Hogwarts, el imponente castillo de magia y hechicería se alzaba frente al lago, mientras negras nubes cubrían el cielo.

Albus Dumbledore, desde su despacho, observaba el horizonte por la ventana con el ceño fruncido. La guerra avanzaba sin ninguna posibilidad de detenerla, aumentando de manera numerosa el total de víctimas para ambos bandos, pero en el último tiempo la Orden del Fénix había sido la más perjudicada.

La muerte de inocentes generaba un peso en los hombros del anciano profesor que veía con nostalgia los resultados del enfrentamiento. Él se aferraba a su intelecto y sabiduría para poder ponerle fin de la manera más próxima posible, pero sus planes se venían seguidamente abajo, el enemigo era inteligente, astuto y las cosas no estaban marchando como le gustaría.

Había logrado evitar su muerte, con la ayuda de Snape, pero dicho auxilio le había costado la vida al joven Draco Malfoy. Dumbledore suspiró recordando aquello, él habría aceptado feliz morir en lugar del joven mago, pero las palabras de Severus le hicieron razonar: si hubiera muerto Potter jamás habría estado listo para lanzarse a la búsqueda de los horrocruxes. Harry había sufrido más de lo que el profesor quería y haberlo dejado solo en dicha misión suicida no garantizaba que finalmente lograra vencer a Voldemort.

Los días se habían vuelto muy oscuros y el director sabía que próximamente Hogwarts sería el blanco de los ataques por lo que debía hacer todo lo posible por protegerlo.

Su agotamiento mental y físico le estaba haciendo mella y miraba al cielo rogando que donde fuera que anduviera Harry, estuviera teniendo éxito destruyendo esos oscuros pedazos de almas. Sabía de antemano que Snape estaría ahí para ayudarlo, pero Dumbledore debía continuar velando por la seguridad de los estudiantes que quedaban en el colegio. Él sabía que Voldemort no se rendiría hasta obtener el control absoluto y eso era algo que no dejaría que pasara, aunque tuviera que sacrificar su propia vida para impedirlo.

Un gran suspiro escapó de sus labios y continuó mirando por la ventana absorto en sus pensamientos.

- Vaya querido… creo que nunca te había visto tan agotado – dijo una voz a sus espaldas.

Dumbledore se dio vuelta sorprendido mientras sacaba rápidamente su varita. Frente a él se encontraba una joven con una larga capa negra que le llegaba hasta el suelo. Su largo pelo castaño estaba amarrado en una fina trenza, sus ojos cafés claro lo miraban atentamente, mientras una sonrisa se formaba en sus finos y delgados labios mostrando unas paletas un poco anchas junto a unos blancos dientes. La armonía en el rostro de la joven denotaba su gran belleza, pero el resto de su cuerpo quedaba oculto bajo la capa.

- Tienes una manera muy amigable de saludar… - le señaló ella con ironía.

Dumbledore abrió los ojos por la sorpresa y sonrió ampliamente mientras guardaba su varita. – Valerie… Vaya susto que me has dado – le respondió mientras se acercaba a abrazarla.

- Oh vamos… ¿Acaso el mejor mago del mundo no está acostumbrado a mis sorpresivas llegadas? – le reprendió ella sonriendo y devolviéndole el abrazo.

- Hace muchos años que no te veía… Llegue a pensar que te había sucedido lo peor –respondió el mago con seriedad mientras tomaba asiento en su escritorio –Pero creo que me habría enterado de semejante noticia… -

- Siempre tan atento...

Dumbledore le sonrió con sinceridad, hace mucho que no lo hacía y observó a Valerie con atención a través de sus antejos de media luna.

- Han pasado varios años... La oscuridad del mundo mágico se ha esparcido, no pensé que te vería por aquí nuevamente.

Ella lo miró con atención – Lo sé, lo veo en tus ojos. Me enteré de todo lo que has hechos por detener esta guerra. El joven Potter es un niño muy valiente, no debió de ser fácil mantenerlo con vida todos estos años… -

El director asintió sin mucho entusiasmo – Las guerras cuestan mucho...

- Créeme que lo sé… – agregó ella.

Dumbledore volvió a asentir – Harry es un mago excepcional, con un destino terrible, impuesto sobre él sin que lo pidiera... Y ahora, ahí está… Luchando por su vida y por lograr terminar la guerra lo antes posible – un suspiro frustrado se escapó de sus labios.

