Parte de KUROKO NO BASUKE AMIGO SECRETO 2013

One-shot: 1/2

Parejas: Kagami/Kuroko

Advertencias: Mi primer intento de yaoi o shonen-ai en la vida.

Disclaimer: Los personajes son de Tadatoshi Fujimaki yo solo los tomo prestados para hacer un obsequio.

Para Once L

Nota: Feliz Navidad, espero que te agrade aunque sea mínimamente la primera parte de tu regalo. Sí, hay dos partes.


All I Want For Christmas Is You

Kuroko miró por encima del hombro a Kagami que guardaba sus cosas en el maletín deportivo. Ya los demás se habían ido y por alguna razón el pelirrojo andaba más serio que cualquier otro día en particular.

—¿Hay algo que quieras decirme, Kuroko? —preguntó el más alto harto de sentir la insistente mirada del mas bajito sobre él.

Kuroko torció la boca algo indeciso. —¿Con quién pasarás navidad, Kagami-kun?

Kagami se sorprendió pero frunció el ceño. Eso le recordaba que su padre le había cancelado de último momento, además de que Alex se había esfumado y Himuro estaba atrapado en un tipo de celebración mutante llena de azúcar con Murasakibara. Entonces el mal humor se asomó en él.

—Ya pensaré en algo, seguramente. —contestó llanamente y se dispuso a salir del vestidor. Kuroko saltó algo nervioso cuando el pelirrojo azotó la puerta dejándolo dentro.

Kagami se sintió mal casi en cuanto salió del vestidor, después de todo Kuroko no tenía la culpa de lo de su padre, además ni siquiera estaba al tanto de su plan fallido.

—¡Kagami-kun, espera! —el de cabellos celestes le dio alcance.

—Eh, Kuroko, lo siento mu- —quedó interrumpido al notar como Kuroko enterraba su mano en su costado causándole dolor y falta de oxígeno.

—Yo no tengo la culpa de tu plan fallido, Kagami-kun.

—Sí, eso iba a decirte. —decía con dificultad Kagami.

Se quedaron un momento así, Kuroko sin decir nada solo viendo como su luz luchaba por llenar sus pulmones de oxígeno.

—Ven a mi casa esta navidad. —dijo Kuroko. Kagami lo miró fijamente, ahora si, sorprendido de verdad.

—¿Qué?

—Que lento eres, Kagami-kun. Me refiero a que quiero que pases navidad conmigo y mi familia. Sería muy lamentable que te curtieras solo en rencor navideño traumático. —dijo Kuroko como si nada. Kagami se preguntó si era algún tipo de talento permanecer con cara de póker mientras se insultaba a una persona.

Aun así lo pensó. —¿Y tu familia no tendrá problema?

—No lo tendrá. Sería divertido tenerte allí.

—Emmm… está bien.

—Nos vemos mañana, a las 6, te toca traer la sidra. Hasta luego, Kagami-kun.

Y fue turno de Kuroko desaparecer rápidamente del lugar dejando a Kagami un poco confundido. Bueno, se dijo, será mejor que se prepare.

Al día siguiente, Kagami se pasó por un mercado antes de regresar a su casa después de salir a correr, compró la sidra, sin alcohol, pues era menor de edad. Regresó y por alguna razón se sentía algo impaciente. ¿Y si le cancelaba a última hora?

El teléfono sonó interrumpiendo sus apresuradas alucinaciones.

—¿Diga?

Hola, Tiger.

Era Himuro del otro lado de la línea.

—¿Cómo van las cosas por allá?

Bien, Tiger, pero realmente te hablé para preguntarte a ti que lograste planear para navidad. Me sentía culpable.

—Pues, la verdad… Kuroko me ha invitado a su casa con su familia.

Anda tú, se lo tenía muy oculto ese chico…

—¿El qué?

Oyó a Himuro suspirar.

Nada. Solo quería saber qué harías, te deseo suerte.

—Oye, espera, dime que insinúas…

Feliz Navidad, Taiga.

—Feliz Navidad, Tatsuya.

Cuando colgó, se quedó mirando extrañado el teléfono antes de suspirar y disponerse a arreglarse.

