Basado en la recopilación y adaptación del cuento "Barba Azul" por Charles Perrault.

Se trata de un cuento infantil (un poco crudo si lo analizamos un poquito), pero como me gusto y me acorde decidí hacer una versión muy al estilo Reino del revés –o sea a mi estilo, bien underground, se me salió lo chaca-, pero bueno eh

aquí otra de mis locuras con respecto a Token Ranbu, últimamente ando muy alucinógena con los chicos, es que olfateo demasiado amor entre todos ellos.

XD

Esta vez le toca a Ishikirimaru y Aoe Nikkari, pensaba hacerlo KiyomitsuxYasusada, pero ya he publicado fics de ellos así que creí más justo hacerlo de otros.

Antes de que enciendan las antorchas y comiencen a perseguirme léanlo completo, al final se aclararán algunas dudas.

Este fic al igual que otros, serán algo así como SPECIAL de "La Vida En La Ciudadela" por lo tanto estén al pendientes, porque se hará alusión en ese fic, de estos "Especiales".

¡A Leer!


~Discovery~

Habían pasado muchas cosas en la ciudadela, algunas más agradables y otras no tanto, pero como el gran equipo que eran, no les tomaba mucho recuperarse.

—Su excelencia. — Llamó Kawaki a un joven de cabello castaño.

— ¿Si, señorita? — Atendía al llamado de su ahora maestra, aunque más bien eran ellos los que le enseñaban.

— ¿Podrías ir a ayudar a Hasebe y a Nikkari?, creo que los caballos se le están revelando al Olivo. — Dijo en un claro tono de burla.

Y era cierto, Aoe no tenía problema alguno con el cuidado de los caballos y Hasebe a quien ella llamaba "Olivo", pues… últimamente nadie lo estaba respetando.

El mayor asintió y se dirigió al establo. Los caballos tampoco eran lo de él, pero bueno ya lo había dicho Iwatoshi, "siempre hay algo nuevo que aprender", y desde que había llegado a la ciudadela había aprendido muchas cosas aparte de rezar.

Iba llegando a la puerta del establo cuando…

—Te saldrán unas arrugas horribles y él no te va a querer. — Era la voz de Aoe, últimamente le había agarrado cariño a eso de molestar a Hasebe y el otro menso que caía en su juego, irónico, para ser alguien que se jactaba de ser razonable y no un débil metal, parecía que Aoe le tomaba el pelo con toda la facilidad del mundo.

¿Querer? — Se quedó pensativo Ishikirimaru.

— ¿Tú que vas a saber? — Replicó el otro. —Por más que le haces propuestas indecorosas él no cae en tus tretas. — Expuso su muy claro y valido punto.

Bien, Ishikirimaru no era un chismoso, de hecho pecaba de ingenuo, tanto así que ya todos le aplicaban bromas de doble sentido y el chico no detectaba las malas intenciones de absolutamente nadie, era dulzura e inocencia andante. Pero algo le intrigaba y eso era el por quien se estaban peleando, porque definitivamente se estaban peleando por alguien y ese alguien era un chico.

Entró al establo y se ocultó, parecía que la suerte le sonreía, pues los otros dos no se percataron de su presencia.

—Ishikirimaru es muy inocente y eso me gusta de él. — Confesó Aoe sonriendo dulcemente mientras cepillaba a Kohibari.

El mencionado dio un pequeño brinco y sintió su cara arder. — ¿Qué? — Elevó sus manos hacia sus mejillas y las sintió plenamente calientes. — ¿Qué raro?, no me siento enfermo, ayer me reviso el joven Yagen y me dijo que estaba bien de salud.

Oh Ishikirimaru, era tan inocente que hasta confundía la vergüenza con una posible enfermedad.

—Deberías dejarlo en paz. — Esta vez habló Hasebe, se le notaba molesto, o al menos Ishikirimaru así lo interpreto. —Él merece a alguien mejor.

¿Alguien mejor? — Nuevamente prestó atención a lo que decían los otros dos.

—Y... ¿tú eres ese alguien? — Cuestionó el peliverde.

Definitivamente ya no necesitaba escuchar más, entendía todo, él era el chico por quien peleaban.

— ¡De ninguna manera! — Gritó sin titubeo alguno.

— ¿Qué? — Dijeron al unísono los otros dos.

Cosa que obligó a Ishikirimaru a salir de su pensamiento y a caer en que se había delatado, y ahora su corazón amenazaba con salir de su pecho.

