Mi Carlos Vela….
Por, ClauYanet
Está muerta de los nervios por fin se haría realidad. Conocería a Carlos Vela. Tenerlo enfrente después de hablar por medio el internet, por varios meses.
Todo empezó muy inocentemente hablamos de cosas que nos pasaban, después vinieron preguntas personales, hasta llegamos a vernos por la Webcam. Y desde ahí las cosas subieron de tono. Hasta llegamos a excitarnos atreves de la cámara.
Y por fin hoy lo tendría cerca. Podría hacer conmigo lo que quisiera. Ya la pantalla no nos separaba.
Al entrar al pizo del hotel él me está observando. Mis ojos se fijan en los suyos, brillantes. Me sonríe. Deseo besarlo.
-¿Qué tal tu día?- me pregunta.
-Bien- le sonreí. Después de meses de verlo atreves de la pantalla. Lo tenía enfrente! Deseaba besarlo.
Acaricio mi mejilla con su mano. Se acerca más a mí. Me besa en la frente. Sonrío y lo miro. Nuestras bocas están peligrosamente cerca. Me acerco más a él. Se acerca más a mí.
Sus labios son suaves, carnosos, sexuales. Se amoldan perfectamente con los míos. Los acarician, los rosa, mi deseo se convierte en realidad… Lo estoy besando. Su lengua asoma tímida y roza mis labios con su punta. Mi lengua le da la bienvenida. Su mano se apoya en mi nuca, con suavidad. La mía le acaricia su perfecto abdomen. Su piel es suave, agradable. Cada parte de mi cuerpo está ahora mismo pendiente de sus caricias.
Se separa de mi boca y me mira. Sus ojos están inundados de cariño. Los míos muestran incredulidad ante lo ocurrido.
-Llevaba meses esperando esto- me confiesa viéndome a los ojos. Su mano vuelve a acercarme a él. Me besa de nuevo.
Volvió a besarme, pero ahora con pasión y deseo… yo solo sentía sus labios sobre los míos y mi cuerpo pidiéndome más.
Me tomo de la mano y caminamos hasta su habitación.
Sabía lo que venía… pero no tenía miedo. Yo lo deseo. Mi cuerpo me lo pide.
Llegamos a su cama. Comienza a besarme, esta vez llega hasta mi cuello. Que hace que me de un cosquilleo en mi cuerpo. Mi respiración aumenta.
Carlos besa mi pechos por encima de mi escote… lo deseo tanto...
Gira y se coloca sobre mí, envolviéndome con su cuerpo. Lo quiero.
Quiero ese contacto. Le quito la camiseta. Quiero sentir su piel, ver su cuerpo. Acaricio su cuello con mis labios, lo beso. Su boca vuelve a aclamar la mía. Nos fundimos en un beso profundo y lento. Siento escalofríos. Me estremezco.
Sus dedos acarician mi brazo. Pasan bajo mi camiseta. Tocan mi piel, mi cintura. Me la quita. Me observa. Besa mi hombro, mi cuello. Suave, con dulzura. Mi mejilla, mis labios de nuevo…
Nuestra manos nos van desnudando mutuamente. Todo es lento, sin prisas. Noto su piel sobre la mía. Sus manos tocándome como si me fuera a romper, delicadamente. Las mías lo recorren por completo.
Siento su deseo. Sus ganas de unirse a mí. Siento su cuerpo sobre sobre el mío. Se desliza hacia arriba y nuestros sexos se tocan. Una mezcla de sentimientos se revuelven en mi interior. Deseo que ocurra. Quiero ser suya y solo para él. Esta noche me entrego a su cuerpo. Lo deseo…
Los besos son los protagonistas. Me excito por momentos ante la sensación de tenerlo tan cerca.
Apoyo una mano sobre la parte inferior de su espalda y lo empujo con suavidad hacia arriba, notando como se introduce levemente en mí.
-¿Estás segura?-me pregunta.
-Nunca había estado tan segura-Mis palabras le hacen sonreír. Me dedica otra mirada tierna, llena de amor. Me besa con suavidad mientras su cuerpo comienza a poseer al mío.
Nuestras respiraciones y me corazón empiezan a ser mas fuerte.
Sintiendo cómo se introduce en mi interior centímetro a centímetro. Mis manos recorren su espalda, amoldándose a cada músculo y a cada curva. Beso su hombro y su cuello mientras él comienza a moverse al ritmo en el que mis manos le llevan. La sensación de estar unida a él, de haber cumplido mi mayor deseo, es superior a cualquier placer. Su piel en contacto con la mía es la sensación más agradable que siempre recordare.
Sus labios siendo besados por los míos, su lengua ofrecida a la mía, sus manos y sus caricias… Algo inimaginable, inolvidable. No quiero que acabe nunca.
-Te quiero, Vela… te quiero-, le digo en su oído. Tratando de contener mi respiración
-te quiero mucho.- Me responde con un beso, de nuevo.
Me sorprende la lentitud de sus movimientos, como si quisiera hacerlo durar toda la vida. Tiene miedo de que algo me moleste, de hacerme daño, lo sé. Sabe que es mi primera vez, y me ve como su pequeño tesoro recién encontrado.
No puedo dejar de mirarlo, ver sus ojos fijos en mí y sus labios abiertos, tentando a los míos. Su frente brillando del sudor producido por la emoción y el deseo. Le acaricio el pelo, la cara. La otra mano aun apoyada en su espalda le anima a ir más rápido. Quiero que disfrute por completo, sin miedo.
El roce de nuestros cuerpos, el contacto del sexo y las caricias nos estimulan y nos excitan. Sentir por primera vez su contacto era sin comparación. Lo quiero.
No podría permitir que se volviera a marchar de mi lado.
Los días que hemos pasado creando una amistad especial no han podido borrar. Una fantasía esperada, por fin cumplida. Un contacto que siempre había imaginado y que ahora puedo conocer.
Ahora, en una cama, bajo la sábana, dos personas convertidas en una única silueta, disfrutan y se deseaban entre caricias y besos.
