A dead tales
Por qué ella es la única que espera del otro lado
Disclaimer: DxD no me pertenece. Drabble soft para una temática hardcore. Posiblemente en algún momento haya una segunda parte.
Bella, tan afable y etérea como la primera vez que la vio, si, aunque ahora el formaldehido le daba ese toque que magnificaba su belleza a tal forma de parecer la misma Afrodita, no ella no era nada en comparación con su belleza de cabellera carmesí.
¿Si la besaba estaría mal? ¡Por supuesto que no! Paro eso la había citado en aquel restaurante, pero que respirara le quitaba la inspiración, que hablaba lo desconcentraba y su condena había sido mencionar a aquel… ser aburrido.
Quizá no debió comportarse así, quizá debió de esperar un poco. Pero ahora ya estaba hecho, quizá aquellos hematomas en el cuello eran el único recuerdo que quedaría para él de la indolencia de su amada.
—Lo siento querida, pero fue tu culpa.
Tomó sus mejillas y lentamente giró su cabeza hacia él. La besó. En cierta forma aborrecía el sabor del desinfectante, tal ves debería de tomar un baño con ella. ¡Si! En definitiva era perfecto, con un par de velas con aroma a canela por allí iluminando la habitación, un buen vino y el besando su cuello, allí, justo donde él trocar había entrado en su arteria carótida.
—Te verás hermosa después de eso —esta vez besó su mejilla, se irguió y develó el maniquí femenino detrás de ellos—. Míralo ma chère, eso es lo que usarás después —señalo un vestido negro de encaje con pequeñas flores arremolinadas en sitios específicos para no mostrarle a mundo más allá de lo necesario—. Ahora vuelvo cariño. Iré a preparar la tina, ¿te gustan las rosas verdad?
Cuando la llamada numero cincuenta lo mandó directo al buzón de voz —que ya estaba lleno— dejó de intentarlo, bajo la mirada y ahogó un gemido.
Treinta segundos sin verla habían bastado para que no la volviera a ver el resto de la noche, ni al día siguiente o al que le siguió. Lanzó en teléfono contra la pared y tiro de sus cabellos.
—Issei…
—Fue mi culpa —gimió y las lagrimas cayeron de sus ojos.
—No lo fue.
—¡Yo le insistí en tomar otro par de copas! —Venelana le abrazo fuertemente mientras que Zeoticus apretaba los puños, impotente al no poder averiguar dónde se encontraba su hija.
Él tarareaba alegremente La vie en rose mientras que con cuidado lavaba el largo cabello carmesí de Rias, tan hermoso como un río de lava ardiente que arrasaba con todo a su alrededor, como ocurría cuando Rias entraba a algún lugar.
—Eres perfecta Rias, perfecta. ¿Te gustaría a caso que arregle tu cabello —vertió un poco de agua en el y lo llevó hasta sus labios—. ¿Qué hay de tus uñas? y ¿Qué tal un maquillaje sencillo? —tomo su copa de vino tinto y la bebió tranquilamente. Después rodeó la cintura de la inerte chica—. Por fin cariño. Por fin te tengo para mí ma primadonna.
Notas del autor: Pensaba hacerlo más largo, quizá revelar quien es el sujeto, pero qué tal si se queda así solamente,además yo sola me puse la soga al cuello porque inicie a escribirlo un día antes de que entrara a prácticas, ah~ no se qué pasará ahora.
Ciao Sweet Avocadoes 🖖
P.D. Tenía que cambiar mi despedida 😄
