HOLAAA! Sé que aún no termino mis otros fics, pero sufrí un bloqueo de inspiración combinado con mucho trabajo que no me había permitido escribir, pero prometo actualizar pronto…últimamente comencé a hacer ejercicio (porque nunca es tarde para llevar a cabo los propósitos de año nuevo jeje) y me llegó una idea para un nuevo fic que espero les guste.

Advertencias: Slash (relación chico/chico), Drarry, AU sin magia. Sobre advertencia no hay engaño.

Sin más, les dejo el primer capítulo…

Harry despertó diferente esa mañana, eran vacaciones de verano y no tenía mucho que hacer. Normalmente se levantaría, cepillaría sus dientes y comenzaría con su labor del día: acostarse en el sillón y encender la televisión hasta que su padrino llegara con la comida, suspendería su ardua labor en la sala, pasaría la siguiente hora degustando los sagrados alimentos, para después reanudar con su increíblemente desgastante hobbie, hacer otra pausa para cenar y finalmente irse a dormir. Sí, eso haría normalmente pero ese día Harry tenía pensado un nuevo plan de actividades.

Harry cursaba el segundo año en la universidad Hogwarts, era un chico al que todos agradaba y del que admiraban su carísma y sentido del humor. Pero claro, cuando pesas casi 100 kg tienes que buscar otras formas de destacar de las que el físico claramente no te puede dar. Es cierto que la belleza se encuentra en el interior o eso se esfuerza la sociedad por hacernos creer, pero es la misma sociedad la que rechaza a los que no encajan en los estándares de belleza populares y Harry lo sabía, lo vivía. En su clase, es cierto que no sufría de bullying como tal, ya tenían 20 años, ya no estaban para esas niñerías pero sí sufría en cuestiones como no ser precisamente popular entre las chicas o en no recibir miradas coquetas de vez en cuando, aunque Harry ya se había acostumbrado a ello y no es que le importara mucho que las chicas lo notaran o no, a fin de cuentas él era gay y aunque no lo divulgaba no tenía problemas en aceptarlo cuando se lo preguntaban.

La cuestión era que el moreno estaba enamorado, terriblemente enamorado de uno de sus compañeros: Neville Longbottom, quién muy aparte de ser uno de los chicos más atractivos y populares de la escuela, era completamente heterosexual. Pero Harry mantenía en su mente dos frases muy motivadoras: "No hay imposibles" y "La esperanza es lo último que muere". Frases que constantemente les repetía a Ron y a Hermione, quienes habían sido sus mejores amigos desde…bueno, siempre. Ambos ya estaban acostumbrados al entusiasmo con el que el moreno les hablaba de Neville, ellos le habían dicho hasta el cansancio que el superestrella simplemente no era para él, pero él continuaba necio a que una posibilidad tenía que existir.

-Harry, ni siquiera le hablas. Además tú sabes cómo es él, medio Hogwarts del gremio femenino conoce su cama- le había dicho la castaña en uno de sus últimos intentos por hacerle entrar en razón.

-Lo sé Herms, pero siento que en algún momento coincidiremos, nos conoceremos y quién sabe…quizá algún día se enamore de mí.- la castaña simplemente rodó los ojos ante la expresión de bobo con resfriado que Longbottom solía causar en su amigo y se rindió por ese día.

Ese optimismo seguía a Harry todos los días, hasta el día en que vio al "amor de su vida" como él lo llamaba, entrar al aula de química de la mano con su más reciente pero no menos atractiva novia: Luna Lovegood. Era el último día de clases y verlo entrar con la hermosa chica había causado en él que el switch que manejaba su optimismo se apagara, por primera vez en mucho tiempo no le siguió las bromas a Seamus y no habló con Lavander Brown como solía para darse consejos mutuamente, ese día lo único que quería era salir de ahí, llegar a casa y beber un vaso de Coca- Cola, su bebida favorita.

Y así estuvo deprimido durante casi un mes, comiendo y viendo televisión para distraerse de su miseria, hasta que después de darle muchas vueltas llegó a una conclusión: Neville era guapo y atlético, las chicas con las que salía eran guapas y tenían cuerpos de infarto. Harry pensó que la opción adecuada era volverse atlético y… en lo de guapo no podía hacer mucho, pero se dijo que no podía estar tan mal, muchos decían que tenía ojos bellos.

Así que al despertar esa mañana se hizo a la idea de ir a hacer ejercicio, cerca de su casa había un centro deportivo, que simplemente constaba de una cancha multiusos y unos cuantos aparatos para ejercitar los músculos. Él conocía el lugar bastante bien, este no era su primer intento para bajar de peso, de hecho era su quinto. En los anteriores se veía impulsado por Hermione, Ron o Sirius pero finalmente terminaba dándose por vencido y regresando a su sedentaria vida. Harry se dijo que la diferencia de éste intento con los otros era que ahora él era su propio impulsor y que ya contaba con un objetivo: volverse a la altura de Neville Longbottom.

Se levantó, se dio una rápida ducha, se puso unos shorts, una camiseta holgada y el par de zapatos que se asemejaban más al adjetivo "deportivos" y salió con rumbo a la cancha sin dejar ninguna nota, ya que su padrino estaba en el trabajo. Llegó en pocos minutos al lugar dándose cuenta que estaba casi vacío, con excepción de un grupo de chicos que por su aspecto Harry dedujo que practicaban atletismo en la pista que rodeaba la cancha, percatándose que así era al ver a dos chicos salir a toda velocidad en una carrera.

Potter pensó que el correr no era tan mala idea y decidió darle una oportunidad. Comenzó a caminar por la pista, era un día nublado como usualmente y soplaba un viento suave y fresco que realmente disfrutaba. Estaba por concluir la primera vuelta cuando pasó cerca del grupo de atletas, estaban descansando o algo así, algunos sentados y otros de pie a la orilla de la pista cuando escuchó hablar a uno de los que estaba de pie.

-Creo que nos sentimos culpables por la hamburguesa de anoche ¿no es así chicos?

-¡Y no te olvides de la soda Zabbinni!

-Tienes toda la razón Nott.- Harry intentó ignorar sus comentarios burlescos y carcajadas dirigidas hacia él, pero se permitió observar con su vista periférica a los causantes del alboroto, eran tres. Uno de piel oscura que era quién más reía, otro flaco y largirucho que miraba al otro con mirada divertida y el último que era rubio y bastante atractivo según Potter, quién miraba al suelo sin mucho interés y que tenía apenas un asomo de sonrisa que parecía más de compromiso que de diversión.

-No te vayas a cansar Draco, vas muy rápido- dijo el de piel oscura. Harry volteó a ver al mencionado que resultó ser el rubio, dándose cuenta que él también lo veía. Ambos retiraron la vista rápidamente, Harry por vergüenza y Draco por incomodidad dedicándole una sonrisa muy falsa a su amigo de color quién pareció no percatarse.

Harry decidido a no pasar más incomodidades se echó a correr por la pista hasta cansarse, tratando de olvidar el incidente y decidido a cumplir su objetivo. Las cosas que uno hace por amor pensó.

Espero les haya gustado este primer capítulo y si tienen algún comentario o sugerencia no duden en dejar un review. ¡Nos vemos en el siguiente cap!