Escrito (y publicado) hace tiempo, para kai tsuyu.


Dee tiene un montón de preguntas, pero no siempre pregunta de inmediato, como podría parecer. Se recuerda a si mismo que Ryo no es de los que dicen todo, y que mucho menos no es igual a si mismo, que puede decir las cosas con la boca llena de verdad para gritarla con facilidad y ligereza, porque joder, no conoce otra forma de hacer las cosas. A veces se pregunta si a Ryo también le da por sonreír a solas como retrasado hasta terminar con las mejillas adoloridas. O si Ryo esta interesado en otras cosas.

Cosas que le dejan inestable. Porque Ryo hace eso de continuar sin agregar nada más a lo establecido (y aparentemente sin dolor de mejillas) pero suele acercarse con esos ojos tan mansos, con besos que no lo son tanto y con una iniciativa que Dee jura ha estado desde siempre, pero que Ryo ha sabido ocultar (y negar) muy bien.

Lo único que pasa, admite medio a sonrojado y a regañadientes ante si mismo, es que todo eso de la iniciativa y de Ryo siendo raramente impaciente, de Ryo empujándole no tan suavemente contra la pared, todo eso y lo que su imaginación le ayuda a elaborar, más que vulnerable, le pone caliente. Mucho, bastante, totalmente. No se había dado cuenta antes por estar muy ocupado tratando de acostarse con él, pero ahora que no solo lo hicieron, sino que lo hacen con gratificante regularidad, lo nota. La cosa esa en el estomago que a veces se le sale de control y viaja a otras regiones de su cuerpo hasta llegar a la necesitad de masturbarse en la ducha. Es tan patético que le dan ganas de darse un tiro para que nadie sepa que Dee Laytner se corrió estúpidamente solo teniendo la oportunidad de simplemente buscar a su amante y decirle "¡Oh, por favor, solo tómame y hazme morder las sábanas para que podamos continuar con nuestras vidas!"

Esta nervioso, porque Ryo llegará en cualquier momento y eso es más o menos lo que va a decirle, con todo y lo de las sábanas. No es que no le guste como han manejado el sexo anteriormente, porque le gusta mucho, bastante, totalmente. Pero le dirá que si quiere, podrían intentarlo, y probablemente se echará para atrás sin dejar tiempo a una respuesta, le pedirá que lo olvide, que era curiosidad, que estaba bromeando. Y Dee esta segurísimo que con eso se acabara el ambiente enrarecido de la habitación, porque de verdad no quiere que Ryo este incomodo.

Lo que Dee no podrá identificar a tiempo es el abrazo dentro del cual se quitarán la ropa con urgencia. Tampoco podrá identificar en que punto las caricias de Ryo pasan de ser suaves hasta convertirse en movimientos firmes sobre su cuerpo, en continua guía y decadencia. Poco le importará.