Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Fujio Akatsuka-sensei, sólo me dedico a saciar a mi loca imaginación con historias varias sin ánimo de lucro, simplemente por el placer de escribir.
Querría agradecer a NataNegra por el review dejado en la anterior historia de Osomatsu-san! ¡Muchas gracias!
Dicho esto, ¡qué empiece la historia!
Los rayos del sol dan la bienvenida a un nuevo día en la ciudad de Akatsuka que, en medio de bocinas y pasos, se va levantando. Saliendo por la puerta principal de una casa tradicional con una gran sonrisa, está Osomatsu que se dirige hacia el Pachinko, después de buscar y coger prestados los ahorros de sus hermanos menores.
Viendo las luces de neón anunciando el negocio de azar, Osomatsu reprime un escalofrío que le recorre toda la columna. Extrañado, mira a su alrededor y no viendo nada raro, encoge de hombros y entra en el edificio.
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Al cabo de tres horas, Osomatsu camina por la avenida con un rostro molesto y las manos escondidas dentro del bolsillo del hoodie rojo. De repente, ve una muchedumbre salir del interior de un edificio que anuncia, con un gran cartel, el concierto de una ídolo juvenil de larga cabellera rosa. Con los ánimos renovados, el chico se acerca el suficiente para ver a Choromatsu gritar un cantico nombrando diferentes razas de gatos y terminar con un grito nada masculino. Mostrando una sonrisa traviesa y rascándose debajo la nariz, Osomatsu se pone detrás de su hermano para exclamar con una voz aguda:
- Nee, Choromatsu-kun, ¿querrías tener sexo conmigo?
- ¿¡Nyaa-chan!? –responde el contrario girándose emocionado, para cambiar la expresión en reconocer el culpable.- ¿¡Se puede saber qué haces Osomatsu-nisan!?
- Me alagas Choro. ¿Tan bien he representado a tu querida ídolo?
- ¡Nada de nada! ¡No le llegas ni a suela del zapato!
- Eso lo dices ahora pero antes te brillaban los ojos.
- ¡No es verdad!
- Sí lo es. Si es que soy genial.
- Eres un inútil, tontomatsu-nisan.
- ¡Oh, sí! Por cierto, gracias por hacer una pequeña aportación.
- ¿Cómo? ¿Aportación? ¿A qué?
- A mí diversión de la tarde. Te devuelvo esto, ya no lo necesito –explica el mayor, entregando un objeto de color verde a Choromatsu.
- ¿Pero qué…? ¿¡Mi cartera!? ¿¡Está vacía!? ¿¡Por qué!?
- ¡Te tendrás que buscar otro escondite! –exclama Osomatsu desde la distancia, despidiéndose con la mano alzada.
- ¡No escapes, espúpidomatsu-nisan!
- El concierto ya empieza~
- ¡Mierda! ¡Esta me la pagarás!
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Andando entre los peatones, Osomatsu reconoce a una figura medio encorvada vestida con un hoodie violeta y decide seguirla hasta el interior de un callejón limitado por dos edificios. Al final, en un espacio rectangular, el chico de violeta se agacha a acariciar una banda de gatos que se le acercan sin miedo.
- Veo que eres famoso por aquí…
- ¡No me asustes así Osomatsu-nisan! –exclama el menor mostrando las orejas gatunas encima de la cabeza.
- De verdad, a veces me haces dudar de tu naturaleza humana…
- No digas tonterías… -murmura Ichimatsu sacando un paquete de sardinas del bolsillo.
- Así que alimentas a los gatos, ¿eh? Es una lástima, con lo buenas que están estas sardinas… Es un desperdicio dárselas a los gatos…
- Calla inútilmatsu.
- Oh, venga, Ichimatsu~ Dale algunas sardinas a tu oni-chan~
- Ni en tus mejores sueños.
- Ichimatsu es malo… -dice el mayor con una falsa tristeza.
- Y tu un vago.
- Bueno, te recuerdo que todos lo somos, por eso seguimos siendo ni nis.
- Sí, ya… Pero tú lo eres más. Eres el rey de los vagos.
