Algunos dicen que solo hubo tres hermanos Peverell, ¿pero quién nos lo asegura? Seguramente, nadie lo sabrá ya que, como todo buen mago poderoso, el cuarto hermano, se esconde muy bien. Hace muchos siglos, cuando tan solo se escuchaba como un rumos la historia de las reliquias de las muertes, se mencionaba a un cuarto Peverell: Harriet Peverell. Sí, como habéis escuchado, esta cuarta hermana era la más pequeña de todos pero no menos importante, se decía que la muerte se había enamorado de la hermana y le había dado un regalo: la inmortalidad y la juventud eterna. Muchos dicen que eso es fántastico, pero, cuando los tienes, no es una bendición, sino una maldición que te va corroiendo poco a poco hasta que tu mente dice un "BASTA".

Asi que, cuando Harry Potter encontró un pergamino en su dormitorio de la casa de los Dursley, no creyó que todo lo que le iba a pasar fuera verdad. ¿Quién le creería? Nadie, pero aún así, fue verdad.

Prólogo

Harry Potter no se sentía demasiado bien, desde hace algunos minutos se había enterado de la gran catástrofe de su vida: Albus Dumbledore no era más que un manipulador que lo había llevado a una vida llena de penurias y muerte. Y había mas: los Weasly - a los que creía que era su familia - no eran más que fraudes pagados por Albus Dumbledore con su mismo dinero - algunos estaban librados de este juicio, como los hermanos mayores menos Percy. También estaban los gemelos Weasly, con ellos sí confiaban ya que ellos no sabían, no saben ni sabrán nada de esto. Y lo peor de todo era que lo pagaban con su dinero, ¡pero quién se creía Albus Dumbledore para coger dinero de su cuenta! Nadie, pero, ya no importaba: la guerra había terminado, su cuenta de dinero estaba casi vacía y los que creía amigos no eran más que desconocidos haciéndose pasar por personas que querían ser su familia.

Se había enterado de la peor forma posible, Sirius Black, su padrino, había aparecido en sus sueños para explicarle todo esto. Le dijo bien claro que Dumbledore no quería sacarle de Azkaban y por eso se había escapado de la prisión. Harry entendió entonces todo esto: quién mató a sus padres no fue Voldemort, pero sí los hizo más débiles, pero los remató Dumbledore por el "bien común", Dumbledore lo mandó con los Dursley para dejarle más débil y manipularlo mejor, y por último, Dumbledore no era más que otro señor oscuro mucho peor que Voldemort.

Muchos dirán que Dumbledore está muerto, sí, lo estaba. Estaba muerto hasta hace un mes, donde apareció en Hogwarts alegando que con un hechizo muy complejo se había salvado de la gran altura a la que estaba. No era más que una mentira, ya que seguramente el cuerpo que encontraron de Albus Dumbledore era una réplica de él.

Así que, con todos esos pensamientos se encontraba delante de la puerta de su dormitorio en la casa de los Dursley, acababa de llegar desde Gringotts donde le habían informado sobre las cuentas que habían sido usurpadas por Dumbledore que se hacía llamar su guardián mágico.

- ¡Joder! -gritó con ira cuando abrió la puerta de su cuarto, le daba exactamente igual que los Dursley se despertaba. ¿Acaso a ellos le daba igual cuando les pegaba, les dejaba sin comida y le dejaban dormir en una despensa debajo de la cama? ¡No, ya que eran pagados por ese maldito de Albus Dumbledore! ¡Con SU dinero!

Golpeó con fuerza la puerta, haciendo que vibrara algunos segundos. Dejó caer el pesado cofre de Hogwarts en el suelo. Su cuarto estaba algo descuidado ya que ninguno de sus "familiares" había entrado ni para ver sí estaba algo que les interesara. Había una fina capa de polvo sobre los muebles, pero con un simple movimiento de su mano con la varita desapareció.

Ya le daba igual que haya reglas o no sobre los menores de edad, él ya tenía 17 años y podía hacer la magia que quería. Pero eso no ayudaba mucho a su humor ya que Dumbledore le había prohibido hacer mucha magia por el "bien común".

Cuando se sentó sobre su pequeña cama, pudo notar un bulto en donde estaba sentado. Miró hacia abajo todavía con los ojos llenos de relámpagos de ira, allí estaba un pergamino algo viejo ya que era de color amarillo por los bordes. Un listón era lo que ayudaba a estar enrollado al pergamino. Cogió el pergamino con algo de curiosidad. Toda su ira fue aplacada por la curiosidad que era mayor, dejándola en un rincón alejado de su mente hasta que haya revelado el pergamino.

Abrió el pergamino y dejó el listón que era rojo como Gryffindor en la mesita de noche de al lado de su cama. Y empezó a leer:

Estimado Harry Potter,

hablamos contigo sobre una cosa muy importante, pero lo primero es decir quién soy. Mi nombre es Hecate, la diosa de la magia y yo creé a los magos, como tú. Ahora bien, ya dicho esto, vengo a decirte algo muy importante,tendrás una misión que empezará muy atrás en el pasado y tendrás que arreglártelas para cambiar todo lo malo y pasarlo a bueno. Pero no todo será fácil ¿sabes? Habrá una sorpresita para usted que Afrodita quería que sucediese. Y yo, como buena amiga, lo hice.

PD: Da igual si cambias muchos la historia, o que te juntes con personas que conoces pero que no sepan que eres Harry Potter, ya que cuando hagas el viaje, tu alma pasará a ser otra y serás otra persona con todos tus pensamientos.

PD 2: Buen viaje.

Harry empezó a reírse, ¿pero quién había hecho esta burrada?, pensó. Seguramente los gemelos Weasly, que querían alegrarle el día entre tantas preocupaciones. Dejó el pergamino en la mesilla de noche justo al lado del listón y siguió riéndose hasta que paró súbitamente: una luz blanca empezaba a cubrir todo su cuerpo.

-¡Pero que mierda...! -exclamó con terror Harry al ver como iba desapareciéndo su cuerpo de sus pies hasta su cabeza.

Entonces recordó: "Buen viaje" .

¡Maldita Hecate y todo lo relacionado con el Destino! ¿¡Por qué todo le pasaba a él?!, pensó con angustia antes de desaparecer engullido por la luz blanca. Y lo malo de todo: se había olvidado de su varita mágica en la cama.