Disclairmer : Los personajes no me pertenecen, por supuesto que no! son de la Diosa J.K, yo solo me divierto un rato con ellos.


Primer capitulo

Me hallaba sentada en uno de los escalones del campo de Quidditch, releyendo Historia de la magia, mientras esperaba que Harry y Ron terminasen de entrenar cuando sentí que alguien me miraba, el escalofrío en mi cuerpo me demostró que no estaba sola, pero, por más que voltease hacia todos lados, las personas más cercanas a mí, eran Luna a solo unos metros, mirando soñadoramente una especie de planta que tenía entre sus manos y escalones más abajo, un pequeño grupo de Hufflepuff de primer año sorprendidos por como Harry había atrapado otra vez la Snitch dorada, en tiempo record.

-Te estás volviendo loca Hermione – me dije a mi misma – Los chicos tienen razón, mucho leer ya me está afectando la cabeza – me reí ante mi propio chiste y cerré el libro. Hoy hacía un lindo día, tal vez podría convencer a los chicos para que se animaran a hacer un día de campo, con jugo de calabaza y bollos de Bath, me relamí los labios tan solo de imaginar la dulce fruta rellena.

– Ahora hablas sola Granger, sabía que estabas loca – habló despectivamente cierto rubio de ojos grises.

-Porque no te mueres Malfoy – hablé con voz dura, ese rubio me ponía de los nervios y ¿de dónde se apareció?, que manera de fastidiar, volví a abrir mi libro y hacer como si leyera, ignorarlo era más fácil que pelear con él.

- Hey tranquila, sólo fue un comentario, no vaya a hacer que me mandes esos pajaritos voladores por toda la cara, como hiciste con la comadreja – se carcajeó alegremente, no pude evitar sonreír, aquel hecho había ocurrido hace 2 años cuando estaba en sexto.

Suspiré, era obvio que Malfoy no tenía amigos y necesitaba desesperadamente hablar con alguien, si no, no se me hubiese acercado. – ¿Qué quieres Malfoy? – pregunté más calmadamente.

¿No sé nota? – Se acercó hasta mí, se sentó a mi lado y movió sus cejas sugestivamente – Eres un cerdo – bufé – Solo quiero conversar – se volvió a reír – aparte de Sabionda, mal pensada – y siguió riéndose. No pude evitar sentirme acalorada, mi rostro seguro estaba rojo como un tomate, lo sabía, me levanté en el acto y le di la espalda.

Habla solo, tarado. – le dije bajando los escalones y acercándome al campo de Quidditch hacia donde se encontraban mis amigos.

Escuché a lo lejos como se carcajeaba y decía – "como tú".

¿Qué pasa Hermione? – Ron, percatándose de mi llegada, bajó en picada con la escoba, con el rostro ceñudo, me había visto conversando, si es que así se le puede llamar, con Malfoy. - ¿qué quería ese idiota?

Nada, solo ignóralo como yo

Harry y Ginny también bajaron de su escoba y se reunieron conmigo, ellos dos también me miraban algo ceñudos.

¿Ignorar? – bufó amargamente Ron – pero, si te estabas riendo con él – me acusó.

Harry y Ginny a su vez, asintieron fuertemente mientras este le rodeaba la cintura con la mano y Ron los miraba de reojo.

Solo intentaba ser amable con él, así como tú, Ronald Weasley lo eres con Lavander- si las mirada matasen aquel pelirrojo no viviría para contarlo, tenía el descaro de celarme, cuando el mismo se la había pasado horas de horas con Lavander. Desde que habíamos vuelto a Hogwarts para terminar nuestro último año, se había distanciado mucho de mí, aunque me molestará reconocerlo, eso me dolía y mucho, pero, hacerme escenitas con Draco, eso ya era pasarse de la raya. Draco, ¿Desde cuándo lo llamo Draco?- bufé interiormente.

Lavander, es mi amiga – susurró apenado, volviéndose tan rojo como el color de su cabello – lo fulminé con la mirada – me voy al gran salón, es hora de almorzar.

Vamos Hermy –ahora soy Hermy, no pude aguantar el impulso de voltearme y gritarle– Cállate Ronald – tenía mi varita fuertemente agarrada y al gritar una chispa salió de el, haciendo que Ron y los demás se sobresaltaran.

Cambié de opinión y me dirigí al séptimo piso, si quería llorar, nadie debía verme. Después de todo lo pasado cualquiera diría que terminaría junto a Ron, pero, el cabezota este, era tan tímido. Sabía que debía darle tiempo, pero, a veces una se cansa.

Quería entrar a la sala de menesteres, pero, no podía, alguien ya estaba dentro, suspiré dejando salir una lagrima, cuando me disponía a marcharme, para la sala común, todo sucedió muy rápido, una puerta se abrió y unas manos fuertes me atraparon, adentrándome en aquel oscuro cuarto.

Aquellas manos taparon mi boca, no tenía intención de gritar, ya sabía quién era, aun así, mi cuerpo tembló, cuando sus labios tocaron imperceptiblemente mi oído para susurrarme – No grites, solo quiero hablar.

Mi captor me soltó y me volteó para mirarme a los ojos, aquellos ojos grises que siempre odié, me devolvió una sonrisa a medias, limpiándome con una de sus manos, la lagrima de desamor brotada por mis ojos chocolates.

En ese instante, en plena oscuridad, lo vi como a un igual y no me molestó que rozase sus labios con los míos, el se sentía solo… y yo también.


que tal les pareció ... merece seguir o lo dejo ahi?

dependerá de ustedes, yo ya tengo todo escrito, avisenme si lo comparto :)

besos!