Primero que nada debo decir que los personajes de Yu gi oh no me pertenecen y solo los tome prestados para realizar esta historia.
Segundo es un universo alterno, si hay duelos y todo pero cambia la historia un poco, todo se desarrolla en Egipto.
Por su atención muchas gracias
Prologo
Akunadin contempló al prisionero desde su altiva posición, todo había salido a la perfección, paso a paso sus planes se estaban cumpliendo conforme lo había previsto.
Los soldados obligaron al prisionero a levantar la cabeza sosteniéndola de los largos cabellos morados que caían libremente sobre su cara y sus hombros ahora que su sombrero había sido retirado de su cabeza.
-Los traidores como tú se merecen morir sin consideración alguna – el prisionero ni se inmutó al escuchar aquellas palabras, era como si su mente ya no se encontrará en aquél lugar – Sin embargo no me corresponde a mí decidir tu castigo Mahado – Akunadim se hizo a un lado descubriendo el pequeño cuerpo del nuevo faraón.
Los grandes ojos del niño estaban fijos en la figura que permanecía arrodillada frente a él, cuando le habían dicho que Mahado era el responsable de la muerte de su padre no había querido creerlo pero las pruebas presentadas en su contra eran demasiado claras como para ser ignoradas.
Se sentía un poco confundido, conocía a Mahado desde hacia mucho tiempo, el mago siempre había estado a su lado, cuidándolo, protegiéndolo, enseñándole, su padre había confiado en él ciegamente y el mago… apretó los puños… el mago lo había traicionado de la peor de las maneras.
-Faraón – la voz de su tío lo sacó de sus pensamientos, levantó la mirada y miró a su tío directamente a los ojos, había algo en ese hombre que no le agradaba, los ojos de su padre nunca habían tenido esa extraña chispa que tenían los ojos de su tío, un brillo calculador - ¿Qué decisión tomará?
La decisión… tenía que decidir que hacer con Mahado, el crimen que pesaba sobre sus hombros era demasiado grande y el único castigo que se le ocurría era la muerte, todos los que habían traicionado a los faraones habían sido castigados con la muerte, pero…
Volvió a mirar a Mahado, era obvio que habían torturado al mago, los múltiples golpes que se habían marcado en su piel eran una clara muestra de ello.
¿Qué debía hacer?
Podía condenar a Mahado a la muerte, después de todo se lo merecía, había asesinado a su padre y era su justo castigo pero los recuerdos que tenía del mago era lo que estaba frenando su mano.
-Enciérrenlo – dijo finalmente tras una larga pausa, los soldados se contemplaron entre sí incrédulos preguntándose si no habían escuchado mal – No tomaremos su vida pero será encerrado en la celda más profunda de la prisión – los soldados asintieron y tras una leve reverencia abandonaron la estancia llevándose al mago con ellos.
Akunadim esperó a que los soldados hubieran abandonado para girarse a donde estaba el faraón.
-Necesito recordarle señor que Mahado fue el responsable de la muerte de su padre – Atem no supo si era una pregunta o un simple comentario, pero prefirió ignorarlo y le dio la espalda.
-Se bien lo que ha hecho pero… - apretó los puños – No deseo mandarlo a la muerte, no me siento capaz de ello… al menos no por ahora – esas últimas palabras hicieron que Akunadim sonriera.
Sabía que Mahado y el nuevo faraón siempre habían sido amigos desde hacía mucho tiempo por lo que era natural que el chico no se atreviera a mandarlo a matar, pero si el tiempo pasaba entonces llegaría el momento en que el faraón olvidaría esa amistad y lo mandaría a la muerte sin lugar a dudas.
Los soldados se aseguraron de que los grilletes se ajustarán perfectamente a sus delgadas muñecas, entre más incomodo estuviera su "invitado" mejor para ellos.
Sin siquiera voltear ni una sola vez cerraron la pesada puerta de piedra.
La luz desapareció por completo de su mundo, no había ni un solo rastro de ella, como si nunca hubiera existido, como si nunca hubiera estado allí; era increíble lo fácil que le podían quitar la luz del sol, cerró los ojos u dejo caer su cabeza, esta se balanceo levemente antes de quedarse quieta.
Su mente estaba tan alejada que era incapaz de darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor, lo único de lo era consciente en ese momento era que se sentía cansado y adolorido.
