Chat Noir no le tenía miedo a los truenos. Aunque resonaran una y otra vez y cada vez más fuertes. No estaba asustado, pero escucharlos y sentirlos tan cerca provocaban que su piel se erice y sienta un hormigueo recorrer por su piel. Esa era una sensación diferente a la que estaba acostumbrado, ya que si llovía usualmente se encontraba en su casa, viendo los relámpagos asomarse y las gotas chocar contra el cristal de su ventana. Y cuando los truenos resonaban estaba más ocupado jugando videojuegos o durmiendo para oírlos con suma atención.

No obstante para su mala suerte el gatito se le había ocurrido precisamente hacer patrullaje en medio de la lluvia y pensó que era lluvia nada más, pero a los pocos minutos comenzaron a vislumbrarse los relámpagos y escucharse los truenos.

Y ahora sentía una sensación de intranquilidad a cada segundo. Entonces el minino se quedó ahí quieto cubriéndose por el pequeño techo del edificio. Se llevó las rodillas a su pecho e intento abrazarse a las mismas lo más que podía. Cerró los ojos y deseo que los truenos se detuvieran.

Quería que el sueño le venciese y no poder escucharlos más.

— Fue una tonta idea —Se dijo a si mismo mientras sentía que el viento aumentaba y la lluvia ahora mojaba su cara sin que el techo de la estructura lo cubriera.

Sin embargo aunque intento levantarse sus piernas no respondían y cuando los truenos resonaban. Todo su cuerpo quedaba paralizado.

— No tengo miedo.

Pero sabía que era una mentira. Tenía mucho y ahora no sabía si todos esos anteriores años se estaba auto-engañando o hoy al escucharlos tan fuertes como nunca antes y estar en un lugar descubierto. Le hizo darse cuenta de su fobia.

Se aferró más y deseo nuevamente que parasen.

— ¿Chat Noir?

Una voz más que reconocible le llamo la atención y alzo la mirada. Y vio a su Lady siendo alumbrada por un relámpago y mojada por la lluvia. Inevitablemente al ver la luz en medio de todas esas nubes volvió a bajar la mirada y cubrirse entre sus rodillas.

Y se oyó.

— ¿Estas bien? —Le pregunto luego que el sonido se detuviera y se sentara al lado suyo. Pero él no contesto. No hizo ni una señal sino que siguió apresado en sus rodillas.

Los truenos resonaban y Chat Noir temblaba en el lugar. Ante eso Ladybug llevo su mano alrededor de sus hombros y lo abrazo.

No dirigieron ni una palabra. Solo se quedaron a si por un largo tiempo e iban a quedarse así porque Ladybug no tenía intención de irse de su lado hasta que, al menos, los truenos dejaran de resonar.


Holaa de nuevo

Sigue lloviendo y esto se me ocurrio porque ahora se oyen los truenos y como estaba mirando una serie mientras los truenos se oian de fondo... bueno me puse a escribir.

Ahora si no me van leer mas (de mi parte) por el dia de hoy porque la bateria se me esta acabando y como siempre no me pienso enviciar mas, aunque espero que lo haga luego de que termine el capitulo.

Bye bye (me faltan 4)

¡Nos leemos!