Hola! Primer fanfic de The Vampire Diaries que escribo desde hace mucho. Espero que les guste :)

Disclaimer: Vampire Diaries y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de CW, y creación de L.J Smith.

"Este fic participa del Reto Anual "The New Long Story" del foro The Vampire Diaries: Dangerous Liaisons"

Cantidad de palabras: 2092 (Sin contar esto y las del final, que es comentario mío)

Palabras utilizadas: Miedo, Duda.

Personajes relevantes: Bonnie Bennett - Galen Vaughn.


Prólogo

Hacía mucho frío. Bonnie Bennett se ajustó la bufanda blanca que llevaba alrededor del cuello y siguió avanzando en la oscuridad de la noche, encaminada hacia el cementerio de Mystic Falls. Aceleró el paso, sintiéndose observada. Seguramente solo estaba siendo paranoica, es decir, ¿quién iba a estar siguiendo a una chica en medio de la noche? "Fácil" pensó "Asesinos, ladrones, violadores…" El último tramo hasta el cementerio casi lo hizo corriendo.

Al llegar, notó cómo los árboles formaban sombras siniestras, aterradoras, y se movían con cada soplido del viento. Había sido una locura ir allí, lo presentía. Pero necesitaba respuestas.

Se adentró más aún en el cementerio, dirigiéndose hacia donde se encontraban la mayoría de las lápidas. Divisó una que reconocía de tantas veces que había acompañado a Elena allí en las últimas semanas: la de los padres de su amiga. Sintió una punzada de pena. Era una lápida reciente. Todavía estaban ahí las flores que habían colocado hacía un par de días, aunque ya estaban un poco marchitas.

Esa noche, se cumplían solo dos meses desde el fallecimiento del señor y la señora Gilbert. Dos meses desde el accidente horrible que había marcado para siempre la vida de Elena Gilbert, quien había resultado ilesa, como por arte de magia.

Magia.

Eso era lo que llevaba a Bonnie a encontrarse allí, en el cementerio, a medianoche. La magia. Habían comenzado a pasarle cosas muy extrañas en las últimas semanas: prendía fuego cosas con solo pensarlo, movía objetos con la mente… y le habían ocurrido un montón más de situaciones que no eran explicables mediante la razón. La joven Bennett creía estar volviéndose completamente loca. Lo había hablado con su abuela, y esta le había dicho que era porque su magia estaba por fin revelándose. Ella se había reído. Aquello no era posible.

¿Magia? Era una locura.

Pero… ¿Qué otra explicación había?

La anciana la había mirado con expresión seria, como si sus palabras fueran la más pura y simple verdad.

—Diecisiete años son más que suficientes para enterarte de la verdad. Y realmente espero que no te tomes esto como un juego—le había aconsejado, mientras ambas tomaban te en el viejo sofá de la sala.

—Es que… ¡No esperarás que me crea estas tonterías!-había replicado la joven morena, aunque muy en el fondo presentía que todo era cierto, por mucho que quisiera negarlo.

Y entonces su abuela le había dicho que si pruebas era lo que tanto quería, pruebas tendría.

—Encuéntrame en el cementerio mañana por la noche. Tengo alguien a quién presentarte.

Por eso ahora estaba ahí, aunque no veía señales de su abuela por ninguna parte. Escuchó un ruido fuerte, como de alas en movimiento. ¿Murciélagos, quizás? Vio las hojas de uno de los árboles agitarse, y un enorme cuervo negro y reluciente como la misma noche salió volando entre las ramas. Pasó por encima de su cabeza, y la chica no pudo evitar soltar un grito agudo de sorpresa.

—Tranquila, Bonnie—dijo una voz masculina detrás de ella, con un tono algo burlón —Ya se fue. Creo que alguien lo estaba controlando. O mejor dicho, algo.

Bonnie se dio vuelta rápidamente, mientras el chico hablaba. Era un joven algo mayor que ella, que le dirigió una sonrisa de complicidad.

— ¿Quién eres?

—Mi nombre es Kai —respondió él, fijando en ella sus ojos gris-azulado. ¿Eran grises? ¿O quizás un poco verdes? En fin, tenían un color extraño, indescriptible, pero igualmente fascinante. Y hacían juego a la perfección con el resto de su persona: cabello castaño muy oscuro, piel clara, rasgos agradables. Era bastante atractivo.

— ¿Cómo sabes mi nombre? —inquirió la chica, mostrando señales de evidente preocupación. ¿En qué demonios había estado pensando al decidir ir al cementerio a esas horas? ¿Y dónde estaba su abuela? Bonnie retrocedió unos pasos, y sintió algo duro su espalda. Acababa de chocarse con una estatua decorativa que representaba a una especie de ángel bíblico.

Kai soltó una risita al contemplar la escena.

—Cuidado, no querrás destrozar a ese pobre angel —sonrió de costado, y se acercó a ella—No te preocupes, no soy ningún asesino serial ni nada por el estilo.

