Nota de la autora: Otro para los retos de LMF.

Sumine: bueno, me alegra presentarles a su nuevo compañero de casa. Hatori, Yuuki, él es Zero. Cuidado, él si muerde...

Zero:...Un gusto.

Hatori: ... pobre iluso, no sabe en lo que se ah metido...

Yuuki: ...Ahora que lo va a cuidar a él tengo otra oportunidad de escapar...

Sumine: Bueno platiquen y llevense bien entre ustedes, cuidado con derramar sangre, Zero es algo...sensible al olor.

Y mientras nosotros vamos a la historia.

Palabras:300 Tema: Religión


Cerrado

Tenía que confiar en Dios, tener fe, porque no le quedaba nada más que eso. Debía de confiar en que todo iba a estar bien, que ella estaría bien, que su familia estaría bien. De otra forma no sobreviviría.

Cerrado. El pozo, finalmente, estaba cerrado. No había forma de abrirlo y, por lo tanto, ella quedaba atrapada aquí y su familia allá.

Siempre había pensado en la posibilidad de que esto pasara, pero nunca se lo tomaba enserio, estaba tan segura de poder pasar una y otra vez, que esto la tenía atónita.

Lo peor de todo no era quedarse en esta era, era quedarse con él. Aquel, al que aún amaba y no era correspondida. Aquel, que tenía a otra como reflejo del espejo de ella. Aquel, que la lastimaba todos los días con su mirada dulce y su voz de terciopelo. Aquel, de ojos ambarinos y cabellos plata. Inuyasha.

"Inuyasha, Inuyasha, Inuyasha"

Todo su mundo giraba en torno a él, o al menos lo haría de ahora en adelante. Vivirían en la misma aldea y ella le vería todos los días sin poder escapar a estudiar para sus exámenes, sin poder poner de pretexto a su familia. De ahora en adelante viviría con él.

Porque él se lo pidió. La convenció con sus palabras de querer protegerla, pero ella sabía mejor. Él solo deseaba usarla, un poco más, y más.

Y eso, ella no lo iba a poder aguantar mucho. Por eso rezaba, oraba, hacia plegarias, para poder salir de aquí, para tener el valor de irse.

Para poder decirle, por primera vez, no a él.

Pero cada vez que trataba, el resultado, siempre, era el mismo.

"Di que no, di que no, ¡di que no!"

-Sí.

Y todo lo que le quedaba, al final, era la fe.