(Primer fic y antes de nada; no el Mentalista no me pertence. Si fuera así Patrick Jane iría en vaqueros y sin camiseta y no en un traje de tres piezas. Espero que les guste! )
"Something Stupid like I love you"
-¿De verdad nunca has cantado en un karaoke?
-No, y no pienso hacerlo
-Pues yo sí, y vosotros amigos vais a ser mis groupies – Sonrió entusiasmado Jane mientras guiñaba el ojo a Van Pelt y los demás.
-¿Lo dices enserio? ¿Crees que tendrías un rebaño de adolescentes, locas por tus ricitos de oro o algo por estilo? -Lisbon cada vez estaba más sorprendida de lo vanidoso que podía llegar a ser.
-Por supuesto-dijo con cara de que fuera lo más normal del mundo- No entiendo tu negación a creer que soy irresistible.
-Un día tu ego no te va a dejar pasar por la puerta.
-Hasta entonces prepara un mechero que la canción de esta noche va a ser de las románticas... aunque si eres más de las que lanza sujetadores a estrellas del rock puedo intentar algo más fuerte.
Si, después de ese comentario a Jane le siguió un golpe en el hombro pero no le hizo perder su sonrisa. Rigsby y Cho empezaban a intuir de que iba todo aquello y sonrieron, un poco extrañados de que Lisbon no sospechara nada. A estas alturas lo tendría que tener más que calado pero de una manera u otra la mirada de cordero degollado del consultor rompía la muralla de su jefa.
-Cho; veinte a que consigue que cante
-Rigsby no apuesto contra Jane y lo sabes. Me apetece conservar mi suelo a final de mes.
Al terminar el turno los cinco se dirigieron al lugar escogido por Jane. Llevarían allí más de una hora y un par de cervezas…
-Bueno valiente ¿a qué estás esperando? ¿Necesitas beber para encontrar valor?
-Paciencia Lisbon, paciencia…. Todo llega si tienes paciencia.
Lo odiaba, lo odiaba, lo odiaba. Vale era mentira, por mucho que se intentara auto-convencer. Aunque una cosa era segura, si que odiaba su ego, su confianza en sí mismo, que creyera que podía leer su mente y que creyera que era imprescindible para la resolución de casos. Vale no, eso también era mentira. Todas las cosas por las que debería odiarlo eran las que la habían enamorado. Y encima ahora la estaba mirando, mirando no, analizando… Y en su mente estaba admitiendo que lo quería. Genial como si ella no fuera ya un libro abierto.
-Lisbon, espera
-¿Y ahora qué?
-Tienes... tienes algo en el ojo. –Si señor comienza la prueba y no podía ponerse nervioso
-No noto nada- espetó Lisbon como si el tema no fuera con ella
-Sí, ponte de frente- Lo estaba haciendo, bien todo iba bien- puede que sólo sea una pestaña.
Vale genial, ahora lo tenía en frente, a menos de 5 cm y no podía parar de mirarle a los ojos.
-Mira a la derecha…. Ahora a la izquierda… Vuelve a hacerlo por favor, derecha, izquierda – Solo quedaba el golpe de gracia, un pequeño toque en la espalda y Lisbon, o más bien su conciencia eran suyas.
Los chicos no daban crédito a lo que estaban viendo. Jane acababa de hipnotizar a Lisbon con un mínimo esfuerzo y le estaba quitando su arma. O Jane había mejorado mucho o su jefa era cada vez más débil.
-Shhhhhhhh- Les mandó callar con una sonrisa y volvió a despertar a la jefa. Lo primero que hizo ella al salir del trance fue llevar la mano a donde antes estaba su arma, pero cuando levantó la cabeza, Jane ya estaba subido en el escenario.
-Maldito hijo de….
-¡Teresa! corre que nos toca- No sabía ni como había tenido el valor para llamarla por su nombre y hacerla subir al escenario con la mirada que le estaba echando ahora mismo.
Con las ovaciones de los chicos de fondo y con la fuerza que la caracterizaba subió al escenario. Nunca había estado tan roja y juraba y perjuraba que todos ellos iban a estar haciendo papeleo por meses.
-Te voy a matar en cuanto recupere mi arma que lo sepas- Le susurró y después sonrió evitando que nadie supiera lo que pasara
-Por eso mismo te la he quitado, si la llegas a tener encima cuando vieras lo que tenía preparado ya tendría un 38 en el brazo
-Créeme, no apuntaría al brazo y ahora dame mi pisto…
Las primeras notas de una canción muy familiar de Sinatra habían comenzado a sonar
-Oh no… -Suspiró Lisbon alejándose del escenario-
-eh eh eh… -la agarró por el brazo- ya me concediste un baile, dame ahora una canción.
-En cuatro minutos serás comida de cuervos
-Lo sé- y la sonrió como sólo él sabía hacer- ahora coge el micro.
Y una vez más sin saber como la había encandilado. ¿Cómo podía ser tan tonta? Siempre, siempre tropezaba con la misma piedra. La misma piedra con un pelo perfecto, unos labios que se moría por probar, y una sonrisa… Dios si podrían actuar sin focos y su sonrisa les iluminaría igualmente.
"I know I stand in line, until you think you have the time to spend an evening with me..."
