Capítulo 1

[La sangre es la cadena de las lágrimas…]

La suave danza del viento, revoloteaba entre los árboles y entre sus fuertes ramas se escabullían luces cálidas. Detrás de una que otra fachada relajada e incluso chistosa, se ocultaban valientes y fuertes ninjas pues fueron los héroes junto a su líder quien hoy en día era catalogado como tal. Mientras tanto, los ninjas más jóvenes y ajeno al pasado se encargaban de ser el escudo de tan gloriosa aldea. Los mismos aprendieron de sus maestros y siguieron los pasos de sus antecesores, pues ellos eran el futuro y debían mantener la voluntad de fuego. Al final y entre las sombras, escondidos se encontraban los ANBU, preparados para cualquiera emergencia, sin importar la tranquilidad que se mostraba en los rincones de la villa. Dada que esa misma paz fue interrumpida un año atrás, provocando caos, miedo y muerte.

No podíamos referirnos de ninguna más, que la aldea oculta entre las hojas. Konoha.

Aunque lejos de ser perfecta, Konoha era considerada una de las aldeas más respetadas y de mayor índice monetario, a lo que se refiere al basto enriquecimiento que obtenía y como pasar desapercibido la tecnología de la nueva era. Pese a las quejas, incluso la rotunda negación por el propio Hokage, los cambios dentro de la aldea eran inevitables. Gran parte de la villa se sustentaba con artículos modernos y sofisticados.

Un ejemplo logro de la maravilla dentro de Konoha, era el Hospital central.

La presente tecnología junto con el arte médico, fue un rotundo éxito. Ya no era el mismo y pequeño Hospital donde años atrás, por desgracia fue lugar de grandes peleas entre los mismos Shinobis de la aldea. Ahora era unos de los más grandes y eficientes, centro médico del país del fuego. Honorables médicos ninjas, se encargaban de atender a cualquier herido que cruzara por aquellas grandes puertas y trataban de dar su mejor esfuerzo en su trabajo.

Uno de esos médicos era la ninja llamada Uchiha Sakura.

Aparte de su distinguido cabello rosa, era reconocida por ser una de las Jounin más fuertes e inteligentes antes, de y después de su propia generación. Por muchos años se vio la tarea de dejar de implantar la medicina, ya que debía criar sola a su hija, quien hoy en día era una Genin admirable. Su hija teniendo la edad suficiente para cuidarse sola en lo que conllevaba, Sakura trabajaba de medio tiempo en el hospital. Aunque una que otras noches, ameritaba doblar turno por la llegada de muchas personas heridas y sin tantos médicos que pudieran respaldarles.

Ahora la misma Sakura, se encontraba en un momento crítico e importante.

—Esto… es…—La pelirrosa mostraba una amplia sonrisa, sintiendo dentro de su corazón dicha.

Casi no podía salir del asombro.

La puerta dentro de su consultorio se estaba abriendo sin que ella estuviera consiente.

—Sakura necesitan que lideres una operación, al parecer su cuerpo se opone a todo Jutsu que intentan hacer para disminuirle la presión en la parte baja de su columna. Yukimura-san piensa que no resistirá si intentan, el removimiento de dos de sus discos. Su nombre es Hatushi Madaika, es un jounin que llego después de una misión rango A. Dos de sus compañeros están desaparecidos… creo que es extraño la ausencia de sus camaradas, ellos solo debían escoltar al anciano Ebizō de regreso a la aldea de la arena ¿Qué crees que habrá pasado?

Un silencio fue lo siguiente.

Ante aquello la mujer de oscuro cabello, levanto la mirada dejando de leer los papeles que sostenía.

—¿Sakura?

Efectivamente, Shizune había estado hablándole sin verla a la cara.

—Lo siento—Cerro abruptamente la delgada carpeta—Iré de inmediato.

—¿Era algo bueno? ¿Algunos de tus pacientes fue dado de alta? —La doctora de corta cabellera oscura, estaba un tanto curiosa. Hacía mucho que la ojos jade no mostraba tanta felicidad.

—Bueno…

—¡Uchiha-san! ¡Algo horrible está ocurriendo! —Una agitada enfermera las interrumpió.

Sakura y Shizune corrieron tras de ella, pues al juzgar su expresión las cosas no estaban bien.

En cuanto llegaron a la sala de operaciones, un denso ambiente las sacudió a ambas por completo. Sakura teniendo de ante mano un mal presentimiento, se acercó al grupo de doctores, reunidos en una especie de círculo. Todos pálidos, observaban lo que parecía ser un esqueleto humano. La ojos jade de inmediato se extrañó, por sus espeluznantes miradas. ¿Qué pasaba? No era ni la primera, ni la última vez en ver a un humano sin ningún gramo de piel u órganos.