- Me alagas~ Ah, sí. Es un rollo cargar con peso muerto que no me sirve. Ten, muchas gracias por tu aportación~ -comenta Osomatsu mientras acerca un objeto violeta al menor.
- ¿Eh? Espera… ¿Por qué tienes mi cartera? –pregunta Ichimatsu cogiéndolo rápidamente de la mano del mayor, para después, añadir- ¿¡Y está vacío!?
- Sí, no he ganado nada en el Pachinko…
- ¡Osomatsu!
- ¿Sí? ¡Uah! ¡Ichimatsu das miedo! –grita el de rojo al ver al menor rodeado por una aura oscura y transformado en un gato humanoide.
- ¡Esta me la pagas!
- Lo siento~ Pero tengo otros planes y no es ser arañado por gatos, sean humanoides o animales. A cambio, ¡no me comeré estas sardinas secas! –exclama Osomatsu corriendo hacia la salida del callejón mientras lanza un manojo del alimento al suelo.
- ¿¡Pero cuándo las has cogido!? ¡Me acordaré de esta!
En la entrada del callejón y antes de unirse a la multitud que anda centrada en sus cosas, Osomatsu mira a su alrededor al ser asaltado por una sensación incómoda. Al no ver nada anómalo, sigue su camino.
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- Ostras, he llegado a la zona rica sin darme cuenta… -murmura Osomatasu al ver los altos rascacielos y las tiendas de marcas mundialmente famosas.
De repente, al ver un establecimiento de hostelería bastante famoso, dibuja una sonrisa dirigiéndose hacia allí.
El interior con el suelo de madera, cuadros elegantes decorando las paredes y una suave música ambiente reciben al mayor que, decidido, se planta delante del chico de detrás la barra.
- Totty~
- Señor, agradecería que no me tratara con estas confianzas.
- ¡Qué frío eres! ¡Oni-chan ha oído a su corazón romperse en mil pedazos! –exclama el de rojo arrugando la tela de la parte izquierda de su pecho.
- Señor, le ruego que deje el teatro…
- ¿¡Y seguirás con el teatro, Todomatsu!?
- Señor, está haciendo esperar a los demás clientes. ¿Cuál es su orden?
- Mmm… ¡Querría takoyakis!
- Mucho me temo que no disponemos de ese alimento.
- Eeeh~ Pues una cerveza.
- Tampoco disponemos de esa bebida.
- Eeeeh~ ¿¡Qué tipo de tienda es esta, sin cerveza ni takoyakis!? Pienso poner una reclamación…
- Le recomiendo que mire la carta.
- Me da pereza leer…
- Todomatsu-kun… ¿Todo bien? –pregunta un hombre de mediana edad con gafas de montura negra.
- Sí Usai-san, el cliente ya se iba.
- ¿Eh? ¿Quién se va? Porque yo no pensaba irm-…
Sin previo aviso, Todomatsu coge al mayor de la capucha y lo arrastra hacia el exterior, donde lo lanza en un contenedor situado en un callejón al lado del café.
- ¡Hey! ¿¡Qué haces Todomatsu!? ¡Esas no son formas de tratar a tu oni-chan!
- ¿Eeh~? Sólo lanzo la basura donde toca… -dice Todomatsu con una voz inocente para a continuación, poner su cara amenazadora- Por cierto, Osomatsu-nisan… Vuelves a presentarte en mi lugar de trabajo… Y me encargaré de hacer tu vida un infierno…
- T-Totty… C-cálmate ¿quieres? No me hagas esos ojos monstruosos…
- Y con esto dicho, ¿Qué demonios quieres Osomatsu-nisan?
- ¿Eh? ¿Es que uno no puede ir a ver a su querido hermano pequeño?
- Imposible. ¿Qué quieres? No te pienso dar más dinero.
- Buuh… Bueno, da igual. –afirma el mayor saliendo del contenedor y dirigiéndose a la calle mientras lanza un objeto hacia atrás.- Simplemente pasaba por aquí y he pensado visitarte, además que te quiero dar eso. Gracias por tu colaboración tan desinteresada al proyecto~
- ¡Mi monedero! –exclama el menor al recibir el objeto rosado lanzado por el mayor y comprobar que está vacío.- A la próxima te lo pensarás dos veces antes de cogerlo, ¡Inútilmatsu!