Sabía lo que los otros dos le cuestionarían, pero no podía decirles que casualmente escuchó un comentario de ellos y decidió escuchar el resto de la conversación, no se la iban a perdonar y siendo honesto, ni él podía creer que se atreviera a escuchar una conversación ajena.

Decidió salir de su escondite, para evitar un poco el interrogatorio. Sin embargo en cuanto sintió la mirada de los otros dos ocultó la mirada.

Oh, cielos ahora estaba hecho un auténtico lío, ¿qué iba a decirles?, ¿cómo se justificaría?, ¿por qué se hacía tantas preguntas?, oh si tan sólo hubiese hecho lo que Kawaki le pidió esto no le estaría pasando.

Sin siquiera ser consciente de sus acciones tomó su cabeza con ambas manos y se revolvió un poco sus castaños cabellos, a la vez que cerraba fuertemente sus ojos.

Viendo el pequeño espectáculo estaba una de los zorritos de la ciudadela. Quien sonreía al ver al pobre castaño "sufrir".

— ¿Ishikirimaru? — Le llamó dulcemente. — ¿Te duele la cabeza? — Se acercó al castaño, elevó su mano izquierda y la posó sobre la cabeza del Odachi, comenzando a acariciar suavemente el cabello de este.

Ishikirimaru, abrió los ojos y se topó un ojo color ámbar que le miraba detenidamente, en su interior algo se removió al sentir aquel suave tacto sobre su cabellera. —Aoe. — Susurró. Y ahora sus mejillas se coloreaban con un rojo, ligeramente más claro que el que usaba Kashu en sus uñas. Ahora sentía la cara más caliente. —E-e-est-toy... bien. — Habló con dificultad, en su vida había tartamudeado tanto como en ese momento, bajo sus manos y de manera inconsciente las puso sobre su pecho, aquella acción le permitió sentir su corazón que latía de manera extremadamente rápida.

—Nikkari, deja de molestarlo. — Dijo Hasebe, mientras apartaba de forma brusca al peliverde del castaño.

El olivo clavo su mirada en el Odachi, cosa que le puso aún más nervioso.

—La S-s-señorita, Kawaki... — La voz se le cortaba a pesar de que se esforzaba por hablar claro, tomó un respiro y una vez que se cercioró de estar más calmado continúo. —Me pidió que les ayudase con los caballos. — Dijo abriéndose camino entre ellos.

A paso apresurado llegó hasta Mochizuki, uno de los caballos cuya llegada era reciente, era el caballo más joven y también el más desconfiado, por lo cual era el terror de varios de los Token Danshi, y con las únicas personas con las que estaba tranquilo era con Kawaki, Tsurumaru, Aoe y él, sin mencionar a los Tanto.

—Tranquilo. — Pidió amablemente, mientras se acercaba dispuesto a acariciar al equino.

Ishikirimaru es tan amable, incluso con los animales. — Pensó el olivo, mientras se embelesaba al ver como el caballo cedía ante la petición del otro.

Cosa que le incómodo al Wakizashi y le obligó a mirar a otro lado, no quería ser de esas personas que se ponían celosos hasta de la sombra del ser amado.

Continuaron con el cuidado de los caballos, hasta dejarlos en óptimas condiciones y por supuesto quedando hasta el copete de mugre, —lo natural después de que Hasebe tratase de acariciar a Mochizuki y este se pusiese como loco y tirase todo lo que estuviese a su paso, ellos incluidos— ahora en su habitación se encontraba Aoe, vistiéndose.

Bueno era más correcto decir que se estaba desenredando el cabello. En esa misma habitación estaba un castaño, atándose el obi. Mientras seguía sintiendo sus mejillas arder. No podía mirar a su compañero de habitación.

Aoe había notado cierta evasión por parte del castaño por lo que optó por tratar de entablar conversación alguna. —Ishi...

— ¡Hermano! — Entró a la habitación un pequeño de 123 cm.

Ambos jóvenes le miraron. —Imanotsurugi. — Dijeron al unísono.

Ishikirimaru observó con detenimiento a su hermanito, parecía que este iba a llorar. — ¿Qué ocurre? — Preguntó amablemente.

A lo que recibió como respuesta un fuerte abrazo de su hermanito.

— ¡Es un tonto! — Dijo ocultando su rostro.

