Las montañas de Japón no era un lugar donde a las personas les gustaba vivir, sin embargo la Señora Futawa, estaba decidida a encontrar una casa para ella y su hija.

- Señora ¿Esta segura que quiere una casa aquí?

- Por supuesto, es un lugar perfecto. Montañas, un clima fresco y animales, ¿que más se puede pedir?

- Debe tomar en cuenta que aquí no es fácil vivir, es difícil transportarse a la ciudad, es un viaje de cinco horas.

- Soy yo la que va a comprar la casa, debería usted ofrecerme algunas - contesto molesta y cansada de escuchar.

- Di-disculpe. Comenzaré por mostrarle las que están abandonadas.

Sin más el vendedor comenzó a mostrarles algunas casas a la Señora Futawa, más ninguna llego a gustarle. Mientras miraban al rededor ella captó una casa que realmente le gustó.

- ¿Qué hay de esa de ahí?

- Lo siento pero esa casa está ocupada, ahí vive la señora Hana.

- Vaya lío, realmente me había gustado. ¿No tendrá una como esa?

- Más arriba de aquí hay una parecida, no es igual pero se encuentra muy cerca del bosque y tiene grandes áreas verdes. La verdad es que la casa si esta un poco arruinada.

- Por favor llévame a verla.

El vendedor inmediatamente llevo a la señora a ver la casa en lo alto del pueblo. La casa estaba muy deteriorada, pero no fue algo que le importará a la Señora Futawa.

- Me encanta, es perfecta. La compro - dijo con grandes ánimos.

- ¿Es-esta segura?

- Si, no hay nada que el dinero no pueda arreglar. Es un lugar perfecto para venir con mi hija. La ciudad es muy agitada, prefiero vivir aquí y viajar. A mi hija le encantará estar tan cerca de la naturaleza.

- Me alegro que haya quedado conforme, Señora.

La Señora Futawa, de inmediato pago a unos restauradores. Ella era una reconocida veterinaria, así que el dinero no era algo que le preocupará. Al cabo de una semana la casa estaba lista, por lo que la Señora Futawa y su hija se mudaron.

- ¿Te gusta, Mie? - Tras eso su hija asintió con la cabeza - ¡Ah! Me alegra tanto que te gustara. Desde ahora esta será nuestra casa.

- Si, mami. - la niña dejo mostrar una gran sonrisa que dejaba mostrar su gran felicidad.

Mie, una niña de once años, cabello negro y ojos verdes. Ella era la única hija de La Señora Futawa. Mie al igual que su madre amaba la naturaleza, soñaba con ser una veterinaria como su madre. Ambas viajaban todos los días a la ciudad, Mie a la escuela y su madre al trabajo. A pesar de que se esforzaban para ser de agrado a las personas del pueblo, ellos las seguían tratando indiferente. Solo una persona las invito a su casa a pasar un rato, esa fue Hana. Las dos muy felices aceptaron la invitación y se pusieron en marcha a la casa de Hana.

- A veces siento que las personas de este pueblo no nos quieren - Suspiro la Señora Futawa

- Es normal, Señora Futawa

- Llámame Dai, no me gusta mucho las formalidades - recalcó la Señora Futawa, quien ahora prefería que la llamarán por su nombre.

- Claro. A mi puedes llamarme Hana. Como te seguía diciendo - Prosiguió con su tema anterior - Es normal que las personas te traten así cuando eres nueva, a mi me trataban igual pero con el tiempo se van acostumbrando.

- Eso espero - suspiro - He venido aquí porque estoy en el proceso de divorcio con mi esposo, quería un lugar lejos de la ciudad para que Mie y yo pudiéramos relajarnos y estar cerca de la naturaleza. ¿Por qué decidió venir usted aquí, Hana?

- Para criar a mis hijos, ellos ahora se han hecho grandes. Mi hija mayor tiene catorce años y mi hijo menor tiene trece - muy orgullosa sonreía al hablar de sus hijos.

Mientras las dos mujeres tenían una interesante charla, la pequeña Mie exploraba los alrededores del bosque que estaban cerca de la casa de Hana. Brincando de aquí para allá, mirando cuanta flor veía y persiguiendo cualquier insecto en su camino, sus risas eran señal de lo mucho que lo disfrutaba. La pequeña comenzó a seguir una mariposa y se adentro un poco más en el bosque.

- Te tengo, pequeña mariposita - Dijo muy alegre de haber capturado la mariposa, a la cual dejo ir después. - ¿Eh? Me he adentrado más de lo que debía, pero esta muy lindo aquí. Vamos Mie no olvides el camino a casa - se dijo a si misma.