- Me gustará verlo hermanito~ -anuncia Osomatsu con una sonrisa maliciosa.
Con las manos dentro del bolsillo del hoodie y silbando contento, el mayor se dirige hacia al parque de la ciudad cuando, la sensación de una mirada penetrante dirigida hacia él, lo obliga a revisar a su alrededor sin ver nada fuera de lugar en una calle llena de personas trajeadas con americanas y corbatas.
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Rodeado por la vegetación del parque, Osomatsu toma el camino hacia el puente de madera donde fácilmente reconoce a un chico vestido con una chaqueta de cuero negra y pantalones con lentejuelas azules, apoyado sobre el barandal y leyendo un papel concentrado. Soltando una risita, Osomatsu se planta detrás y toca la espalda del contrario que en girarse curioso, se asusta de la mueca del mayor haciéndole perder el equilibrio y caer al lago.
- Ups… -suelta el de rojo viendo las pequeñas ondas en la superficie del lago.
Después de salir del agua, Karamatsu vuelve al puente donde le espera un Osomatsu risueño.
- Hey, Karamachu~ Qu-…
Un puñetazo del segundo hacía la cabeza del mayor, le interrumpe y le hace exclamar adolorido:
- ¿¡Y este ataque gratuito hacia tu oni-chan!?
- Por asustarme.
- ¡No es culpa mía que seas tan fácil de sorprender! –en terminar la frase, Osomatsu recibe otro puñetazo- ¿¡Y este!?
- Por mojarme.
- ¡No he sido yo! ¡Ha sido el agua del lago!
- ¿Y de quién crees que es la culpa? –pregunta el de azul alzando una ceja.
- De Karamatsu, claro~ -recibiendo un tercer puñetazo, añade- Vale, vale, ¡Ha sido culpa mía! ¡Para de pegarme que tus golpes siempre sacan chichones!
- Heh, soy un strong man.
- No te creas la gran cosa, Cacamatsu. Te recuerdo que en fuerza física estamos igual.
- Me sabe mal decírtelo, brother, pero eso era en secundaria. Creo que ahora estás desentrenado.
- Que más querrías Karamachu~-exclama Osomatsu entre risas.
- ¿Y qué querías Osomatsu?
- Nada. Sólo pasaba por aquí.
- No me lo acabo de creer…
- Que malpensados sois todos~ Pero tenéis razón. Ten, te devuelvo esto.
- ¿Mm? Qué raro, no recuerdo haberte dejado nada… ¿Qué es? –en reconocer su monedero de lentejuelas azules con su rostro impreso, Karamatsu borra su media sonrisa para añadir- ¿Por qué tienes mi cartera, Osomatsu? ¿Y por qué está vacía?
- Considéralo un préstamo para tu oni-chan…
- Ya veo… Ahora sabrás lo que es bueno, O-so-mat-su-ni-san...
- ¿Eh? K-Kara… C-calma…
Concentrado en esquivar los golpes y escapar de la persecución del menor, Osomatsu ignora la sombría presencia escondida detrás de unos árboles.
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- Maldito Karamatsu… Me ha golpeado de verdad… Ya no tiene respeto hacia su oni-chan…
Andando por la orilla del río, Osomatsu se frota los lugares donde seguramente aparecerán chichones y hematomas en las próximas horas. De repente, un grito familiar le obliga a pararse, y en identificar al culpable dibuja una sonrisa a la vez que se acerca hacia allí:
- ¡Jyushimatsuuuu!
El nombrado, parando sus swings, se gira con una gran sonrisa para exclamar:
- ¡Osomatsu-nisan! ¡Hustle, hustle, muscle, muscle!
- ¿Cómo va el entrenamiento?
- Muy bien, ¡hustle, hustle, muscle, muscle! Osomatsu-nisan, ¿por qué estás lleno de chichones?
- Ah~ Es largo de explicar…
- ¿Ha sido una discusión matrimonial con Choromatsu-nisan?
- Mmm… No, mi waifu está tranquila últimamente…
- ¡Ya veo!
- ¿¡De verdad ves a tu oni-chan tan débil!?