Se peleó con Iwatoshi. — Ya sabía cómo eran esos dos, aunque últimamente se estaban peleando mucho, y si tenía que ser honesto, era Imanotsurugi el que estaba muy sensible. — ¿Acaso… abran dado un paso más en su relación? — Se preguntó mientras acariciaba la cabellera de su hermanito.

—Quizás me meta en donde no me llaman, pero... ¿qué ocurrió? — Oh Aoe, siempre al pendiente de sus cuñados, —aunque claro estos no sabían que lo eran, ni siquiera Ishikirimaru sabía que era su esposito, pero bueno—.

El pequeño respiró profundo y se decidió a hablar. —Iwa...

— ¿Por qué siempre sales sin que terminemos de hablar? — Era Iwatoshi.

El pequeño lo fulminó con la mirada y volvió a ocultarse en su hermano, al Odachi y Wakizashi sólo les escurrió una gotita por la nuca.

~En El Patio~

Caminaba sin rumbo un hombre de cabello color oliva, había salido con cara de pocos amigos desde que habían acabado con los caballos.

— ¿Hasebe?

Detuvo su paso al escuchar que le llamaban.

—Señorita. — Dijo entre dientes.

La chica lo miró sorprendida, normalmente el olivo se ponía a decir un montón de cosas y a preguntarle muchas más.

— ¿Qué te pasa hombre? — Preguntó burlona.

Hasebe por su parte se sonrojó y volteó a otro lado. —No es nada. — Habló después de un pequeño carraspeo.

La Saniwa río ante el cuidado comportamiento del chico.

—Mochizuki nos dio una arrastrada a los tres. — Dijo para evitar que se le cuestionase.

— ¿Mochizuki? — Dijo incrédula. —Pero si Mochizuki ama a Ishikirimaru y a Nikkari, que te arrastrará a ti no es novedad. — Explicó lo que todo el mundo sabía. Rápidamente notó la incomodidad en el olivo. — ¿Los lastimó? — Preguntó, acercándose al olivo para revisarlo, aunque fuese sólo de vista.

—Estamos bien, sólo nos ensuciamos un poco. — Dijo poniendo sus manos frente a la chica para frenarla.

—Ok. — Dijo ella.

—Si me permite, debo limpiarme. — Dijo el olivo esperando no sonar grosero.

—Está bien, ve. — Le dijo con una sonrisa, a lo que Hasebe hizo una reverencia y partió a su habitación. —Anda raro.

Llegando con una sonrisa en el rostro aparecía la misma zorrito que antes había observado todo el show.

—Esto se pondrá bueno. — Dijo con una enorme sonrisa.

El comentario ya de por si había llamado la atención de la Saniwa, pero ver la sonrisa de María le intrigo aún más.

— ¿Qué ocurrió exactamente, María? — Preguntó la chica, alzando una ceja y mirando de forma cómplice a la cuadrúpeda.

Pregunta que sólo logró ensanchar la sonrisa de la otra. —Ya te lo dijo Hasebe. — Dijo de forma cantarina y dio marcha.

Kawaki suspiró derrotada, María traía algo entre patas, pero no sabía exactamente que era. El día trascurrió al igual que los otros, bueno, a excepción de dos que estaban... ¿divorciados?, para todo caso ese día no había habido señal del ejército y tampoco había salido nadie a expediciones. Por lo que el día pasó sin más.

~En La Habitación De Ishikirimaru Y Aoe~

—Buenas noches. — Se despidió un Odachi de uno de sus compañeros y entró a la habitación.

Tan pronto como entró escuchó unas palmaditas, miró por inercia y notó a un peliverde que estaba acostado mirándole de forma indecorosa —mirada que pasó desapercibida para Ishikirimaru, naturalmente—.

—Está haciendo un poco de frío, ¿verdad? — Habló el castaño, recobrando su postura de siempre, él era el tipo de persona que le daba prioridad a otros, y en ese momento no era tan distinto, estaba preocupado por los otros dos, sabía lo que sentían cada uno de ellos.

—Algo. — Recibió de respuesta. —Pero... — Aquello llamó la atención del castaño. —Esta noche, no sentirás frío en cuanto te metas a mi futon... — Dijo usando un tono que cualquier otra persona catalogaría de indecoroso, pero no el bonachón de Ishikirimaru, quien soltó una pequeña risa.

