Me puse a pensar sobre lo que pasaría si dos personas jóvenes que nunca en su vida han experimentado el amor verdadero se encontraran. ¿Les suena típico verdad? A mí también. Pero si esas personas se conocieran en un momento en el que casi es el fin de tu vida.
Esta fue la idea que vino a mí y sobre la que escribo aquí. La historia está acompañada de una canción de Super junior. Esta historia me pertenece, los personajes no.
*Lunar Eclipse*
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Tenía 20 años… y muchos podían decir que era afortunado debido a que tenía una buena posición social. Pero aun sin importar la cantidad de ceros en las cuentas de banco de mis padres, nada pudieron hacer cuando me encontraron un tumor.
"Las estrellas en el cielo no están brillando
Sin ti, soñar es monocromo"
— Cáncer. — había anunciado el doctor.
— Pero la ciencia ha avanzado mucho… ¿Verdad? —pregunté, pero el médico negó con la cabeza.
— El lugar en el que esta representa un riesgo. Aun cuando se someta a una neurocirugía no hay garantía de que salga usted con vida.
— ¿Cuánto?
"El frio viento del norte está en duelo por el amor muerto
Woooo…. La separación está jugando."
— ¿Disculpe?
— Pregunté ¿Cuánto tiempo tengo?
— No se puede saber a ciencia cierta. En estos casos la medicina no puede garantizar nada. Podrían ser meses… En el mejor de los casos años, tal vez 8, pero debe tomar la quimioterapia.
— ¿En el mejor de los casos? —repetí irónicamente.
— Eso sería en caso de que el tumor no crezca ni se expanda a otras zonas.
"El dolor es lejano, un largo camino a la luna
Oh….el viaje de arrepentimiento"
Después de eso y gracias a los medicamentos, pude continuar una vida normal o lo más normal posible. Los dolores de cabeza y el cansancio eran aminorados por las pastillas… y las terapias no fueron necesarias puesto que el tumor no crecía.
Mis padres buscaron otras opiniones, pero todas fueron igual de desalentadoras.
Así fue hasta que cumplí 24 años y mi vista empezó a fallar.
— Lo lamento Sr. Chiba, el tumor ya no reacciona a los medicamentos.
— Pues cámbielos. Deme otros, no importa que sean más fuertes. Sólo deme algo que calme el dolor.
— Sr. Chiba parece que no entiende, el tumor está creciendo y…
— No puede ser, estaba bien el mes pasado.
—Tiene que entender que ya sabíamos que esto podría pasar, usted era consciente de esto. Los tumores aún son un misterio para la medicina.
"Por favor, Yo…"
— Entonces… ¿No hay más que hacer? —
Estaba más que devastado, sabía que el Dr. Tomoe no era el culpable. Lo sabía bien, pero me resultaba imposible asimilarlo.
— Empezaremos con terapias más invasivas para ver cómo reacciona. Y como usted sabe, la radioterapia es bastante agresiva pero en muchos casos… es efectiva.
— Lo sé, pero esperaba no tener que iniciar con algo tan agresivo. Supongo que si antes hubiera pensado diferente, tal vez ahora no tendría el tumor.
Y podía ser cierto, hacía 2 años había tenido tanto miedo de someterme a ese tipo de terapia, la había considerado como un último recurso y de verdad que ahora lo era.
"El amante soy, incapaz de cumplir por siempre"
— No se castigue por la decisión que tomó… si me permite decirlo, hay muchos que aun cuando inician por la radioterapia no logran salir victoriosos.
— ¡Vaya consuelo!
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El doctor Tomoe programó el inicio de las terapias para esa semana y para el jueves tendría mi primera sesión. En solo tres días mi vida daría un giro aún más drástico del que había dado hace cuatro años.
"Por favor, ayúdame a reflejar la visión de mi vida en la luz de la luna roja"
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Ese día me levanté cansado, no había podido dormir mucho, aunque últimamente no lo hacía. Los dolores de cabeza llegaban mayormente durante la noche y esta no fue la excepción. La vista cansada y borrosa era cada día más molesta y las luces sólo lo empeoraban.
Pero aun así acudí a tiempo a mi cita. Quería ser positivo.
— Mamoru recuerda que todo está en la mente, un pensamiento positivo puede cambiar tu vida. —mi abuela siempre decía eso y desde que me detectaron el tumor repetía esas palabras en mi mente cada mañana antes de salir de casa.