—Sakura…—Su voz sonó casi estrangulada y de forma forzosa.

—Yakimura-san ¿Qué ocurre?

El señor Yakimura Matsumochi era uno de los ninjas médicos, que siguieron a Sakura hasta el hospital central, para continuar impartiendo sus Jutsus sanadores, años atrás cuando quedo en manos de la quinta Hokage el hospital para niños, fundado por la misma Sakura. Mencionado el mismo hospital seguía vigente, pero dado la paz que reinaba no era muy frecuentado.

—Yakimura-san—Insistió preocupada.

El señor de ojos cafés, trago en seco.

—Este… es el paciente.

—¿Qué?

—El del removimiento de discos.

—¿Hatushi Madaika?

Ante esa pregunta, él asiento con la cabeza estando en shock.

—Pero… ¿Cómo? —Su ceño se frunció aún más.

El ninja Hatoshi estaba herido, pero vivo ¿Porque solo sus huesos aparecían en la camilla?

—¡Aarrgh! —Un fuerte grito justo a su lado, resonó entre las paredes.

La pelirrosa se giró y deslizando la cortina hacia un lado, pudo presenciar el verdadero mal.

Era otro ninja herido, solo que estaba vez vio como rápidamente cada capa de su cuerpo, estaba desapareciendo de manera grotesca. Su piel sangraba mientras que sus pulmones se infectaban con un manchado oscuro, desintegraban a raíz del devastador virus para finalmente se consumían entre cenizas y sangre. Su corazón se volvía negro antes de ser exprimido como una pequeña uva. Los ojos del ninja estaban volteados pero no tardaron en pudrirse también.

Todo esto ocurrió sin que nadie lo tocara.

—Esto mismo le ocurrió al paciente Hatoshi…—Recalco una temblorosa enfermera.

—Intentamos todo tipo de Jutsus, pero no pudimos detener el deterioro y la desintegración.

—Uchiha-san no queremos alertar a nadie, pero creemos…

—Algún tipo de técnica enemiga, si yo también lo creo—Interrumpió a la enfermera mientras ejecutaba con velocidad, posesiones de manos y juntando sus manos creo una esfera.

Técnica ninja muy parecida al Jutsu curativo que utilizo, en el país de la luna con el padre de Michiru Tsuki, el difunto Kakeru Tsuki, para tratar de salvarlo. Solo su estructura de chakra era semejante ya que no era un Jutsu medicinal, era un Ninjutsu mucho más complicado y elaborado por la misma Sakura. Se especializaba en analizar los rastros humanos y mostrarle la raíz de alguna herida o lesión. Como ver los flujos u puntos de chakra pero de forma médica.

Concentrando su chakra en las palmas de sus manos, las coloco sobre el esqueleto para así averiguar que había pasado. Un poderoso bloqueo azoto a sus brazos al intentarlo. Sakura retrocedió un par de pasos hacia atrás, a causa de la barrera invisible. Todos en la habitación de sanación, quedaron perplejos. Ni siquiera pudo analizar los restos del shinobi.

La puerta se abrió de golpe.

—Asique es verdad—Un par de ojos azules observaban la escena.

—Hokage-sama—Fue escuchado muchas veces junto a una reverencia.

—Naruto…—Le hablo informal, era su amigo—esto es extraño. Nunca había visto algo así.

—Lo sé—Activo el modo sabio mientras veía al esqueleto—Esto deben verlo los ANBU.

Y como si su voz fuera un llamado, los ninjas enmascarados aparecieron frente a sus ojos. Incluso algunos estaban entrando por las ventanas. Solo les tomo un par de milisegundos llevarse los huesos de los muertos, para desaparecer. El rubio Hokage estaba por irse, hasta que su ex compañera de equipo lo detuvo.

—Naruto…

—Sakura-chan, todo estará bien.

—¿Porque suenas como si no lo estará?

El líder Uzumaki con una sonrisa desapareció, dejando a Sakura muy preocupada.

Los ANBU habían venido, el propio Hokage también.

Todos los sabían, se había convertido en un suceso delicado y ameritaba mantenerse callados.

Dos días después, las cosas dentro de la oficina del Hokage estaban sumamente tensas.

—¿No han encontrado ninguna pista? —Kakashi, el anterior Hokage estaba desconcertado.

—Con lo poco hemos descubierto… dudo que podamos saber quién fue. Al parecer utiliza Jutsus desconocidos y extremadamente elaborados. Puedo apostar que los únicos con ese tipo chakras a ese nivel, son los Jinchūrikis—Continuo hablando una de la miembro del Escuadrón de Criptoanálisis de Konoha, Shiho.

—Esto puede ser técnicas oscuras—Murmuro pensativo el hombre con coleta algo despavorida. Era concejal del actual Hokage, Nara Shikamaru.

