Bueno este es mi primer fanfic de hetalia, se trata de un human!AU la pareja principal es SpUk con Inglaterra como mujer. Pues espero que os guste tanto como a mi me esta gustando escribirlo, quiero agradecer a mi hermana que me corrigió los errores y me ayudo con la narrativa. Creo que eso es todo así que aquí va! Disfrutenlo!

Hetalia no me pertence, es obra de Himaruya Hidekaz junto a todos sus personajes.

Para aquellos que conocían a Alice Kirkland en persona, ella era una chica testaruda, orgullosa e incluso pedante, pero para aquellos que no, era más bien "una de las más prolíficas e influyentes autoras de la época". Entre los críticos y sus compañeros escritores, Alice era reconocida como "una persona muy creativa". Ambos grupos tenían en parte la razón, pero la verdad es que no conocían a la verdadera Alice. A sus 15 años había publicado su primer libro, que se volvió un best seller, y la llevó a la fama mundial. Todo esto detrás de un seudónimo, y del cual solo las personas más cercanas a ella, entre ellas Abel, su editor, sabían la verdad de su identidad.

Abel, el hombre danés, y la escritora inglesa se conocieron cuando ella tenía 18 y él 24 en una cena que fue organizada para festejar la publicación de su segundo libro, y él, como importante crítico y editor, había sido invitado. Cuando la vio por primera vez, ella estaba vestida con un sencillo vestido verde que le llegaba a las rodillas, usaba también un abrigo de tela ligera con un tono de verde más oscuro que el del vestido, y su cabello rubio, que usualmente peinaba en dos coletas, lo tenía suelto, estaba sentada en una silla apartada de la gente y con una copa de champagne en sus manos, en ese momento pensó que era la hija de alguno de los invitados y no le prestó importancia, pero cuando pasaron a brindar por la autora, se sorprendió de su error al no fijarse en ella. Supo entonces que no podía dejar pasar la oportunidad, y se ofreció trabajar como su editor. Ella, siendo aún inexperta, aceptó sin dudarlo. Para la fortuna de ambos, tomó la decisión correcta.

Cinco años después, los dos seguían trabajando juntos. Alice, ahora graduada de la universidad con un título en letras inglesas, aún continuaba siendo una autora reconocida, por lo que todo mundo quería tener un trabajo de ella, desde artículos y reseñas, hasta historias cortas. Pero lo que ella verdaderamente amaba escribir eran novelas, y ya llevaba cuatro, todas igual de buenas.

Actualmente se encontraba trabajando en su quinta novela, pero estaba tan inmersa en escribir que se olvidaba de todo a su alrededor, incluso había llegado a olvidarse de comer, por lo que Abel llegó a la conclusión de que necesitaba alguien que la ayudara, e inmediatamente contrató a una persona. El problema era que la inglesa era una persona muy difícil de tratar, demasiado perfeccionista, y además exigente, obligando a que toda persona que apreciaba su vida renunciara después de no mucho. Quien tenía el récord de haber durado más llevaba tres semanas trabajando como su ayudante, hasta que un día, derrotado, fue a presentar su renuncia ante Abel.

Y así fueron pasando las semanas sin que Abel encontrara a alguien. Publicó anuncios en internet, puso folletos en las calles, pero nadie se presentaba. Era como si supieran de antemano el destino que les esperaba, así que preferían huir.

—Yo no entiendo, Lukas… – le decía lastimosamente el danés con sus manos en la cara a su mejor amigo, un noruego que parecía no sentir siquiera un poco de lastima – ¿Qué tan mala puede ser como para que nadie quiera tomar el puesto?

Lukas solo lo veía indiferente mientras tomaba su café. En realidad no le importaban mucho las penas del otro y solo estaba ahí como apoyo emocional. Sabía que la chica no era tan mala, o al menos eso le parecía a él, ya que tenía una paciencia enorme, con solo aguantar a Abel le era suficiente.

— ¿Y por qué simplemente no dejas de buscarle un ayudante? No creo que sea tan grave – Abel lo miró como si fuera un loco que acababa de escapar de un manicomio.

— ¿Acaso no recuerdas que hace poco estuvo a punto de terminar en el hospital? – entonces Lukas recordó. Kirkland se había concentrado tanto en escribir que no había comido ni tomado el sol en semanas. Y no fue sino hasta que Abel la visitó para ver como estaba, que comió por primera vez en días, y cuando se decidió que debían contratar a alguien.

Ambos se miraron en silencio mientras pensaban en una solución rápida, cuando la secretaria de Abel entró a la oficina interrumpiendo sus pensamientos.

— Señor, lo busca una persona. Dice que es por el anuncio del empleo.

Lukas y Abel se voltearon a ver sorprendidos. Entonces el danés se aclaró la garganta e intentó poner un semblante serio.

— Déjalo pasar, por favor – dijo con una voz que le salió más grave de lo normal, intentado así esconder su emoción, pero ni Lukas ni su secretaria le creyeron. Era demasiado obvio.

La secretaria asintió con la cabeza y salió del despacho. Unos pocos minutos después regresó con una persona detrás de ella. Se trataba de un joven español de unos 24 años, con piel morena y cabello color chocolate, pero lo que más resaltaba de él eran sus ojos verdes como olivas y una sonrisa que parecía querer iluminar toda la habitación.

— ¡Mucho gusto! – el español extendió su mano en forma de saludo – Mi nombre es Antonio Fernández, y vengo para lo del trabajo.

— ¡Rart at møde, Antonio! – la sonrisa del danés era tan grande que podía competir con la de Antonio. Apenas podía contener su emoción – Y, acerca del trabajo ¡estás contratado!

— ¡Oh!, ¿en se…? Espere, ¡¿qué?!

— ¡Por supuesto! – Abel se rió ruidosamente por la expresión de confusión que tenía el moreno en su rostro. Lukas solo rodó los ojos, ya estaba acostumbrado, aunque eso no significaba que lo toleraba – Es más, si puedes empezar desde hoy sería excelente.

— Y-yo… ¡Muchas gracias! – ambos nórdicos se sorprendieron cuando Antonio se adelantó para abrazar a los dos en agradecimiento, y fue tanta su emoción que incluso mencionó y les dio gracias a sus madres por sus generosos hijos.

— Ahem… – Lukas carraspeó después de liberarse de esa excesiva muestra de afecto – Creo que sería conveniente irnos de una vez y enseñarte lo que debes de hacer.

— ¡Tienes razón Lukas! ¡Qué haría yo sin ti! – exclamó el danés golpeando a su amigo en el hombro y llevándose al español consigo. Lukas rodó nuevamente los ojos... Si seguía así un día de esos se le iban a salir. Eso le pasaba por ser amigo del ruidoso de Abel.

Rart at møde - Encantado de conocerte (según traductor google)

Pues aquí termina el capi, espero que les haya gustado y si tienen alguna opinión o algo se agradecen muchos sus Reviews, espero poder actualizar pronto, así que no vemos!