- Lo sé… Ese tal Tom Riddle ha sido bastante insistente en su idea de matarlo. Es solo un niño… - Valerie se cruzó de brazos y miró a Albus – Sabes que no me gusta verte en ese estado… - se le acercó y le tomó las manos con ternura.

- Las secuelas de la guerra nos marcan… Tenía que hacer todo lo que pudiera por detener a Tom.

Ella asintió y le dijo – Pero pese a eso, los resultados no son los que has querido…-

- No es necesario que me lo recuerdes…

- No vengo a echarte nada en cara, sé que eres un gran mago y has hecho lo que has podido por terminar con esta guerra. Pero no es suficiente… – el director la miró queriendo reprocharle, pero ella continuó hablando – Es por eso por lo que estoy aquí, he venido a ayudarte.

El director no pudo ocultar su sorpresa – Pensé que habías dejado claro que querías alejarte de tu pasado. No más guerra, no más muerte y no más sufrimiento –

- Sí, pero tal como tú me ayudaste a encontrar mi camino, vengo a ayudar a un amigo. Creo que un poco de apoyo en tu batalla no estará de más.

Él le sonrió con ternura – Valerie, cuando nos conocimos creo que fuiste tú quien me salvó, te recuerdo que no me debes nada.

- No vine aquí a saldar cuentas contigo, pero he vivido toda mi vida generando guerras y muertes, creo que es el minuto en que puedo ayudar deteniendo una.

Dumbledore la miró con atención – No quiero que formes parte de esto Valerie, es una guerra que no te corresponde…

- Eso lo decidiré yo, pero creo que tal como yo logré redimirme podremos redimir a Riddle

El director la observó atentamente a través de sus gafas – No creo que sea posible redimir a Tom a estas alturas...-

- No estaba hablando de redimirlo en este tiempo – le interrumpió ella con una sonrisa sarcástica.

- ¿En este tiempo? ¿No estarás hablando de viajes en el tiempo?

- Te creía un mago más inteligente Albus – le respondió ella con ironía. – Claro que hablo de viajes en el tiempo, sé que has estado estudiando esa alternativa en conjunto con Flamel.

- No es algo seguro. Los viajes en el tiempo pueden generar quiebres en las líneas temporales, crear realidades alternativas, un mero minuto en otra época podría desatar un futuro absolutamente incierto para todos.

- Esas son meras excusas, sé que has estudiado todo eso y encontrado alguna solución para ello. Ahora seamos sinceros, ¿qué es lo que te falta para poder lograr un viaje en el tiempo que sea exitoso?

El director suspiró sabiendo que Valerie tenía razón – Necesito a alguien que quiera arriesgarse y al mismo tiempo sea capaz de lograr sobrevivir al viaje. No sé cuáles pueden ser las consecuencias de alterar el tiempo, después de todo, tampoco puedo prometer que dicha persona pueda regresar a su verdadera época. ¿Quedar atrapado en otro tiempo? ¿Quizás cambiar su propia existencia como la conocía? Creo que no tengo muchos interesados y tampoco nombres en mi lista de quienes podrían realizar este sacrificio.

Valerie le sonrió tímidamente – Sabes que yo puedo hacerlo –

Dumbledore abrió los ojos y negó con la cabeza– ¡No dejaré que te arriesgues! –

- ¿Y a quién enviaras entonces? – le interrumpió ella. - ¿Al joven Potter y sus amigos? Tú y yo sabemos que tengo todas las posibilidades de sobrevivir. No dejaré que tu testarudez lo impida, podemos solucionar esto juntos.

- ¡No dejare que lo hagas!

- ¡No seas mentiroso! Se perfectamente que has pensado en que yo era la única que podía hacerlo. Sé que has hecho un avance extraordinario creando el artefacto que permita un viaje en el tiempo, como también sé que no has podido encontrar a alguien lo bastante fuerte que sobreviva a dicho viaje. ¿Me vas a decir que no pensaste en mí al verte en esta encrucijada? ¿Acaso alguien más te puede dar mayor seguridad de que sobrevivirá?

El director bajó la cabeza, agotado –Creo que te has informado más de lo que pensé.

- Siempre lo hago.

- No negaré que pensé en ti como la mejor opción para realizar el viaje, pero ¿de verdad pensaste que te buscaría solo para pedirte que intentaras sacrificarte en una guerra que no tiene relación alguna contigo?

- Tiene relación conmigo también... El mundo mágico es parte mi mundo, y no es necesario que me buscaras para pedirme ese favor, he venido voluntariamente porque sé que no tienes mejor opción – le respondió ella seriamente.