- ¡Oh! ¡Claro! ¿Ha sido Karamatsu-nisan?
- Ah, pues no era tan largo de contar…
- ¿Y por qué te ha pegado, Osomatsu-nisan? ¿Qué le has hecho? ¡Hustle, hustle, muscle, muscle!
- ¿¡Pero qué no ves estos chichones!? ¡Soy una víctima inocente!
- ¡No cuela Osomatsu-nisan! ¡Hustle, hustle, muscle, muscle!
- Lástima… Tendré que practicar más… -dice el mayor pasándose el dedo por debajo de la nariz- Venga, ¡hoy me siento generoso así que jugaré un poco contigo!
- ¿¡De verdad, Osomatsu-nisan!?
- Sí, sí, venga, yo lanzo y tú golpeas.
- ¡Vale! ¡Hustle, hustle, muscle, muscle!
Una hora y media más tarde, Osomatsu yace tirado en el suelo, sudado y con la respiración irregular mientras Jyushimatsu sigue practicando los swings.
- Quizás… Puede ser que sí esté desentrenado…
- ¿Osomatsu-nisan se está haciendo mayor?
- ¡No digas esas cosas Jyushimatsu-kun! ¡Qué entristeces a tu oni-chan! –exclama el mayor a la vez que el menor se ríe.
Con la respiración normalizada, Osomatsu se sienta en la hierba para comentar:
- Ah, por cierto, te devuelvo esto… Jyushimatsu tendrías que aceptar que las bellotas no son dinero…
- ¿¡Eh!? ¿Por qué Osomatsu-nisan tiene mi cartera? ¡Y las bellotas siempre son útiles! ¡Hustle, hustle, muscle, muscle!
- He ido a jugar al Pachinko y lo he cogido prestado… Hey… ¿Por qué haces esa cara arrugada? H-hey, ¿qué haces con el bate? Ah, no, no, no, ¡no hagas el "Swing giratorio destructivo"! –grita Osomatsu empezando a correr río abajo, lejos de Jyushimatsu y de una silueta solitaria que, de pie, observa el crepúsculo.
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- ¡Y por eso digo que me han perdido el respeto!
- Yo me pregunto cómo no te han mandado a tomar viento…
- ¿¡Por qué me dices estas cosas, Chibita!? –exclama Osomatsu golpeando la mesa con la lata de cerveza.
- ¿¡De verdad me lo preguntas, maldito!?
- ¡Pues sí! ¡Soy la leyenda del carisma! Encima que me preocupo de devolverlos las carteras, ¡y me lo pagan así!
- ¡Este es el problema, maldición! ¿¡Por qué se los coges en primer lugar!?
- Eeeh~… Fácil, quería ir al Pachinko pero no tenía dinero suficiente…
- ¿Y preguntarles si te dejaban?
- No me los hubieran dado.
- Cosa que no me extrañaría…
- ¡Chibita! ¿¡De parte de quién estás!?
- ¡De nadie, maldición! ¿Has venido en busca de consejo o de consuelo?
- ¡De consuelo, claro!
- Pues te estoy consolando, maldición.
- ¡Mentiroso! ¡Estás criticando mis acciones!
- ¡Por qué eres tan estúpido que te lo mereces, idiota!
- Eres un mal amigo, Chibita…
- Pues soy el único que tienes y que además te da comida y bebida gratis porque nunca me pagáis…
Después de un pequeño silencio, Osomatsu bebe de la lata para suspirar y murmurar:
- Qué complicado eres…
- Aquí estabas Osomatsu-nisan…
Sorprendido, el nombrado se gira para ver a cuatro de sus hermanos pequeños con las chaquetas de baño y las palanganas.
- ¿Qué hacéis aquí, chicos?
- ¿Es que aparte de idiota, ahora eres ciego? –pregunta Ichimatsu.
- ¡Vamos a los baños! ¡Hustle, hustle, muscle, muscle!
- ¿Vienes o te quedas? –pregunta Todomatsu sin levantar la mirada del Smartphone.
- Ni se te ocurra hacerme cargar con tus cosas, Inutilmatsu… -murmura Choromatsu con una segunda palangana.
- ¡Claro que vengo! –exclama Osomatsu levantándose y acercándose al de verde- ¡Eres una muy buena waifu, Choro-chan!