"Recuerdos de ti
Las lágrimas están cayendo, aunque solo sea por un breve momento"
Cuando llegué al lugar, la sonrisa que se había formado en mi rosto al recordar las palabras de mi abuela se desvaneció. Nunca había visto a tanta gente en alguna otra de mis citas. Los pacientes sonreían de forma tan dolorosa que se me formó un nudo en la garganta. Sobre todo, al recordar que tendría que permanecer en el hospital por un tiempo.
Mi estancia ahí sólo me ayudo a recordar que no era el único, algo que tal vez me hizo falta antes; pues no había conocido personalmente a otro paciente con cáncer hasta ahora. Sin saberlo me sentí con más energía o eso sentí hasta que los síntomas de la radiación empezaron a hacer estragos en mi ya de por sí, débil cuerpo.
"Oh, me ilumina…te extraño…"
Antes del mes quería tirar la toalla, mi cabello aún no se caía pero el vómito y dolor de cuerpo aumentó considerablemente, así como el desgaste de mi vista. Si salía bien de esto tendría que comenzar a usar lentes.
En la siguiente semana tendría mi cita y por fin sabría si esto estaba funcionando o no.
— Hola — la voz de una mujer me sacó de mis pensamientos.
— Buen día Sr. Chiba, le traigo un compañero de habitación. —dijo la enfermera sonriendo y empujando la silla de ruedas hasta la cama a mi lado.
— Ren-chan, ¿Cuántas veces te he dicho que me llames Mamoru? —le regañé sonriendo.
—Si la jefa de enfermeras me llega a escuchar llamarlo de esa forma, de seguro me regaña.
"Las cosas son recuerdos que dejaste aquí"
— Ohhh Yeni-sempai a veces da miedo. —comentó mi nueva compañera.
— Es la jefa de enfermeras sólo hace su trabajo.
— No la defiendas Ren-chan, además ella me llama por mi nombre. —la cara de sorpresa en la enfermera me dio risa.
—¡Usagi! No te levantes sola, por todos los cielos niña déjame ayudarte.
Ren-chan reprendió a la joven que se levantó temblorosamente de la silla y yo, pude verla por primera vez.
"Sí, no puedo borrar el tiempo que pase contigo
Todavía puedo oír cerca de mis oídos, la triste y dulce canción que cantaste"
Tenía el cabello en su mayoría rosa pastel con mechones azul, verde, rojo y morado. Tenía tantos colores como el arcoíris, sus ojos eran de azul claro, tan claro como el cielo. Su piel era bastante pálida y parecía muy joven.
— Tal vez ni siquiera tenga 20. —Pensé tristemente al comprender que si sería mi compañera de habitación, también era una paciente con cáncer.
— Listo Usagi, tu hermana vendrá con tus cosas en un momento.
— Creo que me pondré celoso. —comenté cuando la enfermera estaba por irse.
— ¿Celoso? —repitieron ambas al unísono.
—A ella la llamas por su nombre con tanta facilidad… —mencioné haciéndome el dolido—Y a mí no puedes llamarme Mamoru.
—Ja, ja, ja, —la risa de mi compañera acabó con mi acto—Lo siento, pero es que pusiste una cara tan graciosa. Además no es su culpa ya que nos conocemos desde hace años, es normal que me llame por mi nombre.
A pesar de que ella lo dijo con tanta alegría y sin darle mucha importancia, la mirada de Ren-chan se cristalizó. Y aun cuando bajó la cabeza, intentando ocultar el dolor que sentía, fui capaz de notarlo. Después de unos segundos levantó la mirada y sólo pude ver ternura, junto con su linda sonrisa antes de despedirse.
"Woooo…el lugar se inunda, me desquicia…ese sabor"
— Así que Mamo-chan, ¿Qué haces para divertirte en este lugar tan aburrido?
— ¿Mamo-chan?
—Oh Usa, tan pronto y ya estas molestando. —una chica rubia de ojos azul claro, entró a la habitación con una maleta y un estuche de guitarra.
— Mina no estoy molestando. —el puchero que hizo me pareció adorable, realmente era una niña.
— Hola, mi nombre es Minako Tsukino y esta de aquí es mi muy loca hermanita, Usagi… por favor téngale paciencia.
— De acuerdo, lo tendré en cuenta. —Sonreí—Yo soy Mamoru Chiba.
—Chiba…—dijo llevando su dedo índice cerca de sus labios— ¿Chiba? ¿Lo he escuchado? —ahora que lo notaba se parecían mucho.
"Esta soledad sin cicatrizar, un largo camino a la luna
Oh….Tu voz no está llegando"
— Sí, a mí también me suena. —eran muy similares, nadie negaría que eran hermanas.
— Pero es la primera vez que lo vemos. —hasta yo podía decir que eran casi gemelas.