—Mi equipo y yo hemos estado intentando descifrar su manera de entrar en los cuerpos y pudrirlos a alta velocidad pero…—Negó con la cabeza—esa misteriosa barrera no nos permite traspasar la moldura periostio, del hueso.

—Tendré que ir personalmente—Cansado de escuchar, el rubio se levantó de su silla.

—Es muy arriesgado que dejes la aldea. Puede ser una estrategia del enemigo, para obligarte a dejarla desprotegida—Intervino Kakashi.

—Ya le hemos informado al Kazekage, y estará aquí mañana—Otra ninja que se encontraba dentro de la oficina, les dijo mientras movía sus dedos sobre un teclado.

—Seguiré investigando—Shiho se retiró no sin antes, hacer una pequeña reverencia.

—Acaban de llegar dos más. Los ANBU lo han interceptado antes de que alguien dentro de la aldea se percatara pero… se ''desintegraron''. Ellos ya suman a ochos…—Hablo la misma ninja que se encontraba en una esquina, junto con una laptop y una especie de comunicador en forma de pergamino.

—Insisto debo ir—Naruto no podía permitir más muerte. Era su deber proteger a todos.

—No, debemos esperar a la junta con el Kazekage. —Shikamaru conservaba su mente fría.

El Hokage Uzumaki con una mirada llena de impotencia se dejó caer sobre la silla.

Mientras tantos los genin del equipo siete exhaustos y heridos eran los que cruzaban por las enormes puertas principales de Konoha. Luego de una batalla con ciertos asaltantes que deseaban asesinar a una señora adinerada de la aldea Tonika, la cual se encuentra a las afueras de la frontera del país del fuego. Junto con su capitán Konohamaru Sarutobi, finalmente regresaban a casa.

—¿Sabes cuándo regresa Sasuke sensei? —El joven y escandaloso rubio, le hablo a su intelectual compañera de ojos y cabello oscuros.

Sasuke sensei, mejor conocido como Sasuke Uchiha era el padre de la joven. Había regresado por unos días pero tuvo que retomar su viaje de investigación hace dos semanas atrás.

—No lo sé—Suspiro agotada. —Nos vemos chicos—Sin más desapareció.

Boruto Uzumaki, quedo con la palabra en la boca mientras Mitsuki se reía.

Dentro de la residencia Uchiha, hacía mucho silencio. Demasiado.

Sarada despreocupada entro a la casa, mientras se quitaba sus sandalias.

—Estoy en casa…—Anuncio soñolienta. Al no escuchar una respuesta por parte de su madre, camino por el recibidor hasta llegar a la sala. Se proponía ir hasta su recamara, pero algo la detuvo.

Era su madre, Sakura. Ella estaba dormida y sentada en unos de los sillones.

—¿Mama?... —La joven pelinegra se acercó a su progenitora, con cuidado de no despertarla.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, la escucho susurrar:

—Bienvenido a casa…Sasuke-kun.

Esas pocas palabras la hicieron sonreír, en cuanto se ruborizaba.

Sakura no demostraba ante su hija lo mucho que extrañaba a su esposo, pero era algo que no podía ocultar. El amor que le tiene al viajero inexpresivo, era notorio y eso era lo que más le gustaba de su madre. Conste lo opuestos que eran sus padres y la distancia que los alejaba, sus sentimientos eran mutuos por parte de ambos. Eso era lo único importante.

Después de una larga ducha, la pequeña Uchiha volvió a la sala para encontrarse con su madre durmiente. Mientras se secaba el cabello, recordó lo fuerte que era su mama, lo mucho que ella se esforzaba cada día por ella y el merecido descanso que en este momento, se merecía. Dejando a un lado a la ojos jade, Sarada se aproximó hacia la cocina y se colocó el delantal, lista para preparar la cena.

Un delicioso aroma a sopa miso y arroz recién cocinado, despertó a la Uchiha rosa.

Sakura aproximándose al comedor, se encontró con su pequeña sosteniendo una hoya.

—La mesa ya está puesta Mamá—La joven con una radiante expresión, tanteo unas de las sillas de la mesa.

—Oh mi niña—La pelirrosa estaba conmovida—Bienvenida a casa—La envolvió entre sus brazos.

—Mama, me estas aplastando—Se quejó sonrojada.

—Lo siento—Volvió a sonreír y ambas se sentaron en la mesa.

—¿Cómo te fue en a misión? —Pregunto tomando los palillos.

—Bien, pero por Boruto casi fallamos la misión. Discutía mucho con la señora Funashi, porque ella era algo engreída pero el idiota de Boruto no lo toleraba. Él tiene que entrenar más y saber que vendrán muchas misiones como esas. Somos ninjas, no miembros sociales.

