El Viaje.
Capitulo 1:
—Mira Sakura, ya estamos llegando!!-una señora de unos 30 y pocos años miraba por la ventana con cara sonriente.
Sakura era una niña de 10 años, sus padres y ella se estaban mudando de casa, ya que ha su padre le han ofrecido un puesto de trabajo en un pueblo bastante lejos de donde estaban.
Se levanto con pesadez del sillón trasero y subió un poco la cabeza, pero no entera. Se quedo mirando un rato a través de ella y le saco la lengua. Se volvió a acostar, acercando el ramo de flores hacia su pecho, pero se volvió a levantar cuando vio que las flores se estaban marchitando.
—Mama!! Mis flores se están secando-
—No me extraña, hija, de la manera en que las coges-aparto el ramo y se lo volvió a dar, la niña volvió a sentarse, con una mueca de enfado.-Se te ha caído esto-le dio una tarjeta y volvió a dirigir la vista al frente.
—Vaya regalo de despedida- y metió la tarjeta otra vez en el ramo. Se volvió a inclinar hacia delante y dijo-un ramo de flores para despedirse de mi, igual que en mi cumpleaños.
—Pues a mi me ha gustado mucho, cuando lleguemos las pondremos en agua.
Después de unas horas en las que estuvieron circulando en coche, su padre, que estaba de lo mas contento, exclamo:
—Mirad, hay esta el pueblo-señalo con el dedo, inclinándose un poco para delante para verla mejor. La madre bajo la ventanilla, sacando la cabeza y empezando a entablar un conversación con el padre, en cambio Sakura, seguía acostada en el sillón, medio dormida.
—Mira Sakura-le movio un poco su madre, se levanto y se restregó los ojos.-Mira-le señalo su madre hacia la cima de una colina, donde había una fila de casas, todas de un color diferente-Ves esa casa verde, la primera empezando por la izquierda??- La pelirosa afirmo con la cabeza.-Esa es nuestra casa-
—No me gusta-dijo, con los mofletes hinchados y cruzándose de brazos.
—No seas así, Sakura, ya veras cuando nos instalemos, mira, esa será tu nueva escuela-exclamo, pasando por delante de un edificio ancho y vallado, donde un grupo de niños saltaban a la comba, cantando canciones populares para hacerlo mas entretenido.
—Muy vieja, y es fea.
Siguieron cruzando calles y casas llegando a un desvío.
—Sera por aquí?-pregunto su padre, sacando la cabeza por la ventanilla de coche blanco, mirando hacia el camino que tenían enfrente.
Sakura saco la cabeza para mirar por que se habían detenido, y se encontró con un montón de casitas amontonadas en la orilla de la carretera. Su padre arranco el coche, haciendo que las perdiera de vista.
—Mama! Que eran aquellas casas??
—Las de al lado de la carretera??- le contesto con otra pregunta, esta afirmo con la cabeza-son para orar a los muertos.
Siguió mirando a través de la ventana, mirando los arboles, las plantas, las flores, cada metro que pasaban siempre había lo mismo, pero se quedo con los ojos abiertos tras contemplar un pequeño monumento en forma de mono, o eso creía ella. La estatua estaba sonriendo, no tenia piernas y sostenía algo que no podía ver con claridad. La siguió con la mirada, cuando paso por delante de ella, para perderse, se pudo de rodillas, mirando por la ventana del maletero.
—Sujetaos bien, hay muchos agujeros!-grita su padre, acto seguido el coche comenzó a moverse bruscamente. Estaban pasando por un camino muy viejo y a consecuencias de esto, había un montón de brechas en el suelo. Todo el equipaje volaba por el coche, hasta cajas y bolsas hasta las flores y muñecas de la niña.
—Nos vas a matar-grito la madre horrorizada, agarrándose en cualquier parte del coche para no acabar como las demás cosas.
—Tranquila cariño, vamos en un 4x4-agarro mas fuerte el volante y piso hasta el fondo el acelerador.
—Sakura, siéntate bien- le ordeno al ver la situación de la pequeña niña.
Llegaron hasta el final del camino, encontrándose con un túnel.
—Un túnel?- pregunto extrañado su padre-Un túnel!!-repitió ahora gritando, estaban prácticamente encima de el, piso lo mas fuerte que podía el freno, parando el coche justo antes de acabar arrastrando el pequeño pilar que había frente a este.
Cuando el coche paro por completo,el hombre, abrió la puerta y salió del coche, dando un suave portazo, examino el túnel y se acerco a el. Este era profundo y oscuro, la suave brisa entraba pero este emanaba un viento helado. Pero como estaban en pleno verano no le importaba para nada.
—Cariño, a donde vas?-le pregunto, cuando lo vio con intenciones de entrar.
—Solo a echar un vistazo- puso la mano en una de las paredes, acariciándola. Sonriendo para si mismo.
—Sakura!-la niña había bajado también, cuando paso por delante de su madre paro y le dijo.
—Voy a ver que hace papa-mentira, la curiosidad mato al gato. Se acerco a su padre y se engancho de su brazo. Miro al túnel y unos extraños escalofríos subieron por su espalda. La brisa la empujaba hacia dentro. Oyó otro portazo. Su madre también había bajado, ahora estaban todos juntos.
—Deberíamos ver que hay al final, puede que este el camino para llegar a casa-hablo su padre, y dio un paso al frente. Cuando Sakura vio que sus padres tenían intenciones de entrar por este, se zafo de este y corrió hasta situarse en frente del coche.
—No papa!!-grito-No quiero ir, vámonos!
—Tranquila Sakura, no pasara nada-intento calmarla, pero fueron en vanos por que la niña dio un paso atrás.-Vamos, ven-ordeno.
