La Cuarta Guerra Ninja había llegado a su fin, tanto Madara Uchiha como Kaguya Otsutsuki fueron derrotados y no volverían a causar más daño mientras yo y Naruto siguiéramos con vida.
Todos los ninjas de las cinco naciones habían sido liberados del Tsukuyomi Infinito, incluidos mis antiguos compañero de la aldea de la hoja. Apenas todo término, Naruto seguido de Kakashi, Sakura, Saya y Diva fueron hacía sus amigos los cuales los saludaron preguntando qué había pasado, ellos solo le decían - No se preocupen, ya todo acabó - también los Kages, quienes al haber recuperado la conciencia dieron ordenes específicas de tratar a los heridos de gravedad y que los demás fueran trasladados a sus respectivas aldeas para ser tratados en la mayor brevedad posible, además de hacer una lista de las incontables pérdidas humanas durante la batalla y recolectar los cuerpos, para así darles una sepultura digna, por lo que eran, héroes.
En medio de todo ese terreno descampado el cuál hasta hace pocos minutos era un campo de batalla, lleno de sangre, destrucción y olor a muerte, pude divisar a Diva y Sakura, quienes estaban ayudando a un hombre quién al parecer tenía un hemorragia muy grave, estaba perdiendo mucha sangre, Diva y Sakura estaban usando su jutsu médico para poder curar la herida y después poder suturarla para que sanara.
Al parecer estaban lográndolo, pero justo en eso Diva se desmayó y casi cae al piso, de no haber sido por su hermana Saya, quien le dijo algo en voz baja, casi inaudible, pero al parecer Diva con lo terca que era movió la cabeza hacía los costados, dando una respuesta negativa ante lo que le dijo Saya, a lo que esta última dijo resignada en una voz más alta - Está bien, pero no te esfuerces demasiado, podría hacerte daño - a lo que Diva contestó - Te lo prometo - le dijo con esa típica sonrisa que la caracterizaba, dulce y hermosa.
Diva y Saya eran hermanas gemelas, Saya era la mayor y Diva la menor por unos minutos. Eran físicamente parecidas, no idénticas, pero se asemejaban en alguna que otra facción, pero una de las cosas que las distinguían la una de la otra eran sus ojos, Diva los tenía azules, un azul intenso casi eléctrico, estos eran más oscuros de los de Ino, era como si tan solo al mirarte ella pudiera ver tu alma, mientras que Saya los tenia de color marrón, otro detalle era que la menor tenía una tez más blanca que la mayor, haciendo resaltar sus hermosos ojos azules aún más.
Ambas tenían el cabello negro, negro como la noche, Diva lo tenía largo, un corte recto hasta la cadera, con un flequillo que iba hacia la izquierda hasta la altura de su ojo, solía llevarlo suelto, pero durante las misiones lo llevaba en una cola de caballo alta, mientras que Saya lo tenía un poco más abajo del hombro y tenía un flequillo recto por encima de los ojos como el de Hinata.
Las dos eran hermosas, pero a mí solo me interesaba una de las hermanas, desde siempre, y esa era Diva, desde el momento que nos conocimos a los 4 años siempre me gustó y poco a poco ese sentimiento se fue convirtiendo en amor, la podría comparar a la luz de mi vida, junto con Naruto fue una de las personas por la cual decidí renunciar a la venganza contra la villa que me vio crecer y de ayudar al idiota de Naruto a liberar a los demás.
Como ya dije las conocía desde antes, nos veíamos de vez en cuando para jugar hasta que en algún momento dejaron de venir, hasta que las volví a ver entrando a la Academia Ninja, y no hay que decirlo, se robaron la atención de la mayoría de los chicos, no de la clase, de toda la academia, no necesito decir que esto ocasionó los celos de las demás chicas, pero al ser inteligentes y de buen carácter en poco tiempo se ganaron su amistad y admiración.