Dumbledore negó con la cabeza y suspiro con dificultad – Debe haber otra opción… Debe haberla… No puedo pedirte que hagas este sacrificio, podrías cambiar tu propia existencia… -

- Que cambie algunos hechos en mi pasado no me afecta, creo que puedo vivir sin ellos. Mi existencia ya tiene varios años, unos cuantos años menos no me van ni me vienen – le respondió con una sonrisa irónica en su rostro. – Lo único que extrañaría seria que cambiaría la forma en que nos conocimos. –

- ¿Cómo sabes eso? – le preguntó el mago, sorprendido.

- Dado la edad que aparento, asumo que me enviarás a la época en que ese tal Tom todavía estudiaba en Hogwarts, creo que cursando su sexto curso. ¿O me equivoco?

- Tan astuta como siempre querida… Aun que a duras penas aparentas unos 16 años… Pero nada que no sea pueda pasar por alto.

Valerie le sonrió con sinceridad y le tomó las manos diciéndole – Podemos arreglar esto juntos –

El director resopló y asintió, después de todo ¿quién más se ofrecería a semejante plan suicida? Sabía que ella era la única que tal vez pudiera lograrlo.

- Llegaste en el momento oportuno.

Valerie le sonrió de forma coqueta – Sabia que necesitabas mi ayuda, no estoy de casualidad dando un paseo por aquí. –

El director se levantó y la volvió a abrazar, luego, se cercioró que toda la información que tenía sobre Tom Riddle la manejara como la palma de su mano. Pasaron varias horas conversando y analizando los distintos planes de lo que tendría que hacer Valerie en el pasado.

Cuando ya estaban por terminar la conversación Valerie interrumpió a su amigo diciéndole – Albus, no tratare de redimir a alguien como él. No creo ser el mejor ejemplo de redención que digamos... Me uniré a sus filas, me ganare su confianza y lo llevaré por un mejor camino. –

Dumbledore la observó atentamente con sus anteojos de media luna - ¿Qué sucederá si no logras que vaya por un buen camino? –

- Lo mataré – respondió ella sin vacilar. – Ya le estoy dando una enorme oportunidad al no llegar y quitarle la vida apenas lo vea, cosa que no hago solo porque tú me estas pidiendo este enorme acto de misericordia, que quede claro. -

El director asintió satisfecho. Después comenzó a explicarle todas las investigaciones que habían realizado en conjunto con Flamel y como estas llevaron a la creación de un aparto capaz de soportar un viaje de tal envergadura. Tras ello, Dumbledore sacó de su escritorio un gira tiempo de gran tamaño de color negro y se lo entregó, Valerie lo observó atentamente sin decir nada.

Cuando no hubo nada más que explicar Dumbledore la llevó por los pasillos del castillo hacia la salida que daba al lago. Necesitaban un espacio amplio para realizar el viaje y ninguno de los dos deseaba perder más tiempo.

Al llegar, Dumbledore suspiró y le dijo – Sera extraño conocerte de otra forma. Tienes que tenerme paciencia, no me ganare tu confianza tan rápidamente si llegas de esta forma al pasado. –

- Lo sé, pero me imagino que con mi gran carisma no dudaras en quererme de nuevo – le respondió ella con ironía.

El director le sonrió mientras observaba como se ponía el gira tiempo y, tras darle tres vueltas, el aparto comenzó a girar por su cuenta.

- ¡Buen viaje! –

Valerie lo miró con una ceja alzada y le sonrió con suficiencia. El gira tiempo comenzó a dar cada vez más vueltas y unos enormes círculos negros comenzaron a rodearla haciendo que se despegara del suelo. Ella observó sorprendida como comenzaba a alzarse cada vez más ante la atenta mirada del anciano profesor, cuando de repente un estruendo se escuchó en el castillo. Ambos miraron sorprendidos y vieron como la marca tenebrosa comenzaba a alzarse sobre Hogwarts.

- ¡No! – gritó Dumbledore mientras veía como fuertes hechizos destruían partes del castillo. Miró a Valerie y le gritó – ¡Cambia el pasado! ¡Debes hacerlo! ¡No dudes en hacer todo lo necesario! – y corrió hacia el castillo sacando su varita.

- ¡Albus! ¡No! – gritó la joven al ver como varios mortífagos aparecían y rodeaban al director. Observó varios rayos verdes dirigidos a él y antes de poder hacer algo, ella desapareció.