-No, no, no. Eso no se ve bien. Tal vez podría... No, se ve peor.- Es su recámara, Piper discutía consigo misma frente a su espejo. El cristal no haría más que un leve cambio en su apariencia. No podía presentarse a la academia con su peinado habitual, pero no lograba acomodarlo de otra forma.

-¿Está todo bien aquí?- preguntó Aerrow asomándose a la puerta.

-Sí, bueno, no. Mi cabello es imposible. Jamás lo había arreglado de otro modo.- respondió ella mirando su cinta naranja.

-Pues no soy un profesional, pero creo que algo puedo hacer.- El chico se acercó a la mesa para ver con que podía trabajar. Además de la cinta había un cepillo, cinco pasadores y algunas gomas pequeñas.

Se fijó en estas con especial cuidado y sonrió. Tomó un par y regresó su mirada al cabello de su amiga. Con bastante esfuerzo logró bajarlo y separarlo, para retenerlo en dos coletas con las gomas.

-¡Listo!- Piper se inclinó hacia el espejo para ver mejor el trabajo de Aerrow. No había quedado tan mal.

-¿No es algo infantil?

-Bueno, yo creo que te queda bien, pero si tanto te hace falta tu viejo look,- dijo él tomando una cosa más de la mesa.- creo que con esto se verá genial.- Aseguró colocando en la cabeza de la muchacha una diadema metálica. Ella sonrió.

-Me encanta.- Se puso de pie y volteó hacia su estilista.- Gracias, Aerrow.

Cortito, pero ojalá que les haya gustado.