Mientras seguía jugando y mirando todo animal que le pasará cerca, vio pasar algo muy rápido. La niña muy curiosa decidió seguirlo, para saber que había sido. Mie camino hasta llegar a un arroyo, muy cautelosa se acercó y logró ver un lobo. Al verlo sus ojos se llenaron de brillo, los lobos eran sus animal favorito y ver uno por ella misma le hacía muy feliz. Intento acercarse más para apreciarlo mejor, pero con sus pies quebró una ramita que estaba en el camino. El lobo se percató del ruido y de su presencia. Mie se asustó, pensó que el lobo la atacaría, pero él solo la miro fijamente. Ella tenía miedo así que no se movió de donde estaba, pero con su mano saludo al lobo y le regaló una sonrisa. Dai grito el nombre de su hija, y Mie tuvo que regresar.

- Adiós, Señor Lobo. - sonriendo se despidió de ese lobo que estaba en el arrolló y quien ella había bautizado como "Señor Lobo".

Mie regreso a casa de Hana, donde su madre la estaba esperando. Llevaba muchas flores que mostrarle a su madre, al llegar eso fue lo primero que hizo.

- Mira, mami. - Con una expresión de felicidad la niña puso lo que había encontrado en el piso de la casa. - He encontrado muchas flores, también he visto muchos insectos y muchos animales.

- ¿Te has divertido, Mie? - Hana le pregunto a la niña.

- Si, si. Es muy divertido andar por el bosque, ¡Me encanta!

- Pero mírate, te has ensuciado toda - riendo Dai limpiaba un poco la cara de su hija.

- Mie me recuerda mucho a mi hija cuando era pequeña, siempre jugando y brincando - riendo Hana recordaba a su Hija. - Iré a preparar la cena.

- Déjame ayudarte - se le unió Dai

Mientras Hana y Dai preparaban la cena, Mie curioseaba en la casa, mirando cualquier cosa que le pareciera interesante. Llego a un estante, donde miro que había una pequeña identificación y le llamo la atención.

- ¿El es su esposo? - preguntó la niña curiosa.

- ¡Mie! Deja de estar preguntando - la regaño su madre.

- Tranquila, no pasa nada. Si, era mi esposo. Lamentablemente hace bastante que murió.

- L-lo siento, y-yo no quería - apenada por su pregunta se disculpaba.

- No te preocupes, Mie. No pasa nada, no me molesta hablar de él. - aclaro Hana tocando la cabeza de la niña.

La cena estuvo lista y todas fueron a comer. Hablando sobre sus trabajos y la escuela, las dos mujeres parecían llevarse muy bien. A Mie le había encantado la comida, tanto que pidió un poco más.

- Mie, cuéntame que más viste en el bosque - le decía Hana a la niña, para entablar una conversación mientras comían.

- No me van a creer, pero vi algo sumamente genial. ¡No puede creerlo! - alegremente contesto la niña.

- ¿Qué viste, cariño? - su madre le pregunto

- ¡Un lobo!

- ¿¡Un lobo!? No sabia que habían lobos por aquí.

- ¿Estas segura? - Hana se exaltó un poco. Sabía que ese Lobo era Ame, su hijo.

- Si, estoy muy segura. Era un lobo muy bonito, le he puesto "Señor Lobo".

- ¿¡Señor Lobo!? - Hana dejo salir una risa - Vaya nombre, seguro que le gustará.

- El lobo es mi animal favorito, estoy muy feliz.

- ¿A si? Parece que tenemos algo en común, también amo los lobos.

- Mie, esta bien que te gusten los lobos pero es peligroso que andes por ahí siguiendo lobos, pudiste salir herida o algo peor. - regaño Dai a su hija.

- Mamá...

- No te preocupes, Dai, puedo asegurarte que es un lobo completamente inofensivo.

- Bueno, pues espero que lo sea. Los lobos no suelen serlo.

- Los de por aquí si lo son, no te preocupes. Mie puede jugar todo lo que quiera en el bosque sin necesidad de preocuparse por un ataque animal o algo así.

- Vaya, me alegra escuchar que los animales sean tan amables.

Luego de una charla muy larga, Dai regreso con su hija a su casa. Ambas estaban muy agradecidas con Hana por su amabilidad. Al regresar a casa Dai preparo todo para la hora de dormir, Mie aprovecho el rato que le quedaba para hacer un dibujo de ese lobo que había visto, y luego pegarlo en la nevera. Cuando su madre la llamo a dormir, Mie se dirigió, y durmió con la esperanza de volverse a encontrar con ese lobo que tanto le había gustado.

Gracias por leer.

espero que les haya gustado. ouo