Dean llegó por fin a la carretera, había estado andando por el bosque toda la noche, hasta estar completamente seguro de que nadie le estaba siguiendo, de que había dejado atrás a sus perseguidores y que no le iban a encontrar. Un coche apareció en la lejanía, Dean le hizo señas y este se detuvo. Antes de subir, Dean miró en todas direcciones; estaba sólo, completamente.

"¿A donde vas?" El conductor era un hombre mayor, de unos sesenta años, que lo miró con curiosidad, pues no era encontrarse a un autostopista en medio de la nada y que además yo llevaba ninguna mochila y ni nada.

"De vuelta a la ciudad." Dean no quería decir mucho. En realidad no era de las personas que hablaba con facilidad con los extraños, a menos que se tratara de una chica y la encontrara en un bar, por la noche y después de una cacería.

"No quiero parecer demasiado curioso, pero me preguntaba que haces por aquí."

Dean miró al hombre y no supo que contestar, en realidad él también se preguntaba lo mismo y todavía no había encontrado una respuesta para eso. Todo había salido tan mal las últimas horas que, por un segundo, pensó que simplemente se trataba de una pesadilla. Al final prefirió no decir la verdad, porque tampoco sabía cual era.

"Es una larga historia." Se hundió en el asiento, apoyó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos. Intentó recordar lo sucedido desde que Sam y él habían comenzado la última cacería, pero al hacerlo, los recuerdos estaban amontonados unos encima de otros, la historia era demasiado confusa y tuvo que tomarse su tiempo para llegar al principio y deshacer el nudo que toda ella formaba.

El principio, ¿cual era exactamente el principio? Ah si claro, la llamada de Helen.

"Dean escúchame, necestio vuestra ayuda." Parecía alterada y lo cierto es que no era para menos. "Es Jo, se ha ido."

"Cálmate Helen, ya sabes que volverá, otras veces lo ha hecho, otras veces se ha marchado, pero al final, todo sale bien. Jo es así"

"No Dean, esta vez es diferente, es por un chico, se ha ido con él. Hemos discutido, porque le dije que no me gustaba, que ese chico no era de fíar, pero no me quiso escuchar, era como si estuviera bajo un influjo o algo así"

"¿Dices que el tío ese la controlaba?, ¿como, poderes mentales, un hechizo?"

"No lo se, a lo mejor sólo es mi imaginación, pero Dean, te digo que estaba rara, Jo no es así, no lo deja todo por un chico." Dean lo sabía bien, por mucho que Jo le gustara y lo cierto es que sus sentimientos por ella eran más grandes de lo que nunca reconocería, Dean sabía que Jo no le iba a seguir al fin el mundo, tenía sus límities y dejarlo todo sólo por amor, nunca había sido una de sus prioridades desde que la conocía, ser cazadora era más importante para ella.

"¿Sabes donde está, te dijo algo?"

"No, en ese momento no, pero ayer llamó y me dijo que estaba bien, que no me preocupara por ella. ¿Cómo no voy a preocuparme por ella si es lo único que tengo? No dijo más, pero Ash localizó la llamada dijo que no estaba a más de cinco horas de aquí. Chicos, necesito vuestra ayuda, yo no quiero moverme de aquí por su vuelve y necesito que alguien vaya buscarla, alguien de confianza y no conozco a nadie mejor que vosotros para eso."

"Tu no te preocupes y déjanos a nosotros, la encontraremos y la traeremos de vuelta lo ante posible."

"Muchas gracias Dean, no sabes lo mucho que te agradezco que hagais esto por nosotras."

Dean se despertó cuando el coche por fin paró. Parecía ser una gasolinera y a causa de ellos, Dean era incapaz de reconocer donde se encontraba. Sin duda se había quedado dormido durante el trayecto. Hasta ese momento, no se había dado cuenta de lo cansado que realmente estaba y tampoco recordaba cuando había sido la última vez que había dormido en los últimos días. Porque lo cierto era que después de la llamada de Helen, las cosas no habían hecho más que ir a peor.

El conductor del coche se preparó para seguir adelante con su viaje. "¿Seguro que no quieres ir a ningún sitio? Aunque yo que tu, me pasaría por un hospital, no pareces tener muy buen aspecto y por su no lo has notado, esa herida de la pierna parece bastante fea."

Dean se detuvo por un segundo para mirar cual era su aspecto para que hubiera preocupado tanto a aquel desconocido. Sin embargo tenía razón. La ropa estaba hecha pedazos, llena de polvo y con manchas de sangre, ya no recordaba ni siquiera a quien pertenecía, ¿era suya, de su hermano?, no era capaz de recordarlo, o más bien no quería recordarlo, no entonces, no sin haber descansado.

Pero no podía, su hermano estaba ahí fuera en algún lado y tenía que encontrarlo. "Gracias por todo, pero creo que me quedo aquí."

"¿Estas seguro? Puedo acercarte a un hospital."

"Gracias pero no será necesario, son sólo unos golpes". Dean abrió la puerta del vehículo y bajó, aunque ahora que la adrenalina estaba empezando a desaparecer, se dio cuenta de que la pierna le dolía demasiado, que apenas podía andar y tal vez el hombre tenía razón y debía pasar primero por un hospital, si estaba herido o en baja forma, no podría hacer mucho por salvar a su hermano y a Jo. Jo, ¿Por qué tuvo que marcharse con ese tipo, es que no sabe a lo que nos enfrentamos los cazadores?. "En el fondo," pensó Dean, "Sólo es una cría que quiere crecer demasiado rápido."

