Título: YOU ONLY DISAPPEAR
Autora: Yasminayass
Tipo: Angustia / Romance J/S (a caso hay otra pareja mejor ;p)
Rated: PG, PG-13
Resumen: Cuando se tienen asuntos pendientes, cuando no se dejan todos los cabos bien atados, estamos desprotegidos ante las amenazas que nos depara el futuro.
Nota de la autora: Este es el primer fanfic que escribo sobre Sin Rastro. Aunque la finalidad última de éste sea unir a Jack y a Sam, os aseguro que también tendrán importancia el resto de personajes. También hay argumento pero no me extenderé demasiado en el proceso de búsqueda de los desaparecidos.
Importante: Este relato transcurre durante la tercera temporada (tranquilos SPOILRES FREE) Jack ya se ha divorciado de Maria y Sam nunca ha salido con Martin y... bueno otra pequeña licencia que me he tomado (por algo soy la autora) pero que ahora no comentaré por no desvelar parte de la trama.
Disclaimer: Ninguno de estos personajes es mío... pertenecen a... y bueno todo ese rollo que ya sabéis.
Capçitulo I- Abduction
Llevaba buen ritmo, buena coordinación de piernas, brazos y respiración. Ya había corrido 10km y tenía pensado correr otros tantos, apenas estaba cansada y aún era pronto. Aquella mañana se había despertado temprano, no podía dormir, demasiadas cosas en la cabeza, su último caso había sido espantoso, al final lograron resolverlo, pero por poco que no perdieron a la víctima, una niña de doce años que había sido secuestrada por su padre drogadicto.
Estaba convencida que el exitoso rescate final había sido cuestión de suerte y cuando trabajas en la unidad de personas desaparecidas del FBI no te puedes permitir que los casos se resuelvan por cuestión de suerte, tienes que ser tú quien domine la situación en todo momento, tienes que controlar cada segundo para poder realizar tu trabajo, eso es, todo estaba en el control y a la agente especial Samantha Spade el no poder controlar la situación, no sólo en el ámbito laboral sino también en el personal, la desquiciaba. La sensación de ser una marioneta, controlada por alguien, sin poder dirigir su vida por si misma, la superaba. Y ese caso le había dado esa sensación. Además, las circunstancias que lo envolvieron no habían ayudado, realmente la había afectado, su superior lo había notado y por eso le sugirió, aunque a ella le sonó a imposición, que se tomara unos días de permiso, de eso hacía ya dos semanas, dos semanas durante las cuales realmente había conseguido evadirse, pero ahora, a escasas tres horas de volver al trabajo, los fantasmas habían vuelto.
Así que esa misma mañana, al ver que no sacaría nada bueno de quedarse en casa dándole vueltas al asunto, se dispuso a hacer lo mismo que hacía siempre que se sentía de aquella manera, frustrada y bloqueada: cogió unas mayas, una camiseta de deporte, las bambas, se recogió el pelo y se dirigió a Central Park.
Eso es lo que estaba haciendo en estos momentos, correr, y con cada paso que daba su larga cabellera rubia se movía grácilmente de un lado al otro. Corría por una de las pistas de la zona este y tan absorta como estaba en sus pensamientos, no se había dado cuenta que estaba a punto de entrar en una zona boscosa, tampoco se había dado cuenta que hacía quince minutos que no se cruzaba con nadie, y mucho menos que alguien la observaba desde unos prismáticos pocos metros por delante de ella.
A continuación todo sucedió en cuestión de segundos. El observador tenía a la mujer en el punto de mira de su arma. La siguió con ella unos segundos con sus manos enguantadas preparadas en el gatillo, lo apretó.
Cuando el dardo tranquilizante se hundió en su piel no sintió dolor alguno, aun y así reaccionó rápidamente y se lo arrancó del hombro izquierdo donde el pequeño objeto metálico se había clavado. Ella miraba con confusión su alrededor, miraba pero no veía nada, porque su cuerpo ya no le respondía, intentaba gritar, imposible; intentaba correr, imposible... sus piernas ya no la aguantaban, cayó al suelo perdiendo el sentido.
Ante eso, el observador se deslizó la escopeta al hombro, empezó a descender la colina sin prisa, el nivel de seguridad en sí mismo era tan alto que no le preocupaba el poder toparse con alguien, así que lentamente se dirigió hacia su presa, triunfante.
2 horas desaparecida
Los dos hombres se sentaban en la mesa de reuniones de la oficina del departamento de personas desaparecidas del FBI. Estaban esperando a que su jefe, Jack Malone, apareciera para informarles de su nuevo caso. Los dos hombres eran jóvenes, altos, atléticos, si bien uno era rubio el otro era moreno, se trataba de los agentes Martin Fitzgerald y Danny Taylor.
