Nadie nunca se preguntó que recuerdo utilizaba cada uno para formar su patronus. Yo si. Pero no de todos. Solo de ella. Ella. De quien estoy enamorado desde su segundo año. Cuando quedó petrificada YO fui todos y cada uno de los días a verla, por que me preocupaba, porque me preocupa. Cada vez que ella estaba en peligro o peleaba con alguien, yo estaba ahí para ella. Porque la amo. Porque, aunque no sea conmigo, quiero que sea feliz.
-¿Estas bien Fred? Te ves decaído, ¿Otra vez pensando el ella? - Me preguntó mi gemelo, George. Como se nota que me conoce mejor que yo mismo.
Yo solo asentí.
Este amor ya me esta causando demasiados problemas. No puedo creer lo que hice. ¿Como pude? Debo de haberla espantado...
Estábamos en la sala de los menesteres. Yo suelo quedarme allí, una vez que todos ya se fueron. Pero, ella, ella nunca lo había hecho. ¿Porque se habría quedado? No lo sé. Quiero creer que fue por mí. Pero lo dudo.
Ya todos se habían ido. Solo quedábamos ella y yo. Yo estaba sentado en un sillón con la cabeza entre las manos. Noté que ella estaba ahí cuando me dijo.
-¿Estas bien?
Asentí aún con la cabeza entre las manos, podría reconocer su voz donde fuera.
Se sentó junto a mí. Pasó su brazo sobre mi hombro. El contacto me está matando. Tenerla cerca me vuelve loco...
No pude evitarlo. Giré quedando cara a cara con ella. Estábamos muy cerca. Nuestros alientos se rozaban. No pude contenerme. Comencé lentamente, muy lentamente a acercarme a sus labios. Quería besarla, YA YA. Pero si me acercaba con demasiada rapidez ella iba a asustarse y a desconfiar de mí.
Por fin. Nuestros labios se rozaron. Llevaba mucho tiempo deseando probar esos labios. Por fin. Hermione, mi Hermione. Por fin.
-Lo siento, Hermione, no debí haberte besado, no, no. - Dije saliendo de ahí.
No debí aprovecharme de ella. Estaba débil y sensible. Y yo me aproveché de eso. Soy una terrible persona.
Me fui a mi cuarto. Por suerte no había nadie. Me senté en mi cama, con la cabeza entre las manos. Una posición ya habitual cuando estoy deprimido.
Primero entró George. Alguien iba con él. ¿Quien iba a ser? Hermione. La dueña de mi corazón.
-¿Fred, Podemos habar? - Preguntó Hermione.
Asentí. Cerca de ella la voz se me iba. Pero no quería demostrar debilidad. No quería que supiera cuanto la amo. Me daba vergüenza que me rechazara.
Se sentó en la cama junto a mí.
No puedo soportar tenerla cerca y saber que no puede ser mía. Es una tortura…
-Fred, ¿Por qué te fuiste? - Preguntó
-No lo sé - Contesté con voz ahoga, nunca me pasó que me pusiera nervioso con una chica. Pero ella es… Ella…
-No me dejaste contestarte.
La miré de forma interrogante.
Se acercó a mí, tomó mi cara entre sus manos. Por dios, nunca creí que esa ratona de biblioteca pudiera besar tan bien.
-Te amo Hermione - 3 palabras, 3 palabras que no pude evitar que salieran de mi boca una vez que terminamos de besarnos, hubiera querido que durara más. La quiero a ella. Solo para mí.
-Te amo Fred, siempre lo hecho.
Ella, la flor más linda del jardín, es mi mejor recuerdo, mi recuerdo más feliz. En ella pienso para hacer mi patronus, una hiena, en la primera vez que la vi, en la primera vez que me sonrió.
¿En que pensará ella al formar el suyo? Quisiera que fuera en mí... Por Merlín, nunca creí que fuera tan inseguro…
