Primer beso

- ¡Ya estoy en casa! - exclamé al entrar por la puerta.

Pero segundos después me reñí mentalmente. ¿Por qué dices eso? Lo normal sería que no hubiera nadie en casa si vives sola. Y sí, eso sería lo normal, lo normal para otras personas al menos, porque para mí desde luego que ya no lo es. Aunque, por extraño que pareciera, esta vez nadie respondió a mis palabras.

Extrañada me quité los zapatos y recorrí la casa, mirando si había alguien en ella. Pero estaba desierta. Me encogí de hombros, con una sensación extraña, y me senté en la silla de mi escritorio. Se me hacía extraño llegar a casa y no encontrar a nadie, la soledad se había convertido en algo desconocido.

- Agh... Supongo que tendré que aprovechar para ir a dormir temprano - murmuré soltando un bostezo.

Últimamente había empezado a hacer un calor insoportable, así que me quité la camiseta y la falda y me quedé en ropa interior, me deshice el lazo del pelo y me metí en la cama, soltando un suspiro de placer al poder descansar tranquilamente. Pero eso solo duró unos pocos segundos. Porque enseguida me di cuenta que debajo mío había un cuerpo.

- ¡AAAAH! - grité empezando a golpear el cuerpo que había debajo mío.

Y, por supuesto, con mi mala suerte caímos al suelo. El cuerpo del desconocido que tan solo empezaba a despertarse estaba encima mío. Cerré los ojos con fuerza, preparándome para lo que sea que el pervertido quisiera hacerme.

- ¿Lucy? - preguntó una conocida voz adormilada.

Tonta. Tonta Lucy, tonta. Muy tonta. ¿Quién además de Natsu iba a estar durmiendo en tu cama sin permiso?

- ¿Por qué estamos en el suelo? - preguntó aún sin levantarse de encima mío.

Abrí los ojos decidida a darle una patada y mandarlo volando por la ventana cuando, de pronto y por primera vez en mi vida, no pude hacerlo. Su rostro aún adormilado y confundido estaba extremadamente cerca del mío. Empecé a sonrojarme al darme cuenta de cómo estábamos. Yo semidesnuda y en el suelo, Natsu encima mío, con un brazo a cada lado de mí cabeza. Y nuestros rostros muy cerca.

- Natsu ... - susurró.

- ¿Eh? - me miró a los ojos y entonces se dio cuenta de cómo estábamos - ¡L-Lucy! - exclamó demasiado sonrojado.

Pero no se levantó y tampoco se separó de mí. Tan solo me miraba sonrojado y sin saber qué hacer. En cuanto a mí... Claro está, estaba más roja que un tomate y el hecho de que mi vista se dirigiera inconscientemente a los labios de Natsu no mejoraban en mi sonrojo. Podía sentir su aliento caliente chocar contra el mío y sus labios cada vez más cerca de los míos.

Siempre he creído que Natsu nunca estuvo en sus cabales cuando hizo eso. Tal vez aún estaba medio dormido o se encontraba mal por haber comido magia que no fuera fuego. El caso es que él, el chico despistado e inocente que llevaba a mí lado des de que me uní a Fairy Tail, unió sus labios con los míos en un beso extremadamente dulce y tierno.

En esos momentos no supe qué hacer. Aún no le contestaba el beso. No sabía qué hacer. En mi interior lo había deseado des de hacía tiempo pero nunca lo había admitido. Pero al parecer mis instintos fueron más rápidos y más listos y, antes de que Natsu se separara, mandaron a todas las neuronas a dormir y le contesté el beso.

Mi primer beso.