-Vamos hombre, ¿Qué hora es?-. Dijo hundiéndose aún mas en la silla.
- Las ocho y cuarto-. Contestó Martin mirando el reloj en su muñeca.
- Por un lunes que llego a mi hora, ¿los demás llegan tarde? . Dijo medio irónico medio molesto.
- Jack está en su despacho, no creo que tarde.
- Y Viv...-. No pudo acabar la frase puesto que la misma mujer por la que iba a preguntar entraba en la sala a toda prisa.
- Hola chicos lo siento mucho, Regie no se encontraba bien y he tenido que esperar a la canguro. Comentó mientras dejaba la chaqueta en el perchero.
-Tranquila, Jack aún no ha salido, pero talvez tengas que responder ante el gran Danny-. Dijo mirando a su compañero a lo que él respondió con una simple mueca mientras la mujer se sentaba junto a ellos.
-Hablando del rey de Roma...Dijo mientras Jack andaba hacia ellos con una tranquilidad inusual en él y tomaba asiento a la cabecera de la mesa. Desde que se había acercado no había levantado la vista de los informes que llevaba en las manos, parecía estar revisándolos cuando empezó a hablar.
-Bien chicos vamos a...-. No acabó la frase puesto que al levantar la vista para dirigirse a su grupo se percató de que faltaba alguien. –Dónde está Sam?
-De vacaciones. Dijo Vivian como si fura algo obvio.
-Sí, pero ayer fue su último día. Dijo Jack con cierto tono de preocupación en su voz.
-Me llamo hace algunas noches, iba a escaparse el fin de semana con algunas amigas. Explicó Danny. – Tal vez lo ha alargado, seguramente no se haya dado ni cuenta que hoy tenía que venir.
-Tal vez... -. Jack aceptó su respuesta aunque no le satisfacía lo más mínimo, conocía a Sam, esto, el no venir al trabajo por alargar sus vacaciones, no era normal en ella, pero aún y así le ofreció el beneficio de la duda, para todo había una primer vez, incluso para faltar un día al trabajo al sin justificación... o tal vez le había... tal vez había tenido algún tipo de urgencia familiar... o tal vez... se obligó a dejar de pensar en ella y todos los motivos por los cuales no hubiera podido acudir a la oficina, se había dado cuenta que llevaba varios minutos sin decir nada y el resto de ocupantes de la mesa empezaba a mirarle extrañados, así que, como si se despertara de un sueño, Jack prosiguió. –Es igual, de todos modos de momento no tenemos ningún aviso, así que-. Dijo levantándose de la mesa. – podéis dedicaros a acabar informes atrasados. Dijo irónicamente como si fuese lo que todos los agentes estuvieran deseando hacer. Dicho eso, y tras la reacción de falsa felicidad de los agentes, recogió las carpetas que tenía delante suyo y se dirigió de nuevo a su despacho.
-Vamos hombre... está claro que yo también debería haberme quedado en casa. Dijo el agente hispano.
Jack se sentó en su sillón tras su gran mesa. Desde la ventana del despacho veía como sus hombres se ponían a trabajar, le encantaba esa imagen, Martin de cara al ordenador, Vivian recopilando viejos informes, Danny sirviéndose una taza de café... pero a este cuadro perfecto le faltaba algo... y él sabía lo que era, así que dejó esa vista y la centró en el teléfono, descolgó y marcó un número que tenía guardado en la memoria del aparato.
-"Hola soy Samantha Spade, ahora no estoy, así que deja un mensaje y ya te llamaré". Dijo elevando la entonación en las últimas palabras de aquella manera tan típica que tenía ella de hablar.
Ciertamente esperaba encontrarla en casa, pero al no ser así dejó un mensaje después de la señal.
-Sam soy yo. Te recuerdo que ayer fue tu último día de permiso, eso significa que hoy deberías estar aquí-. Esta última parte le había sonado a Jack más severa de lo que deseaba así que a continuación dijo. –Así que te espero mañana a primera hora sin falta, pásatelo bien.