— Tienes razón, no recuerdo haberlo visto antes.
— ¿Antes?—dije extrañado ante las palabras de la chica arcoíris.
Lástima no fue… nunca podría sentir lástima. Pena tampoco fue. Sentía dolor, eso era lo que sentía. Me dolió saber la respuesta a la pregunta que tal vez jamás debí hacer.
"Por favor, Yo…"
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El tiempo que pasamos juntos en ese cuarto de hospital, me llenó de los más alegres y significativos momentos de mi vida. Pronto nos hicimos buenos amigos, descubrí en tan poco tiempo muchas cosas sobre Usagi y gracias a ella descubrí más de mí mismo.
El ser llamado Mamo-chan me agradaba siempre y cuando viniera de ella.
— Mamo-chan, ¿Qué haces? —saludó en cuanto entró a la habitación.
— Nada—contesté cerrando mi portátil— ¿Cómo te fue arcoíris?
— Lo de siempre, —dijo sonriendo.
Su sonrisa me parecía increíble, aun cuando vomitaba o le dolía no se quejaba, siempre sonreía.
—Creo que Mamo-chan me oculta algo. —agregó haciendo un puchero.
—No evites mi pregunta Usako.
"El amante soy, incapaz de cumplir por siempre"
—Mooo, creo que ya no me agrada mucho que me conozcas tan bien. —cruzó los brazos y se hizo la ofendida—Mmm, pero te perdonaré si me pasas mi guitarra. —a pesar de que decía estar molesta, me miraba de reojo con los brazos cruzados.
Iba a negarme a darle la guitarra, decirle que no necesitaba su perdón y que fuera ella si tanto la quería. Pero entonces pensé un poco más, recordando que al entrar en la silla siempre peleaba con las enfermeras para subir sola a su cama… y hoy no lo había hecho.
Odiaba que la vieran sin su peluca arcoíris, y hoy había vuelto con ella en sus manos, con un pañuelo atado en la cabeza. Debía dolerle mucho el cuerpo, tanto que no podía siquiera gastar energía en ponerse la peluca.
Me levanté sin decir nada y tomé la guitarra, pero no se la entregué.
—Hoy yo toco y tú sólo cantas. —ella sonrió en seguida y asintió felizmente.
"Muéstrame algún día…de nuevo esa sonrisa
Recuerdos de ti…"
Usagi Tsukino no era menor de edad como yo pensé en un inicio. Tenía 22 años y esta no era su primera batalla contra el cáncer.
Cuando tenía 8 años le fue diagnosticado Leucemia, cargando desde temprana edad el dolor y guardándolo todo. Pero todo terminó a los 15 cuando salió victoriosa. Usako ahora era uno de los pacientes que formaba parte del 0.17% que había desarrollado un cáncer secundario. Hacía un año y medio le detectaron Linfoma de Hopkins en el hígado.
Que mala suerte… pensarían muchos. Pero yo sólo podía pensar en lo admirable que era y seguía preguntándome ¿Cómo podía ser tan optimista, tan alegre y dulce?
Muy pocas veces la veía triste y en menos ocasiones la veía quejarse.
— Mamo-chan, pareces niña. —me había dicho al quejarme después de una radioterapia—Te cantaré una canción para que el dolor se vaya. — el dolor no se había ido, pero yo me enamoré de ella al escuchar su hermosa voz.
Todo en ella me resultaba adorable. Hasta su risa burlesca mientras las enfermeras me rasuraban la cabeza. El brillo en sus ojos azules cuando estaba por hacer una travesura. La forma cómo mordía su labio inferior cuando estaba concentrada. El como fruncía el ceño al estar indecisa. Su fuerza. Sus ganas de vivir.
Me había enamorado de ella sin darme cuenta.
"El ultimo recuerdo, muy dentro de mi corazón en silencio…
Oh….Voy a quemarlos y dormir"
— Mamo-chan esa nota está mal… ¿Cuándo vas a aprender bien?
— Lo siento Arcoíris, aun no aprendo bien. Y ya que no vas a continuar, te propongo algo. —volteó interesada—Si me dices cómo te sientes de verdad hoy, te diré que me dijo el Dr. Tomoe en la cita de esta mañana. — frunció el ceño y cerró los ojos.
Sonreí viendo que estaba pensándolo.
—Mmm… mmm… Ok. —sabía que era bastante curiosa y no se podría resistir. —Tú primero.
"Si eres el sol, estaré en la luna
Esta noche, la dedico toda a ti…"
— No, señorita eso es trampa. Tú primero y luego yo. — volvió a fruncir el ceño pero esta vez me sacó la lengua.