—Permite que yo le explique, Malachai—lo interrumpió una mujer que parecía haber salido de entre los árboles.

— ¡Abuela, por fin! —Bonnie no pudo evitar soltar un suspiro de alivio.

—Disculpen la tardanza—comentó ella —Tenía un asunto importante que terminar.

—No hay problema, Sheila—le dijo Kai—Acabo de presentarme ante tu nieta.

La mujer mayor sonrió.

—Bonnie, Kai será tu compañero a partir de ahora—le dijo—He estado entrenándolo yo misma en esto de la magia desde hace un año. Él te ayudará con lo que necesites, incluso se matriculó en tu escuela…

Todo eso era demasiado para que Bonnie lo aceptara sin chistar.

— ¿Otra vez con eso de la magia? ¡Dijiste que me darías pruebas contundentes de que esto que me dices es real, y no solo producto de tus desvaríos!

Sheila se limitó a observar a su nieta, con expresión entre sorprendida y ofendida. Kai se había acomodado contra un árbol, y allí estaba, apoyado despreocupadamente.

—Muéstrale, Kai.

El muchacho asintió con la cabeza. Se apartó del árbol, arrancó una hoja del mismo, y la sostuvo por unos segundos ante él, pronunciando algo que sonó como "Phasmatos incendia". La hoja se prendió fuego. Luego, clavando sus ojos en Bonnie con una nueva sonrisa, cortó otra hoja, y ésta ardió en llamas de la misma forma que la anterior. Bonnie contempló todo sin poder creerlo. Tenía que haber algún truco… un encendedor escondido, o fósforos…

—Lo haría yo misma, pero me temo que le cedí toda mi magia a este muchachito de aquí—dijo Sheila, señalando a Kai con la cabeza, mientras este dejaba caer las cenizas de lo que hacía segundos había sido una hoja.

—Esta es la mejor parte—murmuró Kai, haciendo un gesto con la mano sobre el suelo donde habían caído las cenizas—Phasmatos Natura Vivereth…

En el punto exacto donde estaban los restos muertos de las hojas, comenzó a crecer un tallo verde, que se llenó de pequeñas hojas verdes. Estaba dándole vida… estaba creando un árbol.

—Ya—Bonnie rompió el silencio, y alternó su mirada entre su abuela y Kai —Es un truco de jardinería. Uno muy bueno, pero…

—Vamos, brujita—el tono de Kai sonaba cálido, como si la conociera de toda la vida. A Bonnie le molestó bastante, y se cruzó de brazos—Deja de mentirte a ti misma. Esto es real.

Ella no quería admitirlo, pero no tenía alternativa: les creía. No podía negarlo. Acababa de ver algo que era prácticamente imposible con sus propios ojos. Les creía. Pero no iba a darles la razón tan fácilmente…

—Suponiendo que sea cierto—comenzó Bonnie, sin descruzar los brazos— ¿Cómo es eso de que le diste tu magia a él, abuela?

Sheila iba a responder, pero Kai se adelantó.

—Provengo de un aquelarre llamado Gemini. No voy a contarte ahora todo sobre el mismo, pues es una historia larga y aburridísima. Solo te diré que mi familia me odia, y tuve que escaparme antes de que me asesinaran. Soy… diferente. No se por qué, pero no tengo magia propia, sino que puedo absorber magia de otros. Me consideraban un monstruo antinatural. Así que me fui de casa y hace un año encontré a tu abuela, que gentilmente me ofreció un hogar.

— ¿Vives en casa de mi abuela? ¿Cómo es que nunca te había visto?

—No, no vivo con ella. Tengo mi propio departamento. Me refiero a un hogar en sentido figurado. Me ayudó, me enseñó, y me prestó su magia. Yo le prometí ayudarte a ti.

Había algo en todo aquello que a Bonnie no le cerraba. No estaba segura de que Kai fuera una persona confiable. Su mirada transmitía seguridad en sí mismo, autoconfianza… y un brillo de malicia. Bonnie tenía un mal presentimiento. ¿Debía confiar en su instinto, o en su abuela?

Sheila decidió que era momento de intervenir.

—Bueno, ya que se han presentado, y que Bonnie por fin cree, me parece que es momento de que les hable de lo más importante: vampiros.

Bonnie soltó una carcajada. ¡Vampiros!

—Buena broma—comentó, pero nadie se reía más que ella. —Vamos, ¿de qué están hablando?

— ¿Recuerdas el cuervo de hace un rato? —Le preguntó Kai, con seriedad—Un vampiro lo atrajo. Estoy seguro.

—Me lo temía—dijo Sheila, negando con la cabeza—Pero ya lo sabía. Los espíritus me advirtieron: los vampiros regresarán a Mystic Falls. Muchos van a morir. Nuestro deber es mantener el equilibrio natural… y los vampiros no son naturales.

— ¿Qué? No estoy entendiendo nada…—Bonnie alternaba la mirada entre ambos, confundida y exasperada.

