Nota de la autora: Para LMF así que ya ni les digo jajaja.

Hatori: lo encontré, pero me costo trabajo, me debes una.

Sumine: y tal y como te prometí Ha-chan tendrás una cama para tí solito... Yuuki y Zero ahora tienen su cama propia...Zero se alimenta muy bien, y Yuuki hace tiempo que dejo de poner resistencia.

Hatori: ... no quiero saber más.

Sumine: Bueno Toushiro, pasa pequeño no tengas miedo.

Toushiro: A quién mierda le estas llamando pequeño? Estupida Humana!

Sumine: oh si...es un buen comienzo...

Toushiro: Comienzo tu mierda...es el fin me voy.

Sumine: Lo que digas, siempre eh querido unir un SHinigami a mi preciosa colección .

Yuuki: noooo!! ah!! Zerooooo!!

Palabras: 300 Tema: Religión


Estrellas

A él no le importaba lo que las otras personas pensaran. Lo que ellos quisieran pensar era problema de ellos, y no dejaría que le afectara en lo más mínimo. Él decidía por sí mismo.

Últimamente la gente lo empezaba a criticar por ser amigo de los demonios. Pero él sabía mejor, era envidia. Los humanos tienden a temer lo que no comprenden, y de la misma forma idealizar lo que no saben a ciencia cierta. No conocen bien a los demonios, así que les temen y los ponen de malos. Pero no todos eran así, no ellos, no él. Haruka.

Si bien es cierto que es un demonio, no significa que sea malo. Haruka le había enseñado muchas cosas, de las cuales ninguna olvidaba.

"-Kantarou, ¿por qué quieres ser mi dueño?

-Para protegerte, por supuesto."

Y en esos momentos, quizá, Haruka sabía que lo que decía Kantarou era verdad. Porque Haruka representaba la persona especial que Kantarou había estado buscando todo este tiempo. Y el que fuera un demonio no tenía nada que ver con eso.

-Amo Kantarou, ¿Sucede algo?- Haruka se sentó al lado del joven. Lo había estado buscando toda la noche, y al fin lo encontraba.

-Sólo miro las estrellas. ¿No te parecen hermosas?- Kantarou se recostó sobre el tejado recargando su cabeza en las piernas de Haruka.

La primera reacción de Haruka fue aventarlo por el tejado, la segunda quedarse inmóvil. Mientras la zorra esa no los viera, no le echaría la bronca.

-Son hermosas.

-Haruka, no estás mirando el cielo.- El joven peli plateado se podía ver reflejado en los ojos del demonio.

-No. Se reflejan en tus ojos, Kantarou.

Y en ese momento Kantarou supo, que no importaba realmente quien era demonio, ángel o humano. Haruka era Haruka, y por eso lo amaba.