Más adelante yo, Naruto, Diva, Saya y Sakura formaríamos el equipo 7 liderado por Kakashi, había una especie de rivalidad entre Diva y Sakura, pero esto solo venía por parte de la última, quién creía que Diva era su rival por mi amor, ella no lo tomaba en cuenta y trataba de llevarse bien con la tonta de Sakura, aunque con el tiempo y después de los exámenes chunnin ellas empezaron a ser amigas, ya que Sakura había decidido por su propia cuenta hacer una tregua pero que de todas formas ella ganaría, aunque Diva no entendía muy bien a lo que esta se refería simplemente aceptó.
Después llegó ese fatídico día, en el cual ellas tuvieron que marcharse, las últimas palabras antes de irse de Diva para mí fueron - Vas a estar bien, tienes a Naruto, Sakura, Kakashi-sensei y a todos nuestros amigos de la aldea para ayudarte, no estás solo, no me necesitas tanto como crees - no podía estar más equivocada, sin ella aquí, y con Naruto con los días pasando se volvía más y más fuerte, sin contar a mi hermano Itachi, solo pude enfocarme en obtener más poder y hacerme más fuerte, mi objetivo era claro, matar a Itachi y reconstruir mi clan.
Sabía que la única manera era haciéndome más fuerte y para eso tenía que seguir a Orochimaru, y fue lo que hice, no sin antes ser detenido por Sakura y después por Naruto, pero fallaron, deserté de la aldea y corte los lazos que me unían a esas personas, dejé todo atrás, tal vez si ella hubiera estado allí, si hubiera sido ella la que intentara detenerme, tal vez solo tal vez le habría hecho caso, hasta el tonto de Naruto me lo decía - ¿Acaso crees que Diva estaría feliz con lo que estás haciendo, en lo que te has convertido? - yo solo le respondí - Ella no está aquí, se ha ido - dije fríamente como si esas palabras no las hubiera dicho yo, parecía otra persona totalmente diferente a mí, esa fue la última vez que vi a Naruto.
Me convertí en un bandido a órdenes de Orochimaru, sabía que lo único que quería de mi era mi cuerpo, pero eso no me importaba, con tal de lograr mi objetivo, hacerme más fuerte y matar a Itachi.
Hasta que un día, dos años después de mí huida de Konoha la vi a la entrada de la guarida de Orochimaru. Corrí hacía ella y la abracé, causando los celos de Karin, pero eso no podía importarme menos. Ella estaba allí, parada justo frente a mí, con mis brazos envueltos alrededor de su pequeño cuerpo, pero en el instante que miré sus ojos, aparté los míos, sus hermosos ojos azules reflejaban tristeza y decepción, no podía soportar que ella me mirara de esa forma, así que salí de la cueva a tomar aire libre. Regresé ya entrada la noche, según lo que me dijo Suigetsu, dijo que se iba a quedar, Orochimaru no puso mucha objeción, ya que para su punto de vista esto sería interesante y divertido, así que le dieron la habitación al costado de la mía.
Desde ese día ella nos acompañó a cada misión que nos era encargado por Orochimaru, ella representaba la conciencia que ya había perdido hace tiempo atrás. Aún cumplía con las misiones que me eran asignadas, pero bajo su atenta mirada, llevarlas a cabo era una tortura, solo quería que me dijera que me detuviera, que me dijera que lo que estaba haciendo estaba mal, entonces fue cuando le dije - ¡Diva dime algo, lo que sea, no soporto el que me mires de esa manera, háblame por favor! - a lo que ella solo respondió con un corto - ¿Qué quieres que te diga? - cinco palabras, solo fueron eso, con su hermosa voz y de sus labios sólo salieron eso, cinco palabras, pero para mí esas pocas palabras significaron la muerte, y eso porque ella siempre me hacía notar cuando estaba haciendo algo indebido, ella era la encargada de hacer eso desde que mis padre murieron y yo siempre las tomaba en cuenta, por eso el que ella me dijera esas palabras, solo significaba una cosa, y eso era que no tenía palabras para describir lo equivocado que yo estaba.
Esta historia la tenía pensada desde hace mucho, solo que nunca me animé a escribirla, hasta ahora.
Será capítulos, aún no estoy segura, pero lo que sí serán menos de 10.
Espero les haya gustado el primer capítulo.
Nos veremos en el próximo capítulo.
