Todos los personajes de esta historia no son de mi propiedad, sino de la escritora L. J. Smith, yo sólo me dedico a un fragmento inventado que me habría gustado que ocurriera en la saga.

El triángulo amoroso

Este fragmento transcurriría en el segundo libro, Conflicto. Luego de la reunión organizada por Alaric en la que Damon había hecho su primera aparición en público, enfrentándose en un duelo visual con Stefan. Elena conversó con sus amigas Meredith y Bonnie sobre las misteriosas notas que encontró de su diario íntimo y se preguntó con pesar y ansiedad dónde estaba Stefan que había desaparecido desde entonces.

Elena salió al tranquilo sol de la tarde. Había dicho a Tía Judith que salía a buscar a Stefan, ganándose una reprobadora mirada de su parte. Ella mantenía esa desagradable forma de expresar su férrea oposición a la relación de Elena y Stefan desde hacía días.

La muchacha no tenía forma de hacerle entender que todas las acusaciones horribles que había oído sobre Stefan, eran obra de su hermano, Damon, quien según sospechaba, también la estaba influenciando para fomentar su desconfianza, poniéndola en contra de Stefan y a favor suyo.

Todos en Fell´s Church creían que Stefan era un asesino. A causa de esto y del empeño de Elena por mantener el noviazgo indemne, todo había tomado un giro enorme en su vida. Su existencia no podía llamarse vida antes de conocer a Stefan. Ella había sido la reina del instituto. Todas y cada una de las muchachas morían por ser como Elena. Los chicos caían a sus pies; no había habido ninguno que pudiera resistírsele.

Hasta que apareció Stefan. Su llegada fue como un antes y después para la joven. Él había logrado que ella dejara de fijarse en sí misma y descubriera lo que era estar perdida e incondicionalmente enamorada de un hombre, amarlo a pesar de sus defectos y de lo qué era, y sentirse querida y segura en sus confortables brazos. Ya no estaba más sola. Con Stefan, estaba en casa.

Las ganas de verlo, besarlo, abrazarlo y decirle todo lo que lo había extrañado eran irresistibles.

Elena pasó por la casa de huéspedes y llamó a la puerta varias veces, pero no recibió respuesta. Sólo un ligero movimiento en la ventana le hizo girar el rostro para vislumbrar de reojo a la Sra. Flowers cerrar una cortina. El viento removió los cabellos dorados de Elena.

No importaba. Iría a buscarlo al bosque o al mismísimo infierno si hacía falta. Ya no quería estar sola para enfrentarse al cruel responsable del robo de su diario. Fuera Damon o cualquier otra persona, sería más llevadero con Stefan a su lado, conociendo todos los hechos; como debería haber sido desde el primer momento.

Firmemente decidida, la muchacha fue al bosque. Caminó hasta adentrarse en los oscuros robles y abetos, buscando alguna señal de cabello azabache y seductores ojos verdes.

Una imagen de Stefan en la posición agazapada de una bestia, con una mueca de furia animal en el rostro, la sangre embadurnando su boca y una paloma blanca herida en sus manos, voló por su mente. Este era el lugar en el que Stefan cazaba, se alimentaba. La escena que había vivido hace semanas podía estar repitiéndose en ese momento y ella iba a su encuentro con cada paso que daba.

Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Elena.

- ¡Stefan! Stefan, ¿estás aquí?

Elena echó a correr hacia un espacio despejado rodeado por antiguos robles. No sabía por qué pero sentía que Stefan había estado allí.

Si Stefan había bebido la sangre de ese animal, ¿dónde estaba el cuerpo? No podía haber avanzado en el proceso de descomposición tan pronto para desaparecer por completo.

La muchacha suspiró. Evidentemente no había sido él quién lo había cazado así que, ¿dónde estaba?

Al parecer, las respuestas a esas preguntas no las iba a hallar en ese escalofriante lugar por lo que Elena giró para marcharse, preocupada por salir antes de que oscureciera pero un fuerte vendaval azotó el claro, dispersando los huesos y hojas y haciéndole perder el equilibrio, cayendo de rodillas.

- Vamos, Elena. Levántate. No tendrás que volver a arrodillarte ante mí cuando seas mi reina.

Elena alzó el rostro bruscamente, sin embargo no necesitaba observar al dueño de esa arrogante y autoritaria voz para saber de quién se trataba. Su corazón se aceleró de manera vertiginosa y el miedo comenzó a mandar avisos de alarma a todo su cuerpo.

No, no podía estar sola en el medio de un bosque aterrador con la persona menos indicada en el mundo. Damon…