Hetalia: Axis Powers © Así como sus personajes, son propiedad de Himaruya Hidekaz.

Advertencias: OOC. Uso inadecuado de la palabra gay. Crack. Una persona con vestido.
Número de palabras: 374.
Fecha de inicio & de finalización: 15 de septiembre – 2010.

Alianza peligrosa.

Lituania, miraba con algo de pavor a la chica y al chico frente a él, que solamente sonreían y tomaban fotos. Definitivamente, que Polonia y Hungría tuvieran últimamente una relación tan buena, no era algo que beneficiara al antiguo soviético.

Y no hizo más que reafirmar su idea ante la muestra de otro vestido, rosa y con encajes, aquella cosa tan genial –gay– que hasta el macho fornido de Alemania desearía usar. Claro, luego de una borrachera y de haber fumado mucha hierba de Holanda.

–Vamos, Toris.-El rubio le sonreía, extendiéndole aquella ropa. –Como que es totalmente genial. – El lituano, lo miró como preguntándose porque hacía eso. Se suponían que eran amigos, pero el otro parecía más atento a ver el papel tapiz de su casa, color… rosa.

Hungría, que estaba muy ocupada pensando en lo genial y claro, entallada que le quedaba aquella ropa, solo asentía presurosamente, mientras sentía que tenía algo para su nueva colección –que, estaba titulada como genbender- , que sería inaugurado con aquella majestuosa foto.

Porque, ver a Lituania usando un majestuoso –gay– vestido color amarillo –escogido por el rubio, diciendo que combinaba por su cabello y por eso debía usarlo– no tenía precio.

La húngara rió, y se pregunto sí talvez así se sentía de feliz Prusia, cuando estaba con sus amigos los subnormales –que a pesar de todo, le daban muy buen material. –

Con una sonrisa un tanto pervertida, empujo –aventó– ligeramente –como a una muñeca de trapo– al castaño, que no hizo más que quejarse de que no le gustaba usar vestidos.

Talvez Polonia y Hungría no fueran las personas más normales del mundo, no tuvieran muchas cosas en común pero había algo que los unía totalmente: ver a Lituania usando un vestido. Polonia, tenía suficiente influencia sobre el lituano. Y Hungría, tenía un sartén que podría hacer cambiar de parecer a cualquiera. Una alianza, su mejor arma.

Así que, todo daba igual. Eran distintos, desde su cuerpo –Polonia era travesti, a palabras de Prusia, y Hungría era una cosa con pechos, también a palabras del albino-, hasta su forma de pensar, pero a pesar de todo, en esos instantes todos ellos eran felices y eso era lo importante. Excepto Lituania, pero a nadie le importaba.

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