Era de mañana en cair paravel, por los pasillos se podían escuchar las correteadas que se daban los menores que ahí habitaban.
-Eres muy lenta, date prisa- gritaba un niño de cabellos castaños oscuros con unos ojos color miel, mientras corría a toda velocidad, llevaba puesto un pantalón negro y una camisa blanca de botones en su espalda lleva un arco y flechas.
-eres mayor que yo, Alex deberías esperarme- contesto una pequeña, dueña de un largo cabello negro y unos ojos verdes-azulados ella tenía un vestido color azul de mangas blancas y su cabello estaba atado en una media cola, en su cintura había una espada que se campaneaba a cada zancada que daba.
-vamos Edith solo es un año, no pongas excusas- le contesto el castaño aumentando el paso mientras ambos corrían por uno de los pasillos entrando a una enorme habitación donde se encontraban dos adultos.
-Alex, Edith, no deberían estar corriendo, podrían caerse- dijo la mujer con un poco de diversión en su cara, ella tenía un cabello castaño claro y unos ojos verde-azulados, llevaba puesto un vestido rojo y el cabello totalmente suelto, aunque ella tenía 25 años se seguí viendo igual de joven y hermosa. –lo siento tía Lu, solo queríamos saber si mi prima y yo podríamos ayudarles con los preparativos para la fiesta de papa- explico Alex.
-sé que ambos están emocionados por la fiesta del cumpleaños número 30 de Peter, pero ahora solo es decorar la sala no creo que sea de su agrado- hablo un hombre de cabellos negros y ojos oscuros, llevaba una camiseta verde de botones y un pantalón negro, ahora tenía 27 años pero no dejaba de ser apuesto -vamos papa queremos ayudar, además por que preparan todo ustedes dos por que no ayudan también la tía Susan y el tío Peter- le refunfuño la pequeña.
-se supone que es un promesa para mi padre- le explico Alex a su prima –además mama y el salieron muy temprano esta mañana, y según el tío Edmund fueron a un asunto importante, aunque podría ser solo un truco para distraerlo- finalizo el castaño ganándose las miradas de sus tíos, a veces su sobrino quería parecer ser muy listo al igual que Susan lo hacía cuando era menor.
-¿y si mejor no ayudan después con el pastel?- intento convencerlos Lucy, ya que como era para su hermano mayor Edmund y ella decidieron hacerlo los dos y no la servidumbre de cair paravel.- está bien mama- dijo la pequeña dándose por vencida pero sonriendo para luego salir de la habitación seguida de su primo.
-¿qué deberíamos hacer ahora?- pregunto a Alex siguiendo a su prima con cara de aburrimiento. –No lo sé Alex-dudo un momento Edith, -¿Por qué no salimos a entrenar? Tú con tu arco y yo con mi espada- ofreció Edith, aunque la verdad es que no le apetecía hacer eso. A veces le gustaría salir de aventura como su mama que solía contarle las historias de cuando tenía su edad.
-¿entrenar? Siempre hacemos eso, hagamos algo diferente, tienes 10 años deberías pensar en juegos y muñecas no en espadas- le contesto el chico con algo de burla; -bah, tu solo tienes 11 y eres un inmaduro, recuerda que eres un año mayor que yo- dijo la niña con algo de enfado en la cara.
-un año dos meses querida prima- le contradijo el arquero.
-eres un tonto- le grito la chica antes de salir corriendo por uno de los pasillos más largos de todo el castillo, sabía que su primo venia atrás de ella; siempre era así, ella no solía ser una niña mala, obedecía a sus padres en todo, a sus tíos los respetaba, pero su primo… ¡si algo le molestaba es que el la tratara como a una niña pequeña! Como él dijo solo era un año y dos meses mayor que ella, no es que fuese la niña más fuerte del mundo, pero tampoco era la debilucha que el creía.
Encontró unas largas escaleras y las bajo a toda prisa casi tropezándose y con miedo a caerse, llegando casi al final tropezó y se fue a dar contra el piso en una dolora caída que sin duda dejaría uno que otro moretón, obviamente su primo tropezó con ella y cayeron los dos lo que fue peor aún.
-Alex me estas aplastando- se quejó Edith al sentir todo el peso de su primo sobre ella, pero él no se inmuto hasta que en un débil susurro pregunto – ¿Edith, dónde estamos?- ella no podía ver nada estaba totalmente oscuro, con mucho cuidado su primo se paró y empezó a buscar algo. -encontré unas velas- anuncio Alex, y con esfuerzo lograron prenderlas, en ese momento la habitación se ilumino, dejando ver un cuarto lleno de libros, había muchos estantes y todos ellos con más libros, a Edith le encantaba leer y escuchar historias fantásticas por lo que aquello casi le pareció el paraíso.
-wow, parece ser una biblioteca- exclamo la menor admirando todo lo que había, recorriendo con sus dedos cada uno de los libros que se encontraban en los estantes, hasta que algo llamo su atención, en el centro de la habitación había un pequeña mesa donde reposa un gran y grueso libro, tenía una portada llamativa de un color rojo y atraía a la vista, Alex noto lo que su prima había visto y se acercó a la mesa intentando tocar el libro, pero fue detenido por el agarre que su prima tenía en su brazo.
-esto es muy bonito e interesante, pero tengo la sensación de que no deberíamos estar aquí Alex-le intento convencer Edith, pero el chico no hizo caso y se acercó más a la mesa viendo de cerca el gran libro, en letras grandes ponía *libro de hechizos* la expresión del chico cambio a una de curiosidad – por favor Alex vámonos, debemos ir a ayudar con el pastel ¿recuerdas?, vamos Alex- pero él no se movió y ella estaba asustada eran ese tipo de cosas las que la delataban de que todavía seguí siendo una niña pequeña.
-¡bien! Si tu no vienes conmigo yo me iré sola- le amenazo Edith, pero no pudo dar ningún paso ya que su primo la agarro fuertemente del brazo, intento zafarse pero no pudo, Alex abrió el libro y las paginas empezaron a pasarse solas – suéltame Alex- insistió ella pero no dio resultado al contrario el hizo más fuerte su agarre, el libro se detuvo en una página, Alex susurro lo que había escrito y Edith no pudo escuchar nada, en ese momento las paredes comenzaron a romperse y los libros a caer, Edith grito pero había tanto ruido en la habitación que no creía que se escuchasen sus pedidos de ayuda, el aire se empezó a sentir tan frio a pesar de que era verano, ambos cerraron los ojo por el miedo.
-Edith, Alex- se escucharon los gritos de Edmund y Lucy, pero no abrieron los ojos hasta que todo se quedó en calma, tan calmado que daba miedo, ambos abrieron los ojos y se quedaron sin habla, se podía observar un bosque con hermosas flores lo que decía que era primavera pero no sabían que había pasado.
-¿Edith dónde estamos?- otra vez esa pregunta, ni ella misma lo sabía, empezó a caminar a paso lento seguida por su primo hasta llegar a un acantilado, donde se quedaron helados al ver la escena frente a ellos, era el castillo que tan bien conocían pero tenía algo diferente
-¿cair paravel?-
