Y aquí pongo una historia de una locura momentania en mi mente.
Drabble:
El olor dulzón de ese líquido derramado llenaba el aire de la estancia. La oscuridad reinaba, era de noche y no había luna. Sólo el suave ulular de los búhos y el suave canto de los grillos del bosque, rompía ese silencio. El sujeto sonrió y se agacho. Se sacó uno de los guantes negros que cubrían sus manos y paso un dedo por el líquido.
Se lo acercó a la boca y lo probó. Suspiro de placer al sentir ese sabor tan deseado en su paladar y volvió a coger más con su dedo. Hizo el mismo procedimiento varias veces más.
Se levantó del suelo y se volvió a poner el guante negro. Miró la habitación con euforia y por fin encontró algo que le llamará la atención, algo que lo había hecho llegar hasta ese lugar.
Un fino cuerpo estaba tendido en el suelo de la habitación. Rodeado de ese líquido dulzón, un líquido rojo. El dulzón aroma llegó nuevamente a sus fosas nasales con más intensidad que antes.
Saliendo de su estado de euforia, ocasionado por probar ese líquido, se acercó más a ese cuerpo y se arrodillo a un lado del mismo.
La tocó de manera suave, era una chica, y con uno de sus enguantados dedos recorrió una de sus suaves mejillas.
Con sorpresa pudo percibir un débil y latiente pulso, la chica aún vivía. Sólo con sus perceptivos odios pudo lograr escucharlo. Si hubiese sido un simple humano jamás hubiese podido darse cuenta de que ella seguía con vida.
Impulsado por algo, pudo a ver sido la cara de ángel de la chica, abrió su boca y dejó a relucir unos delicados pero hirientes colmillos.
Agachando su cara lamió el cuello de la chica, que olía a fresias, y hincó sus filosos colmillos en su grácil y pálido cuello.
Sentía la sangre de ella correr por su garganta. Paró en el momento justo, si no la podía matar, y eso él no lo quería. Y esperó a que algo pasara.
De pronto la chica, como si de un miraglo se tratase, comenzó a quejarse débilmente.
Pasó el tiempo y ella abrió los ojos al fin. Eran rojos cual carmín, y una extraña fuerza nadaba en ellos.
El chico sonrió complacido. Le tendió una de sus manos enguantadas y la ayudó a levantarse.
La acercó hacia si. Ella lo miraba entre confundida y maravillada. Rozó con sus labios su cuello y fue hacia su oreja dejando que su aliento jugará en el cuello de ella, que seguía oliendo bien, como una mezcla de fresa y flores aromáticas.
"Desde este momento me perteneces." dictaminó el chico con voz profunda y seductora besándola delicada y apasionadamente en los labios.
"Siempre estuve esperándote. Por eso hice todo esto." confesó ella mirándolo con adoración y amor a los ojos, de un color rojo como los de ella.
Él la miró penetrantemente y le sonrió con dulzura.
"Yo llevó esperándote más de cien años. Mi amada compañera." le confesó él abrazándola fuertemente contra si mismo.
Y desaparecieron de esa habitación.
No se que os a parecido este pequeño drabble. O si lo habeís leido, pero yo quería colgarlo y compartirlo con vosotros, aunque la historia sea un poco, bastante, rara a mi parecer. No se que opinareís en ese aspecto, pero esto es lo que me ha salido al pensar en vampiros.