—Duele…—dejé la guitarra al pie de mi cama cuando susurro.
— ¿Qué? —pregunté pues no había escuchado.
—Ahhh ya lo dije no volveré a repetirlo.
—Usagi, te juro que no escuché. —hizo un puchero mientras me miraba a los ojos para ver si mentía.
—Dije que me duele. —repitió sin mirarme.
"Por favor, Yo…"
Me levanté de la cama y me metí en la suya para abrazarla. Creí que tal vez me gritaría, golpearía o algo… pero sólo pegó su cara a mi pecho y me rodeó con los brazos. En la habitación sólo se escuchaba su sollozo mientras mi playera era empapada por sus lágrimas.
Ese día se durmió en mis brazos y la mayor parte de mi agradecía que así fuera.
"El amante soy, incapaz de cumplir por siempre"
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En mi cumpleaños mis padres vinieron a verme y convivieron con mi arcoíris. Mi madre quedó encantada con ella y olvidó que tenía un hijo en la habitación. Aun así no me molestó, ella últimamente estaba más débil y su sonrisa comenzaba a verse forzada. Sus ojos ya no tenían el brillo hermoso que me había cautivado y transmitido tanto.
Verla sonriendo de verdad con mi madre, mientras compartía recetas o las más vergonzosas anécdotas de mi niñez, era suficiente para mí. La visita de mis padres sólo le había dado alegría y brillo a Usagi. Verla otra vez sonreír me dio las fuerzas que a mí también me hacían falta.
"Por favor, ayúdame a reflejar la visión de mi vida en la luz de la luna roja"
— Usako ¿Dónde está? — me pregunté a mí mismo después de volver de una sesión y no encontrarla en su cama—Yeni-sempai ¿Sabes dónde está?—pregunté a la jefa de enfermeras que hoy se había ocupado de mí.
— No, ella debería estar aquí. —contestó ayudándome a acomodarme en la cama—Mamoru, puedo preguntar ¿Si ya hablaron de…? —tome un sobre del interior de mi laptop y se la di.
Me miro sin entender y justo cuando abrió la boca para preguntar una de las nuevas enfermeras, entro a la habitación.
—Yeni-sempai, no encuentro un expediente. —Yeni-sempai puso cara de querer matarla y se fue.
"Recuerdos de ti…"
Sabía que debíamos hablar, pero sabía que ninguno tenía idea de cómo comenzar esa conversación ¿Cómo podía decirle que mi tumor seguía creciendo a pesar de la radiación? ¿Cómo decirle que ya no veía ni a dos metros de distancia? ¿Cómo iba a decirle que ya no tenía más tiempo?
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"Las lágrimas están cayendo, aunque solo sea por un breve momento"
No podía… y por eso es que te escribo esto Usako, rogando que algún día me perdones. Perdóname por los días que no podré pasar a tu lado, por las veces que no voy a poder tomar tu mano…
Perdóname Usagi. Perdóname por no haberte dicho que te amo.
Y gracias. Gracias por llenar de alegría mis últimos días. Gracias por ser mi apoyo y mi fuerza. Porque aun cuando no lo creas, hiciste por mi mucho más de lo que imaginas y lamento no poder estar allí para devolverte aunque sea un poco de lo que hiciste por mí…
Por eso deseo pedirte que nunca cambies, mi arcoíris. Sigue iluminando hermosamente todo a tu alrededor con tu sonrisa... que yo te estaré observando.
Siempre estaré contigo Usagi.
Con amor… Mamoru Chiba.
"Oh, me ilumina…te extraño…"
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Apreté la carta en mis manos mientras las lágrimas caían por mis mejillas, y caminé hasta su cama, ahora vacía, pegando las hojas a mi pecho. Yeni-sempai me seguía de cerca pues mis piernas apenas me sostenían.
— Usagi
Cuando Yeni-sempai me abrazó descargué en ella todo mi dolor por unos segundos, luego me separé de ella y levanté la cara, mirando a través de la ventana.
Había dejado de llover y unos rayos de sol empezaban a abrirse paso entre las oscuras nubes. En el cielo se proyectó un brillante y hermoso arcoíris, entonces me limpié las lágrimas… su rostro alegre apareció en mi mente, y de pronto me encontré también sonriendo.
— También te amaba tonto, demasiado…
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Hola chicas, Feliz día de los enamorados. Espero les gustara esta idea que llego a mí. Recuerden dejar su opinión sobre mi alegre historia o un tomatazo por Evil :P
Besitos de trufas de nuez con ron y abrazos.