Una ducha rápida aceleró el proceso y luego extrañamente se encontró pensando con mucha dedicación lo que iba a vestir. Suspiró con cansancio.

Por otro lado Kuroko se encontraba acomodando la decoración del comedor junto con su madre. Su abuela se encontraba rondando con una extraña aura sobre animada.

—¿Cómo dices que se llama el muchacho? —cuestionó la viejecilla.

—Taiga, abuela. Kagami Taiga.

—¿Y es?

—Alto y pelirrojo, lo demás lo sabrás cuando lo veas. —su abuela hizo un mohín de disgusto pero no agrego nada.

Su abuela lo sabía, sabía que estaba enamorado de aquel chico, su madre también y su padre lo sospechaba. Él se dio cuenta mientras jugaban contra Touou en el Inter-High, y lo corroboró hace poco. El que sentía Kagami por él seguía siendo un misterio. Uno que planeaba desvelar.

Kagami se detuvo frente a la puerta de la casa de Kuroko, extrañamente sentía que las manos le sudaban por alguna razón desconocida. Respiró profundamente mientras trataba de tocar el timbre sin acobardarse.

Kuroko no le abrió la puerta como le hubiera gustado. Fue una señora mayor, de cabello completamente blanco, pequeña, arrugadita y con una potente mirada color celeste.

—Tú debes ser Taiga-chan. Tetsu-chan nos ha hablado mucho de ti. Soy su abuela. Anda, pasa pasa y ponte cómodo. En seguida baja Tetsu-chan.

Kagami sonrió forzado ante la repentina confianza de la anciana, pero no dijo nada, agradeció y le entrego la botella de sidra mientras esperaba en la sala.

—Madre, ¿has visto mi saco gris? —Kuroko bajó apresuradamente. Aún tenía el cabello revuelto y la camisa de botones desabrochada. Se paró en seco cuando lo vio sentado en el sillón. Kagami le regresó la mirada, algún comentario burlón iba a salir de su boca cuando entonces reparó en un ligero sonrojo en las mejillas de su sombra.

—Toma Tetsu, lo dejaste encima de la lavadora. —interrumpió la madre de Kuroko, una pequeña mujer de cabellos celestes y ojos grises. —Y ve a acomodarte ese cabello, ahora.

—Ya voy. —entonces Kuroko desvió la mirada y subió a su habitación.

—Buenas noches, Kagami-kun. —saludó una voz masculina desde atrás, que sacó de sus pensamientos al pelirrojo. Un hombre más bajo que él pero aun así era alto le tendió la mano. De piel muy pálida y cabello negro, de ojos celestes. —Soy el padre de Tetsuya.

—Buenas noches, señor Kuroko. —y estrechó su mano.

Cuando Tetsuya por fin bajó, Kagami ayudó a acomodar la mesa. Al concluir esto se sentaron para comenzar con la cena, él se sentó frente a Kuroko. Pronto los comentarios graciosos de la anciana y las risas de la madre de Kuroko llenaron el ambiente con música navideña de fondo. Kagami se encontró bastante acoplado al ambiente e incluso hizo uno que otro comentario a la anciana. Esta era bastante simpática. El padre de Kuroko hacia uno que otro comentario, definitivamente era muy parecido a su hijo. Y Tetsuya sonreía levemente.

Devoraron el pavo, la ensalada e hicieron el brindis.

—Voy por el pastel de frutas. —dijo Kuroko y se levantó del asiento para entrar a la cocina. Cuando volvió con el enorme trasto lleno de pastel trastabilló un poco.

—¡Eh, Kuroko, cuidado! —Kagami se levantó rápidamente y lo sostuvo de la cintura para evitar su caída.

Los ojos color rubí chocaron contra los celestes de Kuroko. Una conexión, entre sus miradas.

—Gracias, Kagami-kun. —dijo Kuroko, Kagami asintió.

—Pues yo creo que lo hizo a propósito. —dijo la anciana de pronto y señaló algo por encima de sus cabezas.

Un muérdago.

Arriba de ellos en el marco de la cocina había un muérdago colgado. Una sonrisa lobuna se formó en la anciana mientras que la madre ahogaba una risilla y el padre fruncía el ceño.