— ¿Qué cosas dice Aoe? — Dijo sonriendo, justo de esa manera que no hacia otra cosa más que posicionarlo en lo más profundo del corazón del contrario. —El futon es muy pequeño. — Respondió de manera inocente, bueno mejor dicho a su manera.

Acomodó su futon y se dispuso a descansar, por alguna extraña razón se sentía cansado.

—Buenas noches, Aoe.

—Buenas noches. Descansa mi amor.

Pasaron unos cuantos minutos para que toda la ciudadela quedase en absoluto silencio.

~En Otro Lado De La Ciudadela~

En la habitación de la Saniwa estaba la misma junto a un trio de zorritos de los cuales 2 estaban en un profundo sueño, mientras que ella y el otro permanecían despiertos, estaban buscando algo o mejor dicho armando conjeturas, algo que les dijese más sobre el origen del ejército.

—Ya deberías dormir. — Dijo Konnosuke.

—Yo no necesito dormir, yo necesito respuestas. — Dijo mientras luchaba por no quedarse dormida, el silencio del lugar le hacía querer caer en los brazos de Morfeo. Y de tanto, Morfeo lo logró. La chica se había recostado para descansar un poco y término quedándose dormida.

—Ha. — Soltó un suspiro. —Eres una tontinta. — Dijo en un tono un poco dulce, se tomó la libertad de tomar su forma Kemono, tomó a la chica en brazos y la depositó en el futon de ella, para después taparla con una manta que ya hacia doblada sobre una caja.

— ¡Beso! — Se escuchó un gritillo, mismo que hizo que Konnosuke diese un breve salto.

Rápidamente viró hacia su espalda y ahí estaba María quien lo veía de manera cómplice. Konnosuke refunfuñó un poco. —Cállate, vas a despertarlas. — Dijo haciendo referencia a Miki, Chizuru y a Kawaki.

—Me callaré, sólo si la besas. — Dijo señalando con la mirada a Kawaki.

Cosa que hizo a Konnosuke sonrojarse a más no poder. Por un momento estuvo a punto de ceder pero, sabía que si lo hacía María no le dejaría vivir tranquilo, por lo que volvió a su forma animal —ósea que se hizo zorro de nuevo— y optó por ir con las otras dos a dormir, ignorando olímpicamente a María.

Esta sonrió victoriosa. —Bien, no la beso, pero tampoco dijo que no lo haría.

¡Tuche!

~En La Habitación De Ishikirimaru Y Aoe~

Ambos jóvenes estaban dormidos, pero el castaño se removía ligeramente, al punto de despertar, sintiendo un poco reseca la garganta.

Normalmente no haría esto, pero de verdad necesitó un vaso de agua. — No quería hacerlo, su futon estaba muy calientito y si se levantaba se enfriaría, pero necesitaba el agua o su garganta la pagaría y lo que es peor, terminaría despertando a Aoe a consecuencia de la tos.

Sin muchas ganas se levantó y salió de la habitación, dirigiéndose a la cocina. Notó que había alguien afuera y sin pensarlo dos veces se fue a inspeccionar, fue mucho su alivio al notar que era Kasen quien colgaba la capa recién lavada de Yamanbagiri, soltó un suave suspiro.

¿En qué estoy pensando?, el ejército jamás llegaría aquí. — Pensó auto-regañándose, decidió continuar su camino hacia la cocina, realmente la ciudadela estaba muy callada, sonrió al sentir la paz del lugar, llegó hasta la puerta de la cocina y sigilosamente la abrió, no quería despertar a nadie, tomó un vaso y lo llenó con un poco de agua para después llevarlo hasta sus labios, sin embargo algo le extraño. —Está haciendo frío, el agua no debería estar tibia. — Aquella idea le hizo sentir un ligero escalofrió. — ¡Cálmate Ishikirimaru! — Respiró lo más profundo que pudo para poder relajarse. —De seguro estoy un poco alterado por lo que ocurrió hoy, sí, eso debe ser. — Trataba de auto convencerse de aquello.


¿Quién quiere que empiece el desvergue?
Yo~~~

Ok, sé que los Sanjo no se llaman entre sí "hermano", pero es mi fic y se la pelan todos!

A partir de aquí no verán notas iniciales o finales a sólo ser, que lo considere necesario, pero trataré de que todo quede claro para evitar royos y si no, pueden dejar un mensajito o comentario ya se aquí o en mis redes con una captura de la parte que les confundio :3