De la creadora de: "El odio al amor solo hay… Una poción".
Les traigo una nueva historia… Disfrutenla.
CAPITULO 1
Inconciencia, es lo único que siente. Severus Snape despertó sobresaltado en la casa de los gritos, desorientado abrió poco a poco los ojos cegándose momentáneamente por la frágil luz que iluminaba la habitación; se levantó poco a poco, tratando se ponerse de pie, tratando de recuperar el equilibrio, completamente de pie, y volviendo a reiniciar su cerebro, lo primero que salió de sus labios fue:
-. ¿Pero qué diablos, me paso? -.
Llevándose la mano a la cabeza trato de recordar sus últimos momentos de vida, antes de volver a renacer, recordó que hablaba con Voldemort, y con ayuda de su asquerosa serpiente lograron lastimarlo a muerte, lo siguiente, mientras trataba de seguir con vida, vio a Harry y a su amiga Granger, acercándose a él, le entrego sus recuerdos, se disculpó, y por fin decidió ir con Lily, a pedirle perdón ahora a ella.
Pero no recordaba más, no sabía que paso, se dirigió a un hueco en pared y vio luz sin duda, ya era de mañana, y de seguro la batalla seguía, pero no quería salir hasta estar completamente seguro, pero….
Y llevándose su mano al cuello, se dio que estaba curado, con una ligera cicatriz a lo largo de su cuello ocasionado por la mordida de la serpiente.
¿Pero quién?
¿Cómo?
¿Cuándo?
Esas preguntas rondaron por su mente, pero las únicas personas que sabían eran Potter y seguramente sus amiguitos, pero de ser uno de ellos, también era poco probable ya que ellos sabían que había muerto, esta persona, debió saber que se encontraba allí, pero debió llegar inmediatamente después de Potter, y tendría conocimiento de la manera de curar algo así, pero quien querría ayudarlo, todos lo odiaban y creían cosas muy malas de él, todos deseaban verlo muerto.
Debía averiguarlo, pero no podía salir, no sabía si la guerra seguía en pie, y de ser así, salir sería un error fatal, echaría a perder todo el plan que él y Dumbledore planearon, debía quedarse ahí, aunque se sentía tan impotente, no podía ayudar, debía esperar escondido, pero era por una buena causa, Potter triunfaría, de eso estaba seguro.
Paso probablemente horas ahí, el así lo sentía ya que no era un hombre paciente, para otras cosas que no fuera el hacer una poción correctamente; de repente una lechuza entro por un pequeño hueco con una pequeña nota en la pata, de inmediato antes de ver a la lechuza Severus se puso en guardia, la cual bajo en cuanto vio al animal, y extrañado se acercó a él y le quito la nota de la pata, y sin esperar respuesta, el ave voló de regreso de donde había venido.
"Todo ha terminado, puede regresar al castillo".
Extrañado por la nota, la releyó varias veces, y… ¿Si era una trampa?, no era seguro, nadie sabía que estaba vivo, al menos eso pensaba, ya que alguien ya lo sabía, y de seguro esa persona era la misma que lo había curado, pero no tenía firma la nota, era obvio, que no quería decir quién era, pero eso no se quedaría así, lograría saber quién era, por algo fue uno de los más grandes espías en la historia de la magia.
Decidido estaba a punto de salir por la puerta, pero lo pensó, y… ¿Si era una trampa?, de seguro lo esperarían en la entrada, no sería tan tonto, así que mejor aparecería en la entrada del comedor ahí es donde estarían todos, y dicho y hecho, fue lo que hizo; al aparecer nuevamente en la entrada del comedor, sabía lo que iba a ocurrir, y sus presentimientos no se hicieron esperar, todos los heridos de guerra se encontraban en el comedor tratando de reponerse, pero como una alarma todos giraron la mirada hacia la entrada y lo vieron parado ahí, tan débil, pero vivo, y peor aún era un mortifago muy peligroso, sin dudarlo todos se pusieron en guardia.
Severus lo veía venir, pero aunque todos no dudarían en atacarlo, se mantuvo impasible, no se dejaría intimidar, y menos cuando había visto a la muerte a la cara, y ya a estaba con ella aunque fuera por un tiempo corto, vio a McGonagall aproximarse entre la multitud con varita en mano, pero él siguió igual parado ante ella, con sumisa calma, ella puso su varita en guardia, cuando de la nada apareció Harry y se colocó entre él y la profesora, tomando por sorpresa a todo el que estaba dentro del comedor.
McGonagall extrañada le pregunto:
-. Pero, ¿Potter que estás haciendo? -.
-. Créame, profesora que no me moveré de aquí, si usted no baja su varita, y por favor lo escucha -.
-. Eso jamás, no sé lo que te dijo pero no debes creerle -.
-. No es lo que me dijo, sino lo que me mostro y si baja su varita, le explicara y si no quiere escucharlo, escúcheme a mí -.