—No, no quiero!-volvió a decir-Va, vámonos, se enfadaran con nosotros-hablo con voz suave y preocupada.
—No te preocupes, cariño, si llegan antes que nosotros podrán instalarlo, tienen las llaves.-la mujer ando detrás de su marido, internándose en el túnel-Sakura, quédate y vigila el coche.
Ya estando sola, recorrió su vista por todo el bosque deteniéndola en el pilar que antes casi se llevan por delante. Pero…no era un pilar. Era otro monumento, igual que el que había visto antes de llegar. Otro escalofrío le recorrió la espalda.
—Mama, papa!! Esperadme.
Caminaban con pasos lentos a través de la oscuridad del túnel, la poca luz del día que entraba, iba haciéndose cada vez mas pequeña mientras avanzaban.
—Sakura, no te agarres tan fuerte a mi, me vas ha hacer caer-hablo su madre, intentando zafarse de la niña que tenia colgada del brazo.
—Ya casi hemos llegado-dijo su padre, girando un poco la cabeza para dirigirla sobre su esposa e hija.
Llegaron a un gran salón, rodeado por unos cuantos bancos de madera, en el medio había una repisa que contenía agua, agua sucia.
—Mirad, hay se ve el final- se dirigieron a la puerta que tenían enfrente, conduciéndolos a un gran descampado.
—Vaya…-exclamo la madre, emocionada- que es esto?
—Supongo que sería una feria. Había muchas en el Japón antiguo y eran muy famosas-volvió a mirar a la torre que estaba detrás de el y siguió-pero después de la guerra perdieron clientes y cayeron en quiebra. Estas es una de las pocas que aun quedan en pie-diviso un pequeño camino de piedras y las siguió acompañado de su mujer.
—Vamos Sakura, no te quedes hay pasmada- llamo a su hija, esta aun estaba parada enfrente de la puerta. La brisa volvía a empujarla. Oyó un gemido, se giro, y vio como la casa se movía lentamente. Sin podérselo creer, corrió a toda prisa hacia donde estaban sus padres.
—Mama! La casa gime-dijo, tirándole de la camisa.
—Tranquila, deben de ser imaginaciones tuyas.
Caminaron hacia donde les conducían las rocas, llegando a un pequeño barranco.
—Aquí debió de haber un rio-les informo, cruzando roca por roca hasta llegar al otro lado, ayudando también a su mujer-No hueles a algo?-pregunto, cuando ya la tenia al lado. La mujer cerro los ojos e intento captar aquel olor.
—Mmmm… Huele a comida.
—Vamos, con un poco de suerte podremos comer algo.
—Sakura, date prisa- le apresuro su madre, que ya se estaba dirigiendo a los tenderetes de arriba de la colina.
—Voy!!-y con un par de saltos mas llego a la otra orilla.
Las calles estaban vacías, los tenderetes vacios, pero ese olor ha comida aun seguía llegando a sus fosas nasales, atrayéndoles hasta un pequeño puesto llenos de platos exóticos.
—Caramba, que buena pinta, comamos algo- se sentó al taburete mas próximo y empezó a comer todo tipo de comida.
—Si, ya empezaba a tener hambre-dijo la señora, haciendo lo mismo que su marido-Vamos Sakura, como un poco, esta todo delicioso- le extendió un plato de fideos pero esta lo rechazo-Como quieras- y siguió comiendo.
La ojiverde se quedo ahí quieta, observando como comían, devoraban la comida como cerdos, cansada, se fue a dar una vuelta, encontrándose con un gran puente, que conducía a un enorme castillo. Se acerco a la barandilla y miro por esta. Apoyo sus brazos para acurrucar su cabeza entre ellas.
—Uff…-suspiro, tenia los ojos cerrados, pero los volvió a abrir al sentir como el agua de debajo de ella empezaba a chocar fuertemente contra los pilares. Los abrió poco a poco, pero no se encontró con nada. La fue levantando despacio cuando se encontró con una pequeña ola, se dirigía hacia ella, achino un poco los ojos para fijarse mejor, cuando se dio cuenta de que no era una ola. Era una serpiente!. Paso por debajo del puente, ocultándose. Se bajo de la barandilla y se dirigió al otro extremo, pero no se encontró con nada.
Estuvo así por minutos, esperando a que apareciera, pero nada. Se giro de golpe cuando escucho una respiración a su lado. Era un chico. Este era alto y pelinegro, acompañado por unos ojos tan negros como la noche. Se veía agitado.
—No deberías de estar aquí.- Se acerco a la pelirosa, le cogió del brazo y la bajo de ahí-debes marcharte antes de que se haga de noche-dirigió su mirada al cielo y se alarmo-el sol se esta poniendo, vete, rápido.
La pelirosa bajaba las escaleras a todo lo que podía.
—Pero que le pasa a ese??-Pero se callo, delante de ella estaba apareciendo extrañas sombras que iban tomando forma-Ahhh-grito a todo pulmón y salió corriendo de ahí, buscando a sus padres.
Las luces de las paradas comenzaban a encenderse y con ellas las sombras se iban haciendo mas grandes.
—Papa, mama!!-los llamaba una y otra vez, pero no recibía respuesta. Se estaba comenzando a asustar. Corría por todos lados intentando localizar la parada donde antes habían estado.
Cuando la localizo y vio los trajes de sus padres, corrió hacia ellos, sin importarle ya nada. Agarro de la camisa a su padre, estaba tan asustada que no había visto en la situación en la que ellos estaban.
—Papa, tenemos que irnos, algo esta pasando-y el seguía comiendo-Papa!!
Cuando este se giro el mundo se le vino encima.
Sus padres eran nada mas y nada menos que…unos gordos y asquerosos…cerdos.