—Les falta mucho camino por recorrer—Suspiro nostálgica—pero estoy segura que darán su mejor esfuerzo.

—¿Y a ti mama? ¿Cómo están las cosas en el hospital?

—Lo normal—Movió los palillos mientras que consecutivamente su gesto cambiaba.

—¿Segura?

—Sí, sabes cómo son las cosas. Mamá se encargara de todo, ya lo veras.

—¿Y Papá? ¿Cuándo regresara?

Mencionar a Sasuske Uchiha sacudió su pecho.

—Sabes que él está ocupado con una misión…—Hubo una sorpresiva pausa—Pero tengo que decírselo…—Su corazón latida frenéticamente. Miles de emociones se acumulaban dentro de ella.

—¿Decírselo? ¿Qué cosa?

Una nerviosa sonrisa iluminó el rostro de Sakura.

—Bueno… lo que ocurre es que…—Una sonido sordo la interrumpió.

Las Uchihas femeninas se pusieron alertas. Ambas se levantaron de la mesa.

—¿Qué fue eso? —El sonido se produjo en la parte trasera de la casa.

Sakura haciendo señas con las manos, le indico silencio mientras apretaba su puño.

La pequeña Uchiha copio el mismo acto.

—¡Muéstrate! —Con una fuerte estocada con una de sus piernas, la pelirrosa abrió el suelo, donde un ninja con extraña vestimenta salto al ataque.

Sakura de un golpe de puño logro hacerlo retroceder hasta el punto de chocar y quedarse atrapado en una de las paredes.

—¡Sarada vete! —Le grito, pero ya era demasiado tarde.

Alrededor de treinta ninjas apareciendo la rodearon.

—¡No te dejare sola! —Con una fuerte patada hizo volar a dos ninjas.

Mismos ninjas comenzaron a ejecutar señas de manos, e invocaron explosivos. Sakura con excelente reflejos tomo a su hija desapareciendo de la casa. Afuera donde a duras penas pudo escapar, una fuerte explosión tras su espalda, empujo su cuerpo unos cuantos centímetros. Los ninjas se habían suicidado por ser explosivos humanos. Desde la oscuridad y en medio del humor a causa de la explosión, otros quince ninjas salieron y utilizando el elemento tierra intentaron hacer una gigantesca prisión de madera. Sakura fue más veloz que todos ellos y mucho antes lanzo varios shukirens, que saco de su bolsillo. Los ninjas enemigos evadieron los shukirens con facilidad a lo que la ojos jade, monstro una sonrisa. Al instante aparecieron cables de shakras, los cuales rápidamente envolvieron a los ninjas que se encontraban más cerca. Tomando impulso, Sakura se elevó en el aire de un alto salto, obligando a los ninjas enemigo a elevarse con ella. Estaban atrapados por los cables de shakras.

—¡Como se atreven a explotar mi casa! —Y los enterró varios metros bajo tierra.

Sarada a la espalda de su madre ejecutaba posiciones de manos igualmente elevándose en los aires.

(Serpiente)

(Oveja)

(Mono)

(Jabalí)

(Caballo)

(Tigre)

—¡Estilo de fuego: Jutsu bolas de fuego! —Con un soplido, extendió el fuego que salía de su boca, carbonizando a varios ninjas.

En ese momento dos enormes arboles sacaron sus raíces, por medio de ninjas que manejaban la superficie. Las mujeres Uchihas apretaron sus puños, acumulando shakras y dándole un brutal golpe, ambas gritaron:

—¡SHANNAROO!

La pelea, apenas estaba iniciando…

Horas después muy lejos del país del fuego, el Uchiha mayor saltaba a gran velocidad entre las ramas del extenso bosque. De un salto más largo que los anteriores, hizo una pausa y empezó a mirar a sus alrededores. Buscaban un lugar donde poder dormir.

En medio de su dicha búsqueda, escucho risas. Con rapidez se camuflajito entre la oscuridad.

—Natsuka, no creo que sea buena idea…—Estaba dudoso.

—¡Enserio! ¡Cuando les diga que pelee con uno de los Sannin seré conocido en la aldea! —Ría el que sostenía un trozo de tela.

Sasuke Uchiha pensaba con cierta inquietud.

Solo existían dos opciones ante aquella declaración.

—¡Tal vez sea de Sasuke Uchiha! —Rio afortunado—¡Pelee formidablemente contra el gran Uchiha!

Una oscurosa silueta hizo temblar aquel par de ninjas.

—¿De dónde han sacado eso? —Tenebrosos e inexpresivos ojos rojos acobardaron al mentiroso.

Sasuke miro sus manos con rapidez.

La textura, no cabía duda.

Ese trozo de tela le pertenecía a Sakura Uchiha, su esposa.