Dean se dio la vuelta, para subir de nuevo al coche, cuando a su espalda, sintió que alguien o algo lo estaba observando fijamente, se giró, buscando su arma por algún lado, no la llevaba, debía de haberla perdido en la lucha de la noche anterior. Miró a un bosque cercano y entonces lo vio, de pie, mirándole tal y como había sentido. Pero no era el mismo Sam, no era su hermano el que no le quitaba la vista de encima. Había cambiado en algo que Dean debía limpiar de su hermano antes de que fuera demasiado tardo.

¿Pero como lo iba a hacer? Estaba él sólo frente a aquel ejército de, no sabía que nombre darles, locos, hipnotizados, zombis, no lo sabía, pero desde luego, si tenía claro que se trataba de seres humanos atrapados en su propio cuerpo, como le había ocurrido a Jo y como finalmente había visto como le sucedía a Sam y no podía evitarlo.

Pero ahora tenía la oportunidad de cambiarlo, de devolver a su hermano a su estado natural y estaba decidido a que nada y nadie le iba a para esta vez. No, esta vez no volvería a fallar. Se volvió a meter al coche y accedió a que el hombre lo llevara al hospital más cercano. Tenía que descansar y curar sus heridas si realmente quería sacar a Jo y a Sam de esa secta o lo que fuera. Pero tenía que planearlo bien o de lo contrario, lo más seguro es que terminara de la misma manera el también.

"¿Por donde empezamos?, no sabemos a donde se han ido, no tenemos ninguna pista." Sam era muy escéptico con la huida de Jo; no es que fuera la primera vez que se escapaba de casa ni mucho menos y al final siempre volvía y Sam no creía que esta vez fuera a ser diferente. "¿Por qué no esperamos a ver si vuelve por si sóla?, no se un par de días."

"¿Un par de días?, para entonces ya puede estar muerta o algo peor." Dean también sabía que se trataría de una de sus rabietas, pero no quiso quitarle hierro al asunto, porque de algún modo, Dean había terminado viendo a Jo, como a su hermana pequeña, la que nunca pudo tener y estaba dispuesto a cuidarla de cualquier daño que pudiera sufrir. Ya la habían puesto en peligro demasiadas veces, como para dejar que pasaran los días en esta ocasión. "Jo hizo una llamada, podemos rastrearla y tendremos un punto del que partir."

En efecto, ya llamada no había sido hecha desde un teléfono móvil, sino desde una cabina y eso ya era un principio. En realidad no se encontraba lejos de su casa, apenas uns cientos de quilómetros y a su alrededor, no encontraron rastro de neumáticos, por lo que lo más probable es que no andaran lejos de allí. Recorrieron el lugar y sólo encontraron un par de casas y una estaba completamente abandonada. Dean tuvo la certeza, de que Jo estaba allí y que estaba en peligro.

"¿Qué hacemos?" Preguntó Sam mientras miraba hacia la casa con unos prismáticos.

"Esperaremos a que se haga de noche, entonces entraremos y sacaremos a Jo."

"No sabemos con que nos estamos enfrentando, no nos podemos arriesgar de esa manera."

"Lo se Sam, pero no se me ocurre una forma más rápida y segura de hacer esto." Dean sentía que tenían que sacarla de allí lo antes posible, que cada momento que pasaba en el interior del edificio, era un segundo que perdían de poder salvarla.

"¿Estás seguro de lo que vamos a hacer?" Sam sólo necesitaba que su hermano le dijera que si para seguir adelante con su plan, si él estaba convencido, Sam también lo estaría.

"No, pero se que es lo que tenemos que hacer."

Dean se volvió a despertar, en esta ocasión se vio tumbado en una cama, definitivamente, era un hospital y seguramente, más que dormirse, se había quedado inconsciente. Se incorporó, le dolía todo el cuerpo, pero sobretodo la pierna parecía que le ardía.

"Perdiste mucha sangre muchacho, perdiste el conocimiento y te traje aquí. Espero que ya te encuentres mejor. Por cierto, no nos hemos presentado, mi nombre es James."

"Dean... gracias, supongo que le debo la vida, si no hubiera sido por usted, no se donde estaría ahora".

"No te preocupes por eso ahora, lo importante es que descanses y recuperes fuerzas para ayudar a tu hermano." Dean se quedó estupefacto, ¿Había hablado en sueños sobre su problema?

"¿Cómo..."

"No te alarmes, fui amigo de tu padre y lo soy de Helen y me pidió ayuda para encontrar a su hija, dijo que os había llamado, pero que toda la ayuda que pudiera encontrar sería poca."

"Entonces eres cazador."

"Si, aunque hace mucho que no ejerzo, seguramente estaré desentrenado, así que necesitaré que me pongas al día y para eso tienes que recuperarte." James se acercó a la cama y poniendo una mano en el hombro de Dean, lo obligó a recostarse de nuevo. "Lo mejor será que duermas un rato, te sentará bien."