A Jack no le gustaba tener que dejar ese tipo de mensajes, no le gustaba tener que comportarse como "el jefe" con sus amigos, pero ese era su trabajo, y así lo hacía, sabía cuando debía comportarse como Jack Malone, el jefe al mando de la unidad de personas desaparecidas del FBI y Jack el amigo. Aún y así, con Sam siempre era difícil, se le hacía difícil el verse habándole como su superior, seguramente esa incomodidad que sentía era debida a que hubo un tiempo en que mantuvieron una relación que era algo más que pura amistad, una relación que incluso haberse acabado aún no había desaparecido por completo. Le fastidiaba profundamente el tener que tratarla así, pero mientras duró su relación nunca dejaron que afectara a su trabajo, así que tampoco iba a hacerlo ahora.
26 horas desaparecida.
Un nuevo día había llegado a la oficina, el ambiente se notaba cargado, esta vez todos habían llegado puntuales a la mesa de reuniones, todos menos una persona.
- ¿Sam aún no ha llegado?. Dijo Jack. Era una pregunta que no esperaba respuesta puesto que su ausencia era respuesta suficiente. Con un suspiro de indignación e inquietud cogió el teléfono y llamó, primero a su casa y después a su móvil, de ninguno obtuvo respuesta.
- Nada?. Dijo la mujer que también empezaba a extrañarse. Esta, mas que una pregunta era un pensamiento en voz alta. Jack se quedó mirando unos instantes a la lejanía hasta que se giró y dijo.
- Martin, Danny, os importaría pasaros por su casa y ver si ha sucedido algo? Iría yo pero... tengo una reunión con los directores de departamento. La rapidez con la que se le ocurrió esa excusa le dejó sorprendido, además le había quedado muy realista. El verdadero motivo por el cual él no quería ir era que, en el fondo, le aterraba lo que pudiera encontrar.
- Claro, no hay problema. Dijo Danny mientras se levantaba al igual que su compañero.
Un coche del gobierno se detuvo en la calle Madison entre la 12 y la 13, justo delante del edificio Thomas, el gran bloque de apartamentos en el que vivía Sam. Ambos habían estado un par de veces en su piso y tanto éste como la zona en que se encontraba situado eran una maravilla. Los dos hombres bajaron del vehículo casi a la vez y se encaminaron hacia la entrada.
-No lo sé, esto no me gusta nada... No es normal en ella... Inquirió Danny.
-Tal vez haya pasado algo...-. Delante de esta confesión El otro hombre contestó con una cara que reflejaba en parte odio en parte horror. Ante esto Martin se apresuró a aclarar lo que desde un principio había querido decir. –Me refiero a que tal vez le haya sucedido algún contratiempo... algunos aeropuertos han cerrado por el tiempo...-. Al ver que no solucionaba las cosas no dijo nada más. Asimismo acababan de atravesar el umbral y se dirigían al conserje, de modo que adoptó una actitud más profesional.
- Hola, agentes Fitzgerald y Taylor. Dijo Danny tomando la iniciativa mientras ambos mostraban sus credenciales al hombre de la mesa, debía tener unos cincuenta años y su rostro transmitía un extraño sentimiento de confianza.
-Hemos venido por... Comenzó a decir Martin.
-Por la Srta. Spade, si no me equivoco. Se anticipó el conserje
-Sí. Contestó intercambiando una mirada de desconcierto con su compañero. El hombre, al ver la expresión de sus interlocutores se precipitó a decir.
- No vienen por mi llamada?
-Qué llamada? Dijo Danny.
- Ayer llamé al 911 para denunciar su desaparición, les dije que salió a correr por la mañana y no volvió, creo que el agente del teléfono no me creyó.
Ambos agentes quedaron estupefactos, no se atrevían ni a mirarse el uno al otro. Danny cogió su teléfono móvil y se dispuso a dar la peor noticia que recordaba haber dado jamás.
El teléfono de Jack sonó, identificó el número en la pantalla, es por eso que se permitió unos segundos para respirar profundamente antes de descolgar el auricular.
-Dime. Las palabras que le siguieron desmoronaron a Jack por completo, no hicieron falta más explicaciones, y menos por teléfono, de modo que sólo les indicó que volvieran a las oficinas. Al colgar el aparato se pasó las manos desde la frente hacia la nuca y ahí las dejo mientras inspiraba de una manera exagerada, como si le fuera dificultoso respirar.
Vivian pasaba por delante de su puerta cuando vio la escena, únicamente su rostro fue necesario para entender que algo no iba nada bien.
- Sam ha desaparecido.
Fin de episodio. Espero que os haya gustado y haya despertado vuestro interés, por favor, hacerme saber qué os ha parecido. Se admiten todo tipo de sugerencias. Dependiendo del recibimiento continuaré escribiendo, aunque debo deciros que con que haya una sola persona a quien le haya gustado yo seguiré con el relato. El segundo capítulo ya está en marcha.
