos, mucho menos después de haber descubierto que él tenía a Nooroo, que él había causado tantos desastres en París, que él había manipulado las voluntades ajenas y sobretodo, que había utilizado las emociones destructivas solo para regresar a la vida a alguien a quien él añoraba que ya dejara en descansar en paz.

Solo quería llorar. No conocía a su padre, y para ser justos, ¿qué sabía él de su propio hijo? Trató de pensar para tranquilizarse, pero no funcionó. Llegó a su mente una famosa frase:

'De tal palo, tal astilla', ambos tenían un miraculous, guardaban una vida doble en secreto, luchaban el uno contra el otro ¿y todo para qué? Para frustrar los planes del adversario, para darle un final que en esta ocasión resultó inesperado.

Su padre era Hawk Moth, él era Cat Noir, y por ello se asqueaba, porque no eran en nada diferentes.

Pero lo que más le causaba miedo era perder a aquello que le daba seguridad de que hizo lo correcto: su 'Lady', a su compañera e incondicional, quien alguna vez dijo: 'si peleas conmigo, peleas con Cat Noir'. Era una lástima que después de devolver los miraculous, ya no iban a poder pelear juntos.

-Esa cara larga me aburre –dijo Plagg mientras comía un trozo de camembert.

-¿Sabes qué me aburre más? Verte comer el mismo queso todos los días desde hace dos años -replicó el rubio.

Habían pasado dos años, ahora tanto él como Marinette tenían 16 años, habían crecido, en su caso, embarnecido, y ya era un modelo afamado de tallas grandes. Cuando le quitaron el miraculous a Hawk Moth, no lo entregaron a la policía, porque suponía romper con el orden de las cosas, sino que le coartaron la moral, situación que se vería reflejada en las bajas ventas de su marca de ropa, por ello, ahora Adrien tenía la responsabilidad de la empresa sobre sus hombros. Los grandes hombros de un joven modelo masculino de tallas grandes, que no tenía ni idea de cómo diseñar una simple chamarra.

Pero ¿quién la tenía?

-El camembert es amor, niño. No lo entenderías.

-Sí. Sabes mucho de amor -respondió con sarcasmo.

-Si sigues criticando a mi amado camembert, no te voy a decir quién es Ladybug.

Esto capturó la atención del chico, quien volteó a verlo con ojos dudosos, después no lo pensó y se lanzó sobre él.

-¿Sabes quién es Ladybug? -exclamó -¡pues dime!

-Está bien...

Adrien le seguía viendo con fuerza

-Ladybug es... -hacía pausas apropósito, con el fin de desestabilizar a su compañero -el amor de tu vida. Listo ¿me das más camembert?

-A veces te odio, Plagg.

-Tranquilo, chico. Lo sabrás por tu cuenta cuando devuelvas el anillo.

-¿Qué? ¿Devolver? ¿Saber? -las preguntas se agolpaban en su garganta, sus pensamientos eran desviados totalmente de la identidad de su padre para pasar a ser totalmente de las palabras de Plagg -¿sabes quién es Ladybug? ¡¿Sabré quién es Ladybug?!

-Sí. Tendrán que devolver los miraculous juntos, ahora dame más queso.

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué no me dijiste antes?!

-Te lo dije antes. Niño, preguntas demasiado.

-Ya no soy un niño, Plagg. Y solo me dijiste que era nuestro derecho conocer la identidad del otro, no que fuera totalmente obligado.

-Está bien. Fingiré que te creo, pero para que no preguntes más, solo diré una cosa: el Maestro Fu elige a los portadores, por lo que ustedes son reencarnaciones que estarán juntos durante todas sus vidas. No importa cuántas veces te haya rechazado Ladybug, ella también está destinada a estar contigo. En esto no hay errores ni segundas oportunidades.

La noticia dejó perplejo al rubio de ojos verdes, quien no pudo hacer otra cosa más que emitir un alarido agudo de emoción y una sonrisa que iba de oreja a oreja, casi esperando un triunfo que todavía no estaba ahí.

-Adrien, generalmente los portadores del miraculous se conocen entre ellos y no se han dado cuenta de que siempre han estado juntos. Cuando la conozcas, recuerda relajarte... o simplemente no estropearlo.

Adrien salió como Cat Noir al lugar donde se encontraba con el maestro, quien le pidió que se sentara y guardara la calma. La misma aparición hizo Ladybug, con su traje de motas y una cara que parecía tener muchas preguntas.

-Sé que esto puede causarles emoción o desasosiego -remarcó el maestro, mirando respectivamente a Cat Noir y a Ladybug –pero debo advertirles una cosa -calló unos segundos antes de continuar –todavía no pueden dejar su puesto.

-¿¡Qué!? -exclamó Cat, quien había esperado impaciente durante dos años a que el momento de conocer a su Lady por la vía legal llegara. Eso causó enojo en el joven gato -¡vamos! Ya acabamos con la amenaza que representaba Hawk Moth y trajimos el miraculous de la mariposa. Nooroo está a salvo...

-¿Y qué has aprendido de todo esto, Cat Noir? -le cuestionó.

Ladybug solo escuchaba con paciencia mientras hacía una reflexión importante para sí misma.

-Que el trabajo no termina –dijo la chica de motas negras, quein solo estaba haciendo un esfuerzo muy grande para no darle la razón a su compañero.

-¿No han entendido? La experiencia del pasado puede llevarlos a preveer un mejor futuro. Siéntense aquí, porque esto no ha terminado.


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