Ya estaba resignado a morir ahí, ¿Quién diría que ese fuera su fin? El Shinigami Daiko no había logrado, podría rescatar a la mujer que tenía frente a él, era una lástima que muy tarde había entendido sobre el corazón, el solo lo entendía como algo literal pero saber que no la volvería ver a la humana hacia que algo le doliera en el pecho.
El corazón del que ella hablaba no era ese órgano vital, sino donde estaban guardados esos sentimientos que el en un principio no tenía o no entendía y gracias a eso.
Estaba dispuesto a perderla, por no entenderle desde un inicio.
Cerro los ojos dispuesto a desaparecer en el viento pero una mano en su pecho le hiso abrirlos, ella había puesto su mano en su pecho, era cálida y pequeña pero reconfortante, se sentía protegido, debía admitirlo.
vallas, Ulquiorra…- En la mano de la chica se podía ver sus horquillas, para tratar de curarlo
Sabía que el shinigami sustituto les miraba pero no le importaba, lo que importaba eran las lágrimas que caían en sus hombros, no sabía que sus marcas en el rostro habían desaparecido y sido suplantadas por lagrimas reales.
-. No me marchare, mujer.
Porque para amar no es necesario un corazón que palpite, el corazón estaba donde ella estaba y desde ahora en adelante, el estaría con ella.