- ¡Ni digas memeces!
Los hermanos se alejan del bar de Chibita entre gritos y risas mientras el vendedor se los mira alucinado.
- Ni nis tenían que ser… ¡Ah! ¡Pero paga lo que has bebido, maldito Osomatsu!
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Sentados alrededor de la mesa del salón, los hermanos cenan los platillos dejados por su madre que, por motivos de un aniversario, se ha ido a casa de un familiar junto con su marido.
- Hey, ¿dónde está Karamatsu? –pregunta Osomatsu curioso.
- Ni idea. ¿Importa? –responde Ichimatsu.
- Dices esto pero en el fondo estás preocupado… -comenta Todomatsu con una sonrisa burlona.
- Ni de coña.
- Ahora que lo dices, no lo he visto desde la mañana… -reflexiona Choromatsu.
- Yo lo he visto en el puente de siempre… ¡AH!
- ¿¡Qué pasa Osomatsu-nisan!? –pregunta el de verde preocupado.
- ¿Ves? Eres toda una waifu y mamá gallina, Choro-chan. –sin tiempo para reír, el de rojo deja ir un grito de dolor ante el puñetazo de Choromatsu- Au… ¿Hoy es el día de pegar a vuestro hermano o qué?
- Eso es siempre, Osomatsu-nisan. –responde Todomatsu.
- ¡Es verdad! ¡Hustle, hustle, muscle, muscle!
- ¡No es justo!
- ¿Y? ¿A qué venía ese "ah"? –pregunta Choromatsu.
- Ah, nada, que he visto a Karamatsu muy concentrado leyendo un papel.
- ¡Bah! Seguro que era una de sus cartas de amor estúpidas. –responde el de violeta con un tono despreciativo.
- ¡No digas eso! ¡Que quién lo aguanta durante la pesca soy yo! –exclama Todomatsu molesto.
- Pobre Karamachu~
- ¿Por qué lo dices, Osomatsu-nisan? ¡Hustle, hustle, muscle, muscle!
- Porque él que las busca con tanto ahínco, ¡no ha conseguido a una fanática cómo yo!
La mesa se sumerge en un silencio que de repente, se rompe por las risas de los demás.
- ¡Ei! ¡No os riais que es verdad!
- ¿Y por qué te tendríamos que creer? –pregunta Choromatsu con una ceja alzada.
- No te pongas celoso Choro-chan~ Tú eres mi waifu favorita. Pero ya que insistís, ¡os lo diré! Hoy he notado que alguien me seguía.
- ¿Tan desesperado estás que imaginas cosas? –pregunta Ichimatsu con una sonrisa tenebrosa.
- ¿Qué esperabas, Ichimatsu-nisan? Es un ni ni virgen al fin y al cabo. –apoya Todomatsu.
- ¡Hey, qué todos lo somos! –exclama Osomatsu.
- ¡Secross!
- ¡No digas esas cosas Jyushimatsu!
- Bueno, eso sólo destaca lo celosos que estáis. ¡Si es que soy genial!
- Si por genial te refieres a la peor casta social… -empieza Todomatsu.
- ¡Ni-ni!
- Adicto a las apuestas… -añade Ichimatsu.
- Y borracho inútil…
- Este definitivamente eres tú. –terminan los cuatro menores a la vez.
El sonido de la puerta de la entrada abriéndose y cerrándose, seguido por los pasos acercándose por el pasillo, hacen que Osomatsu exclame risueño:
- ¡Y aquí llega Karamatsu!
- Osomatsu-kun~
¡Chan chan chaaaan! Bonito momento para cortar la historia ¿Verdad? Lo siento pero de lo contrario quedaba demasiado largo (o quizás no lo sienta tanto :P ). Y ¿Quién será el recién llegado? ¿Dónde está Karamatsu? ¿El papel era una carta de amor? ¿Se la han dado o la entregará? ¿A quién? ¿A los peces quizá? Todos estos y más interrogantes serán resueltos en el próximo capítulo que será el último.
Como siempre muchas gracias a los que habéis llegado hasta aquí y recordad: ¡Los reviews son muy preciados!