—Son tradiciones, chico.

—Yo… —trató de decir Kagami sin romper la conexión de miradas con el pequeño.

Kuroko veía desviarse a la mirada del pelirrojo a sus labios y estaba consciente de que él lo hacía también. Oyó a su padre carraspear incómodo. Entonces Kagami salió de su ensoñación y finalmente el posible beso quedó reducido a un roce de los labios del pelirrojo en su frente. Entonces lo soltó y volvió a su asiento.

Tetsuya suspiró resignado y puso el pastel en la mesa, también tomó asiento y la cena continuó a pesar de las quejas de la anciana.

Kagami se sumergió en el parloteo de la madre de Kuroko sobre la infancia de este, y los inútiles intentos de Tetsuya por silenciar a su madre, incluso su abuela sacó un álbum viejo.

La cena terminó casi a media noche.

—Iré por tu futon para que te instales en la sala, Kagami-kun. —dijo la madre de Kuroko yéndose a la de la mesa.

—Te acompaño. —indicó Kuroko y siguió a su madre.

El padre de Kuroko le deseó feliz navidad al pelirrojo antes de retirarse a su habitación del segundo piso, dejándolo solo con la abuela.

—Bueno, muchachito. Es hora que de que tomes responsabilidad con mi nieto. —dijo de pronto ganándose una mirada confundida. —Anda acompáñame. —el pelirrojo siguió a la anciana.

Subieron las escaleras con lentitud, y el pasillo del segundo piso estaba desierto, excepto por una habitación que permanecía con la puerta entreabierta. Se detuvieron frente a ella.

—¿Qué se supone que es-? —comenzó Kagami, pero la abuela lo silenció con un gesto.

—Toma muchacho. —le dijo rápidamente y le puso algo en la mano que no alcanzó a identificar, sacó un moño de regalo se alzó de puntitas para pegárselo bruscamente en la frente y sacando fuerza de quien sabe dónde lo empujo dentro de la habitación. Oyó la puerta cerrarse y algunos muebles siendo acomodados del otro lado.

Resignado miró hacia enfrente, Kuroko revolvía algo en un cajón, parecían cobertores.

—Eh, Kuroko. —lo llamó. Este giró su rostro alarmado. Y alzó una ceja al ver a Kagami allí, plantado sin saber qué hacer con un ridículo moño verde con lunares rojos en la frente.

Golpeó su frente con la palma de la mano al comprender la situación.

—Lo siento, Kagami-kun. Mi abuela tiene ideas extrañas. —y el foco de la habitación se apagó "misteriosamente". A pesar de ello, la luz exterior del cielo entraba por la amplia ventana. —¿Qué traes allí?

Kagami abrió su puño y vio el muérdago. Boqueó como un pez, y vio a Kuroko. Sonreía levemente. Sin otra opción unió los hechos, y la silueta de Kuroko allí, iluminada levemente por la ventana que había detrás le ayudó a llegar a la conclusión correcta.

—Kuroko, yo… —el pequeño llegó frente al pelirrojo.

—Suelo ser algo caprichoso, Kagami-kun. Y mi abuela suele darme todo lo que le pido. —dijo tomando el muérdago de las manos de Kagami y alzándose de puntillas para retirar delicadamente el moño de la frente del pelirrojo.

Kagami lo vio fijamente, observándole con detallado interés. Y detuvo una mano del chico cuando se paseó por su mejilla.

—¿Me has pedido de navidad?

—Y tú has venido a mí. Feliz navidad, Taiga.

Kagami sonrió.

—Feliz navidad, Tetsuya. —la mano del pelirrojo se colocó en la nuca del de cabellos celestes y Kagami se inclinó uniendo delicadamente sus labios a los de su sombra.

Al final fue Kuroko el que decidió ir más allá mientras ambos eran bañados por la luz de la lluvia de estrellas fugaces.


Espero que te haya gustado. El segundo one-shot, estará el 31 de diciembre o el 1ero de enero. La verdad que esto fue un reto para mi, ya que es la primera vez que hago un chicoXchico, espero que no haya sido tan desastroso.

Con muchos buenos deseos y mucho cariño, Ce.