—Entrenaré a Bonnie lo mejor que pueda—dijo Kai—Y nosotros nos encargaremos del problema.

— ¿Qué? —repitió la joven, pero volvió a ser ignorada.

— ¿Sheila Bennett?

Otra persona acababa de unirse a aquella extraña reunión en el cementerio. Bonnie miró a la figura que se acercaba. Era un hombre que aparentaba unos veintisiete años, con cabello corto de color rubio ceniza oscuro, y vello facial incipiente. Al igual que Kai, tenía un atractivo especial, aunque eran completamente diferentes.

— ¡Vaughn! —la abuela de Bonnie extendió la mano, y Vaughn se la besó. —Estás tan crecido… eras solo un niñito…

— Eso fue hace bastante tiempo—replicó él. Entonces se fijó en Bonnie y Kai. — ¿Qué tenemos aquí? Un joven brujo y la pequeña Bennett.

—Necesitamos toda la ayuda posible—aclaró Sheila. Se acercó a Bonnie, que se había quedado callada sin entender qué ocurría, y le acarició el cabello oscuro—No tengas miedo, Bonnie.

— ¿Y él quién es? —preguntó Kai, que tenía ahora cara de aburrido. Al parecer no le gustaba no ser el centro de atención.

—Galen Vaughn, cazador de vampiros.

Ambos se estrecharon la mano, aunque Kai lo miraba con recelo.

—Entonces, ustedes dos van a colaborar conmigo. —anunció el recién llegado, que parecía estar evaluando a Bonnie, como si no pensara que esa pequeña chica de aspecto frágil pudiera ser de utilidad alguna.

— ¿Qué se supone que debo hacer? —preguntó ella. Si alguien no le explicaba de una vez, iba a entrar en crisis. Iba a gritar. Y seguramente medio bosque terminaría incendiado.

—Aprender a controlar tus poderes. Para eso está Kai—respondió Sheila— Y los dos tendrán que ayudar a Vaughn con lo que les pida. Nos amenazan tiempos oscuros. Ustedes tienen que estar atentos a cualquier señal de algo sobrenatural. Los vampiros son peligrosos.

—Yo me encargaré de encontrar a cada uno de ellos, y de destruirlos a todos—afirmó Vaughn, con expresión fría. Bonnie lo miró fijamente. Era guapo, sí, pero parecía tener una gran cantidad de odio dentro de sí mismo, como si fuese una bomba de tiempo a punto de estallar. El cazador debió darse cuenta de que ella lo observaba, pues clavó sus ojos en ella y le sostuvo la mirada. Rápidamente, Bonnie apartó la vista y contempló a su abuela.

Sheila parecía satisfecha.

—Bueno, eso es todo por esta noche—se acomodó el chal verde claro que llevaba puesto—Ah, Bonnie, una cosa más: presta especial atención a tu amiga Elena Gilbert. Los espíritus me dicen que esa chica jugará un papel importante en eventos próximos.

— Hablas de la chica linda de mis visiones. ¿Cierto, Sheila? —preguntó Kai, con interés, aunque solo recibió como respuesta una mirada de la anciana con la ceja levantada, indicándole que eso no venía al caso.

— ¿Elena? ¿Qué tiene que ver Elena?

La conversación era cada vez más ridícula. Bonnie se preguntó si aquello no sería solo un producto de su imaginación, un sueño muy loco.

—Por ahora, no mucho—dijo su abuela—Pero pronto, muy pronto… sabrá sobre los vampiros. Te lo aseguro. Uno de ellos la salvó de ahogarse.

Con cada palabra que escuchaba, la frustración de Bonnie aumentaba. Decidió que era mejor cortar por lo sano: dejarse de preguntas, escuchar y asentir. Eso hizo en ese momento: asintió con la cabeza, como si todo hubiese cobrado sentido, aunque estaba ocurriendo justo lo contrario. Magia, brujas, Kai, vampiros, Vaughn, cazador, cosas sobrenaturales, Elena, espíritus…

Esa noche había llegado a varias conclusiones, algunas sin sentido: La magia es real. Mi abuela es una bruja. Puede que yo misma sea una. Los vampiros… ¿existen? No confíes en Kai. Y tampoco en Vaughn.

—Necesito que prometan que puedo contar con ustedes tres—recalcó la bruja, mirando a su nieta, a Kai y al cazador.

Los tres asintieron. Bonnie suspiró, aún invadida por la duda. ¿En qué se había metido?


Bueno, esto fue el prólogo. Tengo hasta el 11 de Marzo para actualizar, pero seguramente intentaré subir el primer capi lo antes posible.

Próximamente: Bonnie/Vaughn (una pareja muy rara, pero me gusta, me gusta), Delena (¡of course!), y mucho más del lindo de Kai, con todo y sus actitudes psicópatas. Y quizás, Steroline.

PD: Esta Sheila de mi historia me cae mal. Ja. Bueno, ¡hasta pronto!